El Monumento funerario de Josefa García Cubera en el cementerio de Poblenou (Barcelona). Un ejemplo del Realismo en la representación del difunto en la escultura funeraria del siglo XIX

El monumento funerario a Josefa García Cubera se alza en el centro de la isla 1ª, en el departamento I del cementerio de Poblenou (Barcelona). Se trata de un encargo realizado en 1868 de parte las hijas de la difunta, Dña. Úrsula y Dña. Josefa. El panteón incluye la figura yacente que reposa sobre un lecho decorado con grecas y cuyo respaldo, incorpora la representación de una gran acrótera, otro elemento procedente de la cultura clásica. La cabeza cubierta de la mujer, está ligeramente ladeada hacia la izquierda. Su mano izquierda reposa sobre estómago mientras que mantiene extendida la derecha. Viste camisón y está parcialmente cubierta por las sábanas. El lecho se apoya sobre un monumental sarcófago decorado con hojas de acanto, y que incluye una placa dedicatoria y otra, con los nombres, apellidos y fechas de los otros difuntos inhumados en el panteón. Una reja de bronce decorada con adormideras, rodea el monumento.

Tumba nº 5. Monumento funerario de Josefa García Cubera. Departamento I isla 1ª, cementerio de Poblenou, Barcelona
Vista lateral

El monumento tal y como lo contemplamos en la actualidad, refleja un conjunto de modificaciones llevadas a cabo veinte años después de su realización. No se conoce al autor del panteón original, tan solo se documentan las diversas intervenciones de las que ha sido objecto. La primera de ellas tuvo lugar en 1888 a cargo del maestro de obras Macari Planella i Roure, quien decidió conservar la figura yacente de la Sra. García Cubera. En 1896 el arquitecto Pelai de Miquelera de Noriega colocó un nuevo sarcófago, obra de A. Estrada. Así mismo R. Gelabert y hermano, se encargaron de la realización de la reja de bronce que rodea el panteón. En 1904 el monumento se reparó por tercera vez.(1)

El autor del sepulcro se inspiró sin duda en la tumba de la condesa Sofía Zamoyska obra de Lorenzo Bartolini (1837 – 44), y que se halla en el interior de la iglesia de la Santa Croce de Florencia.(2) A pesar de no hallarnos frente al sepulcro tal y como lo concibió su autor, podemos identificar los suficientes elementos comunes como para relacionarlo con la tumba florentina: la misma posición yacente, parecida indumentaria, el cojín como respaldo, la presencia de las sábanas cubriendo parcialmente el cuerpo, etc.

Vista posterior del monumento
Tumba de la condesa Sofía Zamoyska obra de Lorenzo Bartolini (1837 – 44). Santa Croce, Florencia. El monumento funerario de Josefa García Cubera parece estar inspirado en este sepulcro florentino. Autor fotografía: Sailko. Imagen publicada bajo licencia Creative Commons Attribution 3.0 Unported https://creativecommons.org/licenses/by/3.0/deed.en

El panteón de Josefa García, una manifestación del Realismo escultórico de mediados del siglo XIX

La autora Elisa Martí al referirse a la imagen de Josefa García, alude a la figura clásica que representa a la mujer dormida, destacando al mismo tiempo su gran realismo.(3) Efectivamente la representación yacente de la difunta, responde a la imagen individualizada de una mujer en su lecho de muerte. Según mi interpretación nos hallamos frente a una mujer que justo acaba de fallecer, y que aún no experimenta las señales del rigor mortis: la cabeza se mantiene ligeramente ladeada a la izquierda, con su mano izquierda reposando sobre estómago, presenta una cierta relajación que me parece incompatible con la rigidez post mortem. Los ojos hundidos, los pómulos salidos, el rostro descarnado, la nariz afilada, características que tal vez sean el resultado de un vaciado facial pero que en cualquier, caso reflejan un rostro sin idealizar.

La figura yacente parece representar a la mujer antes de iniciar el tránsito

El Realismo fue un movimiento iniciado en Francia, en el ámbito literario, pero que se extendió a otros ámbitos. Su objetivo era reflejar la realidad sin idealizaciones, de manera fiel. El ambiente de la época jugó un papel primordial en el nacimiento y desarrollo de este movimiento: el espíritu científico y el empirismo trajeron consigo el interés por explicar el por qué de los fenómenos. Al igual que en pintura, en escultura se pretende dejar de lado la idealización que había supuesto el neoclasicismo, para dar paso a la utilización del modelo real.

La voluntad de representarse fielmente estará también presente en los sepulcros los cuales, incorporarán la imagen del yacente. A veces el retrato se realizaba mediante el uso de vaciados post mortem o en vida del promotor. Las imágenes del difunto quedarán exentas de la idealización que las caracterizaba en el periodo anterior. La escultura funeraria se convertirá en el ámbito ideal en donde los mejores escultores del momento, podrán desarrollar sus capacidades artísticas. En este sentido la imagen yacente de la Sra. Josefa García, es un buen ejemplo del Realismo en la representación del difunto en la escultura funeraria del siglo XIX.

Placa de bronce entre dos grandes hojas de acanto que recoge las otras inhumaciones presentes en el panteón entre ellas, las de las promotoras del sepulcro: Dña. Úrsula y Dña. Josefa

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Referencias

(1) CATALÀ I BOVER, Lídia; MARÍN I SILVESTRE, Maria Isabel; MARTÍ I LÓPEZ, Elisa. Un passeig pel cementiri de Poblenou, Barcelona, Ajuntament de Barcelona/Cementiris de Barcelona, S.A., 2004, p. 107
(2) Ibidem, p. 107. Ver también: https://fotos.arxiuhistoricpoblenou.cat/fotografia/arxiufotografic/10559+Cementiri+Est+2008.html
(3) CATALÀ I BOVER, Lídia; MARÍN I SILVESTRE, Maria Isabel; MARTÍ I LÓPEZ, Elisa. Un passeig pel cementiri…, op. cit., p. 44

BIBLIOGRAFÍA

CATALÀ I BOVER, Lídia; MARÍN I SILVESTRE, Maria Isabel; MARTÍ I LÓPEZ, Elisa. Un passeig pel cementiri de Poblenou, Barcelona, Ajuntament de Barcelona/Cementiris de Barcelona, S.A., 2004
LÓPEZ de MUNAIN, Gorka. Máscaras Mortuorias. Historia del rostro ante la Muerte, Vitoria – Gasteiz, Sans Solei Ediciones, 2018
RIERA, Carme. Els cementiris de Barcelona, Barcelona, Edhasa, 1981

Modificaciones y restauraciones del sepulcro de la reina Elisenda de Montcada

El monumento funerario de la reina Elisenda de Montcada ha experimentado diversas intervenciones y modificaciones a lo largo de su dilatada existencia. Los historiadores han establecido un marco cronológico para su realización que transcurre entre 1326/27, hasta 1341. El sepulcro ha sufrido importantes transformaciones algunas de ellas, provocadas por los destrozos que asolaron el monasterio y otras, fruto de restauraciones poco afortunadas. A la hora de abordar un estudio sobre este monumento funerario debemos tener presente todos estos cambios. El presente post recoge las principales transformaciones que ha experimentando a lo largo de los siglos.

Tenemos noticia de que durante el siglo XVIII la tumba estaba encalada y que durante la ocupación francesa, le faltaban diversos elementos correspondientes a la zona del presbiterio. Conservamos un dibujo y descripción del sepulcro por la zona de la iglesia, realizado por Valentín Carderera durante la segunda mitad del siglo XIX. Nos ha parecido interesante reproducir el texto y la imagen, ya que se trata del testimonio más antiguo que poseemos:

Ataviada con galas de reina. Su semblante, sus delicadas formas, su nariz algo afilada, ofrecen carácter de verdadero retrato, y el mismo alabastro ó mármol amarillento, acrecientan la ilusión. Más bien que difunta, aparece sumergida en el sueño plácido del justo. Una delicada toca o monjil, entonces muy usada entre las damas, cubre honestamente su seno y parte de la cabeza. Esta se vé sujeta de rica corona que sujeta á las sienes un espacioso velo flotante por los hombros, y recamado con grupos de tres palmas doradas. La túnica, sin cintura alguna, cae en abundantes y variados pliegues ocultado los pies; los cuales se apoyan sobre dos perros, símbolo bien conocido de fidelidad conyugal. El manto rozagante, esta sujeto al pecho con el broche losange de aquella época, y todo este ropaje aparece tejido con doradas fajas formando séries de losanges floreados y leones; tradición evidente de las antiguas telas orientales. Las
fimbrias de este manto están enriquecidas de simulados grupos de perlas alternando con piedras preciosas, que imitó el artista con lindas piedras duras de varios colores, así como las que guarnecen la corona; más la mayor parte de ellas han desaparecido. El almohadón sobre el que apoya Doña Elisenda su cabeza, esta cuajado de adornos en losage con los escudos de Aragon y Moncada. Finalmente; toda la estátua es seductora por su correcto modelado, por su esbeltez y elegante senzillez, y por los magníficos ropajes, dispuestos con cierta garbosa undulación en sus bordes, y con aquella espaciosidad en la masa prominentes de la escultura sienesa y florentina del siglo XIV
. (…)

El frontis del sepulcro sobre que apoya la estátua, construido de mármoles y alabastro, no tiene otra decoración que la de cinco arcadas ojivales en cuyos centros están los escudos partidos de las barras de Aragon y roeles ó panes de los Moncadas. Lo bastardo de la ejecución en varios puntos, hace presumir que esta parte del monumento ha sufrido mutilaciones y remiendos hechos con poco gusto é inteligencia (1)

Sepulcro de la reina Elisenda de Montcada tal y como lo dibujó Valentín Carderera cuando lo vio a mediados del siglo XIX. Adosados a la caja encontramos los escudos de los Montcada bajo las seis arcuaciones. Foto CARDERERA SOLANO, Valentín. Iconografía española. Colección retratos, estatuas, mausoleos, Madrid, vol I, 1855-64. Procedencia de la imagen: http://bvpb.mcu.es/es/consulta/registro.cmd?id=407400
Vista del sepulcro desde el altar. Podemos apreciar evidentes diferencias respecto a la descripción y dibujo realizado a mediados del siglo XIX por Valentín Carderera


Detalle del sepulcro

Según esta descripción, la caja del sepulcro estaba decorado con los escudos de los Montcada y el monumento ya se encontraba en mal estado de conservación cuando Carderera tuvo ocasión de verlo a mediados del siglo XIX. Es posible que originariamente en lugar de los escudos, se hallaran las imágenes de seis dolientes los cuales, debieron ser sustituidos posteriormente.(2)

Estado actual del sepulcro visto desde el altar mayor

A finales del siglo XIX el sepulcro sufrió una intervención concretamente, entre los años 1894 y 1895 dentro del plan de restauración de la iglesia llevado a cabo por Sor Eulàlia de Anzizu. Esta intervención no fue respetuosa con la obra original a la que se le retiró el encalado y se repintó casi totalmente de forma análoga, a lo que se estaba realizando en las claves de bóveda de la iglesia.(3) Hay que tener presente que los criterios de restauración de finales del siglo XIX no eran los mismos que los actuales, en donde ha de prevalecer ante todo (o al menos así debería ser), el respeto por la obra original.

Durante esta restauración se modificó la policromía del arcosolio y el monumento fue sometido a un proceso de limpieza con salfumán. Esta drástica operación comportó la desaparición de la pintura original que aún se conservaba en la capa y vestido de la reina.(4) Cuando Sor Anzizu describió el monumento en 1897, (5) afirmaba que este estaba realizado en alabastro y no en mármol. Se encontraba alzado sobre escalones y sostenido por tres leones y sobre ellos, la urna con la representación yacente de la reina habillada con indumentaria de corte, coronada y con una figura a sus pies sin especificar de cual se trataba.(6) En la urna funeraria y entre los arcos ojivales, se hallaban seis esculturas correspondientes a los santos patrones de la familia Montcada, por lo tanto los escudos que pudo ver Valentín Carderera, ya habían desaparecido. Sor Eulàlia también nombra los dos ángeles sosteniendo el sudario desde donde aparece el alma de la difunta hacia el Salvador (elevatio animae). La tumba se encontraba flanqueada por dos pináculos formando dos cuerpos interrumpidos por una cornisa, rematada por un frontón sobre el cual arrancaba una pirámide con crestería en los ángulos rematado por unos florones a una altura respecto al pavimento de 7,42 metros. En cada uno de los dos cuerpos que corresponden al pináculo, se encontraba la peana que sostendría una figura. Pero cuando sor Eulàlia describió el sepulcro, no había ninguna. Todas las figuras se hallaban en la zona de clausura. Escribe sor Eulàlia que solo se conservaban de la zona del presbiterio, algunos fragmentos correspondientes a los montantes inferiores (san Jaime y san Francisco) y superiores (santa Elisenda y una santa reina). En la zona de clausura en lugar de la santa reina que hallamos en el presbiterio, le corresponde la figura de santa Clara. El resto presenta las mismas imágenes en ambos lados del sepulcro. La razón por la cual se encontraban las esculturas del presbiterio en la zona de clausura, tal vez respondiera a un intento de protegerlas de las tropas francesas a principios del siglo XIX.(7)
Sobre los pilares de la zona de la iglesia, se encuentra el arranque del arco apuntado dividido en tres grandes lóbulos, en donde se superpone un frontón con crestería y florón que remata el vértice. En la parte inferior del sarcófago, al lado de los pináculos, se encuentran las columnas.

En 1926 y con motivo de la celebración del 600 aniversario de la fundación del monasterio, el sepulcro fue nuevamente restaurado. Se le encargó al escultor Pagès Horta que realizara las figuras de los santos franciscanos que debían ubicarse adosadas a la caja del sepulcro, dentro de las arcuaciones. Estas figuras son las que vemos en la actualidad. Si las esculturas realizadas por Pagès Horta sustituían a los santos patrones de los Montcada de los cuales hablaba Sor Eulàlia a finales del siglo XIX, podemos deducir que estos debían haber desaparecido entre 1897 y 1926. Efectivamente pude constatar que antes de 1926, la caja del sepulcro no contenía ninguna decoración como así lo atestigua una fotografía tomada antes de dicha intervención.(8) En ella se aprecia que los escudos de los Montcada descritos por Carderera han desaparecido y en su lugar, se distinguen los restos de unas figuras dentro de las acuaciones, que seguramente deberían ser las descritas por sor Eulàlia Anzizu. En la foto las figuras de los santos sobre los montantes no están, y solo se aprecia uno de los dos ángeles turiferarios (concretamente el que se halla en la cabecera de la reina). El proyecto original del siglo XIV presentaría las figuras de los santos franciscanos o tal vez de unos dolientes que con posterioridad, fueron sustituidos por los escudos de los Montcada. Estos habían desaparecido cuando sor Eulàlia describió el monumento en 1897 ya que la abadesa solo nombra a los seis santos patrones de los Montcada. Estas imágenes también debieron desaparecer ya que al escultor Pagès Horta, se le encargó la realización de las seis esculturas que son las que se conservan actualmente adosadas a la caja del sepulcro.

A Pagès Horta también se le encargó la restauración de algunos elementos del sepulcro. Estos añadidos se realizaron en alabastro y no en mármol para diferenciarlos de los originales del siglo XIV. También se trasladaron las cuatro imágenes que ocupaban los pináculos de la zona de clausura, a la zona de la iglesia. No se pudieron restablecer las originales porque se hallaban en mal estado de conservación. Para sustituir las figuras de los santos que estaban en la zona claustral, se realizaron unas copias de yeso.(10) Existe una fotografía tomada después de la restauración de 1926 que me ha sorprendido porque no aparecen las figuras de los cuatro santos en la zona de la iglesia. En cambio sí vemos las seis esculturas de Pagès Horta. (11)

Figuras de santos franciscanos encargados al escultor Pagès Horta en 1926 con motivo de la celebración del 600 aniversario de la fundación del monasterio de Pedralbes
Según el panel informativo estas dos fotografías corresponden al estado del monumento antes y después de la restauración llevada a cabo por sor Eulàlia en 1895. A la izquierda la tumba antes de la intervención y a la derecha, una vez restaurada. Sin embargo si esta cronología es correcta, no se entiende por qué los santos patrones de los Montcada situados en la caja del sepulcro que menciona por Sor Eulàlia a finales del siglo XIX, no aparecen en la imagen de la izquierda. Ahora bien si tomamos como referencia la obra El monestir de Pedralbes: la recuperació d´una joia de l´art català en donde aparecen estas mismas fotos, nos encontramos con que la imagen de la izquierda corresponde a una foto tomada antes de 1926. Si aceptamos esta información veremos que el estado del sepulcro concuerda con la descripción que en 1895 nos ofrecía sor Eulalia Anzizu. Creo que la foto de la izquierda corresponde al estado del monumento entre 1897 y 1926 mientras que la imagen de la derecha, refleja el sepulcro después de la restauración llevada a cabo por sor Eulàlia. Los santos patrones de la caja que vemos en la foto son sin duda los mismos que vio sor Eulàlia. Antes de 1926 estos santos ya habían desaparecido y por esta razón, se le encargó al escultor Pagés Horta, la realización de las imágenes de los seis santos franciscanos que vemos actualmente en el sepulcro. Foto realizada a uno de los paneles informativos que se hallan en el interior del monasterio. Originales según el panel: foto de la izquierda AFMMP 032 12 02 06 y foto de la derecha Fundació Institut Amatller d´Art Hispànic. Arxiu Mas, CB-2952, 1906

En la zona del claustro el monumento también había sido encalado tapando la policromía original que tras el sepulcro, imitaba un tapiz. Se conservan imágenes que han permitido comprobar que en esta zona, la tumba repetía el mismo diseño que en el interior de la iglesia.

De los dos ángeles turiferarios del sepulcro, tan solo este se hallaba presente antes de 1926. Se puede constatar gracias a la fotografía tomada antes de ese año

Los historiados se han hecho eco de las diferentes modificaciones que ha sufrido el sepulcro a lo largo de los siglos. Así Duran i Cañameras en 1931 cuando publica su estudio sobre la tumba, afirma que la figura identificada como una santa reina, ha sido substituida por la imagen de santa Clara que se hallaba en la zona de clausura.

Ainaud, Gudiol i Verrié en el Catálogo Monumental de España, volumen dedicado a la ciudad de Barcelona, opinan que la nueva policromía desvirtúa el original. Al tratarse de un sepulcro bifaz y de igual iconografía en ambas zonas, permitió a los restauradores trasladar las esculturas y peanas de los montantes del arcosolio de la clausura, a los del presbiterio. Igualmente se hacen eco de las copias de yeso. Las figuras de los montantes del claustro se trasladaron al presbiterio porque las que se hallaban allí, estaban mutiladas tal vez por los destrozos ocasionados por las tropas francesas. Estas piezas mutiladas que se hallaban en el presbiterio, se encuentran ahora en el Museu Diocesà de Barcelona. (12) El mismo Catálogo monumental reproduce una fotografía de dos de estas figuras en donde podemos ver apreciar a pesar del estado de conservación de las obras, que se trata de las imágenes de san Jaime y san Francisco. Ainaud, Gudiol y Verrié también mencionan los pocos restos de policromía original conservadas en la zona de clausura que representa un tema geométrico pintado en el muro del arcosolio análogo al que existía en el presbiterio, y conocido solamente gracias a fotografías antiguas.

En el claustro el sepulcro queda encajado entre dos contrafuertes de la cabecera de la iglesia, y cerrado mediante una reja de madera. Los restos de la reina Elisenda se encuentran en el interior del monumento dentro de una caja de madera lisa del siglo XIV cerrada con cerrojo y llave.(13)

Fragmentos escultóricos correspondientes a las figuras de san Francisco (izquierda) y san Jaime (derecha) conservados en el Museu Diocesà de Barcelona. Estas esculturas originales del siglo XIV, ocupaban los pináculos del sepulcro de la zona del presbiterio. Procedencia de la imagen: AINAUD J.; GUDIOL J.; VERRIÉ F.P. Catálogo monumental de España. La Ciudad de Barcelona. Láminas, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Diego Velázquez, 1947, lám., 774

Buenaventura Bassegoda nos habla de las esculturas de la zona de la iglesia. Estas son san Jaime y san Francisco en el nivel inferior y santa Elisenda y una santa reina en el superior. En la zona de clausura son las mismas pero en lugar de la santa reina, se halla la figura de santa Clara.(14)

Joan Bassegoda en 1979 nos dice que el sepulcro fue realizado antes de la muerte de la reina en 1364. En el presbiterio describe las imágenes de san Jaime, santa Clara, santa Elisenda y san Francisco. (15) Vemos de nuevo a santa Clara ocupando el montante en el presbiterio. Sobre la imagen identificada a veces como una santa reina y otras como santa Elizabeth de Hungría, la autora Natàlia Baqué cree que podría tratarse de santa Eulàlia. Esta figura se repetiría en la zona del claustro ya que en las claves de bóveda de las capillas laterales, se hallan representados los santos protectores de la orden. Santa Eulàlia se localiza en la segunda capilla por el lado de la Epístola. Nosotros estamos de acuerdo con esta hipótesis. La misma autora cree muy probable que también se encontrasen representados en las arcuaciones coincidiendo con los santos representados en las capillas laterales. (16)

Hay que insistir en las sustituciones y cambios de ubicación que han sufrido las figuras de los cuatro santos de los montantes tanto de la zona de clausura, como de la del presbiterio. Recapitulando: sabemos por sor Anzizu que a finales del siglo XIX, las imágenes del presbiterio se hallaban preservadas en la zona de clausura. Las correspondientes a esta parte del sepulcro (clausura) se conservaban in situ y eran las mismas a excepción de la figura de la santa reina que en el claustro se correspondía con la imagen de santa Clara. En 1926 las figuras que ocupaban los montantes del sepulcro de la zona claustral, pasaron a ocupar sendas ubicaciones en el presbiterio. Esta sustitución debió realizarse sin duda porque las esculturas originales del presbiterio, se hallaban en mal estado de conservación. Recordemos que sor Anzizu se refiere a ellas como a algunos fragmentos. Para sustituir las imágenes del claustro que habían pasado al presbiterio, se realizaron unas las copias en yeso a partir de los originales del siglo XIV. Sabemos también que en 1931 las imágenes de santa Clara y la santa reina habían sido intercambiadas. Posteriormente se volvieron a intercambiar hasta dos veces más y sin razón aparente. Desconocemos la razón por la cual se efectuaron dichos intercambios en ambos lados del sepulcro. Si las copias de yeso se realizaron a partir de las esculturas del claustro (que eran las que no se encontraban en estado fragmentario), estos intercambios debían comportar necesariamente la repetición de alguna imagen en la misma cara del sepulcro. Lo interpreto así ya que supongo que los moldes se obtuvieron a partir de las imágenes de la zona claustral y que habían pasado a ocupar sendos montantes en la zona del presbiterio. Por lo tanto a partir de 1926 la iconografía debía ser la misma en ambos lados del monumento. Los autores Ainaud, Gudiol y Verrié confirman que el sepulcro bifaz era simétrico en ambas caras y ello permitió trasladar las imágenes del claustro, en sustitución de las que se hallaban en la zona presbiteral.

Joan Bassegoda observó que en la zona del claustro la tumba se halla entre dos contrafuertes del presbiterio y que el arcosolio, alcanza dos pisos del claustro. En esta zona la reina esta representada con el hábito de clarisa.(17)

Actualmente podemos ver la imagen de santa Clara en el montante superior derecho del sepulcro en la zona del presbiterio tal y como lo describió Joan Bassegoda en 1979. Esta escultura junto con las otras tres, ocupaban los pináculos de la zona del claustro y en 1926, pasaron al presbiterio
Creo que Natàlia Baqué está en lo cierto cuando identifica esta imagen con santa Eulàlia. Esta figura se repetiría en ambos lados del sepulcro bifaz

Constatamos pues que el monumento ha estado sometido a diversas modificaciones que han alterado algunos de sus elementos. Aún así, la estructura, diseño e iconografía, se mantienen con bastante fidelidad respecto al original del siglo XIV.

El sepulcro real visto desde la zona del claustro. En los montantes inferiores, san Francisco (derecha) y san Jaime (izquierda). Estas dos imágenes junto con las de las dos santas ubicadas en los montantes superiores, no son originales del siglo XIV. La misma iconografía se repite en ambas caras del sepulcro

Todavía podemos citar una última intervención que fue financiada por el Instituto Municipal de Paisaje Urbano y Calidad de Vida, con Assumpta Escudero como directora del Museu-Monestir de Pedralbes y Anna Castellano Tressera como conservadora jefe. Esta intervención se inició en 2005 con una limpieza superficial, y concluyó dos años más tarde. Se llevó a cabo en diversas fases que tenían como objetivo la recuperación de la policromía original por ambos lados del sepulcro bifaz. Se empezó por restaurar la zona de clausura eliminando los restos de calcio del muro que ocultaban restos de pintura original. Por lo que se pudo recuperar, se constató que el fondo se hallaba pintado de color azul con estrellas doradas, como dorados eran también las alas de los ángeles y los leones que se hallan en la base del monumento. He hecho estos tres leones todavía presentan restos de dorado perteneciente al siglo XIV. En otras figuras aun se puede apreciar algún resto de pintura original. (18) Se habilitó una sala en el mismo monasterio como taller de restauración provisional. En esta área los restauradores Àlex Mesalles y Jordi Vila se encargaron de restaurar las imágenes de san Jaime y san Francisco correspondientes a la zona de la iglesia. (19)

Imagen de san Francisco sobre el montante inferior derecho por la parte del sepulcro visible desde el presbiterio
San Jaime sobre el montante inferior izquierdo por la parte del sepulcro visible desde el presbiterio. Tanto esta escultura como la de san Francisco, fueron restauradas por Àlex Mesalles y Jordi Vila

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Referencias

(1) CARDERERA, Valentín. Iconografia española, p. XX, en: http://bvpb.mcu.es/es/consulta/registro.cmd?id=407400
(2) ESCUDERO I RIBOT, Assumpta. El monestir de Sta Maria de Pedralbes, Barcelona, Edicions Nou Art Thor, 1988, p. 10
(3) BAQUÉ, Natàlia.» Les claus de volta de l´església de Santa Maria de Pedralbes» en Elisenda de Montcada una reina lleidatana i la fundació del Reial Monestir de Pedralbes, Lleida, Publicacions dels Amics de la Seu Vella, 1997, p. 65
(4) ESCUDERO I RIBOT, Assumpta. El monestir de …», op. cit., p. 47
(5) Para la descripción del sepulcro según Sor Eulàlia Anzizu, ver ANZIZU, Eulàlia. Fulles històriques del Reial Monestir de Santa Maria de Pedralbes, Barcelona, Estampa de F. Xavier Altés, 1897, p. 29 – 31
(6) Suponemos de debía tratarse del perro que hace a los pies de la reina
(7) BAQUÉ, Natàlia.» Les claus de volta …», op. cit., p. 81
(8) Esta foto puede verse en CASTELLANO – TRESSERA, Anna; FONT Lídia; JULIA Josep Maria; PAGÈS Montserrat. El monestir de Pedralbes: la recuperació d´una joia de l´art català, Barcelona, Ajuntament de Barcelona, 2003, p. 19
(10) Les imatges que ara estan en els pinacles del costat de l´església foren tretes de la clausura quan es celebrà el sisè centenari de la fundació (1926); es deixaren dintre el claustre uns emmotllats de guix que el temps ha deteriorat. Ver: ESCUDERO I RIBOT, Assumpta. El monestir de …», op. cit., p. 10. También en AINAUD J.; GUDIOL J.; VERRIÉ F.P. Catálogo monumental …, op. cit., p. 134 – 135
(11) Ver esta foto en CASTELLANO – TRESSERA, Anna; FONT Lídia; JULIA Josep Maria; PAGÈS Montserrat. El monestir de Pedralbes…, op. cit., p. 21
(12) Este monumento funerario tiene su doble, simétricamente colocado en el paramento correspondiente al claustro, con estructura y disposición idénticas, lo cual permitió a los restauradores trasladar las esculturas de las peanas de los montantes del arcosolio de la clausura al presbiterio. Las imágenes de éste, mutiladas quizá cuando la ocupación del monasterio por los franceses, pasaron hace pocos años al Museo Diocesano de Barcelona. En aquel cambio las actuales imágenes de yeso fueron colocadas en el arcosolio claustral, respetándose la figura yacente de la reina (vestida aquí con los hábitos monacales), los ángeles turiferarios (algo mutilados) y el grupo de la ascensión del alma (…) AINAUD J.; GUDIOL J.; VERRIÉ F.P. Catálogo monumental de España. La Ciudad de Barcelona, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Diego Velázquez, 1947, p. 134
(13) Ibidem, p. 135 AINAUD J.; GUDIOL J.; VERRIÉ F.P. Catálogo monumental …, op. cit., p. 135
(14 ) BASSEGODA, Buenaventura. Pedralbes. Notas Artístico-Bibliográficas del real monasterio, Barcelona, Farré y Asensio, 1922, p. 36 – 37
(15) BASSEGODA NONELL, Juan. Guía del Monasterio de Pedralbes, Barcelona, Ediciones de Nuevo arte Thor, 1979, p. 40
(16) BAQUÉ, Natàlia.» Les claus de volta de l´església de Santa Maria de Pedralbes» en Elisenda de Montcada una reina lleidatana i la fundació del Reial Monestir de Pedralbes, Lleida, Publicacions dels Amics de la Seu Vella, 1997,p. 81, nota 61
(17) BASSEGODA NONELL, Juan. Guía del Monasterio… op. cit., p. 58 – 59
(18) ESCUDERO I RIBOT, Assumpta. El monestir de …», op. cit., p. 68
(19) Cuando en 2015 realicé este trabajo sobre el sepulcro de la reina Elisenda para la asignatura Art Català Medieval, localicé esta información en la red en el Periodista Digital pero actualmente, no se encuentra disponible. Consulta realizada el 8 enero 2015

BIBLIOGRAFÍA

AINAUD J.; GUDIOL J.; VERRIÉ F.P. Catálogo monumental de España. La Ciudad de Barcelona. Texto, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Diego Velázquez, 1947, p. 134 – 135
AINAUD J.; GUDIOL J.; VERRIÉ F.P. Catálogo monumental de España. La Ciudad de Barcelona. Láminas, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Diego Velázquez, 1947, lám. 771, 772, 773, 774
ANZIZU, Eulàlia. Fulles històriques del Reial Monestir de Santa Maria de Pedralbes, Barcelona, Estampa de F.Xavier Altés, 1897, p. 15 y 29-31 y 68
BAQUÉ, Natàlia.» Les claus de volta de l´església de Santa Maria de Pedralbes» en Elisenda de Montcada una reina lleidatana i la fundació del Reial Monestir de Pedralbes, Lleida, Publicacions dels Amics de la Seu Vella, 1997, p. 59 – 105
BASSEGODA, Buenaventura. Pedralbes. Notas Artístico-Bibliográficas del real monasterio, Barcelona, Farré y Asensio, 1922, p. 34 – 37
BASSEGODA NONELL, Juan. Guía del Monasterio de Pedralbes, Barcelona, Ediciones de Nuevo arte Thor, 1979, p. 40 y 58-59
CASTELLANO – TRESSERA, Anna; FONT Lídia; JULIA Josep Maria; PAGÈS Montserrat. El monestir de Pedralbes: la recuperació d´una joia de l´art català, Barcelona, Ajuntament de Barcelona, 2003
ESCUDERO I RIBOT, Assumpta. El monestir de Sta Maria de Pedralbes, Barcelona, Edicions Nou Art Thor, 1988

Un marco cronológico para la construcción del sepulcro de la reina Elisenda de Montcada

El monumento funerario de la reina Elisenda de Montcada (1292-1364) es junto con la Capilla de San Miguel, uno de los puntos de máximo interés que ofrece el Monasterio de Santa María de Pedralbes (Barcelona).

Real Monasterio de Santa María de Pedralbes ( Barcelona) perteneciente a la orden de las clarisas

A pesar de que el conjunto monástico conserva un importante archivo en el caso concreto del sepulcro de la reina, no disponemos de ningún documento relativo al mismo. Partimos de un monumento sobre el cual desconocemos tanto la fecha de su realización, como su autoría. Tan solo contamos con algunos documentos que de manera indirecta, permiten formular diversas hipótesis en relación al año de su realización. Ya que este sepulcro plantea diversas incógnitas, en este artículo se expone el marco cronológico propuesto por los investigadores.

Antes de abordar la iconografía y descripción, hay que puntualizar que el sepulcro ha sufrido importantes modificaciones a lo largo de los siglos. Por lo tanto actualmente no lo contemplamos exactamente igual que como se concibió en el siglo XIV. La siguiente descripción responde a su estado actual, así que hay que tener en cuenta que algunos de sus elementos han cambiado, han sido sustituidos por otros, o simplemente han desaparecido

Uno de los factores que más llama la atención de este sepulcro, es su carácter bifaz. Una parte es visible desde la iglesia y otra parte desde el claustro. En la parte visible desde la iglesia el sepulcro se halla adosado al muro, bajo un arcosolio en forma de arco apuntado en la zona del presbiterio, en el lado de la Epístola. En la parte visible desde el claustro se encuentra encajado entre dos contrafuertes y bajo un arcosolio. El hecho de que se encuentre adosado al muro de separación entre la iglesia y el claustro, ha llevado a los estudiosos a plantear la hipótesis de que su construcción ya estuviera prevista desde el inicio de la obra. Este planteamiento hay que tenerlo en cuenta porque como se verá más adelante, las diferentes líneas de investigación relacionadas con el periodo de realización del sepulcro se basan en esta hipótesis.

Sepulcro de la reina Elisenda visto desde el altar mayor
Sepulcro de la reina Elisenda de Montcada (detalle) visible desde la zona de la iglesia

La iconografía se repite en ambas caras del monumento a excepción de que en la parte visible desde la iglesia, la imagen yacente aparece vestida como reina mientras que en la zona del claustro, aparece como monja clarisa o viuda. Tanto en una parte como en la otra, el sepulcro se apoya sobre tres leones mientras que dos ángeles turiferarios, flanquean la figura yacente de la reina. Adosado al muro del arcosolio y sobre dos ménsulas que sostienen una pequeña cornisa, encontramos la representación de la elevatio animae: dos ángeles sujetan el sudario mientras elevan el alma de la difunta hacia la figura del Padre Eterno.

Elevatio animae

En la parte visible desde la iglesia la caja del sepulcro está decorada con seis arcuaciones en cuyo interior se insertan las imágenes de seis santos franciscanos.(1) El monumento se enmarca entre dos altos pináculos cuyos montantes, sostienen las figuras de san Francisco, santa Clara, san Jaime y posiblemente santa Elizabeth de Hungría.(2) En la zona superior de los pináculos que enmarcan el arco ojival del arcosolio, aparece la representación del escudo de los Montcada, uno a cada lado. En el vértice del arco se dispone un florón y en su interior, un relieve en forma de flor de seis pétalos.

Vista desde la zona de clausura en donde el sepulcro ha sufrido menos intervenciones. El monumento se halla alzado para compensar el desnivel respecto a la zona del presbiterio. Foto Bocachete (Wikipedia). Internet dominio público
Detalle del perfil de Elisenda de Montcada vestida como viuda o clarisa. La comparación del cráneo de la reina con la figura yacente ha permitido establecer la hipótesis de que se trataría de un retrato, aunque no exento de cierta idealización

En la zona del claustro se repite la misma iconografía pero con algunas modificaciones. Aquí el sepulcro se encuentra alzado sobre un bloque para compensar el desnivel respecto al presbiterio.(3) Sobre la cubierta de la caja, la figura yacente de la reina vestida de clarisa o viuda, aparece con el rostro más individualizado. En las fornículas exteriores y sobre montantes, también se hallan figuras de santos, dos a cada lado: san Francisco, santa Clara, san Jaime y una santa reina.(4) El muro del arcosolio todavía conserva restos de la policromía original. En la parte superior de los pináculos se halla el escudo de los Montcada. Corona el arco del arcosolio un florón y en su interior, se repite el relieve que representa una flor de seis pétalos.

Vista del sepulcro desde el altar mayor de la iglesia. Las seis arcuaciones de la caja contienen las imágenes de seis santos franciscanos

La ubicación del monumento en el presbiterio no se halla libre de intencionalidad y su carácter bifaz, le permite funcionar como si se tratara de un relicario. Pero la bifacialidad no es una característica exclusiva del sepulcro de Pedralbes, sino que es compartida por otros monumentos funerarios vinculados a las casas reinantes de Aragón y Nápoles, relacionadas con los franciscanos y en donde la imagen del difunto, se repite dos veces.(5) El deseo de hacerse visible responde a una necesidad de manifestar el estatus social tanto en la zona pública (iglesia), como en la privada (clausura).(6) Ahora bien esta ubicación dificultaba el acceso visual del monumento a las religiosas, situadas en el coro de clausura que se halla en la zona oeste a los pies de la iglesia. Este hecho generaba un problema importante en la época: el relativo a los beneficios espirituales de los difuntos, derivados de la celebración de las misas. El presbiterio es la zona reservada a los monjes y desde donde se llevan a cabo los oficios, pero dificulta la visión del sepulcro a las monjas situadas lejos del altar mayor. Si el sepulcro se hubiera situado en la zona del coro, se hubiera dado el caso contrario es decir, el sepulcro se hallaría físicamente separado del presbiterio y de los oficiantes. En cualquiera de los dos casos la tumba era privada de ser vista o por las monjas, o por los oficiantes. En otras palabras: por los encargados de mantener viva la memoria del difunto y garantizar los beneficios espirituales derivados de la celebración de las misas cerca del sepulcro. Aún así la clase nobiliaria o real escogía para ubicar sus sepulturas espacios abiertos dentro de las iglesias, aunque las monjas no tuvieran acceso visual a las mismas. La tipología bifaz permitía solventar este problema ya que la tumba era completamente visible por las monjas desde la zona de clausura.

Altar mayor. A mano derecha el sepulcro encajado en el muro y dentro del arcosolio. La cercanía al altar repercutía en los beneficios espirituales que recibía el difunto.

No existe documentación directamente relacionada con el sepulcro. Solo es posible establecer una cronología sobre su construcción a partir de datos indirectos facilitados por diversas fuentes documentales las cuales, permiten acotar el periodo de su realización de forma aproximada. Una de estas fuentes documentales es el mismo testamento de la reina recogido en una copia de el Llibre de Privilegis Reials i Donacions Reials, P/17 y en donde Elisenda de Montcada expresa su deseo de ser enterrada en la tumba que ya posee:

Coram altari scilicet eiusdem ecclesia in monumento, quod nos ibi habemus volentes et mandates ac etiam ordinantes. (7)

De este documento se desprende que el sepulcro ya estaba listo cuando la reina dictó su testamento el 11 de abril de 1364, año de su muerte.

Facsímil del testamento de la reina Elisenda de Montcada i de Pinós redactado el 11 de abril de 1364. Original en el Archivo del Monasterio de Pedralbes, pergamino nº 9, Real Monasterio de Santa María de Pedralbes. A su muerte la reina otorga todos sus bienes al monasterio de clarisas que ella misma había fundado. En este documento la reina expresa su deseo de ser enterrada en el sepulcro que ya poseía

Otra fuente documental procede de la construcción de la misma iglesia a pesar de que no se ha conservado el libro de obras ni sabemos quién fue autor. La iglesia de Santa María de Pedralbes concuerda con los esquemas del gótico catalán así como con los ideales de las órdenes mendicantes, aunque con ciertas particularidades.(8) Se trata de un edificio de nave única cubierto con bóveda de crucería. La cabecera presenta forma poligonal de siete lados sin capillas. La nave cuenta con siete tramos con seis capillas laterales entre los contrafuertes, tres por cada lado en los primeros tres tramos de la nave. Los últimos tres tramos corresponden al coro de clausura.

Si se parte de la hipótesis de que el monumento funerario se realizó al mismo tiempo en que se iba construyendo la iglesia, es posible establecer un marco cronológico dentro del cual se situaría la realización del sepulcro. Sabemos que el templo se inició en 1326 y que se empezó a construir desde la cabecera.(9) La historiadora Natàlia Baqué publicó un exhaustivo estudio sobre las claves de bóveda de la iglesia las cuales pudo relacionar estilísticamente con las esculturas que conforman el sepulcro de la reina.(10) Así mismo en su artículo destaca una serie de documentos relativos a donaciones y benefactores que permiten establecer una cronología para la construcción de la iglesia y relacionarla con la del sepulcro. Estos documentos son tres:

1.- El contrato datado el 1343 entre el pintor Ferrer Bassa y la abadesa Francesca ça Portella para la decoración de la capilla de San Miguel. Esta capilla se encuentra en la zona del claustro, entre los contrafuertes de la cabecera de la iglesia y por tanto, cerca del sepulcro de la reina.


2.- Donación testamentaria de Ot de Montcada (11) , hermano de la reina, en donde figura que en 1341 hace entrega de 10.000 sous para que un sacerdote oficie una misa en memoria de los fundadores de la capilla de las Once Mil Vírgenes que él mismo había fundado. Se trata de la segunda capilla empezando por la cabecera de la iglesia y en el lado del Evangelio. Por lo tanto tal y como señala la Dra. Francesca Español, quien da la noticia en 1991, esta capilla ya estaba construida en el año 1341. Así mismo señala que con anterioridad a 1341, Ot de Montcada ya debía haber fundado la capilla. (12)

3.- Otro documento a destacar informa de que en el año 1348, al pintor Ferrer Bassa se le había encargado la realización de un Árbol de la Vida que debía ocupar la totalidad de la pared del muro que cierra la fachada.

Capilla de las Onze Mil Vírgenes fundada por Ot de Montcada y situada en el lado del Evangelio


Los muros laterales hasta llegar a la capilla de las Once Mil Vírgenes, ya estarían construidos entre 1341 y 1343 según se desprende de los documentos de Ot de Montcada y de Ferrer Bassa por tanto y según la hipótesis planteada por Natàlia Baqué, el sepulcro estaría finalizado antes de 1341 ya que la zona del presbiterio tuvo que quedar lista ese año. (13) Pere Beseran doctor en Historia del Arte y profesor titular de la UB, además de autor de diversos artículos sobre el sepulcro de Pedralbes, plantea la misma posibilidad pero no excluye otras, como por ejemplo que el presbiterio ya estuviera listo en 1327, año de la consagración del templo. Además destaca que en la zona de clausura el sepulcro abarca dos de los tres pisos de altura mediante arcos rebajados, los mismos que encontramos en otras partes del edificio más antiguas.(14) Entre 1326 y 1327 ya se estaría trabajando en las claves de bóveda que como se ha mencionado anteriormente, están relacionadas estilísticamente con las esculturas de la tumba real. Pere Beseran plantea la posibilidad de que el sepulcro se realizara inmediatamente después o dentro del mismo periodo 1326-27, aunque no descarta que un mismo maestro pudiera trabajar en un mismo lugar en cronologías diferentes. (15)


A las fuentes ya citadas habría que añadir otro documento: la segunda ordenación de la reina datada el 4 de noviembre de 1334 y en donde se solicita que uno de los capellanes oficiase una misa cada semana en el altar mayor y en el resto de las capillas laterales.(16) Del documento se deduce que la iglesia estaría casi acabada en 1334. El sistema de cierre del templo se llevó a cabo levantando los muros perimetrales superponiendo las diversas hiladas, y levantando el paramento hasta la altura del techo justo en el punto de arranque de la bóveda.

El marco cronológico propuesto por Natàlia Baqué es amplio ya que abarca desde 1326/27 hasta 1341. Pero los documentos hallados hasta el día de hoy no permiten una acotación más precisa. A pesar de que no existe consenso entre los diferentes autores en relación al año exacto de la realización del sepulcro, en general se acepta que se construyó alrededor de los años 40 del siglo XIV. Además la cronología de la tumba real ha permitido vincularla a un corpus de obras con las cuales, presenta evidentes relaciones estilísticas.

Este post forma parte de un trabajo más extenso presentado para la asignatura Art Català Medieval realizado a finales del año 2014 dentro del Grado de Historia del Arte. Fue publicado en mi antiguo blog el día 10 octubre 2018 y dado que recoge un trabajo realizado en 2014, no contempla las publicaciones que se realizaron sobre esta materia con posterioridad a ese año.

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Referencias

(1) Estas figuras se realizaron en el año 1926 con motivo del sexto centenario de la fundación del monasterio
(2) MANOTE I CLIVILLES, Maria Rosa; TERÉS I TOMÀS, Maria Rosa. «El mestre de Pedralbes i l´activitat barcelonina els anys centrals del segle XIV» en L´Art Gòtic a Catalunya, vol. I, Barcelona, Enciclopèdia Catalana, 2007, p. 174
(3) McKIERNAN GONZÁLEZ, Eileen. «Reception, Gender and Memory: Elisenda de Montcada and her Dual Effigy Tomb at Santa Maria de Pedralbes» en Reassesing the Roles of Women as «Makers» of Medieval Art and Architecture, vol I, Leiden and Boston, Brill, 2010, p. 318
(4)La autora Natàlia Baqué cree que podría tratarse de santa Eulàlia figura que también se repetiría en la zona de la iglesia ya que en las claves de bóveda de las capillas laterales, se hallan representados los santos protectores de la orden. Concretamente santa Eulàlia se encuentra en la segunda capilla por el lado de la Epístola. La misma autora cree muy probable que también se encontrasen representados en el sepulcro y coincidieran con los santos que se hallan en las capillas laterales. BAQUÉ, Natàlia.» Les claus de volta de l´església de Santa Maria de Pedralbes» en Elisenda de Montcada una reina lleidatana i la fundació del Reial Monestir de Pedralbes, Lleida, Publicacions dels Amics de la Seu Vella, 1997,p. 81, nota 61
(5) BESERAN I RAMON, Pere. “Incidències napolitanes a Catalunya. Revisions sobre escultura i arquitectura trescentista” en El Trecento en obres. Art de Catalunya i art d´Europa al segle XIV, Barcelona, Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona, 2009, p. 155
(6) Ibidem, p. 153
(7) CASTELLANO TRESSERA, Anna. «El projecte fundacional del Monestir de Santa Maria de Pedralbes i el Palau de la reina Elisenda de Montcada a través de dos inventaris del 1364» en Anuario de Estudios Medievales, Barcelona, 44/1 (gener-juny), 2014, p. 320
(8) Nos referimos a las oberturas circulares en las capillas laterales y al doble nivel de ventanas en la cabecera. Esta distribución era habitual en construcciones góticas de diversas naves o nave única con capillas en la cabecera, pero no en un edificio de nave única y cabecera poligonal sin capillas . Ver ORTOLL, Ernest. «L´església de Santa Maria de Pedralbes» en Elisenda de Montcada una reina lleidatana i la fundació del Reial Monestir de Pedralbes, Lleida, Publicacions dels Amics de la Seu de Lleida, 1997, p. 56-57
(9) BAQUÉ, Natàlia.» Les claus de volta …», op. cit., p. 60
(10) Ibidem, p. 59-105

(11) ESPAÑOL, F. La Seu Vella: els seus promotors» en La Seu Vella de Lleida. La catedral, els promotors, els artistes, s. XIX – XV, Lleida, 1991, p. 84. Referencia recogida en BAQUÉ, Natàlia.» Les claus de volta …», op. cit., p. 68 nota 19

(12) ESPAÑOL, F. «Los Montcada y sus panteones dinásticos. Un espacio para la muerte noble» en Els Montcada i Alfons de Borja a la Seu Vella de Lleida, Lleida, Publicacions dels Amics de la Seu Vella, 1991 p. 71 – 72. Información recogida en BAQUÉ, Natàlia.» Les claus de volta …», op. cit., p. 75 nota 45
(13) BAQUÉ, Natàlia.» Les claus de volta …», op. cit., p. 87
(14) BESERAN I RAMON, Pere. “Noves observacions a l´entorn del sepulcre d´Elisenda de Montcada” en Jornades de Recerca Històrica de les Corts, Quaderns de l´arxiu nº 3, (13 i 15 març), 1997, p. 93
(15) Ibidem, p. 91
(16) Elisenda de Montcada redactó cuatro ordenaciones en donde planteaba cuestiones carácter económico así como diversas normas, para la regulación de la vida dentro de la comunidad monástica. Ver CASTELLANO TRESSERA, Anna. Pedralbes a l´Edat Mitjana…, op. cit., p. 43-77

BIBLIOGRAFÍA

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BESERAN I RAMON, Pere. “Noves observacions a l´entorn del sepulcre d´Elisenda de Montcada” en Jornades de Recerca Històrica de les Corts, Quaderns de l´arxiu nº 3, (13 i 15 març), 1997, p. 87-99
BESERAN I RAMON, Pere. “Incidències napolitanes a Catalunya. Revisions sobre escultura i arquitectura trescentista” en El Trecento en obres. Art de Catalunya i art d´Europa al segle XIV, Barcelona, Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona, 2009, p. 131-159
CASTELLANO- TRESSERA, Anna. «El projecte fundacional del Monestir de Santa Maria de Pedralbes i el Palau de la reina Elisenda de Montcada a través de dos inventaris del 1364» en Anuario de Estudios Medievales, Barcelona, 44/1 (gener-juny), 2014, p. 103-139
CASTELLANO -TRESSERA, Anna. Pedralbes a l´Edat Mitjana. Història d´un monestir femení, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1998

ESPAÑOL, F. La Seu Vella: els seus promotors» en La Seu Vella de Lleida. La catedral, els promotors, els artistes, s. XIX – XV, Lleida, 1991

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MANOTE I CLIVILLES, Maria Rosa; TERÉS I TOMÀS, Maria Rosa. «El mestre de Pedralbes i l´activitat barcelonina els anys centrals del segle XIV» en L´Art Gòtic a Catalunya, vol. I, Barcelona, Enciclopèdia Catalana, 2007, p. 172-182
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ORTOLL, Ernest. «L´església de Santa Maria de Pedralbes» en Elisenda de Montcada una reina lleidatana i la fundació del Reial Monestir de Pedralbes, Lleida, Publicacions dels Amics de la Seu de Lleida, 1997, p. 39-57