La leyenda del hallazgo milagroso de la Virgen de Montserrat

La imagen que se venera en el santuario de Montserrat corresponde a una talla románica datada del último tercio del siglo XII o inicios del XIII según el modelo iconográfico de la Sedes sapientae o Trono de la Sabiduría. Aún así la leyenda del hallazgo sitúa su realización en el año 880. Esta discrepancia cronológica se debe a que la leyenda forma parte de un relato creado, que no se ajusta a los hechos históricos. Aun así incorpora el año 880 el cual tiene relación con la primera noticia documental sobre Montserrat. Pero esta noticia documental se refiere solamente a la montaña y no a la existencia de una imagen de culto.(1)Según el p. Laplana la primera evidencia escrita que prueba la presencia de una imagen en Santa María de Montserrat, está datada de finales del siglo XIV e inicios del XV. Se trata del Libre Vermell de Montserrat (el Libro Rojo de Montserrat).(2)

Nuestra Señora de Montserrat. Foto Zerkowitz, 1916

Todavía existe la creencia de que la imagen de la virgen de Montserrat que se venera en el santuario fue hallada en una cueva de la montaña, gracias a la intervención de siete pastores de Monistrol. Al igual que sucede con la cronología, el hallazgo forma parte de la leyenda y no se ajusta a los hechos históricos.(3)

En esta entrada se centra exclusivamente en la leyenda del hallazgo milagroso. La primera referencia a la invención de la imagen de Nuestra Señora de Montserrat la encontramos en el texto del abad Pedro de Burgos(4) en su obra Libro de la Historia y Milagros hechos a invocación de nuestra Señora de Montserrate publicada en 1514.(5) En ella el abad afirma haber recogido la leyenda de un retablo ilustrado acompañado de texto, que se encontraba en el claustro del monasterio. Menciona además la existencia de un pergamino antiguo.(6) El retablo del claustro parece ser que incluía el año 1239 aunque su realización era muy posterior ya que un estudio del léxico, permitió establecer su correspondencia en el siglo XV.(7) Pedro de Burgos afirma que dicho retablo llevaba más de 370 años expuesto en los claustros del monasterio. Posiblemente el retablo subsistió hasta mediados del siglo XVIII.(8)

Libro de la Historia y Milagros hechos a invocación de nuestra Señora de Montserrate, Pedro de Burgos, edición de 1627. Primer texto conservado en donde se relata la leyenda del hallazgo de la virgen de Montserrat. A partir de la edición de 1550 tomará un título más breve que en la primera edición. Internet dominio público

Para la redacción del relato leyendario me he basado en los textos del abad Pedro de Burgos, de Josep Albert Planes Ball así como de Joan Amades.(9)

La leyenda cuenta que cuando en Barcelona se tuvo conocimiento de que Jesús había muerto crucificado, algunos fieles se trasladaron en barco hasta Palestina para ofrecer consuelo a la Virgen. Ella en agradecimiento les prometió que en cuanto pudiera, enviaría a un discípulo de su Hijo a predicar la fe en tierras barcelonesas. El discípulo elegido fue san Pedro quien partió en dirección a tierras catalanas no sin antes llevar consigo una imagen de la Virgen. Esta imagen se trataba en realidad de un retrato ejecutado por san Lucas en Jerusalén, siguiendo las instrucciones de Jesús. Según cuenta la leyenda el Señor se le apareció en sueños y le encargó un fiel retrato de su madre. Pero la voluntad de María fue que también se incluyera la figura de un niño, en representación de su Hijo.
San Pedro desembarcó en el puerto de Barcelona (según otras versiones en Ampurias) y se hospedó en casa de un amigo que vivía en el barrio de Montjuïc. Este le contó que se realizaban reuniones clandestinas en las catacumbas de la ciudad, situadas bajo el circo romano que se hallaba situado justo bajo donde hoy se encuentra la iglesia de Sant Just i Pastor. Cuenta Joan Amades que existía en aquella época un camino secreto subterráneo, que comunicaba la montaña de Montjuïc con la actual Plaza de Sant Jaume. A través de este camino San Pedro y su amigo llegaron a las catacumbas y allí el apóstol, empezó a predicar la nueva doctrina. Así mismo construyó un pequeño altar en donde depositó la imagen de la Virgen que había traído desde Palestina. San Pedro fue el fundador de la Iglesia de Barcelona cuyo primer obispo se llamaba Eterio. Cuando el apóstol abandonó la ciudad, dejó la imagen en el pequeño altar que había construido en las catacumbas donde los fieles siguieron reuniéndose. Posteriormente se erigió la iglesia de Sant Just i Pastor, la primera que hubo en Barcelona, y fue entonces cuando trasladaron la imagen y el pequeño altar construido por san Pedro, al nuevo templo. Sant Just i Pastor se conocía también como La Jerossolimitana y de ahí que la Virgen de Montserrat se la llamara también La Jerossolimitana o La Moreneta que significa mora.(10)

Con la invasión musulmana los barceloneses decidieron poner la imagen a buen recaudo. En 718 el obispo Pere acompañado por Eurigoni, cabezilla de los godos, escondió la imagen en una de las montañas más abruptas de Cataluña: el macizo de Montserrat. Entre las cimas hallaron una pequeña cueva y depositaron la imagen en su interior. Para garantizar de que nadie podría descubrir el lugar y robar la imagen, tapiaron la entrada mediante pesadas piedras y camuflaron el acceso plantando diversos árboles alrededor. Pero la suerte no parecía acompañarlos porque de regreso a Barcelona, toparon con los sarracenos y no consiguieron salir con vida del encuentro. Barcelona siguió bajo dominio musulmán durante 80 años más cuando la ciudad fue finalmente reconquistada.

Con el paso de los años la entrada a la cueva quedó completamente camuflada entre la densa vegetación además, ya nadie conocía el paradero de la imagen. Pero en el año 880, tuvo lugar un hecho extraordinario. Siete pastores de Can Riusec (o de Can LLoberes) de Monistrol vieron al caer la noche y durante siete sábados seguidos, una luz misteriosa que descendía del cielo y se situaba sobre una cueva de la montaña de Montserrat. Esta cueva se hallaba en el lado derecho de la capilla de San Miguel y en la parte de levante hacia el río Llogregat. El extraño fenómeno iba acompañado de cánticos celestiales. En un principio consternados por la experiencia, los siete pastores decidieron guardar silencio pero finalmente, lo confesaron a sus padres. Posteriormente determinaron relatar los hechos al rector de Monistrol quien quiso comprobar por él mismo, la veracidad de tan extraordinario suceso. Para ello acudió durante cuatro sábados al lugar indicado por los pastores, en donde pudo presenciar el milagro. Convencido de los hechos se lo comunicó al obispo de Manresa. Este decidió organizar una expedición al lugar al sábado siguiente, acompañado por algunos canónigos, clérigos, capellanes y habitantes de Manresa. Antes de tomar el camino de ascenso a la montaña, se pararon a comer en Monistrol para luego reanudar la marcha. A la hora de la oración del Ave María la expedición fue testigo de los mismos hechos milagrosos relatados por los pastores y el rector de Monistrol. El fenómeno duró hasta la medianoche. A la mañana siguiente el obispo mandó localizar el lugar exacto y hallaron la cueva de donde salía una exquisita fragancia. Con la ayuda de todos los presentes consiguieron retirar las grandes piedras que tapaban el acceso, y pudieron penetrar al interior en donde hallaron la imagen de la Virgen, rodeada por un gran resplandor y por ángeles cantores. Esta versión sigue el relato de Pedro de Burgos pero en otras, se afirma que cuando aparecieron las luces en la montaña y se oyeron los cánticos, la expedición consiguió localizar la cueva en donde hallaron a La Moreneta.

Santa Cova lugar en donde según la leyenda, fue hallada la imagen que actualmente se venera en el monasterio de Santa María de Montserrat. Autor de la fotografía: Canaan. Imagen sujeta a licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 4.0 International, 3.0 Unported, 2.5 Generic, 2.0 Generic and 1.0 Generic license
Can Cavaller de Monistrol donde según la leyenda, procedían los pastores protagonistas del hallazgo milagroso de la Virgen de Montserrat. En realidad se trata de una construcción del siglo XVI-XVII que fue remodelada en el XIX. También se conoce como Can Riusec o Cal Marquès

Ante tan maravilloso hallazgo se acordó trasladar la imagen a Manresa en donde se le consagraría un altar. La expedición en pleno inició el descenso de la montaña pero justo cuando se encontraban en donde hoy se halla el monasterio, se sintieron tan agotados que tuvieron que detenerse para descansar. Al retomar el camino se percataron de que la imagen se había hecho tan pesada, que se hacía imposible de mover. Este hecho lo interpretaron como la voluntad de la virgen por permanecer en aquel emplazamiento y así fue como decidieron construir una pequeña capilla que con los años, se convirtió en el actual monasterio de Santa Maria de Montserrat.

Nuestra Señora de Montserat expuesta al culto sobre el trono sufragado por suscripción popular en 1947. En su ejecución participaron Francesc Folguera, Josep Granyer, Rafael Solanich, Josep Obiols, Joaquim Ros, Ramon Sunyer, Martí Llaurador y Tomàs Mostany. Los materiales empleados fueron piedra de Montserrat, plata, esmaltes y piedras opacas. Foto: DagafeSQV. Imagen sujeta a Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported

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Referencias

(1) Acta de dotación de la iglesia del monasterio de Ripoll realizada por el conde Guifré de Barcelona el 888: Et in alio loco in ipsa marcha locum quem nominat Monte serrado, Ecclesias quae sunt in cacumine ipsius montis vel ad inferiora ejus, cum ipso alode (Marca Hispánica, ap. 46). LAPLANA, J.de C.; MACIÀ, T. Nigra Sum, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1996, p. 15 nota 1
(2) Ibidem, p. 20
(3) De hecho fue oficialmente tomada como un hecho histórico hasta la segunda década del siglo XX. Ibidem, p. 17
(4) Pedro de Burgos, abad de Montserrat entre 1512 – 1536
(5) La redacción de este libro respondía al deseo de complacer a Juan de Aragón, duque de Luna, conde de Ribagorça, Gran Castellà de Amposta y lugarteniente real de Cataluña ya que su tío Fernando el Católico, le había sugerido la redacción de un texto el cual diera a conocer las maravillas que Dios obraba en el santuario de Montserrat. La primera edición se publicó en 1514. ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat i la seva morenor a través de la documentació i de la història”, en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 98
(6) El hallazgo milagroso de Nuestra Señora de Montserrat se halla insertado dentro de la leyenda de Fra Garí
(7) LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra…, op. cit., p. 20
(8) ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat…”, op. cit., p. 95
(9) La leyenda cuenta con ligeras variantes y a lo largo de los siglos, diversos autores han ido incorporando elementos y sucesos que no se hallaban en el texto de Pedro de Burgos publicado en 1514
(10) AMADES, Joan. «La Mare de Déu de Montserrat» en Les millors llegendes populars, Barcelona, Edicions 62, s.a., p. 19

BIBLIOGRAFÍA

ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat i la seva morenor a través de la documentació i de la història”, en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 93 – 179
AMADES, Joan. «La Mare de Déu de Montserrat» en Les millors llegendes populars, Barcelona, Edicions 62, s.a., p. 14 – 21
BURGOS, Pedro de. Libro de la Historia y Milagros hechos a invocación de nuestra Señora de Montserrate, Barcelona, s.n., 1514
LAPLANA, J.de C.; MACIÀ, T. Nigra Sum, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1996
PLANES BALL, Josep Albert. «La troballa de la imatge» en Llegendes de Montserrat, Sant Vicenç de Castellet, FARELL EDITORS, 2010, p. 26 – 29

La colección de Felipe IV en el Real Alcázar de Madrid

Las grandes cortes europeas precisaban de un marco suntuoso donde exhibirse que exigía decorar sus residencias, con grandes colecciones que permitieran reflejar los valores de las monarquías absolutas de la Edad Moderna. Felipe IV no fue ajeno a esta tendencia. En el caso de El Alcázar, los grandes escenarios de ceremonias cortesanas y donde era necesario poner mayor énfasis en el programa decorativo, era el Salón de los Espejos, la Galería del Mediodía, la Pieza Ochavada y El Salón Dorado. Sus decoraciones se modificaron al final del reinado de Felipe IV con el retrato como principal protagonista. Lamentablemente el palacio no ha sobrevivido. Durante la noche de Navidad de 1734, mientras la familia real se encontraba en el Buen Retiro, se declaró un incendio que provocó daños irreparables en el conjunto. El fuego quemó obras de Tintoretto, Tiziano, Rubens, Velázquez y el edificio quedó en tan mal estado, que Felipe IV decidió derribarlo y levantar en su mismo emplazamiento, el Palacio de Oriente o Palacio Real.

Para tratar sobre las decoraciones de El Alcázar, en primer lugar hay que nombrar el viaje que Velázquez realizó a Italia. A finales de noviembre de 1648, el rey envía al pintor con el objetivo de adquirir esculturas y cuadros para la nueva decoración del palacio, así como para atraer a la corte al fresquista Pietro da Cortona. Las compras se gestionaron con los fondos del cónsul español Santiago Cardoso. Velázquez no regresará a España hasta el 23 de junio de 1651 y el principal destino del viaje, era la ciudad de Roma. Es difícil reconstruir con exactitud la cronología y las diferentes etapas del viaje del pintor por Italia. Sabemos que llegó a Génova procedente de España el 11 de marzo de 1649 y desde allí, partió hacia Venecia. El 24 de abril de 1649 el marqués de la Fuente escribe desde esta ciudad que Diego Velázquez llegó aquí a los 21 y sin perder tiempo he procurado que vea todas las pinturas que le permitiere estar en mi casa, que el recato de aquí es de calidad, que muchos tendrán escrúpulo, si bien procuraremos con maña que no le ambarzca esto, y desseando encaminarse a Módena por haber tenido notícia de que podría hallar una cosa muy a propósito, le daré cartas para facilitarle la introducción, y en todo le asistiré como en despacho del 22 de noviembre me lo manda V.M…(1)

De Venecia probablemente se trasladó a Parma, Módena, Boloña y Roma. Ha sobrevivido documentación sobre este periodo romano que permite conocer que ya estaba en la ciudad el 29 de mayo de 1649, y que permaneció allí hasta finales de noviembre del año siguiente. En Roma se encargó de realizar vaciados de esculturas clásicas y bronces ornamentales, destinados a las galerías de El Alcázar. La tarea no estaba libre de responsabilidades ya que debía saber elegir correctamente qué obras copiar y posteriormente, obtener la autorización de los propietarios para realizar los moldes. Al actuar en representación del rey de España, este obstáculo le será relativamente fácil de salvar. Los tratadistas como Passeri, Bellori o Malvasia proporcionan información acerca del trabajo del pintor en Roma en 1650. Igualmente se nombran las compras que realizará y que pasarán a decorar El Alcázar. Palomino solo ha dejado constancia de las obras adquiridas en Venecia y sobre las gestiones para enviar a España fresquistas como Pietro da Cortona. Pero se conoce que también llegaron a Madrid muchas obras procedentes de Roma.

El Real Alcázar de Madrid (detalle), Felix Castello, c. 1630 – 1640. Museo de Historia de Madrid. Internet dominio público (imagen subida por el usuario Gato)

Velázquez consiguió visitar la colección del papa gracias a dos cartas del virrey de Nápoles. Así mismo tuvo ocasión de conocer la colección del cardenal Peretti, pudo copiar obras de la colección Borghese, Farnesio, Médicis y Ludovisi. Para realizar los yesos necesitó de la colaboración de diversos ayudantes. A finales de noviembre Velázquez considera que ya ha finalizado su labor en Roma, pero aún le queda la adquisición de diversos cuadros para el rey. El 12 de diciembre está en Módena (antes ha pasado por Florencia) en la residencia del duque, examinando su colección de pintura. Quien se encarga de mostrársela no fue el mismo duque sino su asistente Gemignano Poggi, quien se mostró receloso de enseñar las obras de su señor al pintor sevillano. A pesar de los intentos de Poggi para impedir el acceso de Velázquez a la colección del duque, finalmente el pintor la pudo visitar aunque sin obtener ninguna obra. Velázquez estaba muy interesado en la Adoración de los pastores de Correggio, y actuó a través del embajador de Módena en Madrid. De Módena, Velázquez se trasladó de nuevo a Venecia donde sabemos gracias a Palomino, que adquirió diversas pinturas destinadas a la colección real. Hay que destacar dos obras de Veronés: Venus y Adonis y Céfalo y Procris. También adquirió una decoración de techo de Tintoretto compuesta por siete cuadros organizados en torno del óvalo de La purificación de las vírgenes mandianitas. (2)

Además de adquirir obra en Venecia, seguramente también compró pintura en Padua en donde realizó diversas gestiones, para adquirir la colección de cuadros que habían pertenecido a Juan Alfonso Enríquez Cabrera, IX almirante de Castilla fallecido en 1647. Después se embarcó de retorno a España. En total envió desde Italia unas 450 cajas con obras, más las que él mismo llevó consigo durante su viaje de retorno a la corte española.
La remodelación de la pinacoteca del Alcázar estuvo dirigida por el propio Velázquez y se centró en la Pieza Ochavada y el Salón de los Espejos. La Pieza Ochavada conectaba la Galería de los Espejos con la Galería del Mediodía en el piso principal. Se trataba de un espacio de nueva planta creado por Velázquez, quien actuó como superintendente especial de las obras y siempre teniendo bien presente, las preferencias del rey. De planta octogonal con paramentos de nichos, pilastras y doble friso de ventanas que recuerda a la Galería de los Uffizi, se instalaron copias en yeso que el pintor sevillano había traído desde Italia, más otras esculturas que remiten al mundo clásico e italianizante. Pero en esta «pieza» predomina la obra de Rubens y su escuela. Según los inventarios de 1686 y 1700 en el techo se exponía una obra de Tintoretto: Tres ninfas y un cupido y el resto lo componían 21 pinturas de temática mitológica y de cacería de la escuela flamenca realizadas por Snyders, van Dyck y Rubens.

En cuanto al Salón de los Espejos anteriormente conocido como Salón Nuevo, hay que incluirlo dentro del proceso de construcción de la fachada sud del palacio que empezó en 1608 en tiempos de Felipe III y que no finalizó hasta el 1618. La decoración de este ámbito coge desde 1623 hasta 1635. Según el inventario redactado en 1686 se trataba del espacio más importante relativo a las colecciones de pintura del Alcázar. Era un espacio de representación que la monarquía hispánica y donde encontramos tanto temas religiosos como profanos.

Cuando el rey decidió intervenir en su decoración, se empezó por trasladar algunas obras importantes procedentes de la colección de Felipe III que se encontraban en El Pardo. Eran obras de Tiziano como Carlos V en Mühlberg, La Religión socorrida por España o Felipe II después de la Batalla de Lepanto ofrece al cielo al infante Don Fernando. Algunas de estas pinturas sufrieron modificaciones de formato a fin de acomodarlas a los nuevos emplazamientos. Las obras aludían claramente a la grandeza de la dinastía de los Habsburgo. Igualmente se encontraban obras de tema mitológico autógrafas de Rubens, Velázquez y Tiziano, más algunos temas bíblicos de Tintoretto, Veronés y Ribera. Quien se encargó de ubicar las obras fue Vicente Carducho. Una vez instaladas se encargaron de nuevas sobre temas de la antigüedad al mismo Carducho y a Eugenio Cajés. El rey también quería obras de artistas extranjeros. Para ello encargó al conde Oñate, embajador español en la Santa Sede, que se trasladase a Roma en 1627 hasta 1628, para adquirir pintura de Domenichino, Guido Reni y Atemisia Gentileschi. También adquirió obra en Milán a través de don Gonzálo de Córdoba, gobernador desde 1626 hasta 1629. El monarca estaba interesado en temas sobre el Antiguo Testamento que se le encargaron a Camilo Procaccini.(3) En Nápoles realizó nuevos encargos. Desde 1632 hasta 1633 obtiene cuadros de Juseppe Ribera: Sansón y Dalila y Jael y Sisara.(4) Además el rey solicitó ocho pinturas de Rubens.
El modelo y referente de la decoración del Salón de los Espejos se encuentra en el Palacio del Pardo (la Galería de Retratos) de tiempos de Felipe III. Ya hemos dicho que la nueva estancia pretendía ser una exaltación a los Austrias remarcando el valor, la virtud del rey y el buen gobierno. También tenía un precedente en la Galería del Mediodía en donde Felipe III, había encargado al pintor Rodrigo de Villandrando un total de seis retratos reales los cuales, los encontramos inventariados en 1636. Pero en el caso del Salón delos Espejos se pretendía ir más allá porque la decoración despliega una clara intención de enfatizar sobre la línea dinástica. Entre Carlos V y Felipe IV esta se encuentra representada por las obras de Tiziano, Velázquez y van Dyck. La obra El sacrificio de Isaac de Domenichino, también conecta con esta idea dinástica, en el sentido de que Dios le promete a Abraham bendiciones y multiplicar su descendencia (Biblia, Génesis, 22, 17-19).

Las obras de tema bíblico estaban relacionadas entre sí formando un programa iconográfico coherente. Había obras alusivas a la majestad de la saga de los Austrias y al poder divino encarnado por el rey: Sansón matando al león de Rubens (Libro de los Jueces) que formaba pendant con David matando al oso también de Rubens (Libro de Samuel), Jael y Sísara de Ribera (Libro de los Jueces). (5) Se trataba de remarcar que el poder de Felipe IV, provenía directamente de Dios así como de legitimar sus cualidades como monarca. También se deseaba transmitir la exaltación del poder y la valentía de España. Esta idea la encontramos representada en la obra de Rubens titulada Cayo Mucio Scevola, en donde se narra la historia de un héroe romano de reconocida valentía y valor. Bartolomé Carducho pinta La continencia de Escipión relacionada con la historia de este héroe romano. Estos episodios se utilizaron con frecuencia durante la edad moderna para legitimar los valores reales de las monarquías, representaba un modelo a imitar. Se cree que para realizar la pintura, Carducho tal vez se inspiró en alguna de las tres tapicerías de igual temática que se encontraban en las colecciones reales.

El uso de escenas históricas tanto contemporáneas a Felipe IV como a Felipe III, muestran una clara voluntad e interés por retomar gestas antiguas como por ejemplo, la del buen gobierno. Este hecho era común en el siglo XVII.

Tanto la Pieza Ochavada como el Salón de los Espejos, son ya un claro reflejo de las preferencias de Felipe IV y del papel decisivo que jugó Velázquez al conseguir traer a España a fresquitas de la talla de Mitelli y Colonna.

La capilla real también fue intervenida. Situada en la crujía de los dos patios de El Alcázar, era el ámbito en torno al cual giraba toda la vida ceremonial, religiosa y política. En la capilla se expuso La caída de Cristo camino del Calvario de Rafael obra conocida también como El pasmo de Sicilia. Esta obra sustituía la copia de La adoración del cordero místico de Van Eyck realizada por encargo a Michel Coxie por orden de Felipe II.

El pasmo de Sicilia, Rafael Sanzio, c. 1516. Museo del Prado, Madrid. Internet dominio público

En la fachada sur del palacio se encontraba la Galería del Mediodía también conocida como la Galería de Retratos. Esta pieza fue organizada como galería de pintura. Se trataba de un salón que conectaba el antiguo Cuarto del Rey, con las nuevas estancias. Se dispuso en la parte alta de los muros la serie de Los Doces Césares de Tiziano, que se habían adquirido en la almoneda de Carlos I. Esta serie se relaciona directamente con la antigüedad romana. También se instalaron otros retratos de los Habsburgo, obra de Tiziano como Carlos V con un perro , más otros de Felipe II, de la emperatriz Isabel y del emperador Fernando, todos igualmente del maestro veneciano. Colocar a los césares junto con los Habsburgo, expresaba una clara intención de relacionar su ascendente imperial y ejemplo de comportamiento a seguir. También se encontraba otra serie que Velázquez había traído desde Italia, que representaba imágenes de pintores y que se atribuye a Bordone, Jacopo da Ponte, Bassano y Tintoretto. Junto a estas series hallamos más retratos ejecutados por Veronés, Rafael, Sánchez Coello, Bartolomé González y Durero junto con cuadros de escenas profanas y religiosas como Apolo, Mercurio y Argos de Velázquez, Psiquis y Cupido de Tintoretto, más obras de Veronés, Ribera y Rubens.

En otra ala del palacio, en la llamada Galería del Cierzo, había obras de Rubens, El Greco, van Dyck, Teniers, Caravaggio y Los borrachos de Velázquez.

Una pieza relevante del Alcázar era el dormitorio del rey ubicado en el piso inferior en donde en 1636, colgaban Venus recreándose con el Amor y la Música de Tiziano, Los Borrachos de Velázquez (que como se ha mencionado se trasladaron a la Galería del Cierzo), La religión socorrida por España de Tiziano, El comienzo de la grandeza de la casa de Austria de Rubens, entre obras de Bassano, y bodegones y representaciones florales de van der Hamen y Rubens. Después de les remodelaciones realizadas durante los años centrales del XVII, solo quedó el cuadro de Rubens y los bodegones y representaciones florales.

Los Borrachos o El Triunfo de Baco, Diego Velázquez, c. 1628 – 1629. Museo del Prado, Madrid. Internet dominio público

El ceremonial de las estancias condicionaba su decoración. La mayoría de las salas del palacio ocupaban la parte baja del edificio a excepción de la Galería del Cierzo. Estas estancias se decoraron como lugar de exposición de objetos y se planificó además una galería destinada a alojar escultura. Cuando se trata de la decoración del Alcázar, no se puede pasar por alto las llamadas Bóvedas de Tiziano, en donde la mayoría de las obras representaban desnudos: Las tres Gracias de Rubens, Venus recreándose con el Amor y la Música de Tiziano, Ofrenda a la diosa de los amores, Orfeo, Diana y Calixto, El rapto de Europa, Diana y Acteón, La bacanal, Dánae, Venus del espejo, Tarquino, Lucrecia, Adán y Eva y Venus dormida. Hay que destacar que la colección tenía una gran acumulación de obras de Tiziano que afortunadamente se salvaron del incendio del XVIII y que representaban el principal conjunto de pintura veneciana de toda Europa. Otras obras provenían de las diversas gestiones realizadas por Velázquez en Italia, como por ejemplo el conjunto de pinturas de Tintoretto que se ubicó en el techo de la habitación de la primera de las bóvedas de Tiziano. Estas galerías eran de uso privado y por esta razón, podían exponerse imágenes de desnudos que coleccionaba tanto el rey como la nobleza. La exhibición del cuerpo era castigado en la época y por lo tanto estas obras, debían permanecer ocultas dentro del ámbito exclusivamente privado.

Para la decoración de la cámara de la reina (1608-1642) situada en la crujía sur de El Alcázar, se envió en 1623 desde Flandes, un total de 25 pinturas. La mayoría de las obras que formaron parte de la decoración, representaban retratos de la casa real española y de otros miembros de las monarquías reinantes, así como retratos de nobles de Europa que mantenían buenas relaciones con España.

En el Salón Dorado tenían lugar representaciones teatrales y actos multitudinarios, exposición pública de los cuerpos y en alguna ocasión, comidas públicas. Al finalizar la década de 1630 este salón experimentó diversos cambios en la decoración y se remodeló entre 1639 y 1641. Los contratos dan a conocer a los artistas que intervinieron los cuales, se les encargó pintar 28 parejas de reyes. Desafortunadamente solo han sobrevivido dos obras de Alonso Cano: Sancho I el Graso y Ramiro III más Un rey asturleonés, así como un cuadro de Antonio Arias: Carlos V y Felipe II. (6) Los monarcas aparecen como miembros de la cadena hereditaria que los legitimaba como reyes de Castilla, sentados entre sus antepasados y retratados a la antigua.

Para finalizar este repaso por la colección real de El Alcázar de Madrid, cabe citar brevemente el llamado cuarto bajo de verano del rey. Se trataba de una estancia ubicada en la esquina noroeste del palacio, que el rey mandó decorar con un ciclo alegórico sobre las horas del día que finalizaba con La caída de Faetón (tema utilizado como metáfora sobre la rectitud del buen gobierno). Tal vez la decoración se le encargó a Velázquez, ya que era el pintor de cámara. Precisamente en el despacho del rey, se exponía la conocida Familia de Felipe IV (Las Meninas).

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Referencias

(1) CHECA, Fernando; MORÁN, Miguel. El coleccionismo en España. De la cámara de las maravillas a la galería de pinturas, Madrid, Cátedra, 1985, p. 268
(2) Estas siete obras se conservan actualmente en el Museo del Prado
(3) Hoy perdidos
(4) Ambos perdidos durante el incendio del Alcázar en 1734
(5) Hoy desaparecido
(6) Estas tres obras las podemos ver expuestas en el Museo del Prado

BIBLIOGRAFÍA

BROWN, Jonathan. Velázquez pintor y cortesano, Madrid, Alianza Editorial, S.A., 2009
BROWN, Jonathan. El Triunfo de la Pintura. Sobre el coleccionismo cortesano en el siglo XVII, Madrid, Editorial Nerea, S.A., 1995
CHECA, Fernando; MORÁN, Miguel. El coleccionismo en España. De la cámara de las maravillas a la galería de pinturas, Madrid, Cátedra, 1985
MORÁN TURINA, Miguel; SÁNCHEZ QUEVEDO, Isabel. Velázquez. Catálogo completo, Madrid, Ediciones Akal, S.A., 1999
UBEDA DE LOS COBOS, Andrés. El Palacio del Rey Planeta. Felipe IV y el Buen Retiro, Madrid, Ed. Turner, 2005

Recursos electrónicos

Colección de Felipe IV [en línea]. Enciclopedia online, Museo Nacional del Prado [Consulta: 23 abril 2012]http://www.museodelprado.es/enciclopedia/enciclopedia-on-line/voz/coleccion-de-felipe-iv/
Felipe IV de España [en línea]. Wikipedia la enciclopedia libre [Consulta: mayo 2012] < https://es.wikipedia.org/wiki/Felipe_IV_de_Espa%C3%B1a
El gran coleccionista Felipe IV grandes conservadores y restauradores de su tiempo: Velázquez, Carducho y Murillo [en línea] ATRIO 8, 1995, p. 105-111 [Consulta: 25 Marzo 2012]http://www.upo.es/depa/webdhuma/areas/arte/atrio8/8.pdf

Elisabeth Vigée Le Brun: tres retratos de Madame du Barry, copias y datación

El presente artículo trata de los retratos de Madame du Barry realizados por la pintora Elisabeth Louise Vigée Le Brun centrándose en la cuestión cronológica así como, en la confusión entre las diversas copias algunas de ellas, autógrafas de Mme. Vigée.

Elizabeth Vigée Lebrun retrató en tres ocasiones a la condesa du Barry. En sus memorias, la pintora narra que acudió por primera vez a Louveciennes, residencia de Madame du Barry, en 1786 con el propósito de realizar un retrato de la ex favorita. (1) La artista afirma haber inmortalizado en tres ocasiones a la condesa. En el primer retrato la modelo aparece de tres cuartos vistiendo un peignoir blanco y un sombrero de paja. En el segundo está de pie, de frente, con un vestido de satén blanco, apoyando el brazo izquierdo sobre un pedestal y sujetando con la mano derecha una una guirlanda de flores. Ambos retratos fueron encargados por el duque de Brissac, amante de la condesa. En cuanto al tercer retrato, Madame Le Brun narra en sus memorias que lo inició a mediados de septiembre de 1789 en Louveciennes. Había realizado la cabeza y esbozado el cuerpo y los brazos, cuando tuvo que partir hacia la capital. Esperaba poder regresar a Louveciennes para terminar su trabajo pero el miedo (recordemos que ha estallado la Revolución) la obligó a abandonar Francia. El retrato inacabado pasó a manos del conde Narbona y cuando regresó del exilio, pudo acabarlo de memoria alrededor de 1820. Cuando la artista redacta sus memorias, este tercer retrato esta en su posesión.(2) De esta última obra, la pintora Eugénie Tripier Lefranc sobrina de Madame Vigée le Brun, realizó una copia que hoy se halla en el Museo Lambinet, Versalles.

Madame du Barry, primer retrato realizado por Elizabeth Louise Vigée Le Brun, 1781. Rothchild Collection. Procedencia de la imagen: http://www.batguano.com/dubarry.html#A1

Aunque Mme. Vigée afirma que acudió por primera vez a Louveciennes en 1786, al final de sus memorias y en la lista de retratos que realizó antes de emigrar de Francia, asegura que el primer retrato lo ejecutó en 1781, el segundo en 1787 y añade la existencia de un tercero, que es una copia del primero y que también ejecuta en 1787. El segundo retrato se trata de una obra firmada y datada en 1782 y no en 1787.(3) Aun así el autor Olivier Blanch en su obra titulada Portraits de femmes. Artistes et mòdeles à l´époque de Marie- Antoniette publicada en 2006, afirma que este segundo retrato se trata en realidad de una copia anónima de factura mediana ya que el original, desapareció durante el periodo revolucionario. No comparto esta afirmación ya que el retrato se encuentra firmado y datado y no se considera una obra de factura media.(4)

Madame du Barry, Elizabeth Louise Vigée Le Brun, 1782 o 1787. National Gallery of Art in Washington. Segundo retrato. Internet dominio público
Tercer retrato de Jeanne du Barry por Mme. Vigée Le Brun 1789- c. 1820. Colección particular. Procedencia de la imagen: http://www.batguano.com/dubarry.html#A1

Ante tal confusión de fechas Marianne Roland Michel y Catherine Binda plantean la cuestión acerca de si el primer retrato es aquel en que la modelo aparece con el sobrero de paja o bien el que sujeta una guirnalda de flores. El duque de Cossé Brissac mantenía contactos con Madame Vigée. En 1781 la artista le había realizado unos estudios de cabeza y las autoras especulan con la posibilidad de que el duque encargara el retrato de su amante este mismo año. Por tanto las autoras suponen lógica la datación de 1781 para el retrato en peignoir y sobrero de paja (5) Así mismo creen que en 1787 se realizó una réplica de esta obra.(6) Personalmente estoy de acuerdo con ambos planteamientos.

La condesa du Barry, Elizabeth Louise Vigée Le Brun, 1787. Philadelphia Museum of Art. Versión realizada a partir del retrato de 1781 que se halla en la colección Roschild. Internet dominio público

El retrato original en peignoir y sombreo de paja realizado en 1781 fue conservado por el duque de Cossé Brissac hasta su muerte en 1792. Le sucedió en los favores de la condesa Antoine-Auguste de Rohan Chabot, amigo de Brissac quien se encargó de recoger los retratos que se hallaban en la residencia de su amigo tras su brutal asesinato. El 7 de septiembre de 1793, Rohan Chabot escribe a Madame du Barry para comunicarle que ha recuperado los tres retratos que se hallaban en posesión de Brissac. Así mismo decide quedarse con uno de ellos concretamente, con el más pequeño de los tres. Lo describe como el original de uno en que la condesa está vestida en peignoir y con un sombrero de paja con pluma. Creo que ha de tratarse sin duda del retrato ejecutado en 1781.(7) El segundo dice ser una copia de otro en que solo está terminada la cabeza. Pienso que el que solo está terminada la cabeza ha de ser el de 1789 y la copia, la que realizó Mme. Triper Lefranc. Esta habría empezado su obra al mismo tiempo que su tía y no la copió literalmente. Aunque se apunta 1820 como el año de su finalización, creo que pudiera haberla terminado mucho antes. Rohan Chabot no especifica si la copia está finalizada o no pero opino que de no haberlo estado, el propio Rohan Chabot hubiera hecho alguna mención al igual que hizo con el original de 1789. Tripier Lefranc se tomó además muchas licencias en aquellas partes del retrato que no se hallaban todavía ejecutadas en 1789. Bajo mi punto de vista ello se debe a que copió el retrato cuando este aún se hallaba en un estado embrionario y no cuando ya estaba completamente finalizado en 1820.
El tercer retrato que era el de mayor tamaño ( ha de ser el de la guirlanda), dice ser de un parecido asombroso.(8) En resumen: Rohan Chabot se queda en posesión del cuadro de 1781 y Madame du Barry con la copia de 1787, así como con el retrato en que aparece sosteniendo una guirnalda (1787).

Madame du Barry, copia de Eugénie Tripier Lefranc, c. 1820, Musée Lambinet, Versalles. Nosotros creemos que esta obra ya se encontraba finalizada en 1793. Procedencia de la imagen: http://www.batguano.com/mdubarryd.jpg

Marianne Roland Michel y Catherine Binda se preguntan qué entiende Rohan Chabot por original. Las autoras opinan que si duda se refiere a la primera versión ejecutada es decir, al retrato de 1781 y la réplica, la obra realizada en 1787. También lo creo así. Esta réplica sería según Michel y Catherine Binda la pintura mencionada entre los objetos encontrados en Louveciennes a la muerte de la condesa como tableau, une femme en lévite blanche. (9) La obra se habría realizado a partir del retrato encargado por Brissac en 1781. Las autoras ven en esta tela una factura inferior y además aportan un dato que nos parece interesante. Nombran la existencia de una foto de esta réplica, tomada en Inglaterra y que se conserva en el Museo Carnavalet, París. La foto contiene una inscripción que afirma que el retrato perteneció a Lord Seymour.(10) Ahora bien podemos preguntarnos cómo llegó a manos de Lord Seymour

Para añadir mayor confusión debemos incluir además, otras copias:

1.- Copia del retrato en peignoir realizada por el pintor Jacques Antonine Marie Lemoine en 1782. Esta fecha confirma que el original se ejecutó en 1781 y no en 1787. El retrato contiene una inscripción que afirma que fue pintado del natural. (11) Pero en realidad lo que significa es que se copió del natural en Louveciennes, a partir de la obra de Madame Vigée Le Brun. (12) Esta copia se vendió en 1978 junto con su pendant que representaba el retrato de Lord Seymour. En el catálogo de venta se afirma que la copia está inspirada en una miniatura de Lawrence, (13) realizada cuando la modelo era más joven y encargada por el propio lord Seymour. (14) Parece ser que tal afirmación tiene su origen en un error de Pierre de Nolhac.(15) Veo imposible que la obra se realizara cuando la modelo era más joven ya que la indumentaria corresponde a los años 80 del siglo XVIII. En relación a este asunto el autor Claude Saint André también afirma que la copia de Lemoine, está inspirada en una miniatura de Lawrence.(16) Esta miniatura efectivamente existe y se encuentra actualmente en el Cabinet des Dessins del Louvre.

Madame du Barry, Jacques Antoine Marie Lemoine, 1782. Colección particular. Procedencia de la imagen: http://www.batguano.com/dubarry7bylemoine.jpg

2.- Se cita otra copia del retrato en peignoir, autógrafa de Madame Vigée Le Brun realizada en 1787 a partir del original de 1781.(17) En realidad se trata de la misma obra (Rothchild Collection, 1781) pero antes de ser restaurada. La reintegración pictórica se pudo realizar gracias a la copia de Lemoine. (18) Las ligeras diferencias entre la misma obra antes y después de la restauración, han propiciado que se tomara por una copia realizada con posterioridad a 1781 por la propia Vigée Le Brun.

Madame du Barry, Elizabeth Louise Vigée Le Brun, 1787. Procedencia de la imagen: http://www.batguano.com/dubarry.html. Fotografía que muestra el original realizado en 1781 antes de ser restaurado. Esta intervención comportó entre otros procesos, la eliminación de antiguos repintes

3.- Se conoce de la existencia de otra miniatura a parte de la de Lawrence, basada en el retrato en peignoir. Esta obra se encuentra en el Isabelle Stewart Gardner Museum, Boston.(19)Las autoras Marianne Roland Michel y Catherine Binda no puede asegurar si alguna de estas dos miniaturas fueron ejecutadas por encargo de Rohan Chabot y si son anteriores o posteriores a la muerte de la condesa du Barry. Parece ser que al menos una de las dos perteneció a Rohan Chabot ¿tal vez la de Lawrence? (20) Aunque según Olivier Blanc ésta fue realizada por encargo del duque de Brissac. (21)

4.- Podemos hablar de otra copia del retrato de 1781 posiblemente ejecutada durante el siglo XIX, y que se encuentra en una colección privada (22). Se cree que esta copia perteneció a la familia de Henry Seymour. Durante los años 50 siglo XX esta réplica perteneció a los Greyffié de Bellecombe propietarios del palacio de Louvecinnes, en donde se hallaba la obra. Conserva en el marco original con la inscripción DB. Joseph Bailllo, especialista en la obra de Vigée Le Brun opina que este retrato podría ser obra de Eugénie Tripier Lefranc.(23)

5.- Por último contamos con la copia del último de los retratos realizados por Vigée Le Brun. Ya hemos mencionado que se trata de la obra de Eugénie Tripier Lefranc. Este retrato se consideró durante mucho tiempo como el original de 1789. Como ya se ha apuntado presenta diferencias respecto a la obra ejecutada por Mme. Le Brun. Creo que Tripier Lefranc debió terminarlo en 1798 y no en 1820. Según el catálogo de Vatel, Mme. Vigée Le Brun pudo haber intervenido en la realización del rostro. (24)

Post registrado bajo licencia Safe Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International (CC BY-NC-SA 4.0). Este artículo ya había sido publicado anteriormente en mi blog el día 12 de julio 2019

Referencias

(1) ttps://archive.org/stream/gri_33125002283345/gri_33125002283345_djvu.txtdigital, 113
2) I painted three portraits of Mme Du Barry In the first I painted her en busie, a small three quarters, attired in a dressing-gown with a straw hat. In the second she is dressed in white satin holding a garland in one hand, while one of her arms leans on a pedestal. I painted this portrait with the utmost care. Like the first, it was designed for the Duke de Brissac. (…) The third portrait of Mme Du Barry is in my possession. I began it towards the middle of September 1789. At Louveciennes we hear the sound of endless cannonades, and I remember 118 the poor woman saying to me : ‘ If Louis XV had been alive, nothing like this would have happened.» I had only painted the head and sketched the figure and arms when I was obliged to make a journey to Paris, hoping to return to finish the portrait. Berthier and Foulon, however, had just been assassinated. My terror was so great that I could think of nothing but leaving the country at once. I left the picture half-finished. I do not know how Count Louis de Narbonne happened to come by it during my absence. On my return to France I received it back from him, and I have now finished it. https://archive.org/stream/gri_33125002283345/gri_33125002283345_djvu.txtdigital, 118
(3) Ver: https://www.nga.gov/collection/art-object-page.172073.html#inscription
(4) La version originale a disparu dans la tourmente révolutionnaire, àpres l´arrestation de la comtesse en 1793, mais la composition de cette ouvre nous est connue par une copie anonyme de facture moyenne. BLANC, Olivier. «La comtesse du Barry» en Portraits de femmes. Artistes et mòdeles à l´époque de Marie- Antoniette, Paris, Éditions Didier CARPENTIER, 2006, p. 241
(5) BINDA, Marianne Roland Michel et Catherine. «Un portrait de Madame Du Barry», en Revue de l´Art, nº 46, 1979, p. 41
(6) Ibidem, p. 41
(7) Rohan se quedó en posesión del original de 1781. En 1807 a la muerte de Rohan, esta obra pasó a ser propiedad de Hubert Robert quien la conservó hasta su muerte en 1809. VVAA. Madame du Barry de Versailles à Louveciennes, Paris, Flammarion, 1992, p. 154
(8) I sent for the three portraits of you, which he owned, they are here now, and I have kept one of the small ones, the original of the one in which you wear a white shift or dressing gown, and a plumed hat. The second is a copy of the one of which the head is finished, but the dress only sketched in. Neither of them is framed. The large one by Madame le Brun is delightful, a fascinating and speaking likeness, of infinite charm; but, indeed, I should have thought it indiscreet to choose it, and the one I have kept is so charming, so like and so winning, that I am well satisfied with it, and transported with joy at possessing it. SAINT ANDRÉ, Claude. A King´s favourite. Madame du Barry, New York, McBride, Nast & Company, 1915, p. 297
(9) BINDA, Marianne Roland Michel et Catherine. «Un portrait …», op. cit., p. 41
(10) Lord Seymour fue amante de Madame du Barry entre 1776/ 77 mientras que Cossé Brissac inició su relación con la condesa aproximadamente en 1775/76.
(11) Dessiné à Lucienne d´après nature. BINDA, Marianne Roland Michel et Catherine. «Un portrait…», op. cit. p. 42
(12) BLANC, Olivier. «La comtesse …» op. cit., p. 240
(13) Thomas Lawrence fue un pintor sueco activo en París entre 1774 y 1791
(14) VVAA. Madame du Barry … op. cit., p. 185
(15) BINDA, Marianne Roland Michel et Catherine. «Un portrait …» op. cit., p. 42
(16) Brissac, who was sometimes present at the sittings, was to own the portrait the artist (Vigge) was painting of her ladyship, «a small three-quarter lenght, in morning-gown and a straw hat». By a coquettish whim of her sitter, the costume and arrengement were copied from the most precious miniature of her youth, that of Lawreince, thus inviting a comparison from which the second portrait scarcely suffered at all. SAINT ANDRÉ, Claude. A King´s favourite…», op. cit., p. 236
(17) Ver: https://www.pinterest.cl/pin/74661306306004116/?autologin=true
(18) Ver: http://www.batguano.com/dubarry.html
(19) VVAA. Madame du Barry … op. cit. p. 154
(20) Ver: https://www.gardnermuseum.org/experience/collection/14208
(21)BLANC, Olivier. «La comtesse …» op. cit., p. 241

(22) VVAA. Madame du Barry … op. cit. p. 185

(23) Ibidem, p. 185

(24) Ibidem, p. 186

BIBLIOGRAFÍA

BINDA, Marianne Roland Michel et Catherine. «Un portrait de Madame Du Barry», en Revue de l´Art, nº 46, 1979, p. 40 – 46
BLANC, Olivier. «La comtesse du Barry» en Portraits de femmes. Artistes et mòdeles à l´époque de Marie- Antoniette, Paris, Éditions Didier CARPENTIER, 2006, p. 227 – 242
LEVRON, Jacques. Madame du Barry. El fin de una cortesana, Buenos Aires, Javier Vergara Editor S.A., 1987
SAINT ANDRÉ, Claude. A King´s favourite. Madame du Barry, New York, McBride, Nast & Company, 1915
VVAA. Madame du Barry de Versailles à Louveciennes, Paris, Flammarion, 1992

Recursos electrónicos

Portratis of Mme. du Barry [en línia]. The Art of Elisabeth Louise Vigée Le Brun 1755 – 1842 [consulta: 23 febrero 2019]. Disponible en: http://www.batguano.com/dubarry.html

El Columpio de Fragonard, un encargo para Gabriel François Doyen

El columpio también conocido como Los felices azares del columpio (Les hasards heureux de l’escarpolette), es una de las obras más paradigmáticas del rococó y una de las pinturas más conocidas de Jean-Honoré Fragonard.

El columpio, Jean Honoré Fragonard, 1767-1768. Wallace Collection, Londres. Internet dominio público

Por fortuna conocemos su origen gracias al escritor francés Charles Collé. En su Journal et mémories relata el encuentro que tuvo lugar el día 1 de octubre de 1767 con el pintor Gabriel François Doyen, quien le reveló el origen de la célebre pintura de la siguiente manera. Unos días después de exponer en el Salón su Sainte Geneviève des Ardents, obra destinada a la iglesia de Saint Roch, fue a buscarle un hombre de la corte cuyo nombre no revela, para encargarle una obra. Dicho personaje residía con su amante en una petit maison a la que acudió el pintor para conocer en qué consistía el encargo. Después de diversas alabanzas y muestras de educación, el misterioso hombre de corte se decide a abordar el tema del cuadro. Su deseo es que el artista represente a su amante mientras es columpiada por un obispo. Así mismo el amante debía aparecer representado en la obra y de tal modo que su posición, le permitiera ver las piernas de la mujer. El misterioso personaje añade un detalle al asunto: que los zapatos de la mujer volaran por los aires mientras que unos amorcillos, se apresuraran a recogerlos. Doyen sorprendido por la frivolidad del encargo, se niega a llevarlo a cabo y recomienda al pintor Jean Honoré Fragonard para ejecutar la obra.(1) Doyen, que como se ha mencionado acababa de exponer una obra religiosa en el Salón, gozaba del mecenazgo de la Iglesia y no era el pintor más adecuado para ejecutar un encargo de esta índole.(2) Sin embargo las obras realizadas por Fragonard encajaban perfectamente dentro de esta temática galante. La petición del del desconocido comitente se materializó en la célebre obra El columpio la cual, se convirtió en una de las composiciones más conocidas de Jean Honoré Fragonard. No era la primera vez que Fragonard representaba la escena del columpio. En 1750/55 ya había realizado La bascule (Lugano Thyssen- Bornemisza, Madrid) y posteriomente a Los felices hazares del columpio, ejecutará La balançoire,  c. 1775 (National Gallery of Art Washington. Collection Samuel H. Kress)

La bascule, Jean-Honoré Fragonard, c. 1750-1755, Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid. Internet dominio público

En relación al promotor de la obra, ni Doyen, ni Collé ni siquiera Fragonard revelan su identidad. Tampoco nos es conocida la de la amante y el obispo. Sin embargo la bibliografía otorga al Barón de Saint- Julien, el origen del encargo. Marie-François-David Bollioud de Saint-Julien, Baron de Argental (1713–1788) conocido como el Barón de Saint-Julien, fue ciertamente admirador de la obra de Doyen. Pero el historiador del arte y ex conservador de la Wallace Collection  John Ingamells, opina que no existen suficientes evidencias como para poder afirmar que se trata efectivamente del autor del encargo.(3) 

El columpio aparece en la colección de Monsieur Ménage de Pressigny (1733-1794),  buen conocedor y aficionado de la obra de Fragonard. Este hecho ha llevado a Pierre Rosenberg autor del catálogo razonado de Fragonard a plantear la posibilidad de que Ménage de Pressigny, fuera el misterioso hombre de corte autor del encargo a Doyen en 1767.(4) Pero a excepción de que El Columpio figuraba en su colección, no hay más indicios que permitan relacionarlo con el  promotor mencionado por Collé en su Journal et mémories.

En algunas ocasiones se ha afirmado que fue François Boucher y no Doyen, el primer receptor del encargo y que escandalizado por el tema, recomendó a Fragonard para que ejecutara la obra. Pero por un lado la documentación apunta claramente a Gabriel François Doyen y por otro, el tema del columpio y la amante difícilmente podían escandalizar a un pintor como François Boucher, acostumbrado a plasmar escenas galantes más allá del erotismo, algunas de ellas bien explícitas. Citemos como ejemplo La toilette íntima (1742 o década de 1760. Colección Helft), La Jupe relevée (1742. Colección privada), La Odalisca (1743. Museo de Bellas Artes de Reims y 1745 (?). Museo del Louvre, París) o Venus jugando con dos palomas (c. 1754. Colección, privada).

Se conocen al menos dos versiones de Los felices azares del columpioUna de ellas se encuentra en el Museo Lambinet de Versalles y se trata de una obra de taller. Otra versión perteneció a Edmond James de Rothschild y presenta alguna diferencia respecto a la obra de la Wallance: el vestido de la mujer es de color azul y no rosa, y el sombrero está adornado con plumas. A partir de esta versión el grabador Nicolás de Launay, reprodujo en 1782 la famosa obra Les Hasards Heureux de l´Escarpolette, título que se hizo extensible a la pintura.

Post registrado bajo licencia Safe Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International (CC BY-NC-SA 4.0). Este artículo ya había sido publicado anteriormente en mi blog el día 14 de junio 2019

Referencias

(1) COLLÉ, Charles. Journal et mémories de Charles Collé sur les hommes de lettres, les ouvrages dramatiques et les événements les plus mémorables du règne de Louis XV (1748 – 1772), Paris, Librairie de Firmin Didot Frères, Fils et Cie,  1868, p. 165 – 166

(2) MASSENGALE, Jean Montage. Jean-Honoré Fragonard, New York, Harry N. Abrams, INC., Publishers, 1993, p. 88

(3) Ingamells, John, The Wallace Collection, Catalogue of Pictures, Vol III, French before 1815, Wallace Collection, 1989, p. 163 – 164

(4) ROSENBERG, Pierre. Tout l´ouvre peint de Fragonard, Paris, Flammarion, 1989, p. 175

BIBLIOGRAFÍA

COLLÉ, Charles. Journal et mémories de Charles Collé sur les hommes de lettres, les ouvrages dramatiques et les événements les plus mémorables du règne de Louis XV (1748 – 1772), Paris, Librairie de Firmin Didot Frères, Fils et Cie,  1868, p. 165 – 166

Ingamells, John. The Wallace Collection, Catalogue of Pictures, Vol III, French before 1815, Wallace Collection, 1989

MASSENGALE, Jean Montage. Jean-Honoré Fragonard, New York, Harry N. Abrams, INC., Publishers, 1993

ROSENBERG, Pierre. Tout l´ouvre peint de Fragonard, Paris, Flammarion, 1989