Retrato de la reina Marie Antoniette por Jean Baptiste André Gautier d´Agoty

En 1775 el pintor Jean- Baptiste-André Gautier d´Agoty recibió el encargo de realizar un retrato del natural de la reina Marie Antoniette, en traje de aparato. Se trataba de un retrato oficial destinado a la corte de Viena y en donde el rostro de la reina, aparece representado con un alto grado de idealización. Desde que Marie Antoniette se convirtiera en delfina de Francia en 1770, su efigie fue reproducida en innumerables ocasiones por los más renombrados artistas de la época. Por desgracia muchos de estos retratos desaparecieron víctimas del furor revolucionario y tan solo los conocemos a través de copias o grabados.

Para la realización del retrato oficial, la reina posó en la Gran Cámara de Versalles. Su figura ocupa el espacio central inundando literalmente la obra gracias a la representación de un espectacular vestido azul cuya falda de considerable anchura, se halla parcialmente cubierta en el lado derecho por el manto de armiño decorado con las flores de lis. La anchura de la falda venía determinada por la dimensión del panier que en el retrato de Marie Antoniette, es muy voluminoso. El volumen y dimensión del panier variaba según la moda y el rango de quien lo vestía. Cabe la posibilidad de que este vestido hubiera sido diseñado por la célebre Rose Bertin quien desde 1774, ostentaba el cargo de modista de la reina. En relación a les habits de court , estos no experimentaron cambios notables desde su creación en 1670 y a lo largo del siglo XVIII, se limitaron a incluir elementos procedentes de los antiguos trajes de corte. (1)

El peinado de la reina se prolonga verticalmente, empolvado y rematado por una sarta de perlas y una pluma de avestruz sujeta por un aigriette de diamantes. Largos bucles de cabello enlazados en sartas de perlas caen sobre sus hombros hasta la altura del pecho.

La iluminación de la obra se genera a partir de un potente haz de luz que penetra por la izquierda e impacta directamente sobre la figura de la reina, creando un interesante contraste cromático entre las gamas de tonos azules, carmesí  y terrosas.

En primer término y a mano derecha destaca un sillón y a mano izquierda, un pliant. Ambos muebles de estilo Louis XV se realizaron en 1739 para el cabinet de la pendule de Louis XV, y aparecen citados en L´Inventaire des meubles du Garde-Meuble de la Couronne existants à Versailles datado de 1776. Esta inclusión del mobiliario en el retrato de la reina no se trata de una licencia del artista, ya que tanto el sillón como el pliant, le fueron prestados al pintor para incluirlo en la obra. Así lo hizo constar el oficial del Guarda-Mueble en el número de registro de inventario 2962 bajo la entrada: Nº un fauteuil et 1 pliant preté  à M. Dagoty peintre pour un tableau pour la Reine. (2)

Como retrato oficial vinculado a la realeza, incluye el globo terrestre, las flores de lis, el perfil del monarca sostenido por Minerva, la corona y el manto de armiño. El retrato de aparato o cortesano representa al modelo en la misma postura que adopta durante las audiencias públicas y la medida de la efigie, suele ser a tamaño natural. Los retratos oficiales cumplían dos funciones: la sustitutiva y la informativa. Como sustitutiva implicaba que el estar frente al retrato, suponía lo mismo que estar personalmente frente al retratado. Por esta razón en la mayoría de los casos el retrato se realizaba a tamaño natural y en postura de audiencia, a fin de confundir realidad y ficción. En cuanto a la función informativa, el retrato oficial se realizaba para dar a conocer algún acontecimiento relevante que tenía lugar dentro de la corte. En el caso que nos ocupa el retrato encargado a Gautier d´Agoty, tenía función de «informar» a la corte austríaca que desde 1774 la hija de la emperatriz María Teresa, ocupaba el trono de Francia.

Marie Antoniette por Jean- Baptiste-André Gautier d´Agoty 1775. Óleo sobre tela. Dimensiones: 1,60 x 1,28 m. (inv. 8061). Musée National des Chateaux de Versailles et de Trianon. Internet dominio público

Una vez finalizado el retrato, se colgó en la Galeria de los Espejos el 27 julio 1775.(3) La obra no tuvo buena acogida y se retiró rápidamente. Aunque todos los artistas filtraban a sus modelos a través de su estilo, se consideró que d´Agoty no habia sabido captar el parecido de la soberana. Mme. Campan, dama de compañía de Marie Antoniette, dijo a propósito de la obra y su creador:

Les plus misérables artistes étaient admis a l´honneur de la peindre; on exposa dans la galerie de Versailles un tableau en pied représentant Marie-Antoniette dans toute sa pompe royale. Ce tableau destiné à la Cour de Vienne et peint par un homme qui ne mérite pas d´être nomé révolta tous les gens de goût (4)

El retrato tampoco complació a la soberana que no se sentía representada en él aunque lo conservó hasta 1777 cuando se lo ofreció al príncipe Georg Adam von Starhemberg. En 1954 pasó a formar parte de la colección del Chateau de Versailles como donación del comandante Paul-Louis Weiller (5)

Jean-Baptiste-André Gautier d´Agoty

Jean-Baptiste-André Gautier d´Agoty (París 1740 – id. 1786) procedía de una familia de grabadores. Su padre Jacques Fabien Gautier (Marsella 1711- París 1785) había expuesto en 1779 en el Salon de la Correspondance, un esbozo del natural de la reina. (6) Su contribución al grabado consistió en añadir una cuarta plancha (la correspondiente al color negro), a la técnica inventada por Jacob-Christoph Leblond con quien Jacques Fabien había trabajado en su taller como asistente, y al que sustituyó a su muerte en 1741. Además de esta aportación, obtuvo reconocimiento como grabador de modelos anatómicos, reconocimiento que le valió ser nombrado anatomista pensionado del rey y miembro de l´Académie des sciencies & belles-lettres de Dijon.

Jean Baptiste recibió el apodo de Gautier Fils tras el nacimiento de su hermano Gautier l´Aine o Gautier Major. (7) Fue Chevalier de l´orde de saint Jean-de Latran por lo que era conocido también como el Caballero Dagoty. Ocupó el cargo de pintor de historia de la reina tras destacar en una de las exposiciones de la Académie de Saint-Luc cuando representó a la Marie Antoniette (entonces delfina), rescatando a un hombre herido por un ciervo durante una cacería en Achères en 1773. La corte pronto se hizo eco de este hecho que ponía de manifiesto la caridad de la joven delfina.(8)

Grabados

El grabado como técnica que permite reproducir en serie, fue un método eficaz para la difusión de las obras. Con esta voluntad el retrato de la reina contó con diversas impresiones y entre ellas cabe destacar, la realizada por Louis -Charles Gautier d´Agoty, uno de los cuatro hermanos del artista el cual presentó su grabado a Marie Antoniette en octubre de 1776.(9) El mismo artista se encargó de grabar otro retrato de la soberana realizado a partir de una obra cuyo autor fue probablemente su padre, Jacques Fabien Gautier d´Agoty. Este grabado de formato oval, gozó de cierto éxito comercial (10)

Grabado realizado por Louis Charles Gautier d´ Agoty en 1776 a partir del retrato oficial de la reina ejecutado por Jean Baptiste en 1775. Internet dominio público

En 1777 Jean François Janinet grabó el retrato de d´Agoty aunque sin reproducir la figura de la reina de cuerpo entero como aparece en la obra original, sino que se trata de una imagen de medio cuerpo, de formato oval y en donde no aparecen las manos. La impresión consta de dos hojas. Una de ellas cumple la función de marco al más puro estilo rococó mediante un tromple d´oeil que incluye el efecto de mármol, hojas de laurel y guirlandas de rosas. En la parte superior, la representación de un carcarç surgiendo bajo una corona laureada. En la zona inferior figura la siguiente inscripción: Marie Ante. d´Autriche Reine de France et de Navarre junto con un blasón con las armas de la reina.

Retrato de la reina Marie Antoniette realizado en 1777 por François Janinet a partir del original ejecutado por Jean Baptiste André Gautier d´Agoty. Internet dominio público

Aunque el retrato de Marie Antoniette realizado por Jean- Baptiste-André Gautier d´Agoty no tuvo una buena acogida por considerarse que no reproducía con fidelidad el parecido de la reina y por tanto, no cumplió con las expectativas del encargo, esta obra pone de manifiesto la capacidad de los artistas para idealizar a sus modelos y presentarlos al mundo según los cánones de belleza imperantes en la época. En el caso que nos ocupa además, para mostrar a la soberana según las convenciones y atributos iconográficos vinculados a la representación de la realeza y que naturalmente, se esperaba que ostentara una reina de Francia.

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Referencias

(1) CHRISMAN-CAMPBELL, Kimberly. «Le grand habit et la mode en France au XVIIIe siècle» en Fastes de Cour et ceremonies royales. Le costume de cour en Europe 1650 – 1800, Chateau de Versailles (31 mars – 28 juin 2009), Paris, Edition de la Réunion des musées nationaux, 2009, p. 222

(2) CARLIER, Yves. «Peinture et mobilier, remarque sur un tableau de Gautier – Dagoty, << Marie-Antoniette en grand habit de cour>>» en Versalia. Revue de la Société des Amis de Versailles, nº 15, 2012, p. 42

(3) SALMON, Xavier. «La reine et son image» en Marie-Antoniette, Galeries Nationales du Grand Palais (15 mars –  30 juin 2008), Paris, Edition de la Réunion des musées nationaux, 2008 p. 140 

(4) Ibidem,  p. 140

(5) Ibidem,  p. 140

(6) BLANC, Olivier. «Marie Antoniette» en Portraits de femmes. Artistes et mòdeles à l´époque de Marie- Antoniette, Paris, Éditions Didier CARPENTIER, 2006, p. 121, nota 229 . Ver también JEFFARES, Neil. Gautier Dagoy, Jacques Fabien en Dictionary of pastellist before 1800. Disponible en : http://www.pastellists.com/Articles/GautierDagotyJsF.pdf 

(7) SALMON, Xavier. «La reine…», op. cit., p.  140

(8) BLANC, Olivier. «Marie Antoniette…», op. cit., p. 121

(9) Ibidem, p. 124, nota 231 

(10) Para una imagen del retrato realizado por Jacques Fabien Gautier d´Agoty ver BLANC, Olivier. «Marie Antoniette…», op. cit., p. 124. Aclarar que este retrato está igualmente atribuido a su hijo Jean Baptiste André Gautier d´Agoty

BIBLIOGRAFÍA

BLANC, Olivier. «Marie Antoniette» en Portraits de femmes. Artistes et mòdeles à l´époque de Marie- Antoniette, Paris, Éditions Didier CARPENTIER, 2006, p. 95 – 175

CARLIER, Yves. «Peinture et mobilier, remarque sur un tableau de Gautier – Dagoty, << Marie-Antoniette en grand habit de cour>>» en Versalia. Revue de la Société des Amis de Versailles, nº 15, 2012, p. 41 – 44

CHRISMAN-CAMPBELL, Kimberly. «Le grand habit et la mode en France au XVIIIe siècle» en Fastes de Cour et ceremonies royales. Le costume de cour en Europe 1650 – 1800, Chateau de Versailles (31 mars – 28 juin 2009), Paris, Edition de la Réunion des musées nationaux, 2009, p. 222 – 225

FURIÓ, Vicenç. El Arte del Grabado Antiguo. Obras de la Colección Furió, Barcelona, Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona, 2014, p. 192

SALMON, Xavier. «La reine et son image» en Marie-Antoniette, Galeries Nationales du Grand Palais (15 mars –  30 juin 2008), Paris, Edition de la Réunion des musées nationaux, 2008 p. 140

Recursos electrónicos

JEFFARES, Neil. Gautier Dagoy, Jacques Fabien [en línea]. Dictionary of pastellist before 1800 [consulta, 10 julio 2021]. Disponible en : http://www.pastellists.com/Articles/GautierDagotyJsF.pdf

Los Beatos. Introducción, atribución a Beato de Liébana y fuentes del primer Beato

Se conoce por Beatos a una serie de códices de gran tamaño que contienen un comentario del Apocalipsis. El primer Beato se publicó por primera vez en el año 776 pero este primer texto, no ha llegado hasta nosotros y solo lo conocemos a través de copias. En total se conservan veinticinco ejemplares o fragmentos procedentes de los scriptorium monásticos, y abarcan un periodo cronológico que transcurre desde finales del siglo IX, hasta mediados del XIII. El Beato más antiguo que se conserva es el Fragmento de Cirueña (fragmento 4) custodiado en la Biblioteca del Monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos. Los expertos lo datan de finales del siglo IX e ilustra el siguiente texto: Y cuando hubo abierto el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que fueron muertos por la palabra de Dios y por ratificar su testimonio (…). (Apoc. VI, 9-11) (1)

El Beato tuvo una gran repercusión durante la Edad Media. Destinados a los monasterios, estos códices se leían durante la Cuaresma dentro de las prácticas de la liturgia hispana. Durante los treinta o cuarenta primeros años del siglo X, su producción empezó a incrementar ya que se debieron dar las condiciones necesarias para ello. (2)

Apertura del quinto sello (Apoc. VI, 9-11). Beato de Cirueña (fragmento 4) siglo X. Biblioteca del Monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos. Se trata del ejemplar más antiguo que se conoce. Internet dominio público

Si bien es cierto que un Beato contiene un comentario al Apocalipsis, desde el siglo X se trata de algo más que un comentario al texto de San Juan ya que se le añadieron otros textos con sus correspondientes imágenes, así como imágenes sin soporte de texto.

Contenido general de los Beatos (3):

1.- Prólogo general
2.- Comentario resumido del Apocalipsis
3.- Comentario del Apocalipsis
4.- Comentario de San Jerónimo al profeta Daniel
5.- Texto de las afinidades y grados de parentesco (De adfinitatibus et gradibus)
6.- Definiciones de códice
7.- Tablas genealógicas de personajes bíblicos

Estos siete puntos no se encuentran en todos los códices. Lo que siempre se halla presente es el comentario al Apocalipsis. Por ejemplo el comentario resumido del Apocalipsis aparece en el Beato de Berlín.(4) Las Tablas genealógicas de personajes bíblicos solo se hallan en algunos Beatos. El Texto de las afinidades y grados de parentesco solamente se encuentra en un grupo de Beatos. Según Luis Vázquez de Parga parece que el Beato original no contenía el comentario de San Jerónimo a Daniel, aunque este texto debió unirse muy pronto. También en fecha temprana se debieron de incorporar las Tablas genealógicas.(5)

El comentario del Apocalipsis sí formaba parte del texto inicial. Éste se compone de doce libros que empiezan presentando una Storia (perícopa del texto de la Vulgata) y posteriormente, dan paso a la explanatio en donde se exponen las aclaraciones de cada versículo. Las explicaciones van engarzadas de tal forma que sobre un versículo, se ensamblan diversas interpretaciones o exégesis de escritores anteriores, unidas por yuxtaposición o mediante la técnica del mosaico que consiste en combinar distintas explicaciones. El mosaico se utiliza sobre todo para explicaciones alegóricas.(6)

Existen dos grupos de Beatos con sus correspondientes ramificaciones. Las primeras copias de ambos grupos aparecen en el Reino de León. (7) Los textos tardíos se diferencian mucho de los primeros ya que aun tratándose de copias, éstas evolucionaron sustancialmente.

1º.- A este grupo pertenecen los Beatos más antiguos. Proceden directamente del comentario original y se ciñen a ilustraciones relativas al Apocalipsis colocadas tras las Storiae. Las imágenes se encuentran localizadas junto al texto

2º.- Aparecen a partir del siglo X coincidiendo con el incremento de Beatos. A parte de las ilustraciones al Apocalipsis, se suman otras que se refieren a otros pasajes de la Biblia, como las escenas del comentario al Libro de David por San Jerónimo

Se acepta que el autor del primer Beato fue el monje Beato de Liébana. Aun así los Beatos son textos anónimos, ninguno de ellos está firmado. Sin embargo el primer Beato aunque no se ha conservado, ha sido atribuido a Beato de Liébana. Dicha atribución la realizó el historiador del siglo XVI Ambrosio de Morales, en base a la dedicatoria a Eterio, obispo de Osma, que se hallaba en el prefacio de algunos ejemplares junto con el nombre de Beato.(8) Para el catedrático de Filología Latina de la Universidad de Sevilla Juan Gil, no cabe duda acerca de esta autoría. (9) Aun así el medievalista Manuel Díaz Díaz cree que es más acertado añadir «atribuido a«, a pesar de que reconoce que efectivamente no existen muchas posibilidades de que el autor no fuera otro que el monje de Liébana.(10)
Se conoce poco acerca de la vida de Beato. Se sabe que vivió durante la segunda mitad siglo VIII en el monasterio de Liébana, en el reino de Asturias y que fue presbítero y milenarista (11) convencido de que el fin del mundo, tendría lugar en el año 800. Beato se relacionó con la corte del rey Silo y mantuvo correspondencia regular con Eterio, obispo de Osma. Fue contrario al Adopcionismo y por ello sostuvo una fuerte controversia con Elipando, metropolitano de Toledo, en relación al conflicto adopcionista en donde se consideraba la independencia de la Iglesia del Norte con respecto a la Metropolitana situada en tierras musulmanas.

Acerca de las fuentes usadas para componer el Beato, Beato de Liébana utilizó textos de escritores antiguos tal vez como arma contra la jerarquía toledana (12), ya que empleó textos referentes a un conflicto religioso en el Norte de África, que quizá le permitieran establecer un paralelismo a su situación actual. (13) Estos textos componían una edición africana de la antigua versión latina del Apocalipsis y Beato trasladó a su comentario la serie de ilustraciones que figuraban en este Apocalipsis africano.(14) Dicho texto se trataría en realidad de una copia temprana de un manuscrito cuyo autor fue el norteafricano y donatista de la iglesia del norte de África, Ticonio (muerto c. 400 d. C.). Lo que conocería Beato fue esta copia. El texto de Ticonio era muy conocido y los contactos entre la Península Ibérica y el norte de África, propiciarían su difusión en el Reino de Asturias.(15) El manuscrito de Ticonio fue de capital importancia para la creación del códice, ya que representa la principal fuente en la que se basó Beato para redactar su comentario.

Beato de Fernando I y doña Sancha. Mediados siglo XI. La Cosecha y la Vendimia. Apocalipsis, XIV, 14-20. Facundo (Facundus), para Fernando I de Castilla y León y doña Sancha. Biblioteca Nacional de Madrid. Ms Vit.14.2, f°209. Internet dominio público

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Referencias

(1) La Sagrada Biblia traducida de la Vulgata latina teniendo en cuenta los textos originales por el P. José Miquel Petisco y publicada por Sr. D. Félix Torres Amat. Sexta edición, Madrid Apostolado de la Prensa, S.A., 1956
(2) YARZA, Joaquín. Beato de Liébana. Manuscritos iluminados, Barcelona, Moleiro Editor, 1998, p. 73
(3) DÍAZ y DÍAZ, Manuel. «El texto de los Beatos» en Los Beatos, Madrid, Biblioteca Nacional de Madrid, Ministerio de Cultura (catálogo exposición junio – septiembre 1986), 1986, p. 9
(4) Ibidem, p. 9
(5) VÁZQUEZ de PARGA, Luís. «Beato de Liébana y los Beatos» en Los Beatos, Madrid, Biblioteca Nacional de Madrid, Ministerio de Cultura (catálogo exposición junio – septiembre 1986), 1986, p. 6
(6) DÍAZ y DÍAZ, Manuel. «El texto …», op. cit., p. 14
(7) WILLIAMS, John. «Las pinturas del Comentario» en Los Beatos, Madrid, Biblioteca Nacional de Madrid, Ministerio de Cultura (catálogo exposición junio – septiembre 1986), 1986, p. 21
(8) VÁZQUEZ de PARGA, Luís. «Beato de Liébana…», op. cit., p. 6
(9) Ibidem, p. 6
(10) Ibidem, p. 6
(11) Ibidem, p. 4
(12) YARZA, Joaquín. «El siglo X: mozárabes y repoblación» en Arte y Arquitectura en España 500 – 1250, Madrid, Ediciones Cátedra, 1981, p. 109
(13) Ibidem, p. 109
(14) WILLIAMS, John. «Las pinturas …», op. cit., p. 19
(15) YARZA, Joaquín. Beato de Liébana…, op. cit. p. 47

BIBLIOGRAFÍA

DÍAZ y DÍAZ, Manuel. «El texto de los Beatos» en Los Beatos, Madrid, Biblioteca Nacional de Madrid, Ministerio de Cultura (catálogo exposición junio – septiembre 1986), 1986, p. 9 – 17
La Biblia
VÁZQUEZ de PARGA, Luís. «Beato de Liébana y los Beatos» en Los Beatos, Madrid, Biblioteca Nacional de Madrid, Ministerio de Cultura (catálogo exposición junio – septiembre 1986), 1986, p. 3 – 7
WILLIAMS, John. «Las pinturas del Comentario» en Los Beatos, Madrid, Biblioteca Nacional de Madrid, Ministerio de Cultura (catálogo exposición junio – septiembre 1986), 1986, p. 17 – 21
YARZA, Joaquín. «El siglo X: mozárabes y repoblación» en Arte y Arquitectura en España 500 – 1250, Madrid, Ediciones Cátedra, 1981, p. 91 – 122
YARZA, Joaquín. Beato de Liébana. Manuscritos iluminados, Barcelona, Moleiro Editor, 1998

La Morfina, Santiago Rusiñol 1894

La morfina o La morfinómana es una obra del pintor Santiago Rusiñol realizada en 1894 que representa a una mujer acostada en una cama, bajo los efectos de la droga. Se trata de una pintura que se enmarca dentro de la etapa simbolista del autor y que podemos admirar en el Museu del Cau Ferrat de Sitges.

La Morfina, 1894. Óleo sobre tela firmado en ángulo inferior derecho Santiago Rusiñol. Dimensiones: 87,5 x 115 cm. Museu Cau Ferrat de Sitges (Consorci del Patrimoni de Sitges). Internet dominio público

La representación de las morphinées forma parte del repertorio iconográfico de finales del siglo XIX y principios del XX:  La morphinomane de Vittorio Corcos (1899), Les morphinées de George Moreau de Tours (1891),  Morphine Addicts de Paul-Albert Besnard (1887), La morphine de Albert Matignon (1905), La Morphinomane de Eugène Grasset (1897) representada en pleno acto de inyectarse la droga. La angustia que se refleja su rostro y la crispación de las manos, denotan el desasosiego de quien precisa con urgencia una dosis, mientras se inyecta frenéticamente el alcaloide en el muslo izquierdo. Todas ellas encarnan los hábitos de una sociedad decadente que como apunta la Dra. Irene Gras en su artículo sobre las imágenes de la morfinomanía en la Barcelona del 1900, en el ámbito catalán tan solo Santiago Rusiñol y Hermend Anglada Camarassa se atrevieron a mostrar. (1) Las figuras espectrales y cadavéricas de La droga (1901-1903) y La Morfinómana (1902) de Anglada Camarassa sin duda no dejan indiferente al espectador.

La morphinomanie, la enfermedad de moda de la fin de siècle

La morfina es un opiáceo utilizado como analésico y narcótico obtenido a partir de de la savia que exuda la cápsula verde de la amapola, la adormidera (Papaver somniferum). (2) Sin bien el opio ya era conocido desde Antigüedad, la morfina como primer alcaloide activo extraído del opio no apareció hasta principios del siglo XIX. Su descubrimiento en 1804 se debe al farmacéutico alemán Friedrich Sertürner (1783-1841) y merced a sus propiedades narcóticas, la bautizó con el nombre de morfina, morphium, en honor al dios Morfeo. Fue el mismo Sertürner bajo Sertürner and Company quien en 1817, la comercializó con fines terapéuticos. (3)

En 1853 el Dr. Alexandre Wood (1817 – 1884) creador de la aguja hipodérmica empezó a administrar morfina por vía intravenosa, facilitando así su rápida asimilación por el organismo. Aunque quien verdaderamente extendió su uso fue el Dr. Charles Pravaz (1791 – 1853), introductor en Francia de la inyección con jeringa a la que bautizó con su apellido. Como señala la Dra. Gras, la Pravaz precursora de la jeringa actual, alcanzó gran popularidad por su fácil manejo y reducido tamaño.

La morfina presenta un alto poder de adicción desarrollando rápida tolerancia y dependencia psicológica. (4)Su uso recreativo se incrementó notablemente durante el siglo XIX y fue ampliamente administrada durante la Guerra Civil de Estados Unidos y posteriormente, en la Guerra Franco – Prusiana. Las agresivas campañas lanzadas por la industria farmacéutica contribuyeron a extender su consumo entre la población europea.

Entre 1875 – 1900 la morfina llegó tanto a la alta sociedad como a las clases intelectuales y su consumo, se generalizó de tal modo que se crearon clubs de morfinómanos. En Francia donde su uso recreativo se hallaba más extendido, las mujeres hacían cola esperando para ser inyectadas (5) y las adictas, acudían prestas a sus joyeros para adquirir sus jeringuillas en forma de piezas realizadas en oro y adornadas con rubíes y diamantes. Progresivamente la morfina se extendió a todas las clases sociales y como destaca la Dra. Gras, su consumo no llevaba implícito el componente de marginalidad asociado a la drogodependencia. Las damas de la alta sociedad ocultaban su jeringuilla en los manguitos y ya nadie se sorprendía de que durante las reuniones, los invitados abandonaban la estancia para inyectarse su dosis. En París los más notorios morfinómanos se inyectaban en público. La adicción era considerada de buen tono hasta el extremo de que ciertos adictos, llevaban la aguja de oro inyectada de forma permanente bajo un apósito. (6)

La adicción a la morfina no fue ajena a Santiago Rusiñol. Su dependencia se inició a finales de 1898 a raíz de una caída que sufrió durante su primera estancia en París, y que le provocó una lesión renal que no fue debidamente atendida. Como consecuencia se originó un proceso de necrosis agudizándose el dolor durante un viaje que realizó a Málaga a inicios de 1896 y que solo el alcaloide conseguía aliviar. Ese mismo año y tras una estancia en Montserrat, el malestar le resultaba tan insoportable que los médicos le aconsejaron acudir a un balneario de La Garriga. No hallando mejora alguna en el tratamiento, recurrió de nuevo a la droga. Las consecuencias devastadoras de  la morfina hacían mella en el artista quien finalmente aconsejado por su médico, decidió internarse en el Sanatorio del doctor Paul Sollier en Boulogne- sur- Seine para someterse a una cura de desmorfinización. Acompañado por su mujer Lluïsa Denís, su hija y su amigo Ramon Casas, ingresó en el mismo sanatorio en donde había sido tratado su hermano Albert Rusiñol. Pero a pesar del estricto tratamiento al que fue sometido, Rusiñol no consiguió superar su adicción. Ni siquiera cuando el Dr. Pagés decidió extirparle el riñón necrótico, intervención que puso punto y final al intenso dolor que lo había precipitado al consumo de morfina, Rusiñol no pudo dejar atrás su adicción. La jeringuilla ya oxidada que llevaba en el bolsillo siguió acompañándole allí donde fuera, inyectándose en público a través de la ropa en cafés y teatros. (7)

Rusiñol se mostró ambiguo respecto a los efectos de la morfina. Para la Dra. Irene Gras esta ambigüedad queda patente en sus escritos La casa del silenci (1900) en donde el autor narra su experiencia como interno en el sanatorio del doctor Sollier, y en El morfiníac (1905) relato protagonizado por un escritor adicto que encuentra en la morfina, la fuente de inspiración necesaria para conducirlo a la creación literaria.

Rusiñol y el Simbolismo

Con la introducción del naturalismo pictórico en Cataluña por parte de Ramon Casas y Santiago Rusiñol, se produjo un progresivo desplazamiento del academicismo. (8) El historiador del arte Eliseu Trenc aclara que aunque ambos pintores fueron seguidores del naturalismo francés que rompía con el arte académico en cuanto a temas, formalmente no existió tal ruptura ya que aún no habían incorporado a su producción la técnica impresionista. (9)

Rusiñol se formó con el discípulo de Fortuny el pintor Tomàs Moragas y posteriormente, experimentó una fuerte influencia de la Escola d´Olot y del Impresionismo sobre todo en cuanto a los encuadres, tratamiento atmosférico y temática. En 1894 a raíz de su estancia en Italia, inicia su etapa simbolista que se manifiesta tanto por los temas como por la carga espiritual de sus obras. Otros artistas recibirán también la influencia del Simbolismo merced a la corriente literaria que llegó a Cataluña con la obra La Intrusa de Maurice Maeterlinck  representada por primera vez en el teatro en el Cau Ferrat de Sitges durante la segunda fiesta modernista en 1893. El Simbolismo pictórico catalán bebió del Simbolismo literario cuyos temas giraban en torno a la melancolía, el subconsciente, los sueños y en el caso particular de Raymon Casellas, temas de tendencia bucólico-mística. Ya en 1889 cuando Rusiñol llegó a París, el Simbolismo se estaba extendiendo por el ambiente artístico parisino y el artista no pasó por alto la producción de Puvis de Chavannes y de Eugène Carrière. A la influencia del simbolismo franco -belga se añade la de los Prerrafaelitas ingleses y retomará al igual que ellos, el arte de los maestros italianos anteriores a Rafael. (10)

Rusiñol junto con Raimon Casellas fue uno de los grandes teóricos del simbolismo franco-belga en Cataluña. Sus obras literarias Oraciones, Hojas de vida, El jardín abandonado y sus pinturas, que reflejan mujeres solitarias, enfermas o perdidas en ensoñaciones así como la representación de los jardines de España, forman parte del Simbolismo catalán. (11)

Stéphanie Nantas una modelo para La morfina y Réverie

En 1894 Rusiñol pintó un lienzo en donde una joven sostiene un pequeño objeto entre las manos difícil de identificar. En París esta pintura se titulaba Le réveil pero en Barcelona, fue conocida por Réverie. Posteriormente al entrar a formar parte del Cau Ferrat, se la rebautizó como La medalla por asociación con el pequeño objeto dorado y brillante que la mujer parece sostener entre manos. Tal vez el nuevo título se lo otorgó Miquel Utrillo o el propio Rusiñol.  Para la Dra. Isabel Coll este pequeño objeto brillante podría tratarse de una jeringa de oro que la retratada sujetaría antes de inyectarse la morfina y por ello, rebautizó la obra como Abans de prendre l´alcaloide (Antes de tomar el alcaloide). (12)

Réverie (Antes de tomar el alcaloide), 1894. Óleo sobre tela firmado en el ángulo inferior derecho Santiago Rusiñol. Dimensiones: 79 x 98 cm. Museu Cau Ferrat de Sitges. (Consorci del Patrimoni de Sitges). Internet dominio público

Las escenas representadas en La morfina y en Antes de tomar el alcaloide posiblemente reflejan una habitación del apartamento nº 53 del Quai Bourbon que Rusiñol compartía con el crítico de arte Josep Maria Jordà y los pintores  Ignacio Zuloaga y Pablo de Uranga, durante su la tercera estancia en París. Según la escritora y licenciada en Filología Vinyet Panyella, en ambos casos se trata de la misma modelo, la joven Stéphanie Nantas quien habría llegado enferma al estudio del pintor y éste le propondría reflejar su estado con una fuerza dramática adecuada al título de la obra. (13) Efectivamente la mujer representada en ambas obras parece ser la misma joven morena, delgada y de aspecto enfermizo que posó para Rusiñol en La señorita Stèphanie Nantas, La novela romántica, Figura femenina y Un romance en donde aparece tocando el piano junto a su amigo el compositor Erik Satie. Probablemente fue el músico quien la introdujo al pintor. La joven no posó únicamente para Rusiñol y aunque Ramon Casas prefería utilizar a una muchacha pelirroja asidua al Moulin de la Galette llamada Madeleine Boisguillaime, también inmortalizó a la Nantas en La institutriz (1892). A pesar de que se la considera como la modelo de La morfina y Antes de tomar el alcaloide, el historiador Josep de C. Laplana en su biografía sobre Santiago Rusiñol cree que se trata de otra modelo. (14)

En 1894 ambas pinturas se expusieron en la Sala Parés. Tal y como apunta Irene Gras, se trataba de una provocación ya que el tema no había sido presentado en Barcelona. Además el público estaba al corriente de los problemas de adicción del autor.

Influencias a nivel compositivo, formal y estilístico

Raimon Casellas en su artículo  publicado en La Vanguardia describió la obra como «la morfinomaniaca, tendida en el lecho presa de ansioso sopor, y con el afilado rostro hundido en la almohada y la crispada mano agarrando las sábanas, en convulsa contracción. (15) Efectivamente llama la atención las manos agarrotadas de largos y finos dedos, las mismas manos que vemos representadas en La señorita Stèphanie Nantas. Para la Dra. Isabel Coll estas manos evidencian la influencia de la obra de El Greco Magdalena penitente mientras que el color amarillo de la sábana, reflejaría un eco del San Pedro. (16) Ambas pinturas pertenecían a Rusiñol quien las adquirió justamente en 1894.

Sobre el color amarillo el Dr. Alfredo Buzzi afirma que simboliza la enfermedad (17) pero yo me atrevo a añadir que podría simbolizar también los efectos de la morfina ya que en La casa del silenci, el propio Rusiñol los asocia claramente a este color.

Comprem´en els malalts, qu´aquelles hores de calma pero de calma enganyadora de la casa del silenci, les donava la Morfina; qu´aquella grogor macabre la portava la Morfina; qu´aquella febre nerviosa que fins feia tremolar á les mateixes parets blanques, veníe de la Morfina; que era Ella, la que apagave la vida, la que daba esgarrifors, la que amb els seus dits de Marquesa i dorades ongles d´arpia, escanyave á la quieta, á n´ls estranys suicides de la casa del silenci (18)

En relación a cuestiones estilísticas, la Dra. Gras recoge la impresión de López Fernández quien relaciona la posición de la mujer que aparece en La Morfina, con la del Gran ataque histérico en Les Demoniques de l´art (1887)de Charcot. Concretamente se refiere al période épileptoide. Así mismo se hace eco de la relación a nivel formal que establece López de Prado entre la obra de Edward Munch Dagen derpaº (1894-95), y La morfina aunque bajo el punto de vista de la Dra. Coll el tratamiento del tema que nos presenta Rusiñol, responde a una escena de carácter más intimista.

A nivel compositivo la Dra. Isabel Coll establece paralelismos con la obra Bruges-la-Morte de Georges Rodenbach realizada por Fernand Khnopff. (19)

Con la recreación de una morfinómana Rusiñol se colocaba junto con Anglada Camarassa, a la cabeza de los artistas catalanes que atrevieron a mostrar el tema a una escandalizada sociedad burguesa. Así mismo La morfina puede considerarse como una de las obras cumbre del Simbolismo pictórico catalán.

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REFERENCIAS

(1) En este post se mencionará con frecuencia el artículo de la Dra. Gras. Cuando sea citada se entenderá que la referencia corresponde a dicho artículo que por otra parte, ya ha sido incluido en el hipervínculo

(2) No todo el género Papaver se utiliza para la producción de opio y morfina. La típica amapola silvestre de color rojo de flor pequeña y tan común en nuestros campos, la Papaver rhoeas,  nada tiene que ver con la producción del alcaloide. Tan solo la especie somniferum interviene en la fabricación de opio, morfina y heroína

(3) BUZZI, E. Alfredo. » La morfina  (Santiago Rusiñol, 1894)»  en DMMD Revista diagnóstico año 5, nº. 15, Buenos Aires, Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, 2011, p. 38

(4) Ibidem, p. 38

(5) Ibidem, p. 39

(6) ESCOHOTADO, A. Historia General de las drogas, Madrid, Espasa Calpe, 2008, p. 430. Ver Irene Gras

(7) LAPLANA, J. DE C. Santiago Rusiñol: el pintor, l´home, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1995, p. 229. Información recogida en el artículo de la Dra. Irene Gras

(8) TRENC, Eliseu. «Rusiñol y la pintura europea», Université de Reims, p. 117 (PDF)

(9 ) Ibidem, p. 117

(10) Ibidem, p. 112

(11) Ibidem, p. 117

(12) COLL, Isabel. Rusiñol i la pintura europea, Sitges, Consorci del Patrimoni de Sitges, 2006 p.  119

(13) PANYELLA, Vinyet. Paisatges i escenaris de Santiago Rusiñol (Paris, Sitges, Granada), Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2000, p. 200. Ver Irene Gras

(14) LAPLANA, J. DE C. Santiago Rusiñol…, op. cit., p. 226

(15) CASELLAS, Raimon. «Crónica de Arte. Exposición Rusiñol» en La Vanguardia, 21 octubre 1894  y VVAA. Santiago Rusiñol (1861 – 1931), Barcelona, Museu d´Art Modern de Barcelona (octubre 1997 – gener 1998), 1997, p. 192

(16) COLL Isabel. El Greco i la seva influència en les obres del Museu Cau Ferrat, Sitges, Consorci del Patrimoni de Sitges, 1999, fitxa 22 s/p. Información recogida en el artículo de la Dra. Gras

(17) BUZZI, E. Alfredo. » La morfina…», op. cit., p. 41

(18) RUSIÑOL, S. «La casa del silenci» en Pèl & Ploma, I, Barcelona, 1901, p. 106

(19) COLL, Isabel. Rusiñol…, op. cit., p. 121. Ver Irene Gras

BIBLIOGRAFÍA

BUZZI, E. Alfredo. » La morfina  (Santiago Rusiñol, 1894)»  en DMMD Revista diagnóstico año 5, nº. 15, Buenos Aires, Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, 2011, p. 38 – 41

CASELLAS, Raimon. «Crónica de Arte. Exposición Rusiñol» en La Vanguardia, 21 octubre 1894

CHARCOT, J. – M. Les Démoniaques dans l´Art, Paris, Adrien Delahaye et Émilie Lecrosnier, Editeurs, 1887, p. 93

COLL Isabel. El Greco i la seva influència en les obres del Museu Cau Ferrat, Sitges, Consorci del Patrimoni de Sitges, 1999

COLL, Isabel. Rusiñol i la pintura europea, Sitges, Consorci del Patrimoni de Sitges, 2006 p.  119 y 121

ESCOHOTADO, A. Historia General de las drogas, Madrid, Espasa Calpe, 2008

FONT, Antoni. «La morfinómana» en  Joventut, nº 89 , 24 – 10 – 1901

GRAS, Irene. «La recerca de paradisos artificials: imatges de la morfinomania» en Pensar i interpretar l´oci: passatemps, entreteniments, aficions i adiccions a la Barcelona del 1900, Barcelona, Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona, 2012, p. 201 – 218

HÄRMÄNMAA, Marja; NISSEN, Christopher. Decadence, Degeneration and The End. Studies in the European Fin de Siècle, New York, PALGRAVE MACMILLAN, 2014

LAPLANA, J. DE C. Santiago Rusiñol: el pintor, l´home, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1995

MARAGALL, Joan A. Història de la Sala Parés, Barcelona, Editorial Selecta, 1975

PANYELLA, Vinyet. Paisatges i escenaris de Santiago Rusiñol (Paris, Sitges, Granada), Barcelona, Publicacionsde l´Abadia de Montserrat, 2000

RUSIÑOL, S. «La casa del silenci» en Pèl & Ploma, I, Barcelona, 1901, p. 106

RUSIÑOL, S. «El morfiníac» en El Poble Català, nº 15, 18-2-1905 p. 1-2

TRENC, Eliseu. «Rusiñol y la pintura europea», Université de Reims, p. 107 – 117 (PDF)

VVAA. Santiago Rusiñol (1861 – 1931), Barcelona, Museu d´Art Modern de Barcelona (octubre 1997 – gener 1998), 1997, p. 192 – 193

Madame du Barry, presunto retrato por François Hubert Drouais, 1764

Dentro de la extensa lista de retratos de Madame du Barry realizados por el pintor François Hubert Drouais (1727- 1775), nos interesa destacar el ejecutado en 1764 por considerarse por parte de la historiografía tradicional, como el primer retrato conocido de la condesa du Barry.

Esta obra que hoy se halla en manos privadas y que formó parte de la colección Lehman y posteriormente de la colección de la marquesa de Ganay,(1) ha suscitado entre los historiadores serias dudas acerca de la identidad de la modelo. Tradicionalmente se la ha identificado como la condesa du Barry aunque no todo los expertos están de acuerdo. Personalmente quiero expresar mi duda acerca de la identidad de la mujer que aparece en este retrato. Esta duda surge por dos razones: por un lado las facciones de la favorita que nos son bien conocidas por otros retratos, no parece que coincidan con las reproducidas en el presente retrato. Por otro lado esta obra, no figura en la Mémoire des ouvrages de peinture commandés par Madame la Comtesse Du Barry à Drouais.(2)

Madame du Barry (?) por François Hubert Drouais, 1764. Colección privada. Internet dominio público. https://gallerix.org/storeroom/245773047/N/3648/

La obra que nos ocupa se trata de un retrato en busto con la cabeza y mirada ligeramente girada hacia su derecha, con grandes ojos castaños y los cabellos empolvados y peinados en tapé, según la moda de la época. El peinado tapé se caracteriza por dejar la frente despejada mientras que el pelo se levanta y se peina en bucles, formando una especie de diadema alrededor del rostro. Por la parte posterior el cabello se mantiene liso y solo los rizos estaban permitidos en la corte. (3) Además del peinado a la moda, la mujer viste un elegante corsé de puntas sobre el cual, luce un traje de brocado de seda. Un paño o echarpe de seda color cereza con ribete de piel, cubre los hombros y cae bajo la espalda. La obra está iluminada por un fuerte haz de luz que penetra a mano izquierda e impacta sobre el rostro de la mujer permitiendo que su figura destaque sobre la oscuridad del fondo. La obra, firmada y fechada, lleva una pequeña cartela con la siguiente inscripción:

Vos yeux sont beaux, votre âme encore plus belle. Et sans prétendre à rien, vous triomphez de tous. Si vous eussiez vécu au temps de Gabrielle, je ne sais pas ce qu´on eût dit vous, mais on n´aurait point parlé d´elle. (4)

Dicha inscripción nada nos revela acerca de la identidad de la retratada y nada nos induce a pensar que pueda tratarse de Madame du Barry. Cabe añadir que la condesa (nacida Jeanne Bécu) era de origen humilde. Hija de una cocinera y de padre desconocido llegó a Versalles gracias a las intrigas de su amante el conde Jean Baptiste du Barry, célebre proxeneta quien con la ayuda de Lebel, vallet de chambre de Louis XV, consiguió introducirla en la corte en 1768. Tras casarla con su hermano Guillaume, adquirió el título de condesa du Barry convirtiéndose en la amante oficial (maîtresse en titre) del rey Louis XV. Mantuvo su posición de favorita real hasta la muerte del rey en 1774. Sabemos que en 1764 año en que se realizó el retrato que nos ocupa, la futura condesa era la amante de conde du Barry y junto a su madre Madame Rançon, se habían trasladado a vivir a la residencia del conde sita en el nº 2 de la Rue de la Jussienne. En aquella época se hacía llamar Mademoiselle de Beauvernier y durante tres años, ejerció como prostituta bajo la tutela de su amante. Los informes policiales de la época no dejan lugar a dudas al respecto. En cuanto a su aspecto físico, los testimonios contemporáneos coinciden en describirla como una mujer alta, bien proporcionada, de óvalo perfecto y abundante cabellera rubia que a menudo llevaba sin empolvar. Destacaban sus grandes ojos azules de mirada directa, y unos característicos lunares presentes en su rostro. Estos grains de beauté son claramente visibles en muchos de sus retratos.

A priori esta descripción salvo por los ojos azules, podría encajar con la mujer del retrato. Sin embargo opino que una comparación con otros retratos de la condesa du Barry realizados por Drouais, pueden ayudar a aclarar si la modelo puede tratase de la favorita real. La Mémoire des ouvrages de peinture commandés par Madame la Comtesse Du Barry à Drouais empieza a partir de diciembre 1768 cuando la condesa realiza al pintor su primer encargo.(5) Esta primera obra, hoy en el palacio de Versalles, que Drouais ejecutó para Madame du Barry se puede considerar el primer retrato conocido de la favorita.(6) En él el pintor la representa como Flora, vestida con una camisa blanca y una guirlanda de rosas cruza del hombro hasta la cintura. Va peinada a la tapé con rizos en parte posterior que caen sobre su hombro derecho y flores en el pelo. La iluminación es muy parecida al cuadro de 1764: un fuerte haz de luz penetra por el lado izquierdo de la composición e impacta directamente sobre la modelo. Existe una copia de este mismo retrato fechado también en 1769 que se conserva en la Washington National Gallery en donde además, son visibles los mencionados grains de beauté en el rostro de la condesa. Si comparamos estos los dos retratos con la mujer que aparece en la obra de 1764, observamos algunas diferencias. La imagen que Drouais nos ofrece de la condesa parece encajar más en las descripciones físicas que tenemos sobre la favorita. El pintor la representó con un rostro ovalado, frente ancha, cejas alargadas y arqueadas, ojos azules y no castaños y el cuello más esbelto.

Madame du Barry como Flora, 1769. Palacio de Versalles. Primer retrato de la condesa realizado por François Hubert Drouais según la Mémoire des ouvrages de peinture commandés par Madame la Comtesse Du Barry à Drouais. Internet dominio público
Madame du Barry como Flora por François Hubert Drouais, 1769. Washington National Gallery. Copia del retrato anterior. Internet dominio público

En otro retrato de la condesa, el conservado en el Museo del Prado de Madrid en donde también aparece como Flora sujetando una guirlanda de flores, observamos que se repiten las mismas características que en las dos imágenes anteriores: rostro ovalado, cejas alargadas y arqueadas, ojos azules, cuello esbelto.

En cuanto a la crítica, ésta fue bastante unánime y dura con los retratos de Drouais: el pintor no había conseguido captar el parecido de la modelo. Pero esta unanimidad de no pareció importar a la condesa quien siguió confiando la representación de su efigie, al mismo artista.

Madame du Barry, François Hubert Drouais, 1770. Museo del Prado, Madrid. Internet dominio público

Tras el análisis comparativo de los primeros retratos de la condesa, parece que la obra de 1764 representa probablemente a otra mujer. Si además tenemos en cuenta que no figura en la Mémoire des ouvrages, es improbable que la retratada sea Jeanne du Barry.

Otras identificaciones erróneas

Los retratos siempre son siempre interpretaciones subjetivas del artista respecto a su modelo. Un retrato es una representación que contiene suficientes características personales como para que podamos reconocer al retratado/a. Como subraya el historiador del Arte J.J.Pollit, se trata de una creación intencionada en la que el artista, selecciona aquellos rasgos físicos que le parecen más significativos y omite otros que le son menos relevantes. Los retratos pueden ser muy genéricos e idealizados otros todo lo contrario. En el caso de Drouais éste presenta unos estilemas muy marcados que junto con un alto grado de idealización, provoca que en ciertas ocasiones se confunda la identidad de sus modelos cuando éstos no pueden identificarse por indicios externos.

Un ejemplo de ello lo hallamos en el retrato de Carlos Fernando FitzJames-Stuart, marqués de Jamaica firmado por Drouais y fechado en 1765. Esta obra al igual que el retrato de 1764, tampoco aparece en la Mémoire des ouvrages y durante varios años, se identificó al modelo con Madame du Barry.

Otro ejemplo es una obra aparecida en subasta en Sotheby´s que durante años se la relacionó con un retrato de la condesa. Se trata de la joven peinada a la tapé, con el cabello empolvado y salpicado de pequeñas rosas. Su cuello extremadamente esbelto, luce una espléndida gargantilla de perlas. Viste un traje completamente blanco con encaje en las mangas y dos pulseras de perlas a juego con la gargantilla, adornan sus brazos. La joven mira fijamente al espectador tras haber dejado en libertad a una pequeña ave exótica, tal vez un agaporni, que se ha posado en su mano izquierda. Los ojos de la modelo son grandes, azules, las cejas arqueadas, la boca pequeña y con un ligero toque de rouge en las mejillas. A ambos lados de la retratada figuran las ramas de una higuera y al fondo, se divisa un paisaje convencional con unos cipreses. Es evidente que la retratada no puede tratarse de una modelo cualquiera. Tras descartar definitivamente a la condesa du Barry, se cree que esta obra ejecutada por Drouais y taller, representa a Mademoiselle de Forges.

Carlos Fernando FitzJames-Stuart, marqués de Jamaica por François Hubert Drouais, 1765. Birmingham Museum of Art (Alabama). Durante mucho tiempo se creyó que este retrato representaba a la condesa du Barry tocando la guitarra. Internet dominio público
Posible retrato de Mademoiselles de Forges, Drouais y taller. Durante años este retrato se identificó con el de Madame du Barry

¿Madame de Pompadour?

Algunos autores han querido ver en a la mujer del retrato de 1764 a Jeanne Antoniette Lenormant d´Étiolles, marquesa de Pompadour. (7) No puedo estar menos de acuerdo. Contamos con diversos retratos de la marquesa realizados en 1763/64 por el propio François Hubert Drouais los cuales, nos permiten una vez más comparar y valorar la versión que el pintor ofreció de Jeanne Antoinette Poisson, poco antes del fallecimiento de ésta víctima de una afección pulmonar.(8) Creo que la comparación no deja lugar a dudas.

No puedo determinar la identidad de la mujer que Drouais representó en 1764 y que tradicionalmente se identifica como el primer retrato de Madame du Barry. Según mi parecer opino que no se trata de la condesa y desde luego, tampoco de la marquesa de Pompadour. Solo puedo apuntar a una mujer de cierta posición social a juzgar por su indumentaria y que además, podía permitirse contratar a un pintor como Drouais para hacerse representar.

Sostengo que el primer contacto del pintor con la favorita fue en 1768, año en que ésta llegó a Versalles. Este primer contacto queda sin lugar a dudas reflejado en la Mémoire des ouvrages de peinture commandés par Madame la Comtesse Du Barry à Drouais en donde lista como la primera obra, el retrato que hoy se halla en el palacio de Versalles firmado y fechado Drouais 1769.

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Referencias

(1) TREY, Juliette. «Un portrait de Madame du Barry pour Versailles» en Versalia. Revue de la Société des Amis de Versailles, nº 16, 2013, p. 187
(2) Mémoire des ouvrages de peinture commandés par Madame la Comtesse Du Barry à Drouais. Ver también TREY, Juliette. «Un portrait …», op. cit., p. 187
(3) DRAPER, James David; SCHERF, Guilhem. Agustin Pajou: Royal Sculptor 1730 – 1809, New York/ Paris, Metropolitan Museum of Art, (February 26, May 24) Réunion des Musées Nationaux, 1998, p. 245
(4) BLANC, Olivier. «La comtesse du Barry» en Portraits de femmes. Artistes et mòdeles à l´époque de Marie- Antoniette, Paris, Éditions Didier CARPENTIER, 2006, p. 231
(5) Mémoire des ouvrages de peinture commandés par Madame la Comtesse Du Barry à Drouais
(6) TREY, Juliette. «Un portrait …», op. cit., p. 187
(7) VVAA. Madame du Barry de Versailles à Louveciennes, Paris, Flammarion, 1992, p. 9
(8) La marquesa de Pompadour falleció en 1764

BIBLIOGRAFÍA

BLANC, Olivier. «La comtesse du Barry» en Portraits de femmes. Artistes et mòdeles à l´époque de Marie- Antoniette, Paris, Éditions Didier CARPENTIER, 2006, p. 227 – 242
CASTELOT, André. Madame du Barry. Paris, Perrin, 1989
CASTRIES, Duc de. La du Barry, París, Éditions Albin Michel, S.A., 1986
DRAPER, James David; SCHERF, Guilhem. Agustin Pajou: Royal Sculptor 1730 – 1809, New York/ Paris, Metropolitan Museum of Art, (February 26, May 24) Réunion des Musées Nationaux, 1998, p. 237 – 246
SAINT ANDRÉ, Claude. A King´s favourite. Madame du Barry, New York, McBride, Nast & Company, 1915
TREY, Juliette. «Un portrait de Madame du Barry pour Versailles» en Versalia. Revue de la Société des Amis de Versailles, nº 16, 2013, p. 187 – 196
VVAA. Madame du Barry de Versailles à Louveciennes, Paris, Flammarion, 1992