La colección de Felipe IV en el Real Alcázar de Madrid

Las grandes cortes europeas precisaban de un marco suntuoso donde exhibirse que exigía decorar sus residencias, con grandes colecciones que permitieran reflejar los valores de las monarquías absolutas de la Edad Moderna. Felipe IV no fue ajeno a esta tendencia. En el caso de El Alcázar, los grandes escenarios de ceremonias cortesanas y donde era necesario poner mayor énfasis en el programa decorativo, era el Salón de los Espejos, la Galería del Mediodía, la Pieza Ochavada y El Salón Dorado. Sus decoraciones se modificaron al final del reinado de Felipe IV con el retrato como principal protagonista. Lamentablemente el palacio no ha sobrevivido. Durante la noche de Navidad de 1734, mientras la familia real se encontraba en el Buen Retiro, se declaró un incendio que provocó daños irreparables en el conjunto. El fuego quemó obras de Tintoretto, Tiziano, Rubens, Velázquez y el edificio quedó en tan mal estado, que Felipe IV decidió derribarlo y levantar en su mismo emplazamiento, el Palacio de Oriente o Palacio Real.

Para tratar sobre las decoraciones de El Alcázar, en primer lugar hay que nombrar el viaje que Velázquez realizó a Italia. A finales de noviembre de 1648, el rey envía al pintor con el objetivo de adquirir esculturas y cuadros para la nueva decoración del palacio, así como para atraer a la corte al fresquista Pietro da Cortona. Las compras se gestionaron con los fondos del cónsul español Santiago Cardoso. Velázquez no regresará a España hasta el 23 de junio de 1651 y el principal destino del viaje, era la ciudad de Roma. Es difícil reconstruir con exactitud la cronología y las diferentes etapas del viaje del pintor por Italia. Sabemos que llegó a Génova procedente de España el 11 de marzo de 1649 y desde allí, partió hacia Venecia. El 24 de abril de 1649 el marqués de la Fuente escribe desde esta ciudad que Diego Velázquez llegó aquí a los 21 y sin perder tiempo he procurado que vea todas las pinturas que le permitiere estar en mi casa, que el recato de aquí es de calidad, que muchos tendrán escrúpulo, si bien procuraremos con maña que no le ambarzca esto, y desseando encaminarse a Módena por haber tenido notícia de que podría hallar una cosa muy a propósito, le daré cartas para facilitarle la introducción, y en todo le asistiré como en despacho del 22 de noviembre me lo manda V.M…(1)

De Venecia probablemente se trasladó a Parma, Módena, Boloña y Roma. Ha sobrevivido documentación sobre este periodo romano que permite conocer que ya estaba en la ciudad el 29 de mayo de 1649, y que permaneció allí hasta finales de noviembre del año siguiente. En Roma se encargó de realizar vaciados de esculturas clásicas y bronces ornamentales, destinados a las galerías de El Alcázar. La tarea no estaba libre de responsabilidades ya que debía saber elegir correctamente qué obras copiar y posteriormente, obtener la autorización de los propietarios para realizar los moldes. Al actuar en representación del rey de España, este obstáculo le será relativamente fácil de salvar. Los tratadistas como Passeri, Bellori o Malvasia proporcionan información acerca del trabajo del pintor en Roma en 1650. Igualmente se nombran las compras que realizará y que pasarán a decorar El Alcázar. Palomino solo ha dejado constancia de las obras adquiridas en Venecia y sobre las gestiones para enviar a España fresquistas como Pietro da Cortona. Pero se conoce que también llegaron a Madrid muchas obras procedentes de Roma.

El Real Alcázar de Madrid (detalle), Felix Castello, c. 1630 – 1640. Museo de Historia de Madrid. Internet dominio público (imagen subida por el usuario Gato)

Velázquez consiguió visitar la colección del papa gracias a dos cartas del virrey de Nápoles. Así mismo tuvo ocasión de conocer la colección del cardenal Peretti, pudo copiar obras de la colección Borghese, Farnesio, Médicis y Ludovisi. Para realizar los yesos necesitó de la colaboración de diversos ayudantes. A finales de noviembre Velázquez considera que ya ha finalizado su labor en Roma, pero aún le queda la adquisición de diversos cuadros para el rey. El 12 de diciembre está en Módena (antes ha pasado por Florencia) en la residencia del duque, examinando su colección de pintura. Quien se encarga de mostrársela no fue el mismo duque sino su asistente Gemignano Poggi, quien se mostró receloso de enseñar las obras de su señor al pintor sevillano. A pesar de los intentos de Poggi para impedir el acceso de Velázquez a la colección del duque, finalmente el pintor la pudo visitar aunque sin obtener ninguna obra. Velázquez estaba muy interesado en la Adoración de los pastores de Correggio, y actuó a través del embajador de Módena en Madrid. De Módena, Velázquez se trasladó de nuevo a Venecia donde sabemos gracias a Palomino, que adquirió diversas pinturas destinadas a la colección real. Hay que destacar dos obras de Veronés: Venus y Adonis y Céfalo y Procris. También adquirió una decoración de techo de Tintoretto compuesta por siete cuadros organizados en torno del óvalo de La purificación de las vírgenes mandianitas. (2)

Además de adquirir obra en Venecia, seguramente también compró pintura en Padua en donde realizó diversas gestiones, para adquirir la colección de cuadros que habían pertenecido a Juan Alfonso Enríquez Cabrera, IX almirante de Castilla fallecido en 1647. Después se embarcó de retorno a España. En total envió desde Italia unas 450 cajas con obras, más las que él mismo llevó consigo durante su viaje de retorno a la corte española.
La remodelación de la pinacoteca del Alcázar estuvo dirigida por el propio Velázquez y se centró en la Pieza Ochavada y el Salón de los Espejos. La Pieza Ochavada conectaba la Galería de los Espejos con la Galería del Mediodía en el piso principal. Se trataba de un espacio de nueva planta creado por Velázquez, quien actuó como superintendente especial de las obras y siempre teniendo bien presente, las preferencias del rey. De planta octogonal con paramentos de nichos, pilastras y doble friso de ventanas que recuerda a la Galería de los Uffizi, se instalaron copias en yeso que el pintor sevillano había traído desde Italia, más otras esculturas que remiten al mundo clásico e italianizante. Pero en esta «pieza» predomina la obra de Rubens y su escuela. Según los inventarios de 1686 y 1700 en el techo se exponía una obra de Tintoretto: Tres ninfas y un cupido y el resto lo componían 21 pinturas de temática mitológica y de cacería de la escuela flamenca realizadas por Snyders, van Dyck y Rubens.

En cuanto al Salón de los Espejos anteriormente conocido como Salón Nuevo, hay que incluirlo dentro del proceso de construcción de la fachada sud del palacio que empezó en 1608 en tiempos de Felipe III y que no finalizó hasta el 1618. La decoración de este ámbito coge desde 1623 hasta 1635. Según el inventario redactado en 1686 se trataba del espacio más importante relativo a las colecciones de pintura del Alcázar. Era un espacio de representación que la monarquía hispánica y donde encontramos tanto temas religiosos como profanos.

Cuando el rey decidió intervenir en su decoración, se empezó por trasladar algunas obras importantes procedentes de la colección de Felipe III que se encontraban en El Pardo. Eran obras de Tiziano como Carlos V en Mühlberg, La Religión socorrida por España o Felipe II después de la Batalla de Lepanto ofrece al cielo al infante Don Fernando. Algunas de estas pinturas sufrieron modificaciones de formato a fin de acomodarlas a los nuevos emplazamientos. Las obras aludían claramente a la grandeza de la dinastía de los Habsburgo. Igualmente se encontraban obras de tema mitológico autógrafas de Rubens, Velázquez y Tiziano, más algunos temas bíblicos de Tintoretto, Veronés y Ribera. Quien se encargó de ubicar las obras fue Vicente Carducho. Una vez instaladas se encargaron de nuevas sobre temas de la antigüedad al mismo Carducho y a Eugenio Cajés. El rey también quería obras de artistas extranjeros. Para ello encargó al conde Oñate, embajador español en la Santa Sede, que se trasladase a Roma en 1627 hasta 1628, para adquirir pintura de Domenichino, Guido Reni y Atemisia Gentileschi. También adquirió obra en Milán a través de don Gonzálo de Córdoba, gobernador desde 1626 hasta 1629. El monarca estaba interesado en temas sobre el Antiguo Testamento que se le encargaron a Camilo Procaccini.(3) En Nápoles realizó nuevos encargos. Desde 1632 hasta 1633 obtiene cuadros de Juseppe Ribera: Sansón y Dalila y Jael y Sisara.(4) Además el rey solicitó ocho pinturas de Rubens.
El modelo y referente de la decoración del Salón de los Espejos se encuentra en el Palacio del Pardo (la Galería de Retratos) de tiempos de Felipe III. Ya hemos dicho que la nueva estancia pretendía ser una exaltación a los Austrias remarcando el valor, la virtud del rey y el buen gobierno. También tenía un precedente en la Galería del Mediodía en donde Felipe III, había encargado al pintor Rodrigo de Villandrando un total de seis retratos reales los cuales, los encontramos inventariados en 1636. Pero en el caso del Salón delos Espejos se pretendía ir más allá porque la decoración despliega una clara intención de enfatizar sobre la línea dinástica. Entre Carlos V y Felipe IV esta se encuentra representada por las obras de Tiziano, Velázquez y van Dyck. La obra El sacrificio de Isaac de Domenichino, también conecta con esta idea dinástica, en el sentido de que Dios le promete a Abraham bendiciones y multiplicar su descendencia (Biblia, Génesis, 22, 17-19).

Las obras de tema bíblico estaban relacionadas entre sí formando un programa iconográfico coherente. Había obras alusivas a la majestad de la saga de los Austrias y al poder divino encarnado por el rey: Sansón matando al león de Rubens (Libro de los Jueces) que formaba pendant con David matando al oso también de Rubens (Libro de Samuel), Jael y Sísara de Ribera (Libro de los Jueces). (5) Se trataba de remarcar que el poder de Felipe IV, provenía directamente de Dios así como de legitimar sus cualidades como monarca. También se deseaba transmitir la exaltación del poder y la valentía de España. Esta idea la encontramos representada en la obra de Rubens titulada Cayo Mucio Scevola, en donde se narra la historia de un héroe romano de reconocida valentía y valor. Bartolomé Carducho pinta La continencia de Escipión relacionada con la historia de este héroe romano. Estos episodios se utilizaron con frecuencia durante la edad moderna para legitimar los valores reales de las monarquías, representaba un modelo a imitar. Se cree que para realizar la pintura, Carducho tal vez se inspiró en alguna de las tres tapicerías de igual temática que se encontraban en las colecciones reales.

El uso de escenas históricas tanto contemporáneas a Felipe IV como a Felipe III, muestran una clara voluntad e interés por retomar gestas antiguas como por ejemplo, la del buen gobierno. Este hecho era común en el siglo XVII.

Tanto la Pieza Ochavada como el Salón de los Espejos, son ya un claro reflejo de las preferencias de Felipe IV y del papel decisivo que jugó Velázquez al conseguir traer a España a fresquitas de la talla de Mitelli y Colonna.

La capilla real también fue intervenida. Situada en la crujía de los dos patios de El Alcázar, era el ámbito en torno al cual giraba toda la vida ceremonial, religiosa y política. En la capilla se expuso La caída de Cristo camino del Calvario de Rafael obra conocida también como El pasmo de Sicilia. Esta obra sustituía la copia de La adoración del cordero místico de Van Eyck realizada por encargo a Michel Coxie por orden de Felipe II.

El pasmo de Sicilia, Rafael Sanzio, c. 1516. Museo del Prado, Madrid. Internet dominio público

En la fachada sur del palacio se encontraba la Galería del Mediodía también conocida como la Galería de Retratos. Esta pieza fue organizada como galería de pintura. Se trataba de un salón que conectaba el antiguo Cuarto del Rey, con las nuevas estancias. Se dispuso en la parte alta de los muros la serie de Los Doces Césares de Tiziano, que se habían adquirido en la almoneda de Carlos I. Esta serie se relaciona directamente con la antigüedad romana. También se instalaron otros retratos de los Habsburgo, obra de Tiziano como Carlos V con un perro , más otros de Felipe II, de la emperatriz Isabel y del emperador Fernando, todos igualmente del maestro veneciano. Colocar a los césares junto con los Habsburgo, expresaba una clara intención de relacionar su ascendente imperial y ejemplo de comportamiento a seguir. También se encontraba otra serie que Velázquez había traído desde Italia, que representaba imágenes de pintores y que se atribuye a Bordone, Jacopo da Ponte, Bassano y Tintoretto. Junto a estas series hallamos más retratos ejecutados por Veronés, Rafael, Sánchez Coello, Bartolomé González y Durero junto con cuadros de escenas profanas y religiosas como Apolo, Mercurio y Argos de Velázquez, Psiquis y Cupido de Tintoretto, más obras de Veronés, Ribera y Rubens.

En otra ala del palacio, en la llamada Galería del Cierzo, había obras de Rubens, El Greco, van Dyck, Teniers, Caravaggio y Los borrachos de Velázquez.

Una pieza relevante del Alcázar era el dormitorio del rey ubicado en el piso inferior en donde en 1636, colgaban Venus recreándose con el Amor y la Música de Tiziano, Los Borrachos de Velázquez (que como se ha mencionado se trasladaron a la Galería del Cierzo), La religión socorrida por España de Tiziano, El comienzo de la grandeza de la casa de Austria de Rubens, entre obras de Bassano, y bodegones y representaciones florales de van der Hamen y Rubens. Después de les remodelaciones realizadas durante los años centrales del XVII, solo quedó el cuadro de Rubens y los bodegones y representaciones florales.

Los Borrachos o El Triunfo de Baco, Diego Velázquez, c. 1628 – 1629. Museo del Prado, Madrid. Internet dominio público

El ceremonial de las estancias condicionaba su decoración. La mayoría de las salas del palacio ocupaban la parte baja del edificio a excepción de la Galería del Cierzo. Estas estancias se decoraron como lugar de exposición de objetos y se planificó además una galería destinada a alojar escultura. Cuando se trata de la decoración del Alcázar, no se puede pasar por alto las llamadas Bóvedas de Tiziano, en donde la mayoría de las obras representaban desnudos: Las tres Gracias de Rubens, Venus recreándose con el Amor y la Música de Tiziano, Ofrenda a la diosa de los amores, Orfeo, Diana y Calixto, El rapto de Europa, Diana y Acteón, La bacanal, Dánae, Venus del espejo, Tarquino, Lucrecia, Adán y Eva y Venus dormida. Hay que destacar que la colección tenía una gran acumulación de obras de Tiziano que afortunadamente se salvaron del incendio del XVIII y que representaban el principal conjunto de pintura veneciana de toda Europa. Otras obras provenían de las diversas gestiones realizadas por Velázquez en Italia, como por ejemplo el conjunto de pinturas de Tintoretto que se ubicó en el techo de la habitación de la primera de las bóvedas de Tiziano. Estas galerías eran de uso privado y por esta razón, podían exponerse imágenes de desnudos que coleccionaba tanto el rey como la nobleza. La exhibición del cuerpo era castigado en la época y por lo tanto estas obras, debían permanecer ocultas dentro del ámbito exclusivamente privado.

Para la decoración de la cámara de la reina (1608-1642) situada en la crujía sur de El Alcázar, se envió en 1623 desde Flandes, un total de 25 pinturas. La mayoría de las obras que formaron parte de la decoración, representaban retratos de la casa real española y de otros miembros de las monarquías reinantes, así como retratos de nobles de Europa que mantenían buenas relaciones con España.

En el Salón Dorado tenían lugar representaciones teatrales y actos multitudinarios, exposición pública de los cuerpos y en alguna ocasión, comidas públicas. Al finalizar la década de 1630 este salón experimentó diversos cambios en la decoración y se remodeló entre 1639 y 1641. Los contratos dan a conocer a los artistas que intervinieron los cuales, se les encargó pintar 28 parejas de reyes. Desafortunadamente solo han sobrevivido dos obras de Alonso Cano: Sancho I el Graso y Ramiro III más Un rey asturleonés, así como un cuadro de Antonio Arias: Carlos V y Felipe II. (6) Los monarcas aparecen como miembros de la cadena hereditaria que los legitimaba como reyes de Castilla, sentados entre sus antepasados y retratados a la antigua.

Para finalizar este repaso por la colección real de El Alcázar de Madrid, cabe citar brevemente el llamado cuarto bajo de verano del rey. Se trataba de una estancia ubicada en la esquina noroeste del palacio, que el rey mandó decorar con un ciclo alegórico sobre las horas del día que finalizaba con La caída de Faetón (tema utilizado como metáfora sobre la rectitud del buen gobierno). Tal vez la decoración se le encargó a Velázquez, ya que era el pintor de cámara. Precisamente en el despacho del rey, se exponía la conocida Familia de Felipe IV (Las Meninas).

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Referencias

(1) CHECA, Fernando; MORÁN, Miguel. El coleccionismo en España. De la cámara de las maravillas a la galería de pinturas, Madrid, Cátedra, 1985, p. 268
(2) Estas siete obras se conservan actualmente en el Museo del Prado
(3) Hoy perdidos
(4) Ambos perdidos durante el incendio del Alcázar en 1734
(5) Hoy desaparecido
(6) Estas tres obras las podemos ver expuestas en el Museo del Prado

BIBLIOGRAFÍA

BROWN, Jonathan. Velázquez pintor y cortesano, Madrid, Alianza Editorial, S.A., 2009
BROWN, Jonathan. El Triunfo de la Pintura. Sobre el coleccionismo cortesano en el siglo XVII, Madrid, Editorial Nerea, S.A., 1995
CHECA, Fernando; MORÁN, Miguel. El coleccionismo en España. De la cámara de las maravillas a la galería de pinturas, Madrid, Cátedra, 1985
MORÁN TURINA, Miguel; SÁNCHEZ QUEVEDO, Isabel. Velázquez. Catálogo completo, Madrid, Ediciones Akal, S.A., 1999
UBEDA DE LOS COBOS, Andrés. El Palacio del Rey Planeta. Felipe IV y el Buen Retiro, Madrid, Ed. Turner, 2005

Recursos electrónicos

Colección de Felipe IV [en línea]. Enciclopedia online, Museo Nacional del Prado [Consulta: 23 abril 2012]http://www.museodelprado.es/enciclopedia/enciclopedia-on-line/voz/coleccion-de-felipe-iv/
Felipe IV de España [en línea]. Wikipedia la enciclopedia libre [Consulta: mayo 2012] < https://es.wikipedia.org/wiki/Felipe_IV_de_Espa%C3%B1a
El gran coleccionista Felipe IV grandes conservadores y restauradores de su tiempo: Velázquez, Carducho y Murillo [en línea] ATRIO 8, 1995, p. 105-111 [Consulta: 25 Marzo 2012]http://www.upo.es/depa/webdhuma/areas/arte/atrio8/8.pdf