El Santo Cristo de la Catedral de Barcelona y su relación con la Batalla de Lepanto

Una de las imágenes que goza de mayor veneración en la catedral de Barcelona y por ende en la Ciudad Condal, es el Santo Cristo de Lepanto. Esta imagen que se encuentra expuesta al culto en la capilla del Santísimo, data del siglo XVI. Se trata de una talla de madera que representa al Cristo de tamaño natural, en la cruz de tres clavos y cartela de lienzo con la correspondiente inscripción. Llama la atención la pronunciada inclinación hacia la derecha y el color oscuro de la talla. En la novena al Cristo escrita en 1956 se afirma que la imagen fue trasladada desde Madrid, en donde intervino en un milagro relacionado con un incendio. (1)

La relación del Santo Cristo con la Batalla de Lepanto (1571) es bien conocida. El Prev. Fortià Solà en su monografía dedicada al Santo Cristo de Lepanto menciona la que probablemente fue la primera expresión escrita de esta relación. Se trata del sermón del Trinitario P. Fra Marc Antoni Alòs impreso en Valencia en el año 1647.(2) Sin embargo el auge devocional que despierta la imagen entre sus devotos se remonta al 1883 cuando la Iglesia, decidió fomentar su culto potenciado su relación con la Batalla de Lepanto. Pero esta relación se sustenta únicamente en la tradición oral.(3) Anteriormente al 1883 la imagen gozaba de escasa popularidad.

Cristo de Lepanto en la capilla de Santísimo sobre una la imagen de La Dolorosa. Catedral de Barcelona. Foto Murati. Internet dominio público

Durante muchos años se mantuvo la creencia de que si el Día de Viernes Santo a las 3 tarde se rezaba ante el Cristo para solicitarle tres gracias, éste concedía al menos una de ellas. (4) Pero es sobre todo por su vinculación con la Batalla de Lepanto que la imagen goza de tanta devoción generando a lo largo de los años, una iconografía que da por sentado su presencia en la contienda naval. ¿Pero existió realmente dicha vinculación?

Dos son las leyendas que relacionan al Cristo con la batalla y ambas mencionan que fue trasladado por disposición de Don Juan de Austria, desde la Catedral de Barcelona hasta la nave generala, para presidir la proa. Los dos relatos pretenden ofrecer una explicación a la inclinación de la imagen siendo tal vez el más divulgado el que afirma que a fin de esquivar el impacto de un proyectil contra su pecho, el Santo Cristo se inclinó hacia la derecha.

La otra leyenda cuenta que temiendo que la imagen pudiera sufrir durante el enfrentamiento naval, Don Juan de Austria lo mandó trasladar a la bodega en donde quedó apoyado en el casco de la nave. Finalizada la batalla un devoto marinero se apresuró hasta la bodega para agradecer el haber conservado la vida durante la contienda. Pero cuál no fue su sorpresa al comprobar que el Cristo había cambiado de posición. Consternado expuso el suceso a otro marinero y ambos acordaron comunicar el hecho al resto de la tripulación. Don Juan de Austria ordenó trasladar de nuevo la imagen a proa pero al moverla, quedó al descubierto tal brecha en el casco que de no haber sido por la intervención del Cristo, la nave se hubiera hundido. Fue entonces cuando se percataron de la bala de cañón que se encontraba a los pies de la cruz. La nave capitana había sido herida de muerte por el impacto de un proyectil pero gracias a la intervención del Santo Cristo que se inclinó para obstruir la entrada de agua, se evitó la tragedia. Este relato quedó recogido en el primer libro de La Cofradria del Sant Crist de la Galera de don Joan d´Àustria que data de 1762 y se divulgó a partir de la publicación a mediados del siglo XIX, de la obra Tradicions religioses de Anna de Valldaura. La autora afirma que recogió la leyenda de la voz popular. Como apunta el Prev. Fortià Solà posteriormente se extendió a otros autores como Josep Reig i Vilardell, quien lo incluyó en sus Monografies de Catalunya (lletrat B. fascicle III Barcelona 1891), a partir del texto de Valldaura.

Fortià en su ya citada monografía sobre el Cristo de Lepanto, hace referencia a un exvoto que se encontraba sobre el altar y cuya presencia, otorgaba cierta credibilidad a la leyenda. Tal vez este exvoto fuera el mencionado por J.M. Martí i Bonet (5) en La catedral de Barcelona, y al que se le atribuía la capacidad de favorecer a los pescadores si sus barcas se encontraban en la misma posición respecto al horizonte que la del exvoto. Este permanecía suspendido de tal modo que su posición era variable. La Iglesia, siempre contraria a las supersticiones, decidió suspender el exvoto mediante dos alambres impidiendo así su movimiento y acabando así con la superchería .

Es difícil establecer el origen de las tradiciones orales pero sí se puede afirmar que hasta el momento presente, no se ha localizado documentación contemporánea a los hechos o inmediatamente posterior, que permita afirmar que efectivamente el Santo Cristo de la Catedral de Barcelona estuvo presente en la Batalla de Lepanto. Entre las principales fuentes documentales cabe citar la obra Epítome histórico del Portentoso Santuario y Real Monasterio de Nuestra Señora de Monserrate del historiador Pere Serra i Postius ( 1671-1748) la cual, en ningún momento menciona al Santo Cristo cuando se refiere a La Batalla de Lepanto. (6) Tampoco los volúmenes de memorias de la Generalitat y del Consell de Cent, aluden a la imagen a lo que cabe destacar que el primero de ellos, ni siquiera menciona la contienda naval. (7)

El estudio de la antropóloga Dra. Anna Fedele sobre el Cristo de Barcelona y su vinculación con la comunicación Divina, tampoco revela ningún dato que permita relacionar la imagen con la Batalla de Lepanto aunque la misma autora reconoce que su investigación, se centró en cuestiones relativas al culto actual y no en averiguar si la imagen figuró en la contienda de 1571. (8) Aun así la Dra. Fedele realizó una exhaustiva búsqueda en las fuentes contemporáneas sin hallar mención alguna de la relación del Santo Cristo con la nave capitana.

Si la documentación escrita es muda respecto a la presencia del Santo Cristo de Barcelona en la Batalla de Lepanto, no lo son menos las representaciones plásticas. Entre ellas cabe destacar la composición anónima de 1675 de la Capilla del Roser de Valls (Alt Camp, Tarragona) realizada en azulejos vidriados y compuesta por unas 2.500 piezas. En el lado de la epístola se representa la batalla naval (9) posiblemente inspirada en el grabado de Mario Kartaro La batalla de Lepanto, realizado tal vez en 1572. Ni en los azulejos ni en su posible referente visual se identifica la figura del Cristo de la Seo de Barcelona aunque entre los personajes representados, se distingue en la nave capitana a un sacerdote que sujeta en lo alto de su mano derecha un crucifijo. (10) Esta misma escena se repite en un lienzo del Museo Naval de Madrid pero el crucifijo representado en ambas obras, no guarda relación formal con la imagen del Santo Cristo.

En el lado del evangelio de la Capilla del Roser se reproduce el momento en que el papa Pío V entrega un estandarte a Don Juan de Austria. Este estandarte realizado en damasco de seda azul con la imagen de Cristo en la cruz y los escudos de Pío V, España y Venecia, existió realmente y se conservó durante siglos en la Catedral de Toledo. Actualmente se encuentra en el Museo de Santa Cruz de la misma ciudad. Además de éste existió otro estandarte, también de damasco pero en este caso de color rojo, que perteneció a la Armada Pontíficia y que el papa le entregó a Marco Antonio Colonna, Prefecto y Capitán General de la Armada Pontificia. El estandarte contenía una representación del Cristo en la cruz entre los apóstoles Pedro y Pablo junto a la frase IN HOC SIGNO VINCES en alusión al episodio de la visión Constantino I antes de la Batalla del Puente Milvio.

Ambos estandartes con la imagen del crucificado mantienen una estrecha relación a nivel iconográfico con el Cristo de la Seo de Barcelona pero de ninguna manera, podían confundirse.

La abundante producción pictórica contemporánea tampoco no revela ninguna referencia. Entre las principales obras cabe destacar la de Juan de Toledo y Mateo Gilarte (1663-65), la de H. letter (activo a finales del siglo XVI) basada en una obra de Martin Rota de 1572, la pintura mural del Museo Vaticano realizada por Ignacio Danti en 1580 (posiblemente a partir del aguafuerte de Fernando Bertelli de 1572), la obra de Andrea Vicentino (1580) en donde destaca el estandarte de la Armada Pontificia, la de Andries van Eertvelt (1640) y la de Luca Cambiaso entre otras.

A partir de la documentación estudiada y de los datos disponibles en la actualidad, parece poco probable que el Santo Cristo de la Catedral de Barcelona estuviera presente en la Batalla de Lepanto. La voz popular sustenta unos hechos que no se encuentran avalados documentalmente. La iconografía que vincula al Cristo con la contienda naval se basa exclusivamente en fuentes cronológicamente alejadas del suceso y que tienen su origen en la tradición oral.

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Referencias

(1) FEDELE, Anna. «La figura del Santo Cristo de Lepanto en la Catedral de Barcelona, puerta hacia el mundo de arriba para la comunicación y la negociación con lo Divino», Actas 9 Congreso de la Federación de Asociaciones de Antropología del Estado Español, Barcelona, 4-7 septiembre 2020, Barcelona, Universitad Autónoma de Barcelona, p. 3

(2) FORTIÀ SOLÀ, Prev. El Sant Crist de Lepant, Barcelona, Editorial Estel, 1950, p. 42 

(3) FEDELE, Anna. «La figura del Santo Cristo…», op. cit., p. 2 – 3

(4) MARTÍ BONET, J.M. «El Santo Cristo de Lepanto entre la historia y la leyenda» en La Catedral de Barcelona, Historia e historias, Barcelona, Catedral y Museo Diocesano de Barcelona, 2010, p. 33

(5) Ibidem, p.32

(6) FORTIÀ SOLÀ, Prev. El Sant Crist… op. cit., p. 51

(7) Ibidem, p. 44

(8) FEDELE, Anna. «La figura del Santo Cristo…», op. cit., p. 4

(9) CLOPAS BATLLE, Isidre. Ceràmica catalana decorada i terrissa popular, Barcelona. Fundació Roger de Belfort, 1991, p. 69-70

(10) FORTIÀ SOLÀ, Prev. El Sant Crist… op. cit., p. 56

BIBLIOGRAFÍA

CLOPAS BATLLE, Isidre, Ceràmica catalana decorada i terrissa popular, Barcelona, Fundació Roger de Belfort, 1991, p. 69-70

FEDELE, Anna. «La figura del Santo Cristo de Lepanto en la Catedral de Barcelona, puerta hacia el mundo de arriba para la comunicación y la negociación con lo Divino», Actas 9 Congreso de la Federación de Asociaciones de Antropología del Estado Español, Barcelona, 4-7 septiembre 2020, Barcelona, Universitad Autónoma de Barcelona, p. 1-16

FORTIÀ SOLÀ, Prev. El Sant Crist de Lepant, Barcelona, Editorial Estel, 1950

MARTÍ BONET, J.M. «El Santo Cristo de Lepanto entre la historia y la leyenda» en La Catedral de Barcelona, Historia e historias, Barcelona, Catedral y Museo Diocesano de Barcelona, 2010, p. 32 – 33

SERRA I POSTIUS, Pedro. Epitome Histórico del Portentoso Santuario y real Monasterio de Nuestra Señora de Monserrate, Barcelona, Pablo Campins, 1747

Torroella de Montgrí. La leyenda de la Torre de les Bruixes y la consagración de la iglesia de Sant Genís

La Torre de les Bruixes (La Torre de las Brujas) forma parte de la muralla que rodeaba la antigua villa de Torroella de Montgrí, municipio situado en el Baix Empordà (provincia de Girona). Esta imponente construcción datada del siglo XV – XVI, fue una de las torres de defensa y su presencia ha dado lugar al nacimiento de una singular leyenda que tiene como protagonistas la consagración de la iglesia de Sant Genís, el rey Pere el Cerimonós y las brujas ampurdanesas. He observado que en algunos textos se confunde la Torre de les Bruixes, con la Torre del Portal de Santa Catalina. Para aclarar dicha confusión hay que decir que la Torre de les Bruixes se trata de la construcción de planta circular que se encuentra frente a la Plaza Empordà. Por contra la Torre del portal de Santa Catalina, presenta planta rectangular y corresponde a la construcción que forma parte del portal homónimo situado en la Avenida Lluís Companys.

Torre de les Bruixes, s. XV – XVI, frente a la Plaza Empordà

No voy a extenderme en la valoración de la leyenda como patrimonio cultural inmaterial, pero sí quiero reivindicar la necesidad de proteger, divulgar y transmitir a futuras generaciones, estos relatos como muestra de la riqueza de la cultura popular. Algunas leyendas incluyen en su relato bienes culturales y patrimoniales los cuales, son objeto de estudio por parte de la Historia del Arte. En el caso que nos ocupa parte de la leyenda transcurre en la emblemática Torre de les Bruixes y tiene como eje del relato, la consagración del la iglesia parroquial de Sant Genís de Torroella de Montgrí.

El recinto amurallado

Durante la Edad Media Torroella de Montgrí contó con un recinto amurallado que experimentó al menos dos ampliaciones y una importante modificación a finales del siglo XVI. La primera muralla solo rodeaba un castro o castillo el cual aparece citado en un documento datado el 1085. Este castro se hallaba emplazado en el lugar que hoy ocupa el Palau lo Mirador. Posteriormente la muralla experimentó una ampliación, abarcando además del castro, la iglesia y las viviendas de los siervos. Se trata de la zona conocida como la Cellera. A finales del siglo XIV Torroella de Montgrí se convirtió en Vila Real ampliándose el trazado de la muralla como consecuencia de la expansión urbanística. La nueva muralla trascurre a lo largo de lo que hoy es la Avenida Lluís Companys (norte), Paseo de Catalunya (este), Paseo de Vicenç Bou (sur), Plaza Quintana i Combis, Plaza d´Espanya y Calle del Roser (oeste).

De todas las torres con que llegó a contar la muralla, (cuatro de planta cuadrada y dos de planta circular), solo se han conservado dos: la Torre del Portal de Santa Caterina y la conocida como la Torre de les Bruixes.

Iglesia de Sant Genís junto al Palau lo Mirador. Aunque las primeras noticias documentales corresponden al siglo XIV, el templo no se consagró hasta 1609
El Portal de Santa Caterina, siglos XIV – XV, situado al norte de la muralla medieval en la actual Avenida Lluís Companys. Se trata del único portal que incluía una torre. Según la leyenda la comitiva real accedió a Torroella a través de este portal
Nicho con la imagen de santa Caterina frente al portal homónimo. Estas pequeñas imágenes situadas en los portales, cumplían una función protectora sobre los puntos de acceso y salida de la población

La Torre de les Bruixes, un punto de encuentro de las brujas ampurdanesas

Cuenta la leyenda que el rey Pere el Cerimoniós (1319 – 1387) contribuyó económicamente en la construcción de la iglesia de Sant Genís, mediante la aportación de las rentas comarcales. Una vez finalizada la obra, el monarca fue invitado por las autoridades de la villa a la consagración del templo. Al evento también debían acudir los obispos de Urgell, Osona y Girona quienes se unirían a la comitiva real en Figueres, el día 1 junio.

Para tan destacado acontecimiento, el alcalde de la localidad reunió a cónsules y clérigos para recibir al séquito real. Además decidió apostar a dos guardas en la torre del campanario para que dieran el toque cuando avistasen a la comitiva. Pero por alguna razón que la leyenda no aclara, los guardas no avisaron. Se dice que tal vez andaban distraídos o que el encargado de dirigir la comitiva, erró de ruta al llegar a Ullà y tomó el camino equivocado de los olivares en lugar del de la era de coure. El caso es que cuando el rey llegó a Torroella, nadie le estaba esperando. Al pasar junto a la Torre de les Bruixes se encontró con el «avi Xixó» (el abuelo Xixó), personaje bien conocido por sus tratos con las brujas. El avi, que estaba apostado frente a la puerta, cumplía la misión de impedir la entrada de la comitiva real. La torre era en realidad lugar de encuentro entre las brujas de Ullà, Torroella y Gualta desde donde partían hacia el Canigó, para celebrar sus aquelarres. El avi consiguió su objetivo ya que los caballos de la comitiva se encabritaron negándose a cruzar la puerta y obligando al rey y a su séquito, a entrar en Torroella por el Portal de Santa Caterina. En ese instante los guardas apostados en el campanario, dieron el toque de aviso y las autoridades acudieron rápidamente al encuentro del monarca y sus acompañantes.

Tramo de la muralla medieval que discurre entre el Portal de Santa Caterina y la Torre de les Bruixes

Una vez consagrada la iglesia, Pere el Cerimoniós expresó su deseo de esclarecer el motivo que había provocado tal excitación en los caballos. Para ello reunió al clero y a sus consejeros y tras deliberar, llegaron a la conclusión de que el fenómeno estaba relacionado con la brujería. Sin demora el monarca mandó al batlle real D. Josep Ardèvol, que aquel mismo día tapiara la puerta de la torre para que las brujas no pudiera entrar más en la villa. Pero al sábado siguiente apareció una gran obertura en la puerta tapiada. Rápidamente se procedió a tapiar de nuevo pero al sábado siguiente, la puerta volvió a aparecer en las mismas condiciones y así tantas veces como se tapiaba, se volvía a abrir. Ante tales hechos, las autoridades municipales decidieron apostar a dos guardias frente al lugar pero éstos, desaparecieron misteriosamente sin dejar rastro mientras que la obertura en el tapiado, volvía a aparecer una y otra vez.

La tradición quiso que mientras hubiera brujas en Torroella, la obertura en la puerta siguiera apareciendo. Y así fue hasta que un buen día, les fetilleres decidieron abandonar la villa y desaparecieron misteriosamente. De esta forma el gran orificio en la puerta adjunta a la Torre, no volvió a aparecer nunca más. Como recordatorio de los hechos, todavía puede distinguirse la diferencia en el tapiado de la zona superior de la puerta, bajo las dovelas. Dice la leyenda que esta diferencia se debe a los sucesivos emparedados.(1)

Puerta de las Brujas, junto a la torre que lleva el mismo nombre. En la parte superior, bajo las dovelas, distinguimos un tipo de piedra de menor tamaño que según la leyenda, se debe a los sucesivos tapiados

La consagración de la iglesia de Sant Genís. Más allá de la leyenda

Ya que la leyenda tiene como eje central la consagración de la iglesia de Sant Genís, me parece interesante exponer los hechos documentados referentes a dicha consagración. El templo no se consagró hasta el 3 de mayo de 1609. (2) Por fortuna contamos con la descripción completa de la ceremonia de consagración, recogida en el volumen I del Llibre d´Òbits de Torroella de Montgrí.

El templo fue consagrado por Monseñor Francisco Arévalo de Suazo, obispo de Girona. Mm. partió de dicha ciudad el día 2 de mayo, acompañado por un numeroso séquito formado por los síndicos de Torroella, Antoni Farriol y Guillem Calvet, más otros habitantes de la villa todos ellos desplazados hasta Girona, para acompañar al obispo en su trayecto. La comitiva llegó a Torroella cuando ya había anochecido y accedieron por la zona sur, pasando por el Ter. A su llegada fueron recibidos por los presbíteros beneficiados de la parroquia: Mn. Anton Deulofeu, Mn. Grabiel Pol, Mn. Nicolau Begur y Mn. Dalmau Gerona acompañados por una multitud de habitantes. Así mismo se hallaban presentes los cónsules Magí Coll, Joan Torró y el Clavari Josep Camps, vestidos con sus gramallas y atributos de ediles y acompañados por escuadra de arcabuceros.

Para recibir a la comitiva, se encendieron diversas fogatas en las cuatro torres y luminarias en el castillo de Montgrí. Se lanzaron cohetes en las montañas del Putx Gros y Mont Pla y se encendieron fuegos en la ermita Santa Caterina. De las paredes de la muralla, del exterior de la iglesia y alrededores, colgaba gran cantidad de farolillos de papel. La comitiva cruzó el Portal de Sant Josep o de Ter que da acceso a la calle Mayor la cual, se llenó de luminarias y lámparas de aceite hasta la posada del Señor Bisbe (Portella). El cronista asegura que había tantas luminarias, que parecía de día (era tanta la luminaria per tota la vila que paria era de dia).

Punto de emplazamiento del desaparecido Portal de Sant Josep o del Ter, situado al final de la Calle Mayor al sur de la muralla. A través de este portal, la comitiva accedió a la villa de Torroella el 2 de mayo de 1603

El obispo pernoctó en la casa principal de la la villa, próxima a la iglesia, conocida como de Na Pastella. Al día siguiente 3 de mayo, Día de la Santa Cruz, tuvo lugar la ceremonia de consagración que se prolongó desde las 6 hasta las 10 de la mañana. El documento informa de que el interior del templo se hallaba bellamente adornado con flores, gallardetes y banderas.

Finalizada la consagración se celebró la misa del pontificado asistida por el Rd. Geroni Puigvert, arcediano de l´Empordà, de la Seo de Girona, el Rd. Garau de St. Martí, canónigo de la Seo, por Baldiri Batlla, subdiácono y por el Rd. Miquel Çacoromina, ambos canónigos. Entre ellos se encontraba el Prior Gabriel Olmeda y el Prior de Sant Tomàs de Fluvià, Rd. Francesc de Mayà. Finalizado el oficio tuvo lugar la procesión con la participación de los arcabuceros. El acceso al templo se llevaba a cabo por la puerta de poniente llamada de St. Genís, a pesar de que la fachada aún no estaba construida en 1609.(3) La puerta orientada a mediodía tampoco existía. Ésta no se inició hasta 1735-39. (4) Con el fin de paliar el efecto de la falta de portada, se decoró con guirnaldas y gallardetes toda la zona desde la puerta de Sant Genís, hasta la reja del cementerio. (5) Esta reja quedaba frente de la ventana del castillo. Se trata de la única ventana con capitel románico y podemos verla aún cerca del Portalet. Dicha reja discurría por la esquina de la fachada de poniente del jardín del Mirador, y a lo largo del muro que transcurre hoy frente al Paseo de l´Església.

La antigua ventana románica del castillo es la que se halla situada más próxima al Portalet el cual vemos en la imagen. Frente a la ventana discurría la reja del antiguo cementerio

Como todas las leyendas la que acabamos de exponer, mezcla elementos reales con elementos fantásticos. Este recurso es habitual en el ámbito legendario como también lo es la inclusión de componentes que son familiares para la comunidad. Ambos recursos tienen como objetivo otorgar mayor credibilidad al relato. En este sentido hemos de mencionar que las murallas de Torroella, fueron reparadas en tiempos del rey Pere el Cerimoniós. De esta forma se vincula un hecho histórico (la relación del rey Pere con el recinto amurallado aunque la Torre date de los siglos XV-XVI y no de XIV), con uno fantástico. Por otro lado la presencia de brujas es frecuente dentro del legendario ampurdanés lo cual, no hace más que poner de manifiesto el temor social hacia unas mujeres a las que se les otorgaba la capacidad de controlar los fenómenos atmosféricos y perjudicar al ganado. En una sociedad rural y agrícola el control de la climatología y la supervivencia de los animales era vital, ya que una mala cosecha o la muerte de los animales, podía significar la ruina absoluta para el campesino.

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Referencias

(1) Leyenda, recogida por Marcelí Audivert según tradición oral a través de Narcís Duran, publicó en el Llibre de Festa Major de Torroella, 1949. Audivert, p. 216 – 218
(2) Recorgemos el relato de la obra de Josep Vert i Planas cuya fuente es A.P.T. Libre Obits Vol. I fol. 167. Ver VERT i PLANAS, Josep. El Temple Parroquial de Sant Genís, (monografies montgrinenques nº 4), Torroella de Montgrí, Museu del Mongrí, Centre d´Estudis i Arxiu- Ajuntament de Torroella de Montgrí, 1984, p. 87-88 y 103 – 104
(3) La fachada de poniente no se inició hasta 1759. Llibre d´Obits. VERT i PLANAS, Josep. El Temple Parroquial de Sant Genís, (monografies montgrinenques nº 4), Torroella de Montgrí, Museu del Mongrí, Centre d´Estudis i Arxiu- Ajuntament de Torroella de Montgrí, 1984 p. 98
(4) Ididem, p. 24
(5) El actual cementerio de Torroella de Montgrí no se halla lejos de la antigua necrópolis situada al amparo de la iglesia de Sant Genís. La eliminación de los cementerios parroquiales y su posterior transformación en espacios públicos, es el resultado de la secularización de los recintos funerarios iniciado en el siglo XVIII. El actual cementerio de Torroella de Montgrí se encuentra en la calle Josep Carner, al otro lado de la Avenida Lluís Companys y data de al menos de 1817, año en que se trasladaron a esta nueva ubicación los restos del antiguo cementerio

BIBLIOGRAFÍA

AUDIERT, Marcel-lí. Torroella de Montgrí una vila singular, Barcelona, Editor Marcel-lí Audivert, 1983
BITRIÁN i BAREA, Carlos; CAMPOS i PIERA, Carmen. «Estudi de la forma urbana de Torroella de Montgrí» en Col-lecció Recerca i Territori. Beques de Recerca Joan Torró i Cabratosa, VII, nº 3, Girona, Diputació de Girona, 2011, p. 131 – 226
DURÁN, Narciso. «La Torre de les Bruixes (leyenda)» en Llibre de la Festa Major de Torroella de Montgrí, 1949
PERICOT, Joan. «Les Portes de Torroella» en Llibre de la Festa Major de Torroella de Montgrí, 1969
ROVIRAS, Antoni; TORRENT, Enric. Torroella i l´Estartit, Quaders de la Revista de Girona, Monografies locals, nº 65, Girona, Diputació de Girona, 2003
VERT i PLANAS, Josep. El Temple Parroquial de Sant Genís, (monografies montgrinenques nº 4), Torroella de Montgrí, Museu del Mongrí, Centre d´Estudis i Arxiu- Ajuntament de Torroella de Montgrí, 1984

Recursos electrónicos

Col-lecció Recerca i Territori. Beques de Recerca Joan Torró i Cabratosa, VII, nº 3, Girona, Diputació de Girona, 2011. Disponible en: https://www.museudelamediterrania.cat/pujades/files/RIT3.pdf

La leyenda del hallazgo milagroso de la Virgen de Montserrat

La imagen que se venera en el santuario de Montserrat corresponde a una talla románica datada del último tercio del siglo XII o inicios del XIII según el modelo iconográfico de la Sedes sapientae o Trono de la Sabiduría. Aún así la leyenda del hallazgo sitúa su realización en el año 880. Esta discrepancia cronológica se debe a que la leyenda forma parte de un relato creado, que no se ajusta a los hechos históricos. Aun así incorpora el año 880 el cual tiene relación con la primera noticia documental sobre Montserrat. Pero esta noticia documental se refiere solamente a la montaña y no a la existencia de una imagen de culto.(1)Según el p. Laplana la primera evidencia escrita que prueba la presencia de una imagen en Santa María de Montserrat, está datada de finales del siglo XIV e inicios del XV. Se trata del Libre Vermell de Montserrat (el Libro Rojo de Montserrat).(2)

Nuestra Señora de Montserrat. Foto Zerkowitz, 1916

Todavía existe la creencia de que la imagen de la virgen de Montserrat que se venera en el santuario fue hallada en una cueva de la montaña, gracias a la intervención de siete pastores de Monistrol. Al igual que sucede con la cronología, el hallazgo forma parte de la leyenda y no se ajusta a los hechos históricos.(3)

En esta entrada se centra exclusivamente en la leyenda del hallazgo milagroso. La primera referencia a la invención de la imagen de Nuestra Señora de Montserrat la encontramos en el texto del abad Pedro de Burgos(4) en su obra Libro de la Historia y Milagros hechos a invocación de nuestra Señora de Montserrate publicada en 1514.(5) En ella el abad afirma haber recogido la leyenda de un retablo ilustrado acompañado de texto, que se encontraba en el claustro del monasterio. Menciona además la existencia de un pergamino antiguo.(6) El retablo del claustro parece ser que incluía el año 1239 aunque su realización era muy posterior ya que un estudio del léxico, permitió establecer su correspondencia en el siglo XV.(7) Pedro de Burgos afirma que dicho retablo llevaba más de 370 años expuesto en los claustros del monasterio. Posiblemente el retablo subsistió hasta mediados del siglo XVIII.(8)

Libro de la Historia y Milagros hechos a invocación de nuestra Señora de Montserrate, Pedro de Burgos, edición de 1627. Primer texto conservado en donde se relata la leyenda del hallazgo de la virgen de Montserrat. A partir de la edición de 1550 tomará un título más breve que en la primera edición. Internet dominio público

Para la redacción del relato leyendario me he basado en los textos del abad Pedro de Burgos, de Josep Albert Planes Ball así como de Joan Amades.(9)

La leyenda cuenta que cuando en Barcelona se tuvo conocimiento de que Jesús había muerto crucificado, algunos fieles se trasladaron en barco hasta Palestina para ofrecer consuelo a la Virgen. Ella en agradecimiento les prometió que en cuanto pudiera, enviaría a un discípulo de su Hijo a predicar la fe en tierras barcelonesas. El discípulo elegido fue san Pedro quien partió en dirección a tierras catalanas no sin antes llevar consigo una imagen de la Virgen. Esta imagen se trataba en realidad de un retrato ejecutado por san Lucas en Jerusalén, siguiendo las instrucciones de Jesús. Según cuenta la leyenda el Señor se le apareció en sueños y le encargó un fiel retrato de su madre. Pero la voluntad de María fue que también se incluyera la figura de un niño, en representación de su Hijo.
San Pedro desembarcó en el puerto de Barcelona (según otras versiones en Ampurias) y se hospedó en casa de un amigo que vivía en el barrio de Montjuïc. Este le contó que se realizaban reuniones clandestinas en las catacumbas de la ciudad, situadas bajo el circo romano que se hallaba situado justo bajo donde hoy se encuentra la iglesia de Sant Just i Pastor. Cuenta Joan Amades que existía en aquella época un camino secreto subterráneo, que comunicaba la montaña de Montjuïc con la actual Plaza de Sant Jaume. A través de este camino San Pedro y su amigo llegaron a las catacumbas y allí el apóstol, empezó a predicar la nueva doctrina. Así mismo construyó un pequeño altar en donde depositó la imagen de la Virgen que había traído desde Palestina. San Pedro fue el fundador de la Iglesia de Barcelona cuyo primer obispo se llamaba Eterio. Cuando el apóstol abandonó la ciudad, dejó la imagen en el pequeño altar que había construido en las catacumbas donde los fieles siguieron reuniéndose. Posteriormente se erigió la iglesia de Sant Just i Pastor, la primera que hubo en Barcelona, y fue entonces cuando trasladaron la imagen y el pequeño altar construido por san Pedro, al nuevo templo. Sant Just i Pastor se conocía también como La Jerossolimitana y de ahí que la Virgen de Montserrat se la llamara también La Jerossolimitana o La Moreneta que significa mora.(10)

Con la invasión musulmana los barceloneses decidieron poner la imagen a buen recaudo. En 718 el obispo Pere acompañado por Eurigoni, cabezilla de los godos, escondió la imagen en una de las montañas más abruptas de Cataluña: el macizo de Montserrat. Entre las cimas hallaron una pequeña cueva y depositaron la imagen en su interior. Para garantizar de que nadie podría descubrir el lugar y robar la imagen, tapiaron la entrada mediante pesadas piedras y camuflaron el acceso plantando diversos árboles alrededor. Pero la suerte no parecía acompañarlos porque de regreso a Barcelona, toparon con los sarracenos y no consiguieron salir con vida del encuentro. Barcelona siguió bajo dominio musulmán durante 80 años más cuando la ciudad fue finalmente reconquistada.

Con el paso de los años la entrada a la cueva quedó completamente camuflada entre la densa vegetación además, ya nadie conocía el paradero de la imagen. Pero en el año 880, tuvo lugar un hecho extraordinario. Siete pastores de Can Riusec (o de Can LLoberes) de Monistrol vieron al caer la noche y durante siete sábados seguidos, una luz misteriosa que descendía del cielo y se situaba sobre una cueva de la montaña de Montserrat. Esta cueva se hallaba en el lado derecho de la capilla de San Miguel y en la parte de levante hacia el río Llogregat. El extraño fenómeno iba acompañado de cánticos celestiales. En un principio consternados por la experiencia, los siete pastores decidieron guardar silencio pero finalmente, lo confesaron a sus padres. Posteriormente determinaron relatar los hechos al rector de Monistrol quien quiso comprobar por él mismo, la veracidad de tan extraordinario suceso. Para ello acudió durante cuatro sábados al lugar indicado por los pastores, en donde pudo presenciar el milagro. Convencido de los hechos se lo comunicó al obispo de Manresa. Este decidió organizar una expedición al lugar al sábado siguiente, acompañado por algunos canónigos, clérigos, capellanes y habitantes de Manresa. Antes de tomar el camino de ascenso a la montaña, se pararon a comer en Monistrol para luego reanudar la marcha. A la hora de la oración del Ave María la expedición fue testigo de los mismos hechos milagrosos relatados por los pastores y el rector de Monistrol. El fenómeno duró hasta la medianoche. A la mañana siguiente el obispo mandó localizar el lugar exacto y hallaron la cueva de donde salía una exquisita fragancia. Con la ayuda de todos los presentes consiguieron retirar las grandes piedras que tapaban el acceso, y pudieron penetrar al interior en donde hallaron la imagen de la Virgen, rodeada por un gran resplandor y por ángeles cantores. Esta versión sigue el relato de Pedro de Burgos pero en otras, se afirma que cuando aparecieron las luces en la montaña y se oyeron los cánticos, la expedición consiguió localizar la cueva en donde hallaron a La Moreneta.

Santa Cova lugar en donde según la leyenda, fue hallada la imagen que actualmente se venera en el monasterio de Santa María de Montserrat. Autor de la fotografía: Canaan. Imagen sujeta a licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 4.0 International, 3.0 Unported, 2.5 Generic, 2.0 Generic and 1.0 Generic license
Can Cavaller de Monistrol donde según la leyenda, procedían los pastores protagonistas del hallazgo milagroso de la Virgen de Montserrat. En realidad se trata de una construcción del siglo XVI-XVII que fue remodelada en el XIX. También se conoce como Can Riusec o Cal Marquès

Ante tan maravilloso hallazgo se acordó trasladar la imagen a Manresa en donde se le consagraría un altar. La expedición en pleno inició el descenso de la montaña pero justo cuando se encontraban en donde hoy se halla el monasterio, se sintieron tan agotados que tuvieron que detenerse para descansar. Al retomar el camino se percataron de que la imagen se había hecho tan pesada, que se hacía imposible de mover. Este hecho lo interpretaron como la voluntad de la virgen por permanecer en aquel emplazamiento y así fue como decidieron construir una pequeña capilla que con los años, se convirtió en el actual monasterio de Santa Maria de Montserrat.

Nuestra Señora de Montserat expuesta al culto sobre el trono sufragado por suscripción popular en 1947. En su ejecución participaron Francesc Folguera, Josep Granyer, Rafael Solanich, Josep Obiols, Joaquim Ros, Ramon Sunyer, Martí Llaurador y Tomàs Mostany. Los materiales empleados fueron piedra de Montserrat, plata, esmaltes y piedras opacas. Foto: DagafeSQV. Imagen sujeta a Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported

Post registrado bajo licencia Safe Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International (CC BY-NC-SA 4.0). Este artículo ya había sido publicado en mi blog anterior el día 23 de agosto 2019

Referencias

(1) Acta de dotación de la iglesia del monasterio de Ripoll realizada por el conde Guifré de Barcelona el 888: Et in alio loco in ipsa marcha locum quem nominat Monte serrado, Ecclesias quae sunt in cacumine ipsius montis vel ad inferiora ejus, cum ipso alode (Marca Hispánica, ap. 46). LAPLANA, J.de C.; MACIÀ, T. Nigra Sum, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1996, p. 15 nota 1
(2) Ibidem, p. 20
(3) De hecho fue oficialmente tomada como un hecho histórico hasta la segunda década del siglo XX. Ibidem, p. 17
(4) Pedro de Burgos, abad de Montserrat entre 1512 – 1536
(5) La redacción de este libro respondía al deseo de complacer a Juan de Aragón, duque de Luna, conde de Ribagorça, Gran Castellà de Amposta y lugarteniente real de Cataluña ya que su tío Fernando el Católico, le había sugerido la redacción de un texto el cual diera a conocer las maravillas que Dios obraba en el santuario de Montserrat. La primera edición se publicó en 1514. ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat i la seva morenor a través de la documentació i de la història”, en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 98
(6) El hallazgo milagroso de Nuestra Señora de Montserrat se halla insertado dentro de la leyenda de Fra Garí
(7) LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra…, op. cit., p. 20
(8) ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat…”, op. cit., p. 95
(9) La leyenda cuenta con ligeras variantes y a lo largo de los siglos, diversos autores han ido incorporando elementos y sucesos que no se hallaban en el texto de Pedro de Burgos publicado en 1514
(10) AMADES, Joan. «La Mare de Déu de Montserrat» en Les millors llegendes populars, Barcelona, Edicions 62, s.a., p. 19

BIBLIOGRAFÍA

ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat i la seva morenor a través de la documentació i de la història”, en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 93 – 179
AMADES, Joan. «La Mare de Déu de Montserrat» en Les millors llegendes populars, Barcelona, Edicions 62, s.a., p. 14 – 21
BURGOS, Pedro de. Libro de la Historia y Milagros hechos a invocación de nuestra Señora de Montserrate, Barcelona, s.n., 1514
LAPLANA, J.de C.; MACIÀ, T. Nigra Sum, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1996
PLANES BALL, Josep Albert. «La troballa de la imatge» en Llegendes de Montserrat, Sant Vicenç de Castellet, FARELL EDITORS, 2010, p. 26 – 29