Iconografía barroca de la virgen de Montserrat: la adopción de la vera efigie

En un post anterior se planteaba la cuestión acerca del nacimiento durante el último tercio del siglo XVI, de un nuevo modelo iconográfico que a diferencia de los anteriores, pretende representar fielmente la imagen románica venerada en el monasterio de Santa María de Montserrat. Este modelo denominado por un sector de la historiografía como la Emperatriz Morena, se generó y difundió en el seno del mismo monasterio de Montserrat y su manifestación no comportó la desaparición de los anteriores, a pesar de tratarse de la iconografía más habitual.(1)

Nuestra Señora de Montserrat. https://www.flickr.com/photos/eltb/3227926254/. Autor: Enrique López-Tamayo Biosca. Imagen sujeta a Creative Commons Attribution 2.0 Generic
Estampa Santa Maria de Monte Serrato. Buril de Antonio Láfrery, 1572. Biblioteca de Montserrat, Gabinete de Grabados. Para algunos historiadores este grabado contiene de la primera representación de la nueva iconografía que identificamos en la zona central derecha de la estampa

Algunos autores se han interesado acerca del por qué esta nueva iconografía adoptó la representación de la vera efigie. No existe una respuesta definitiva a esta cuestión sin embargo, se han planteado diversas hipótesis. Uno de los autores que más ha profundizado en la iconografía barroca de la Virgen de Montserrat es la historiadora del arte, la Dra. Silvia Canalda quien sostiene que la nueva iconografía nació con el objetivo de validar el carácter milagroso de la imagen, a partir de su origen desconocido y fomentar así la peregrinación al santuario. Para Silvia Canalda la aparición de la Emperatriz Morena en el seno de Montserrat supone tan solo un aspecto más en la creación de este nuevo modelo iconográfico. El por qué del nacimiento a finales del siglo XVI de esta nueva iconografía, habría que situarlo dentro de un contexto histórico más amplio. Para la autora este contexto se relaciona con el culto a las imágenes llamadas milagrosas y al control sobre las mismas ejercido desde el Concilio de Trento a raíz de su cuestionamiento por parte del Protestantismo.(2) El control desempeñado por la Iglesia Católica sobre estas imágenes, contribuyó a la creación de una nueva forma de representar la talla románica venerada en el monasterio.(3) El planteamiento de la Dra. Canalda se apoya en el hecho de que para la ilustración del Atlas Marianus, se utilizó exprofeso buriles realizados por una sola mano, en donde se reproducía el aspecto de estas imágenes denominadas milagrosas. Para la autora el buril que ilustra a la Virgen de Montserrat en la primera edición (1657 la edición latina y 1659 la alemana), corresponde a una descripción literaria más que a un conocimiento directo de la talla románica e interpreta esta estampa, como el medio utilizado por la Contrarreforma para crear una nueva representación, a partir de una imagen medieval. (4) Esta nueva representación encuentra en la obra atribuida a Juan Andrés Ricci, un ejemplo paradigmático. La Dra. Canalda atribuye la influencia de un marco geográfico más allá del propio monasterio de Montserrat, en la creación del nuevo modelo iconográfico.

Virgen de Montserrat, obra atribuida a Juan Andrés Ricci, c. 1640. Monasterio de San Plácido de Madrid. El nuevo modelo iconográfico adopta la representación de la virgen entronizada en primer término, con las montañas al fondo las cuales, progresivamente reflejarán con mayor fidelidad la orografía montserratina. Internet dominio público

Otra cuestión que habría podido influir tiene que ver con el origen desconocido y carácter milagroso de La Moreneta. La posibilidad de que para su uso cultual y devoto fuera necesario reproducir a la virgen venerada en el monasterio, lo más fielmente posible. Este hecho se vincula con la función sustitutiva del retrato. A esta cuestión se añade la intención de confundir al fiel entre realidad y ficción ya que como la Dra. Canalda puntualiza, la pintura barroca española tomó como referente el realismo escultórico como medio de representación de la divinidad.(5)

El p. Francesc Xavier Altés monje de Montserrat, experto en litúrgia, bibliotecario e historiador, también reflexió acerca del origen del nuevo modelo iconográfico. Al interrogarse sobre el por qué adoptaba la forma de la vera efigie y el hecho de que esta iconografía gozara además de tanta fortuna, planteaba la posibilidad de que esta semejanza entre realidad y ficción a la que aludía la Sílvia Canalda, debía ser del agrado de los monjes.(6) Sin embargo la Dra. Concepción Alarcón, antropóloga social, atribuye esta necesidad de semejanza, a la una sociedad menos creyente que para su uso cultual, necesita contemplar una imagen cercana a la realidad.(7)

La Dra. Canalda no pasa por alto una cuestión de suma importancia: la presencia de monjes pintores dentro del monasterio que junto con la implantación de la imprenta, fueron factores decisivos a la hora de considerar la difusión de esta nueva iconografía. Relacionado con este punto, hay que tener en cuenta el escaso acceso visual por parte de los devotos a la talla románica. En 1599 La Moreneta fue trasladada del antiguo templo románico, a la nueva iglesia renacentista pasando a ocupar la parte central del retablo mayor. Concretamente se la situó tras el retablo, en la capilla privativa que entre el primer y el segundo cuarto de siglo XVII, funcionaba como trono o camarín de recepción y besamanos. Así pues el conocimiento directo de la Virgen de Montserrat era escaso. Además la imagen se vestía con indumentaria postiza y se engalanaba en función del calendario litúrgico. La visión que se tenía en aquella época de la Virgen de Montserrat era siempre lateral para facilitar la osculación y el acceso al camarín, se llegó a restringir en función del estamento social.(8) Dicha exposición al culto impidió un conocimiento directo de la imagen porque los devotos, tenían escasa o nula visión de la misma. El aspecto de la Virgen de Montserrat a menudo se conocía solo a través de la difusión de imágenes. Como esta difusión era muy amplia, lo lógico era que el propio monasterio quisiera controlar su representación (9) y por tanto, su iconografía. En este sentido el grabado de Láfrery supone para la Dra. Canalda, una de las obras que jugó un papel crucial en la difusión de este nuevo modelo iconográfico mientras que el Retrato de N(uestr)A Señora de Montserrat de 1599, (10) consolidó la nueva iconografía. (11) Nos hallamos pues frente a dos obras cruciales para la historiografía: el grabado de Láfrey y el Retrato.

A modo de síntesis:

Aunque los expertos no han podido dar una respuesta definitiva acerca del por qué la iconografía barroca de la Virgen de Montserrat adoptó una representación fiel de la imagen románica venerada en el monasterio, se han formulado diversas hipótesis que apuntan a que lo más probable, es que contribuyeran diversos factores. Estos factores se sintetizan en:

1.- La necesidad de poner en valor el carácter milagroso de la virgen de Montserrat con la finalidad de potenciar el peregrinaje al santuario.

2.- El escaso acceso visual fomentó que los monjes quisieran controlar la difusión de la imagen de la virgen que se proyectaba fuera del monasterio. En este sentido el grabado de Antonio Láfrery (1572), desempeñó un papel crucial en la difusión del nuevo modelo iconográfico.

3.- Tal vez la existencia de un devoto menos creyente genere la necesidad de venerar una imagen cercana a la realidad.

4.- La nueva iconografía barroca se ajusta a la doctrina tridentina

5.- Para acercar al culto una representación, ésta debe reproducir lo más fielmente posible la imagen original a la que pretende representar. El «retrato» como sustitutivo del original.

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Referencias

(1) CANALDA I LLOBET; S. “La imatge barroca de la Mare de Déu de Montserrat: gènesi, circuïts i usos”, en Imatge, devoció, identitat en época moderna, Barcelona, Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona, 2013, p. 100
(2) CANALDA I LLOBET; S. “Retratos y réplicas de las santas imágenes en época moderna. El caso de Nuestra Señora de Montserrat”, en Estudios sobre arte catalán. Del contexto a la interpretación postmedieval, Barcelona, Universitat de Barcelona, 2013, p. 189
(3) CANALDA I LLOBET; S. “La imatge barroca …”, op. cit., p. 86
(4) CANALDA I LLOBET; S. “Retratos y réplicas …”, op. cit., p. 193
(5) Ibidem, p. 197
(6) ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat i la seva morenor a través de la documentació i de la historia”, en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 93- 179
(7) ALARCÓN ROMAN, Concepción.“La iconografía religiosa en el siglo XVIII”, en Revista de Dialectología y Tradiciones populares, 45, 1990, p. 247 – 278
(8) CANALDA I LLOBET; S. “La imatge barroca …”, op. cit., p. 88. En relación con el camarín y al acceso visual de la imagen, ver también ALTÉS I AGUILÓ, F.X. L´església nova de Montserrat (1560-1992), vol. 45, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1992, p. 116-121
(9) CANALDA I LLOBET; S. “La imatge barroca …”, op. cit., p. 89
(10) Retrato de N(uestr)A Señora de Montserrat, óleo sobre tabla, 1599. Museo de Montserrat. 200.113. Monasterio de Montserrat. Para una imagen y mayor información acerca de esta obra, ver: LAPLANA, J.de C.; MACIÀ, T. Nigra Sum, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1996, p. 86 – 87
(11) CANALDA I LLOBET; S. “Retratos y réplicas …”, op. cit., p. 192

BIBLIOGRAFÍA

ALARCÓN ROMAN, Concepción.“La iconografía religiosa en el siglo XVIII”, en Revista de Dialectología y Tradiciones populares, 45, 1990, p. 247 – 278
ALARCÓN ROMAN, Concepción. “Las ilustraciones marianas de la leyenda de Montserrat”, en Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, vol. LXIII, nº 2, julio-diciembre 2008, p. 169-196
ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat i la seva morenor a través de la documentació i de la historia”, en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 93- 179
CANALDA I LLOBET; S. “La imatge barroca de la Mare de Déu de Montserrat: gènesi, circuïts i usos”, en Imatge, devoció, identitat en época moderna, Barcelona, Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona, 2013, p. 79- 100
CANALDA I LLOBET; S. “Retratos y réplicas de las santas imágenes en época moderna. El caso de Nuestra Señora de Montserrat”, en Estudios sobre arte catalán. Del contexto a la interpretación postmedieval, Barcelona, Universitat de Barcelona, 2013, p. 187- 201
LAPLANA, J.de C.; MACIÀ, T. Nigra Sum, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1996
USUNÁRIZ GARAYOA, Jesús Mª. “Los estudios sobre religiosidad popular en la España Moderna en los últimos veinticinco años”, Navarra, Universidad de Navarra, 1990, p. 36-38

Nuestra Señora de Montserrat. Datación de la imagen románica según la documentación y según paralelos estilísticos e iconográficos. La Sedes sapientae

A pesar de que la tradición sitúa el origen de la virgen de Montserrat a manos de san Lucas poco después de la muerte de Jesús, y el posterior hallazgo de la imagen en una cueva en el año 880, la imagen de La Moreneta es muy posterior. Los expertos la datan de finales del último tercio del siglo XII o principios del siglo XIII. Sin embargo no existe ningún documento que confirme esta datación o que mencione la existencia de la imagen a finales del siglo XII. Esta datación se basa en criterios documentales, iconográficos y estilísticos.

Nuestra Señora de Montserrat. https://www.flickr.com/photos/eltb/3227926254/. Autor: Enrique López-Tamayo Biosca. Imagen sujeta a Creative Commons Attribution 2.0 Generic

Nuestra Señora de Montserrat, el modelo iconográfico de la Sedes sapientae

La Virgen de Montserrat es una talla románica policromada, perteneciente al modelo iconográfico denominado Sedes sapientae o Trono de la Sabiduría. Mide 92,2 cm de altura, 29 de ancho y 39,4 de profundidad y su peso es de 17,1 kg. (1) La Sedes sapientae responde formalmente a una imagen de devoción en posición frontal, hierática y sentada en un sitial y representa a la madre como sitial del Hijo, de la Encarnación. En otras palabras, el prototipo de virgen románica es una representación del dogma de la Encarnación: María como madre del Redentor.(2)

El culto a María se inicia en Oriente gracias a los Padres de la Iglesia y especialmente, tras el Concilio de Efeso (431) que reconoce a María como la Madre de Dios (Theotokos) y el Concilio de Calcedonia (451).

Durante las luchas iconoclastas que tuvieron lugar en Oriente, se llevó a cabo la destrucción de muchas de las imágenes marianas. Esta es la razón por la cual las representaciones más antiguas de María con su Hijo, se encuentran en Occidente. Las pocas que se conservaron en Oriente son posteriores al Concilio de Nicea (787) a excepción del mosaico de la nave de San Apolinar el Nuevo en Rávena que data del siglo VI, y de algunos iconos del Sinaí como el del monasterio de Santa Caterina. Dentro de estas excepciones también cabe incluir el pequeño medallón de oro procedente de Chipre de la Dumbarton Oaks Collection de Washington, datado con anterioridad al año 600. (3)
Occidente hereda el culto a María desde Oriente y lo hace principalmente a través de Roma a partir de la difusión de los usos litúrgicos. Una de las imágenes más antiguas de la virgen María con su Hijo, se encuentra en la Catacumbas de Priscila y corresponde al primer cuarto del siglo II. En dicha representación vemos a María amamantando al Hijo junto a un profeta que señala una estrella situada sobre la virgen.

Virgen María con profeta. Catacumbas de Priscila, Roma, primer cuarto del siglo II. Se trata de una de las primeras representaciones conservadas de la virgen María. Internet dominio público

A partir de Constantino se irá configurando la iconografía cristiana en Occidente y muchos de sus referentes, habrá que buscarlos en el Imperio Bizantino: la Virgen acompañada de un profeta, la adoración de los Magos, la Virgen como orante (como intermediaria).(4) Durante el siglo VI Roma incorpora nuevos modelos iconográficos bizantinos a través de la ciudad de Rávena, en donde se instalarán diversos monasterios griegos. Progresivamente se empezará a implantar el modelo de la Virgen en majestad insistiendo en el dogma de la Encarnación. Tenemos un ejemplo en las Catacumbas de Comodila (siglo VI) en donde vemos a la Virgen en majestad con su Hijo en la falda, flanqueada por los mártires Félix y Adauctus junto a la donante, la viuda Túrtura. El arte de Constantinopla empezará a llegar a Roma. Hallamos una de sus máximas expresiones en la pintura mural de Santa María Antiqua, datada de finales del siglo VII o inicios VIII donde encontramos a la Virgen en majestad, según un modelo de fuerte influencia griega, exportado de Constantinopla y que gozará de gran fortuna en Roma.(5)

Theotokos. Catacumbas de Comodila, Roma, siglo VI. Internet dominio público
A la izquierda de la imagen, María en majestad representada según un modelo griego exportado de Constantinopla, que enraizará con fuerza en la capital italiana. Santa Maria Antiqua, Roma, finales siglo VII o inicios siglo VIII. Internet dominio público

La renovatio carolingia buscaba la recuperación del arte de la Antigüedad. El mundo carolingio aceptaba el uso de las imágenes pero solo como medio de propagación de la fe. Será en esta época cuando aparecerá la Sedes sapientae que tomará como referente iconográfico la Virgen en majestad pero en tres dimensiones es decir, en escultura. Al mismo tiempo, surgirán nuevos modelos iconográficos. Según I. H.Forsyth es muy posible que a finales del periodo carolingio, ya existieran las primeras Sedes sapientae ya que el renacimiento en escultura exenta, data de finales del siglo VIII y las primeras esculturas-relicario, se sitúan cronológicamente a finales del siglo siguiente.(6) Para I. H.Forsyth son dos los factores que propiciaron la aparición de un prototipo de Virgen románica:

1.- El renacimiento carolingio con su voluntad de recuperación de las formas clásicas bizantinas aplicadas a la escultura.

2.- Segundo Concilio de Nicea (787) con la aceptación de las imágenes en tanto que cumplen una función substitutiva ya que suponen un medio para materializar la fe.

El modelo iconográfico de la Sedes sapientae se difunde a partir de la proclamación del Sínode de Arras (posterior al 1025) que proclama que los iletrados, han de contemplar en las imágenes la verdadera fe. Este hecho comportó una mayor difusión de imágenes pero no fue hasta finales del siglo XI, que la producción se incrementará notablemente merced al auge que experimentó el culto a María el cual, llegó a su apogeo en 1095 durante la Primera Cruzada. Proclamada por el papa Urbano II, esta cruzada fue conducida bajo la protección de María. Durante el siglo XII el modelo iconográfico de la Virgen románica estará plenamente establecido.

Una de las primeras Sedes sapientae conocidas es la de Clermont Ferrand, datada del siglo X. La imagen no se ha conservado pero lo que sabemos de ella se encuentra recogido en el códice Visio monachi Rotberti s. X. (7) El obispo de Clermond Esteban II (937- 984), encargó una imagen de bulto redondo como reliquiario, al monje Adelmus, arquitecto, orfebre e imaginero. Sabemos que esta Sedes sapientae era de madera repujada con placas de oro. El obispo Esteban la ubicó sobre una columna de mármol tras el altar mayor. Como ya hemos apuntado, nada nos queda de ella a excepción de una ilustración en el Visio monachi Rotberti. (8)

Virgen de Clermont – Ferrand, siglo X. Códice Visio monachi Rotberti s. X. Biblioteca de Clermont – Ferrand. Una de las primeras Sedes sapientae conocidas. Procedencia de la imagen: NOGUERA i MASSA, Antoni. Les marededéus romàniques de les terres gironines, Barcelona, Artestudi edicions, 1977, p. 75

Entre las imágenes marianas exentas más antiguas conservadas, hay que citar la Madonna de Essen. Se trata de una imagen laminada en oro datada de entre 973-983. La Madonna de Tréveris (primera mitad del siglo XI) y la Madonna de Liebieghaus de Frankfurt (segunda mitad del siglo XI) se hallan entre las primeras imágenes marianas cercanas a los modelos románicos.(9)

Datación de la imagen según la documentación

La documentación disponible ha ayudado a los historiadores a situar cronológicamente a la Virgen de Montserrat en el último tercio del siglo XII. Como ya se ha mencionado en otros posts, la primera noticia que tenemos de Montserrat se refiere solo a la montaña y no a la imagen. Se trata de una acta de donación del conde Guifredo el Velloso al monasterio deRipoll, datada el 20 abril de 888. 10) Este documento nombra unas iglesias situadas en Montserrat pero no sabemos cuáles son. Tan solo refiere a que unas están sobre la montaña y otras bajo la montaña. Otro documento posterior datado en 983 y en el cual se confirma el patrimonio de Ripoll, permite conocer que estas iglesias son: Santa Maria y Sant Iscle (ambas sobre la montaña de Montserrat) y Sant Pere y Sant Martí (ambas bajo la montaña). De esta última no sabemos nada. Santa Maria y Sant Iscle han perdurado hasta nuestros días y acerca de la iglesia de Sant Pere, se cree que podría tratarse de la actual parroquia de Monistrol.

Entre el 1025 y el 1035 monjes procedentes de Ripoll se instalaron en Montserrat. Fue durante este periodo que el abad Oliba, mandó edificar una iglesia románica que sustituyó a la antigua prerrománica citada en los documentos. Sabemos que en 1036 esta nueva iglesia llamada Santa Maria de Montserrat, estaba en construcción.(11)

En relación a la imagen de la Virgen de Montserrat hay que tener presente como afirma el P. Josep C. de Laplana, que la presencia de unas pequeñas iglesias prerrománicas o la construcción de una iglesia románica, no comporta necesariamente la existencia de una imagen de culto. Ya hemos visto que las primeras referencias sobre las Sedes sapientae datan del siglo X y la casa madre de Montserrat, que era Santa María de Ripoll, no tendrá una imagen titular hasta el siglo XIII. (12)

No nos ha llegado ningún documento de finales del XII que nos confirme la existencia de una la imagen de culto en Santa María de Montserrat. Aun así la documentación del siglo XII atestigua una serie donaciones en forma de lámparas de aceite, para que ardan frente al altar de Santa María. Este hecho ha llevado a los historiadores a sospechar que la imagen que hoy se venera en la basílica, ya se hallaba presente a finales del siglo XII sobre el altar de Santa María.(13) El primero de estos documentos data del año 1176 y nombra una lámpara de aceite que tenía que arder durante toda la Cuaresma hasta Pascua. El 16 de junio de 1181 se funda otra donación como agradecimiento por la curación de una enfermedad. El 5 de octubre de 1192 otra lámpara de aceite debe arder a perpetuidad. Con anterioridad a 1218 se ofrecen ocho lámparas votivas y entre 1218 y 1255, se fundan once más, así como cuatro cirios a perpetuidad y nueve capellanías. (14) A partir de aquí, las donaciones se multiplican pero ni una sola mención acerca de la existencia de una imagen. El primer documento que nombra explícitamente a la virgen de Montserrat es el Llibre vermell de Montserrat escrito a finales siglo XIV y principios del XV. (15) Aun así sabemos que talla románica es muy anterior a la aparición del Llibre vermell.

Más allá de las donaciones realizadas durante el último tercio del siglo XII, existe un documento que permite realizar una nueva aproximación a la datación de la imagen. Se trata de un pergamino hallado en el interior del reconditorio de la virgen de Sant Cugat del Vallès. Este pergamino permite datar la imagen de Sant Cugat en 1218 y establecerla como punto de referencia para la datación de otras imágenes románicas.(16) A pesar de las diferencias existentes entre las dos imágenes, se puede establecer una relación entre ellas en cuanto a las proporciones y composición. Ello permite situarlas en un contexto artístico cercano. Tampoco hay que pasar por alto la relación existente entre Sant Cugat y la casa condal de Barcelona. Como veremos en el apartado siguiente, una de las imágenes más cercanas a la Virgen de Montserrat, es la que se halla actualmente en el Arxiu Capitular de la catedral de Barcelona. La comparación entre la Virgen de Monsterrat y la de Sant Cugat, ha permitido dilatar el periodo cronológico hasta principios del siglo XIII. (17)

Datación según paralelos estilísticos con otras vírgenes románicas

Antes de establecer cualquier paralelo estilístico hay que tener presente todas las modificaciones a las que ha estado sometida la imagen de la Virgen de Montserrat la mayoría de las cuales, no han sido debidamente documentadas. Aun así no hay duda de que se trata de un ejemplar románico excepcional tan solo comparable a la Virgen del Claustre de Solsona, obra atribuida a Gilabertus de Tolosa.

El análisis estilístico ha permitido ubicar la Virgen de Montserrat en una fase avanzada del románico. El P. Josep C. de Laplana admite la dificultad de situar la imagen dentro de la producción de un ámbito geográfico concreto. Aun así comparando el esquematismo de los pliegues de la indumentaria, así como las proporciones de la figura, hallaría la influencia de la zona de Ripoll y una relación con las vírgenes románicas procedentes de la zona del obispado de Vic.(18) Sin embargo otros autores incluyen a La Moreneta dentro de un grupo de imágenes marianas datadas de la segunda mitad del siglo XII e inicios del XIII y que pertenecen además, al área geográfica del Bages, Vallès y Barcelona sin que por ello se pueda hablar de la existencia de un taller.(19)

Como paralelos estilísticos se relaciona estrechamente a la Virgen de Montserrat con la imagen que se conserva en el Arxiu Capitular de la Catedral de Barcelona (20) (que ya hemos mencionado antes) por su semejanza en el tratamiento de los pliegues de la túnica en la zona de las piernas, por la estrechez de hombros y esbeltez de ambas figuras.(21) También se la ha relacionado con la Virgen de Matadars (Bages y actualmente en el MNAC)(22) por la forma de los pliegues de la túnica, el perfil afilado y el trono a base de montantes. (23) También con Santa Maria de Toudell procedente de la iglesia románica de Santa Maria de Toudell, (Viladecavalls ,Vallès Occidental y hoy en el Museu Diocesà de Barcelona). Una imagen desaparecida, Santa Maria Antiga o Santiga (Santa perpètua Moguda, Vallès Occidental), por los pliegues e indumentaria. (24)Tampoco quisiéramos pasar por alto a la Virgen del Tura patrona de Olot, con la cual encontramos fuertes paralelismos con la Moreneta, en especial en lo que se refiere al rostro.(25) Se encuentran otros paralelos aunque no tan evidentes, en la zona occitana así como en el Macizo Central de Francia. (26)
Lejos del entorno de Barcelona, Bages y Vallès, hallamos un caso muy particular. Nos referimos a la virgen de Sant Salvador, patrona d´Artà, Mallorca. Se trata también de una talla románica policromada, procedente de la iglesia de Bellpuig. Esta imagen se encuentra muy restaurada pero el parecido con la virgen de Montserrat, es más que evidente.(27) Aun así la comparación se debería realizar antes de la restauración de ambas imágenes.
Gracias al modelo iconográfico así como a la localización de diversa documentación y análisis estilístico, los expertos han podido situar cronológicamente a la Virgen de Montserrat como una imagen creada en el último tercio del siglo XII, o inicios del siglo siguiente.

Virgen del Tura antes de la restauración de 1988. Olot. Procedencia de la imagen: NOGUERA i MASSA, Antoni. Les marededéus romàniques de les terres gironines, Barcelona, Artestudi edicions, 1977, p. 159

Post registrado bajo licencia Safe Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International (CC BY-NC-SA 4.0). Este artículo ya había sido publicado anteriormente en mi blog el día 31 de mayo 2019

Referencias

(1) PORTA I FERRÉ, Eduard; XARRIÉ i ROVIRA, Josep M. “Estudis tècnics, restauració i resultats referents a la imatge romànica de la Mare de Déu de Montserrat”, en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 181.
(2) PAGÈS, Montserrat. » Els orígens de les marededéus romàniques» en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 35
(3) Ibidem, p. 38
(4) Ibidem, p. 39
(5) Ibidem, p. 40
(6) Ibidem, p. 41 -42.
(7) Biblioteca de Clermont-Ferrand
(8) NOGUERA i MASSA, Antoni. Les marededéus romàniques de les terres gironines, Barcelona, Artestudi edicions, 1977, p. 74
(9) PAGÈS, Montserrat. » Els orígens …», op. cit., p. 43
(10) Et in alio locoin ipsa marcha locum quem nominant Monte serrado, Ecclesias quae sunt in cacumine ipsius montis vel ad inferiora ejus, cum ipso alode. LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra sum. Iconografia de Santa Maria de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´ Abadia de Montserrat, 1995, p. 15
(11) Gracias a un documento de donación ad Santa Maria de Monte Serradper opera. Ibidem, p. 17
(12) Santa María de Montserrat permanecerá bajo la dependencia del monasterio de Ripoll, hasta el año 1409 cuando conseguirá la independencia gracias a la bula del papa Benito XIII.
(13) LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra…, op. cit., p. 18
(14) Ibidem, p. 18.
(15) Ibidem, p. 20.
(16) CAMPS i SÒRIA, Jordi. «La imatge de la Mare de Déu de Montserrat com a talla en fusta de l´època romànica» en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 52
(17) Ibidem, p. 52 -53; 56 – 57
(18) LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra…, op. cit., p. 52
(19) CAMPS i SÒRIA, Jordi. «La imatge de la Mare de Déu …», op. cit., p. 56 – 57
(20) Hay que establecer la comparación con anterioridad a la restauración a la que fue sometida la imagen en 1969
(21) CAMPS i SÒRIA, Jordi. «La imatge de la Mare de Déu…», op. cit., p. 50
(22) Para una imagen de la Virgen de Matadars ver: https://www.museunacional.cat/ca/colleccio/mare-de-deu-de-matadars/anonim/004392-000
(23) CAMPS i SÒRIA, Jordi. «La imatge de la Mare de Déu…», op. cit., p. 50
(24) Ibidem, p. 50 – 51
(25) Se debería realizar la comparación antes de la restauración de 1988
(26) CAMPS i SÒRIA, Jordi. «La imatge de la Mare de Déu…», op. cit., p. 54
(27) Quiero agradecer a mi amiga Margarita Pedrol, licenciada en Historia del Arte, el que me haya hecho notar la evidente semejanza entre ambas imágenes

BIBLIOGRAFÍA

CAMPS I SÒRIA, Jordi. «La imatge de la Mare de Déu de Montserrat com a talla en fusta de l´època romànica» en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 47 – 61
LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra sum. Iconografia de Santa Maria de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´ Abadia de Montserrat, 1995
NOGUERA i MASSA, Antoni. Les marededéus romàniques de les terres gironines, Barcelona, Artestudi edicions, 1977
PAGÈS, Montserrat. » Els orígens de les marededéus romàniques» en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 35 – 45
PORTA I FERRÉ, Eduard; XARRIÉ i ROVIRA, Josep M. “Estudis tècnics, restauració i resultats referents a la imatge romànica de la Mare de Déu de Montserrat”, en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 181 – 190

Iconografía barroca de la virgen de Montserrat. Nacimiento e implantación de un nuevo modelo iconográfico

Durante la Edad Media no existió una voluntad por representar fielmente la imagen románica que se venera en el santuario de Santa Maria de Montserrat. En las representaciones medievales de Nuestra Señora de Montserrat nos encontramos frente a una imagen absolutamente idealizada de la virgen de Montserrat y no será hasta finales del siglo XVI, cuando se producirá un punto de inflexión y empezaremos a percibir un creciente interés por representar la vega efigie. Pasamos de la representación idealizada de una imagen de devoción, a la representación fiel de la talla venerada en el santuario.

Contexto histórico

Al final del post que dediqué a la iconografía medieval, expuse el difícil periodo por el cual atravesaba el monasterio debido a su anexión a la congregación de Valladolid. El abate Cisneros intentó mantener una política de acercamiento y a su muerte acaecida en 1510, le sucedió el abad Pedro Muñoz. En 1512 fue elegido como nuevo abad Pedro de Burgos quien siguió la línea de su antecesor Cisneros. Al igual que éste Pedro de Burgos dio impulso a la imprenta que se puso de nuevo en marcha el 30 de julio de 1518. El impresor fue Joan Rosenbach quien tenía el taller en Barcelona y que trasladó parte de su imprenta a Montserrat.

A la muerte de Pedro de Burgos en 1536, le sucedieron diversos abades hasta que en 1559, fue elegido Bartomeu Garriga. Su obra principal fue sin duda la construcción de una nueva iglesia de estilo renacentista, la cual puso fin al grave problema de espacio que sufría el monasterio. La construcción se prolongó durante treinta y dos años con un coste que ascendió a 300.000 libras. La consagración del nuevo templo tuvo lugar en 2 febrero de 1592 muerto ya el abad Garriga. Vinculada a esta nueva construcción hay que señalar un hecho trascendental. Se trata del traslado en 1599 de la Santa Imagen desde el antiguo templo románico, a la nueva iglesia.

Virgen de Montserrat, obra atribuida a Juan Andrés Ricci, c. 1640. Monasterio de San Plácido de Madrid. Internet dominio público

A fin de acabar con los conflictos entre los monjes catalanes y los castellanos, el monasterio recibió la visita de diferentes enviados papales pero no se encontró ninguna solución a este desacuerdo. Desde las cortes celebradas en Monzón en 1589 se pedía con insistencia la separación de Montserrat de la Congregación de Valladolid. Los monjes catalanes deseaban una congregación reformada pero solo formada por monasterios catalanes.(1) La Guerra dels Segadors supuso un paréntesis al conflicto. El 7 de febrero de 1641 Pau Claris ordenó la expulsión de Montserrat de todos los monjes castellanos, que abandonaron el monasterio el 24 de febrero de 1641 en dirección a Madrid en donde fueron recibidos por Felipe IV. En la capital y bajo patrocinio de la Corona, se fundó un nuevo monasterio de Montserrat. A pesar de la expulsión de los monjes de Valladolid, el monasterio seguía sujeto a la Congregación castellana y una vez finalizada la guerra, los monjes regresaron a Montserrat sin que ello supusiera la desaparición del monasterio de Montserrat fundado en Madrid.

Con la Guerra de Sucesión (1702 – 1714) se sumarán nuevos conflictos a los ya existentes. A pesar de los reiterados intentos por desvincularse de la Congregación castellana, Montserrat seguirá sujeto a Valladolid hasta la desamortización del ministro Mendizábal.
A nivel internacional hemos de referimos a la Contrarreforma y a la celebración del Concilio de Trento.

Estos siglos caracterizados por los constantes conflictos no harán disminuir la importancia de Montserrat ni como centro cultural, ni religioso, ni de peregrinaje, todo lo contrario. El prestigio de Montserrat se irá incrementando a lo largo de todo el siglo XVIII.

La virgen de Montserrat durante los siglos XVI, XVII y XVIII

La imagen que se venera en el santuario de Montserrat es una talla románica datada del último tercio del siglo XII y mide 95 x 34 x 38 cm.(2) Sigue el modelo de la Sedes sapientae o Trono de la Sabiduría, representada como Emperatriz, reina, Madre y Virgen. Actualmente se encuentra situada en su camarín, sobre el altar mayor de la basílica desde donde es visible y accesible a todos los fieles.

La imagen que hoy tenemos de La Moreneta no es la misma que tenían nuestros antepasados y su ubicación, visibilidad y accesibilidad son aspectos importantes a considerar porque han afectado a su iconografía a lo largo de los siglos. La imagen original ha sufrido diversas intervenciones la mayoría de las cuales, no han sido debidamente documentadas. La imagen románica de la virgen de Montserrat no corresponde exactamente a la de los siglos XVI, XVII y XVIII y esta cuestión, hay que tenerla muy presente a la hora de tratar sobre su iconografía. Tampoco coincide la forma en que ha estado expuesta al culto, ya que no siempre ha sido tan visible y accesible al devoto como lo esta actualmente.

Las guías y testimonios de los viajeros representan una fuente muy valiosa para conocer la evolución de la imagen románica durante los siglos que nos ocupan. Actualmente gracias a los estudios técnicos y de restauración llevados a cabo en el año 2001 por el Centre de Restauració de Béns Mobles de la Generalitat, sabemos que originariamente la virgen de Montserrat era blanca. El pigmento blanco de plomo junto con la acumulación de suciedad y humo, explicaría el ennegrecimiento progresivo del rostro. En algún momento además, se le debió repintar el rostro.(3) Este ennegrecimiento no sería muy tardío porque gracias a un documento de la primera mitad de siglo XIV que fue copiado en el Llibre Vermell de Montserrat, sabemos que en este siglo la imagen ya era morena.(4) También era muy posible que estuviera vestida con ropajes añadidos ya que se trataba de una práctica habitual documentada en otras imágenes desde siglo XIV. (5)

La Virgen de Montserrat, obra atribuida a Juan Andrés Ricci, c. 1645. Barnard Castle, Durham, Bowes Museum. internet dominio público

La primera descripción de la virgen se la debemos al abad de Montserrat fray Pedro de Burgos (1512 – 1535). En el décimo capítulo de los once iniciales que componen su Libro de los Milagros hechos a invocacion de Nuestra Señora de Montserrate, y de la fundacion, hospitalidad y orden de su sancta casa, y del sitio della y de sus hermitas, el abad describe la imagen como una mujer anciana de rostro oscuro y muy bien formada. Nos relata también que por la gravedad que presenta, asusta a los que la miran de cerca. En lo que se refiere a la indumentaria, la talla vestía ropajes postizos. Al Hijo lo describe como a un niño de entre 5 o 6 meses cuyas carnaciones son de igual color que las de su madre y esta sentado sobre sus rodillas. La virgen tiene la mano izquierda sobre el hombro del Niño, mientras que la derecha la mantiene extendida con la palma mirando hacia arriba, pero sin sostener nada.(6) Esta mano sobresale por el costado derecho hasta el punto de que sería visible para el Hijo.(7) La obra de Pedro de Burgos tuvo una gran repercusión y se reeditó varias veces con pequeñas variantes. De la descripción correspondiente a los años 1605 y 1627, será deudora toda la bibliografía relacionada con el tema hasta el siglo XIX.(8) El texto del abad fue traducido al francés (1600- 1601), al alemán los capítulos introductorios (1588) y al italiano (1617). Además dependen de él las obras de los siguientes autores: Antonio de Yerpes, Gregorio Argaiz, Gerónimo Pujades, Pedro Serra i Postius y el opúsculo anónimo Compendio historial o relacion breve y veridica del Portentoso Santuario y Camara Angelical de Nuestra Señora de Montserrate, compuesto por el abad Benet Argeric. También depende de la obra de Pedro de Burgos El Jardín de Maria plantado en el Principado de Cataluña del padre Narcís Camós (1657), así como la descripción de la montaña y el santuario del padre fra Agustí Eura (1684- 1763) que a la vez, recoge mucha información de Gregorio Argaiz y Pere Serra i Postius.(9) El hecho de basarse en una descripción previa, comportó la falta de textos personales renovados de la imagen. El gran impacto que supuso la descripción de Pedro de Burgos, tuvo repercusiones hasta prácticamente un siglo.

Como ya he mencionado en 1599 la imagen se trasladó del antiguo templo románico, a la nueva iglesia renacentista. Su ubicación fue en el centro del retablo mayor obra de Esteban Jordán y tras el cual, se hallaba una habitación reservada al habillamiento de la virgen y capilla privativa la cual, entre el primer y el segundo cuatro de siglo XVII asumía la función de trono o camarín de recepción y besamanos.(10) De hecho La Moreneta se encontraba tras el retablo mayor. Este retablo hoy desaparecido, consistía en tres dependencias cubiertas con vuelta de crucería. Contamos con el testimonio del plano ejecutado por Antoni Cellers i Azcona realitzado el 1829 y que se conserva en el Arxiu Històric del Col.legi d´Arquitectes de Catalunya.(11) Por lo tanto el conocimiento de la imagen era limitado a pesar del gran número de peregrinos que acudieron al monasterio durante la época moderna. Además la talla se encontraba cubierta de vestidos y muy engalanada en función del calendario litúrgico. La visión que se tenia de ella era siempre lateral para facilitar la osculación y el acceso al camarín se llegó a restringir en función del estamento social.(12) Estas circunstancias favorecieron el desconocimiento de la imagen porque los visitantes tenía poco acceso visual.

A parte del oscurecimiento del rostro, había dos características que empiezan a aparecer en los textos. Una hace referencia a la viveza de los ojos y la otra, a la palma de la mano derecha que esta sosteniendo una esfera. Los viajeros mencionan esta mano derecha pero no todos mencionan que la virgen tenia los dedos forrados de plata debido al desgaste producido por los fieles. Seguramente se trataba de los dedo pulgar e índice. La osculación además se limitó entre 1653 y 1705 y 1735-1745.(13)

Otro elemento recurrente que veremos aparecer en la iconografía barroca son las coronas. Por el inventario de 1586 sabemos de la existencia de cuatro coronas. Tres de la Virgen y una para el Hijo pero se desconoce hasta cuando se conservaron. A mediados del siglo XVII la virgen contaba con cuatro coronas, dos de plata dorada con piedras y dos de oro. El Niño tenía tres, dos de oro y otra de plata. Una de las dos coronas de oro de la virgen era conocida como la “corona rica”. Ésta se inició en 1610 en los mismos talleres de Montserrat por un monje flamenco que trabajó en ella hasta 1637. La corona rica era de oro y llevaba catorce rayos acabados en catorce estrellas de pedrería y en lo alto, un barco de diamantes. La corona contenía en total 1.124 diamantes, 1.800 perlas, 38 esmeraldas, 21 zafiros y 5 rubíes.(14) La otra corona era conocida como “la formosa” o de “maragdes”(esmeraldas). También conocida como “la mexicana” por un error del padre Gregorio de Argaiz.(15) y fue encargada por el P. Benito de Peñalosa, monje de Santa María La Real de Nájera, a partir de limosnas y recaptos en las “Indias del Perú”. La formosa existía el 1627. Estaba formada por un semicírculo del cual colgaban esmeraldas en forma de lágrima, y una cruz en el vértice. En total la constituían 2.500 esmeraldas.(16) Estas coronas que veremos representadas en la iconografía montserratina, desaparecieron durante el siglo XIX.
Otro elemento que empieza a parecer es la sierra y a partir de 1680, también el nuevo trono financiado por los Cardona.

En 1691 tuvo lugar un hecho que pudo haber acabado en catástrofe. Durante la fiesta de La Trinidad se prendió fuego en el camarín de la virgen sin ocasionar la desaparición de la Santa Imagen, aunque probablemente tuvo que ser restaurada. Desconocemos el alcance de esta intervención.

A lo largo de los años, los diferentes testimonios recogen la impresión de que la imagen se va oscureciendo progresivamente. Constatamos como a lo largo de los siglos la talla románica va cambiando de aspecto, de ubicación, de ropa y hasta de atributos.

La representación barroca de la virgen de Montserrat: la implantación de un nuevo modelo iconográfico

Durante el siglo XVI asistimos al nacimiento de un nuevo modelo iconográfico que gozará de gran fortuna durante el barroco, y que quedará plenamente fijado en el siglo XVIII. Hay que puntualizar que el nacimiento de este nuevo modelo, no supuso la desaparición de los anteriores. La nueva iconografía convivirá con otros tipos de representaciones que ya encontrábamos durante los siglos precedentes, y de los cuales hemos tratado en un post dedicado a la iconografía medieval. Así pues imagen de la virgen de pie, rubia, con la sierra, morena, blanca o sentada, se mantendrá vigente con posterioridad al siglo XVII, sobre todo en aquellos lugares alejados de los centros pioneros en cuanto a novedades.(17)

Esta nueva iconografía se concreta en la figura de la virgen en primer término, entronizada y con las montañas al fondo, las cuales progresivamente se representarán con mayor fidelidad. A diferencia de lo que nos encontrábamos en el periodo anterior, las carnaciones acostumbran a ser oscuras. La ropa es ancha y con profusión de pliegues, pero a partir de ahora marcando la línea del cuerpo. La virgen lucirá sus mejores coronas que serán representadas con fidelidad y ostentará sus atributos iconográficos: el orbe y el lirio. A partir de finales del siglo XVI, las representaciones de La Moreneta tendrán por primera vez un carácter escultórico con una cierta voluntad por reproducir fielmente la talla románica. Este nuevo modelo perdurará con pequeñas variantes hasta el siglo XVIII, cuando será sustituido por la representación de la virgen con vestiduras acampanadas.(18)
La primera representación en donde encontramos este nuevo modelo iconográfico es en un buril de Antonio Lafréry, editado en Roma en 1572 y encargado por el mismo monasterio. En este grabado conviven las dos iconografías: la antigua o gótica y la nueva en donde además, recuperamos aspectos que aparecían en obras anteriores editadas por la propia imprenta de Montserrat por Rosenbach en 1524.(19) La estampa de Láfrey será el modelo para otras que se realizarán posteriormente, y supondrá un gran impacto en la producción de otros grabados a nivel internacional.(20) Si nos fijamos en la imagen de la parte central derecha, veremos a la virgen entronizada, en posición frontal y con el Niño en la falda. Esta coronada por dos ángeles mientras que otros dos situados a ambos lados, sostienen respectivamente un cirio encendido. Con la mano derecha la virgen sostiene la esfera con el lirio y con la mano izquierda, toca la el hombro del Niño tal y como corresponde a la posición de esta mano en el original románico. Este grabado supone un testimonio de los primeros intentos por representar la imagen románica.(21) Sobre la virgen una filacteria da fe de la leyenda del hallazgo Hic reperta fuit imago Virginis Mariae. A la izquierda de la virgen vemos un grupo de monjes benedictinos. En primer término y de rodillas, el abad y tras él, otros monjes. Bajo los pies de la imagen dos putti serrando la montaña la cual ya representa fielmente el paisaje de Montserrat. Bajo los putti, hallamos representados a los pastores protagonistas del hallazgo. La representación de la virgen que aparece en la parte superior derecha del grabado responde a la iconografía antigua. Junto a las montañas y sobre una nube, sostiene el Niño que sierra las montañas. Lleva el pelo largo y suelto.

Estampa Santa Maria de Monte Serrato. Buril de Antonio Láfrery, 1572. Biblioteca de Montserrat, Gabinete de Grabados. Para algunos historiadores se trataría de la primera representación de la nueva iconografía en donde por primera vez, se constata la voluntad por representar fielmente la talla románica. Como apunta el p. Laplana, en el mismo grabado conviven las dos iconografías. Esta estampa juega un importante papel dentro de la Historiografía porque supone un punto de inflexión en la iconografía y en la difusión de este nuevo modelo iconográfico

La obra clave en donde ya se consolida esta iconografía es en un cuadro de autor anónimo El Retrato de N(uestr)A Señora de Montserrat, y que fue realizado en 1599, año del traslado de la virgen desde la iglesia románica al nuevo templo renacentista. La Moreneta se ubicó en el retablo proyectado por Francisco de Mora, y esculpido por Esteban Jordán con el financiamiento de la Corona española. Con esta obra nos encontramos frente a una de las representaciones más fieles a la talla original. Aquí ya se ha producido la sustitución de un modelo por el otro. A partir de ahora encontramos esta iconografía con pequeñas variantes.(22)

Damos paso a otra obra capital para una buena parte de la Historiografía. Se trata de una pintura atribuida a Juan Andrés Ricci, datada con posterioridad a 1637 y que se conserva en el monasterio de San Plácido de Madrid. En esta obra vemos a la virgen con todas las características de este nuevo modelo iconográfico. Los rasgos faciales están copiados directamente del original que en aquel momento ya se encontraba emplazado en el centro del retablo mayor, donde los fieles no tenían acceso. La corona también es una representación fiel, así como las montañas y la ubicación de las distintas ermitas. Es posible que incluso las figuras de los monjes vestidos de negro, sean verdaderos retratos.(23)
En todas las representaciones de la virgen, la encontramos habillada con los vestidos añadidos. Solo contamos con una única imagen sin este habillamiento. Se trata del buril de Francesc Tremules realizado en 1753. Tremulles habría realizado un dibujo al natural de la imagen románica, cuando tuvo ocasión de verla sin los vestidos añadidos el 8 de agosto de 1753.(24) Se trata de un grabado que sigue fielmente la talla románica incluso se pueden apreciar los escasos restos de policromía que debía conservar, reducida a la zona de la maphorion y del contorno del manto.

Medallística

En el ámbito de la medallística la evolución de la iconografía de la virgen de Montserrat, seguirá una evolución temporal diferente respeto a la pintura, grabado y escultura. Hemos visto el grabado como pionero en la introducción de este nuevo modelo iconográfico. En medallística pasará todo lo contrario y no será hasta principios de siglo XVIII, cuando aparecerá esta nueva iconografía.

Las medallas religiosas no aparecen hasta finales del siglo XVI ya que a principios de siglo, todavía se mantenían las insignias de peregrino. Desde los inicios y hasta la primera mitad del siglo XVI, encontramos a la virgen acompañada del Hijo que sierra las montañas. Por tanto, se mantiene la iconografía del periodo anterior incluida la representación de las lámparas votivas y la estrella en la parte superior. Este modelo se mantendrá vigente con pocas variantes, hasta la segunda mitad de siglo XVI cuando aparece la medalla redonda. Todavía se mantiene la iconografía de la virgen sentada en la montaña sosteniendo el lirio con la mano izquierda, y el Hijo a su derecha con la sierra.(25) Este modelo iconográfico queda fijado a finales del XVI y sigue el estilo renacentista. Las piezas de este periodo son todas muy parecidas lo cual lleva a platear la posibilidad de que tal vez existiera un centro productor, que podía ser la ciudad de Roma o algunos talleres locales que siguieran las pautas del centro productor.(26)

Medalla de Montserrat, s. XVII. Nos encontramos todavía frente a la iconografía renacentista

No será hasta el cambio de siglo entre el XVII y el XVIII, cuando empieza a surgir la nueva iconografía. La anilla será trasversal y aparecerá el nombre de ROMA inscrito en la zona inferior. Se empezarán a producir medallas en Roma durante el Renacimiento por encargo de las diferentes cofradías y santuarios.(27) Progresivamente se va sustituyendo la virgen con el Niño serrando las montañas, por la virgen entronizada en posición frontal en actitud mayestática. Las medallas aumentan de tamaño y tomarán la forma redondeada aunque aun perduren algunas de forma octogonal y más gruesas.(28) En términos generales las medallas del siglo XVIII muestran a la virgen sentada en majestad con la corona formosa y el Niño sentado en la falda y sin la sierra. A diferencia de lo que encontramos en pintura, escultura o grabado, en donde la nueva iconografía ya ha aparecido, en medallística ésta entra más tarde. La vera efigie no aparece hasta el siglo XVIII. En el caso las medallas además, no hay convivencia entre los diferentes modelos iconográficos.

A finales del siglo XVIII la imagen románica de la virgen de Montserrat deja las ropas anchas, para pasar a vestir ropa de forma acampanada que la cubre de arriba a abajo. Este cambio de indumentaria no implica su reflejo inmediato en la iconografía. Los vestidos acampanados no aparecen en las medallas hasta mediados del siglo XIX.(29)

Medalla de la virgen de Montserrat, siglo XVIII. Nos encontramos frente la iconografía barroca. Virgen entronizada entre las montañas y con el Niño en la falda. A la derecha la iglesia renacentista y a la izquierda, un pequeño embalse de agua

Cerámica

Si bien se conservan diversos ejemplos de este periodo, el estudio realizado por Josep Batlle sobre una extensa muestra de piezas cerámicas pone de manifiesto la ausencia de la imagen de la Virgen de Montserrat. Las obras estudiadas se limitan a representar las características montañas de forma muy esquemática, el báculo de obispo, la sierra o las siete cruces de término que existieron en el camino de Collbató. (30) A pesar de esta marcada tendencia a omitir la imagen mariana, hemos podido localizar una escudilla de pagès perteneciente a la Fundació Mascort (Torroella de Montgrí, Baix Empordà) datada c. 1487-1500 y cuya decoración incluye la representación de la Virgen de Montserrat en majestad.

Tanto la escudilla como una bacina para limosnas que se encuentra en el Museu de Montserrat y que data del siglo XVI, proceden del entorno del monasterio. Cabe destacar que ambas piezas se encuentran entre los primeros ejemplos de representación de la imagen románica.

Post registrado bajo licencia Safe Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International (CC BY-NC-SA 4.0). Este artículo ya había sido publicado en mi anterior blog el día 28 diciembre 2018

Referencias

(1) LAPLANA, J. de C. Montserrat Mil Anys d´Art i Història, Barcelona, Angle Editorial, 2001, p. 91
(2) LAPLANA, J.de C.; MACIÀ, T. Nigra Sum, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1996, p. 52
(3) PORTA I FERRÉ, Eduard; XARRIÉ i ROVIRA, Josep M. “Estudis tècnics, restauració i resultats referents a la imatge romànica de la Mare de Déu de Montserrat”, en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 182(4) ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat i la seva morenor a través de la documentació i de la historia”, en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 108
(5) LAPLANA, Josep de C. “La imatge de la mare de Déu de Montserrat al llarg dels segles”, en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 68
6) Fijémonos que las posiciones de las manos no se corresponden con las actuales
(7) Para el presente artículo se ha consultado la edición de 1550. BURGOS, Pedro de. Libro de la Historia y Milagros hechos a invocación de nuestra Señora de Montserrate, Barcelona, Pedro Mo(n)pezat, Petrus Botin, 1550, p. Xxvi. – xxvii.- xxiiix. Ver también ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat…”, op. cit., p. 123
(8) ALTÉS I AGUILÓ, F.X.“La Santa Imatge de Montserrat…”, op. cit., p. 126
9) BALSALOBRE, Pep. Fra Agustí Eura (1684-1763). Obra poètica complerta (assaig edició crítica), Girona, Universitat de Girona, 1998, p. 410- 443
(10) ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat…”, op. cit., p. 136
(11) CANALDA I LLOBET; S. “ La imatge barroca de la Mare de Déu de Montserrat: gènesi, circuïts i usos”, en Imatge, devoció, identitat en época moderna, Barcelona, Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona, 2013, p. 87, nota 40
(12) Ibidem, p. 88. En relación con el camarín y al acceso visual de la imagen, ver también ALTÉS I AGUILÓ, F.X. L´església nova de Montserrat (1560-1992), vol. 45, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1992, p. 116-121
(13) ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat…”, op. cit., p. 128
(14) LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra…, op. cit., p. 27
(15) ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat…”, op. cit., p. 175 nota 120
(16) LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra…, op. cit., p. 27
(17) CANALDA I LLOBET; S. “La imatge barroca …”, op. cit., p. 100
(18) CANALDA I LLOBET; S. “Retratos y réplicas de las santas imágenes en época moderna. El caso de Nuestra Señora de Montserrat”, en Estudios sobre arte catalán. Del contexto a la interpretación postmedival, Barcelona, Universitat de Barcelona, 2013, p. 192
(19) CANALDA I LLOBET; S. “La imatge barroca …”, op. cit., p. 81 ; 89
(20) Ibidem, p. 91
(21) Ibidem, p. 83
(22) Ibidem, p. 83- 84
(23) LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra…, op. cit., p. 118
(24) LAPLANA, Josep de C. “La imatge de la mare de Déu …”, op. cit., p. 77- 78
(25) BALAGUER, Anna M. “La medallística montserratina dels segles XV, XVI i XVII. Catalogació i justificació cronologica”, en Acta Numismàtica, 27, Barcelona, Cymys, 1997, p. 196- 197
(26) Ibidem, p. 198
(27) BALAGUER, Anna M. “La medallística montserratina dels segles XVIII – XIX. Catalogació i justificació cronològica”, en Acta Numismàtica, 32, Barcelona, Cymys, 2002, p. 168
(28) BALAGUER, Anna M. “La medallística montserratina dels segles XV,…”, op. cit., p. 207
(29) BALAGUER, Anna M. “La medallística montserratina dels segles XVIII…”, op. cit., p. 166
(30) BATLLE, Josep.“La iconografia montserratina en la ceràmica dels segles XV, XVI i XVII”, en Dovella, Hivern 2008, Manresa, Centre d´Estudis del Bages, 2008, p. 21- 26

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La iconografía de la Virgen de Montserrat desde sus orígenes, hasta el siglo XV. Una imagen de devoción

El presente post trata acerca de la iconografía de Nuestra Señora de Montserrat durante la Edad Media, de como los artistas medievales representaban la imagen románica que se venera en el monasterio de Santa Maria de Montserrat.

Contexto histórico en el que se desarrolla la iconografía montserratina medieval

La primera noticia que tenemos de Montserrat se encuentra en un documento relativo a una acta de donación del conde Wifredo el Velloso, dirigido al monasterio de Ripoll y datado el 20 de abril del año 888. Este documento no se refiere a la imagen de la Virgen sino a la montaña. (1) En él se nombran unas iglesias situadas en la montaña de Montserrat aunque no nos dice cuáles son. No será hasta el año 982 cuando en otro documento en donde se confirman las posesiones de Ripoll, se nombrarán específicamente a estas iglesias: Santa Maria y Sant Iscle (en la cima de la montaña de Montserrat), Sant Pere y Sant Martí (al pie de la montaña). De estas cuatro pequeñas iglesias solo han sobrevivido dos: Santa Maria (actual monasterio de Montserrat) y Sant Iscle (situado en el mismo jardín del monasterio. (2)

Habrá que esperar hasta tiempos del abad Oliba, concretamente entre el 1025 y el 1035, para que unos pocos monjes procedentes del monasterio de Ripoll se establezcan en Montserrat bajo la dependencia del monasterio de Ripoll.(3) Durante el abaciado de Oliba, Montserrat recibió un gran impulso llevándose a cabo importantes reformas entre ellas, la construcción de una nueva iglesia de estilo románico.

El monasterio se mantuvo bajo la dependencia de Ripoll hasta el 1410 cuando logró independizarse gracias al Papa Benito XIII. Pero a partir de 1493 y con Fernando el Católico, el monasterio pasará a depender directamente de la Congregación benedictina de Valladolid, San Benito el Real. Esta anexión es la consecuencia de un deseo de reforma en el seno de la orden benedictina, que aspiraba al ideal de vida en común y que será el origen de numerosos conflictos. A ello habría que añadir la abolición de los abades comendatarios.(4) El 10 de marzo del 1479 Juan de Peralta fue nombrado abad comendatario (1483-1493) a pesar de que residía en el monasterio. Peralta era favorable a la reforma y deseaba tomar como modelo a la Congregación de Santa Justina de Pádua. Por su parte, el rey Fernando el Católico consideraba muy importante la reforma de Montserrat ya que podía incentivar a otros monasterios del reino a reformarse. (5) El abad Peralta obtuvo el permiso del papa a pesar de que topó con la resistencia de la misma Congregación de Santa Justina, que se negaba a actuar como guía. El siguiente paso fue solicitar ayuda al monarca. Entre las peticiones de Peralta se incluía el traspaso de monjes de Valladolid a Montserrat, a fin de que sirvieran de ejemplo. Los monjes castellanos aceptaron pero con la condición de que Montserrat quedara bajo su dependencia. Los Reyes Católicos accedieron y consiguieron del papa Alejandro VI la bula de anexión, firmada el 19 de marzo de 1493. Así pues Montserrat quedó bajo la dependencia de San Benito de Valladolid desde donde se enviaron catorce monjes los cuales, tomaron posesión el 28 de junio de 1493. Fue escogido como prior por el Capítulo, García Jiménez de Cisneros (1493- 1510).

Dentro de esta introducción al contexto histórico no se puede omitir la implantación de la imprenta que tanta relevancia tuvo en la difusión y promoción de Montserrat. Cisneros inició tratos con Joan Luscher y la imprenta empezó a funcionar en Montserrat el 4 de febrero de 1499.

Iconografía de la Virgen de Montserrat durante la Edad Media

Durante el periodo que abarca desde los orígenes del monasterio hasta finales del siglo XV, todas las imágenes de la Virgen de Montserrat la representan a través de una iconografía muy alejada de la talla románica. La razón de este alejamiento hay que buscarlo en que el objetivo de los artistas no era representar la realidad tal y como la veían, sino realizar una imagen de devoción.(6) Por eso durante ese periodo las representaciones nos la mostrarán a través de diversos modelos iconográficos: sentada entre unas montañas que pretenden reproducir sin ninguna fidelidad el paisaje de Montserrat, o con el pelo largo y suelto, sosteniendo al Niño en el regazo el cual, acostumbra a estar de pie serrando las montañas con una sierra de carpintero. La podemos encontrar vistiendo túnica roja, manto azul y con las carnaciones siempre blancas, sentada sobre una sierra, o entronizada según el modelo tradicional pero en ningún caso, reproduciendo fielmente la imagen románica. Además hay que añadir que es muy posible que la talla estuviera vestida con ropajes añadidos, tal y como solía hacerse desde los siglos XIV y XV con algunas imágenes. (7) Por tanto la Virgen de Montserrat quedaba “escondida” bajo la indumentaria. Aún asi, no había ninguna intención de representarla con fidelidad.

Entre los primeros ejemplos que nos han llegado contamos con un fragmento escultórico datado de finales del siglo XII y con las Las Cantigas de Santa María de Alfonso X El Sabio de finales del siglo XIII. El relieve escultórico al que nos referimos y que se encuentra actualmente en el Museo de Montserrat, nos muestra a una Virgen de estilo románico sentada en majestad. No se sabe con certeza si este fragmento proviene del mismo santuario de Montserrat. Hipotéticamente se cree que podría haber estado ubicado en la galilea del templo románico ya que por un documento datado el 1303 o 1306, se sabe que había allí una Natividad. (8) En cuanto a Las Cantigas, éstas narran seis milagros de la Virgen de Montserrat la cual, se halla representada mediante una iconografía alejada de la talla románica venerada en el santuario.

No se puede dejar de mencionar el Llibre Vermell de Montserrat que contiene dos imágenes de la virgen aunque como apunta el historiador Francesc Xavier Altés i Aguiló, hay que diferenciar entre las ilustraciones más antiguas del códice que datan del 1399-1400 y las que se refieren al jubileo anual de la Porciúncula.(9) La ilustración que representa a una Virgen recibiendo unos peregrinos frente una iglesia, no tiene porque representar necesariamente a la Virgen de Montserrat.(10) En cualquier caso se trata de una imagen absolutamente idealizada. La otra ilustración pertenece a la parte del códice realizado ya entrado el siglo XV y representa la confirmación de la Cofradía de Montserrat. En este caso no hay duda de que nos encontramos frente a La Moreneta pero nuevamente, esta imagen no se corresponde con el original románico.(11)

Virgen con los peregrinos, jubileo anual de la Porciúncula, 1399-1400. Llibre vermell de Montserrat, folio CXXXIII v. Biblioteca de Montserrat

Destacamos un par más de ejemplos dentro del ámbito pictórico. El primero se refiere al panel central del Tríptico de Aquí Terme ejecutado por Bartolomé Bermejo alrededor de 1484 para el comerciante Francesco della Chiesa. Esta espléndida virgen de Montserrat está representada con unas carnaciones blanquísimas, sentada sobre una sierra de carpintero y frente a un paisaje que difícilmente podríamos relacionar con el de Montserrat. El segundo ejemplo nos llama la atención por tratarse de una Virgen lactante. Esta imagen forma parte del Retablo de la Virgen de Montserrat de la iglesia parroquial de Alfajarín, Zaragoza. El retablo fue realizado entre 1480/90 por Bernat Martín y una vez más, nos encontramos frente una imagen de la virgen de Montserrat que nada tiene que ver con la talla románica.

Panel central del tríptico de Santa María de Montserrat en Acqui Terme, finales siglo XV. Retablo encargado al pintor Bartolomé Bermejo por el comerciante Francesco della Chiesa, a quien vemos arrodillado junto a la virgen como donante. Internet dominio público

No quiero pasar por alto un ámbito a menudo tristemente olvidado. Me refiero a la medallística, rama de la numismática y de la cual conservamos testimonios interesantes. Los ejemplos más antiguos se remontan al siglo XV aunque sabemos de la existencia durante el XIV, de las llamadas ensenyes i senyals de plom i estany las cuales eran adquiridas por los peregrinos durante las romerías al santuario.(12) La insignia de peregrino más antigua que se conserva corresponde a la primera mitad del siglo XV. La iconografía de esta pequeña pieza representa una imagen que de ninguna manera la podríamos identificar con la Virgen de Montserrat sino fuera por las cartelas laterales y por su atributo característico: se halla sentada sobre una sierra.

Insignia de peregrino de plomo y estaño. SANTA MAR, AD MOSER. Nuestra Señora de Montserrat, primera mitad del siglo XV. Se trata de la insignia de peregrino montserratina más antigua que se conoce. Procedencia de la imagen: BALAGUER, Anna M. “La medallística montserratina dels segles XV, XVI i XVII. Catalogació i justificació cronologica”, en Acta Numismàtica, 27, Barcelona, Cymys, 1997, p. 201

En medallística se conservan otros ejemplos del siglo XV en donde la virgen se encuentra una vez más sentada sobre la sierra entre las inconfundibles montañas, aunque sin representarlas fielmente. En estas piezas la Virgen sostiene al Niño el cual, está serrando la montaña. En alguna insignia conservada aparece una estrella de seis puntas y lámparas votivas a ambos lados de la virgen lo que sugiere, junto con la forma de la insignia, que podría tratarse de la representación de una pequeña capilla. (13)

Las imágenes de la Virgen de Montserrat durante la Edad Media no la representan según la talla románica venerada en el santuario porque este no era el objetivo. El objetivo era mostrar una imagen de devoción que fuera bella, y que se ajustara a las convenciones de la época. No existía la necesidad de individualizar la imagen. En algunos casos sí nos encontramos con la intención de hacerla reconocible mediante la inclusión de las características montañas pero aun así, éstas no reproducen fielmente la orografía del lugar. Hay que tener en cuenta que la mayoría de las veces el artista no conocía de primera mano la talla del santuario y no había puesto un pie en el monasterio, tan solo recibía las indicaciones del promotor. No será hasta el último tercio del siglo XVI que se producirá un punto de inflexión en la iconografía montserratina y por primera vez, primará la voluntad de representar la vera efigie, la imagen románica que se halla en el santuario.

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Referencias

(1) Según el p. Laplana el primer documento que nombra a la imagen de la Virgen de Montserrat data del siglo XIV y XV y es el Llibre Vermell de Montserrat (Libro Rojo de Montserrat). Aún así, la talla románica es muy anterior. Los expertos la datan del último tercio del siglo XII. Ver LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra sum. Iconografia de Santa Maria de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1995, p. 20
(2) LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra …, op. cit., p. 15
(3) LAPLANA, J. de C. Montserrat Mil Anys d´Art i Història, Barcelona, Angle Editorial, 2001, p. 20
(4) Los abades comendatarios son aquellos que no residen en el monasterio
(5) LAPLANA, J. de C. Montserrat Mil Anys… op. cit., p. 70
(6) ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat i la seva morenor a través de la documentació i de la història”, en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 119
(7) LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra…, op. cit., p. 24
(8) ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat…”, op. cit., p. 104. Ver también LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra…, op. cit., p. 54 – 55
35
(9) Indulgencia plenaria. Folio XXXr
(10) ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat…”, op. cit., p. 119
(11) Folio CXXXIII v.
(12) BALAGUER, Anna M. “La medallística montserratina dels segles XV, XVI i XVII. Catalogació i justificació cronologica”, en Acta Numismàtica, 27, Barcelona, Cymys, 1997, p. 186
(13) Ibidem, p. 187 – 193; 210 – 211; 213

BIBLIOGRAFÍA

ALBAREDA, A. Història de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1977, (1931)
ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat i la seva morenor a través de la documentació i de la història”, en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 93- 179
ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La impremta i el llibre a Montserrat. Segles XV-XIX”, en Montserrat. Cinc cents anys de Publicacions 1499- 1999, Barcelona, Departament de Cultura, 1999, p. 11-42
BALAGUER, Anna M. “La medallística montserratina dels segles XV, XVI i XVII. Catalogació i justificació cronologica”, en Acta Numismàtica, 27, Barcelona, Cymys, 1997, p. 185-226
LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra sum. Iconografia de Santa Maria de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1995
LAPLANA, J. de C. Montserrat Mil Anys d´Art i Història, Barcelona, Angle Editorial, 2001
MIRALPEIX MESTRES, Marta. “Sobre l´Estampa de la Confraria de la cambra angelical de la gloriosa Verge Maria de Montserrat”, en Dovella, Hivern 2010, Manresa, Centre d´Estudis del Bages, 2010, p. 14- 19