El Santo Cristo de la Catedral de Barcelona y su relación con la Batalla de Lepanto

Una de las imágenes que goza de mayor veneración en la catedral de Barcelona y por ende en la Ciudad Condal, es el Santo Cristo de Lepanto. Esta imagen que se encuentra expuesta al culto en la capilla del Santísimo, data del siglo XVI. Se trata de una talla de madera que representa al Cristo de tamaño natural, en la cruz de tres clavos y cartela de lienzo con la correspondiente inscripción. Llama la atención la pronunciada inclinación hacia la derecha y el color oscuro de la talla. En la novena al Cristo escrita en 1956 se afirma que la imagen fue trasladada desde Madrid, en donde intervino en un milagro relacionado con un incendio. (1)

La relación del Santo Cristo con la Batalla de Lepanto (1571) es bien conocida. El Prev. Fortià Solà en su monografía dedicada al Santo Cristo de Lepanto menciona la que probablemente fue la primera expresión escrita de esta relación. Se trata del sermón del Trinitario P. Fra Marc Antoni Alòs impreso en Valencia en el año 1647.(2) Sin embargo el auge devocional que despierta la imagen entre sus devotos se remonta al 1883 cuando la Iglesia, decidió fomentar su culto potenciado su relación con la Batalla de Lepanto. Pero esta relación se sustenta únicamente en la tradición oral.(3) Anteriormente al 1883 la imagen gozaba de escasa popularidad.

Cristo de Lepanto en la capilla de Santísimo sobre una la imagen de La Dolorosa. Catedral de Barcelona. Foto Murati. Internet dominio público

Durante muchos años se mantuvo la creencia de que si el Día de Viernes Santo a las 3 tarde se rezaba ante el Cristo para solicitarle tres gracias, éste concedía al menos una de ellas. (4) Pero es sobre todo por su vinculación con la Batalla de Lepanto que la imagen goza de tanta devoción generando a lo largo de los años, una iconografía que da por sentado su presencia en la contienda naval. ¿Pero existió realmente dicha vinculación?

Dos son las leyendas que relacionan al Cristo con la batalla y ambas mencionan que fue trasladado por disposición de Don Juan de Austria, desde la Catedral de Barcelona hasta la nave generala, para presidir la proa. Los dos relatos pretenden ofrecer una explicación a la inclinación de la imagen siendo tal vez el más divulgado el que afirma que a fin de esquivar el impacto de un proyectil contra su pecho, el Santo Cristo se inclinó hacia la derecha.

La otra leyenda cuenta que temiendo que la imagen pudiera sufrir durante el enfrentamiento naval, Don Juan de Austria lo mandó trasladar a la bodega en donde quedó apoyado en el casco de la nave. Finalizada la batalla un devoto marinero se apresuró hasta la bodega para agradecer el haber conservado la vida durante la contienda. Pero cuál no fue su sorpresa al comprobar que el Cristo había cambiado de posición. Consternado expuso el suceso a otro marinero y ambos acordaron comunicar el hecho al resto de la tripulación. Don Juan de Austria ordenó trasladar de nuevo la imagen a proa pero al moverla, quedó al descubierto tal brecha en el casco que de no haber sido por la intervención del Cristo, la nave se hubiera hundido. Fue entonces cuando se percataron de la bala de cañón que se encontraba a los pies de la cruz. La nave capitana había sido herida de muerte por el impacto de un proyectil pero gracias a la intervención del Santo Cristo que se inclinó para obstruir la entrada de agua, se evitó la tragedia. Este relato quedó recogido en el primer libro de La Cofradria del Sant Crist de la Galera de don Joan d´Àustria que data de 1762 y se divulgó a partir de la publicación a mediados del siglo XIX, de la obra Tradicions religioses de Anna de Valldaura. La autora afirma que recogió la leyenda de la voz popular. Como apunta el Prev. Fortià Solà posteriormente se extendió a otros autores como Josep Reig i Vilardell, quien lo incluyó en sus Monografies de Catalunya (lletrat B. fascicle III Barcelona 1891), a partir del texto de Valldaura.

Fortià en su ya citada monografía sobre el Cristo de Lepanto, hace referencia a un exvoto que se encontraba sobre el altar y cuya presencia, otorgaba cierta credibilidad a la leyenda. Tal vez este exvoto fuera el mencionado por J.M. Martí i Bonet (5) en La catedral de Barcelona, y al que se le atribuía la capacidad de favorecer a los pescadores si sus barcas se encontraban en la misma posición respecto al horizonte que la del exvoto. Este permanecía suspendido de tal modo que su posición era variable. La Iglesia, siempre contraria a las supersticiones, decidió suspender el exvoto mediante dos alambres impidiendo así su movimiento y acabando así con la superchería .

Es difícil establecer el origen de las tradiciones orales pero sí se puede afirmar que hasta el momento presente, no se ha localizado documentación contemporánea a los hechos o inmediatamente posterior, que permita afirmar que efectivamente el Santo Cristo de la Catedral de Barcelona estuvo presente en la Batalla de Lepanto. Entre las principales fuentes documentales cabe citar la obra Epítome histórico del Portentoso Santuario y Real Monasterio de Nuestra Señora de Monserrate del historiador Pere Serra i Postius ( 1671-1748) la cual, en ningún momento menciona al Santo Cristo cuando se refiere a La Batalla de Lepanto. (6) Tampoco los volúmenes de memorias de la Generalitat y del Consell de Cent, aluden a la imagen a lo que cabe destacar que el primero de ellos, ni siquiera menciona la contienda naval. (7)

El estudio de la antropóloga Dra. Anna Fedele sobre el Cristo de Barcelona y su vinculación con la comunicación Divina, tampoco revela ningún dato que permita relacionar la imagen con la Batalla de Lepanto aunque la misma autora reconoce que su investigación, se centró en cuestiones relativas al culto actual y no en averiguar si la imagen figuró en la contienda de 1571. (8) Aun así la Dra. Fedele realizó una exhaustiva búsqueda en las fuentes contemporáneas sin hallar mención alguna de la relación del Santo Cristo con la nave capitana.

Si la documentación escrita es muda respecto a la presencia del Santo Cristo de Barcelona en la Batalla de Lepanto, no lo son menos las representaciones plásticas. Entre ellas cabe destacar la composición anónima de 1675 de la Capilla del Roser de Valls (Alt Camp, Tarragona) realizada en azulejos vidriados y compuesta por unas 2.500 piezas. En el lado de la epístola se representa la batalla naval (9) posiblemente inspirada en el grabado de Mario Kartaro La batalla de Lepanto, realizado tal vez en 1572. Ni en los azulejos ni en su posible referente visual se identifica la figura del Cristo de la Seo de Barcelona aunque entre los personajes representados, se distingue en la nave capitana a un sacerdote que sujeta en lo alto de su mano derecha un crucifijo. (10) Esta misma escena se repite en un lienzo del Museo Naval de Madrid pero el crucifijo representado en ambas obras, no guarda relación formal con la imagen del Santo Cristo.

En el lado del evangelio de la Capilla del Roser se reproduce el momento en que el papa Pío V entrega un estandarte a Don Juan de Austria. Este estandarte realizado en damasco de seda azul con la imagen de Cristo en la cruz y los escudos de Pío V, España y Venecia, existió realmente y se conservó durante siglos en la Catedral de Toledo. Actualmente se encuentra en el Museo de Santa Cruz de la misma ciudad. Además de éste existió otro estandarte, también de damasco pero en este caso de color rojo, que perteneció a la Armada Pontíficia y que el papa le entregó a Marco Antonio Colonna, Prefecto y Capitán General de la Armada Pontificia. El estandarte contenía una representación del Cristo en la cruz entre los apóstoles Pedro y Pablo junto a la frase IN HOC SIGNO VINCES en alusión al episodio de la visión Constantino I antes de la Batalla del Puente Milvio.

Ambos estandartes con la imagen del crucificado mantienen una estrecha relación a nivel iconográfico con el Cristo de la Seo de Barcelona pero de ninguna manera, podían confundirse.

La abundante producción pictórica contemporánea tampoco no revela ninguna referencia. Entre las principales obras cabe destacar la de Juan de Toledo y Mateo Gilarte (1663-65), la de H. letter (activo a finales del siglo XVI) basada en una obra de Martin Rota de 1572, la pintura mural del Museo Vaticano realizada por Ignacio Danti en 1580 (posiblemente a partir del aguafuerte de Fernando Bertelli de 1572), la obra de Andrea Vicentino (1580) en donde destaca el estandarte de la Armada Pontificia, la de Andries van Eertvelt (1640) y la de Luca Cambiaso entre otras.

A partir de la documentación estudiada y de los datos disponibles en la actualidad, parece poco probable que el Santo Cristo de la Catedral de Barcelona estuviera presente en la Batalla de Lepanto. La voz popular sustenta unos hechos que no se encuentran avalados documentalmente. La iconografía que vincula al Cristo con la contienda naval se basa exclusivamente en fuentes cronológicamente alejadas del suceso y que tienen su origen en la tradición oral.

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Referencias

(1) FEDELE, Anna. «La figura del Santo Cristo de Lepanto en la Catedral de Barcelona, puerta hacia el mundo de arriba para la comunicación y la negociación con lo Divino», Actas 9 Congreso de la Federación de Asociaciones de Antropología del Estado Español, Barcelona, 4-7 septiembre 2020, Barcelona, Universitad Autónoma de Barcelona, p. 3

(2) FORTIÀ SOLÀ, Prev. El Sant Crist de Lepant, Barcelona, Editorial Estel, 1950, p. 42 

(3) FEDELE, Anna. «La figura del Santo Cristo…», op. cit., p. 2 – 3

(4) MARTÍ BONET, J.M. «El Santo Cristo de Lepanto entre la historia y la leyenda» en La Catedral de Barcelona, Historia e historias, Barcelona, Catedral y Museo Diocesano de Barcelona, 2010, p. 33

(5) Ibidem, p.32

(6) FORTIÀ SOLÀ, Prev. El Sant Crist… op. cit., p. 51

(7) Ibidem, p. 44

(8) FEDELE, Anna. «La figura del Santo Cristo…», op. cit., p. 4

(9) CLOPAS BATLLE, Isidre. Ceràmica catalana decorada i terrissa popular, Barcelona. Fundació Roger de Belfort, 1991, p. 69-70

(10) FORTIÀ SOLÀ, Prev. El Sant Crist… op. cit., p. 56

BIBLIOGRAFÍA

CLOPAS BATLLE, Isidre, Ceràmica catalana decorada i terrissa popular, Barcelona, Fundació Roger de Belfort, 1991, p. 69-70

FEDELE, Anna. «La figura del Santo Cristo de Lepanto en la Catedral de Barcelona, puerta hacia el mundo de arriba para la comunicación y la negociación con lo Divino», Actas 9 Congreso de la Federación de Asociaciones de Antropología del Estado Español, Barcelona, 4-7 septiembre 2020, Barcelona, Universitad Autónoma de Barcelona, p. 1-16

FORTIÀ SOLÀ, Prev. El Sant Crist de Lepant, Barcelona, Editorial Estel, 1950

MARTÍ BONET, J.M. «El Santo Cristo de Lepanto entre la historia y la leyenda» en La Catedral de Barcelona, Historia e historias, Barcelona, Catedral y Museo Diocesano de Barcelona, 2010, p. 32 – 33

SERRA I POSTIUS, Pedro. Epitome Histórico del Portentoso Santuario y real Monasterio de Nuestra Señora de Monserrate, Barcelona, Pablo Campins, 1747

El cementerio de Torroella de Montgrí, 1817. Uno de los primeros recintos funerarios construidos extramuros

El cementerio municipal de Torroella de Montgrí (Baix Empordà, Girona) se encuentra emplazado en la calle Josep Carner s/n. Esta vía que toma el nombre del Camí Vell de Torroella (Camino Viejo de Torroella ), une dicha localidad con el vecino municipio de Ullà.

Del recinto funerario de Torroella cabe destacar que se trata de uno de los primeros cementerios de la provincia, que se construyó alejado del núcleo de población tal y como dictaminaba la legislación vigente desde 1787. El Campo Santo o sementiri nou como se conocía a esta nueva necrópolis en la época de su consagración, data del año 1817.

Los nuevos recintos funerarios alejados de los núcleos urbanos: un profundo cambio de mentalidad en materia funeraria

El actual cementerio no fue el primer espacio del municipio destinado a acoger las inhumaciones. Antiguamente Torroella de Montgrí contaba con tres necrópolis situadas intramuros: el cementerio parroquial al amparo de la iglesia de Sant Genís, el cementerio del convento de Sant Agustí (1) y el cementerio del Hospital en donde eran sepultados aquellos que habían fallecido en el antiguo Hospital de Pobres i Malalts (de Pobres y Enfermos). Durante el siglo XVIII se abrirá un cuarto recinto en la vecina localidad de L´Estartit, el cementerio de santa Anna que se hallaba adjunto a la iglesia parroquial.(2) L´Estartit no se constituye como municipio y depende jurisdiccionalmente de Torroella de Montgrí. A pesar de encontrarse subordinados a la parroquia de Sant Genís, sus habitantes contaban con un pequeño edificio religioso situado en la Plaza de Santa Anna, justo en el emplazamiento en donde se halla la iglesia actual.

El que una comunidad contara con diversos cementerios y todos ellos ubicados dentro del núcleo urbano, no era un hecho extraordinario. Antiguamente los cementerios se encontraban en el interior de las poblaciones y no fue hasta el siglo XVIII, que empezaron a ser cuestionados por razones de higiene y salubridad a raíz de la aparición de diversos brotes epidémicos. La eliminación de los cementerios intramuros fue la culminación de un proceso iniciado en Francia a mediados del siglo XVIII  promovido por las corrientes higienistas ilustradas que propició un cambio de mentalidad profundo en materia funeraria. Los higienistas clamaban a la necesidad de enterrar a los difuntos alejados de los núcleos de población.

En España en 1784  el rey Carlos III prohibió las inhumaciones dentro de los edificios religiosos salvo en contadas excepciones y dictaminó la construcción de recintos funerarios, alejados de las poblaciones.(3) Dicha medida quedó ratificada el 3 de abril de 1787 mediante Real Cédula que exigía el emplazamiento de los cementerios en lugares situados fuera de las poblaciones (…) en sitios ventilados e inmediatos a las parroquias, y distantes de las casas de los vecinos; y se aprovecharan para capillas de los mismos cementerios las ermitas que existan fuera de los pueblos.(4) En la práctica la Real Cédula tuvo escasa repercusión y de manera reiterada, se dictaminaron nuevas disposiciones hasta que progresivamente asistiremos al nacimiento de nuevos cementerios emplazados en parajes alejados de los centros de población. La resistencia a enterrar a los difuntos en recintos apartados del núcleo urbano se debía en gran medida, a la desconfianza que generaba el hallarse retirado del amparo de un centro religioso y por consiguiente, de privar al difunto de los beneficios espirituales y profilácticos que comportaba la inhumación cercana a un edificio religioso.

El Reglamento del 8 de abril de 1833 dictaminaba que los nuevos cementerios se construyeran con fondos municipales aunque su custodia, seguía bajo las autoridades religiosas. Pero el cambio de mentalidad propiciado por las corrientes higienistas, comportó que las cuestiones relativas a las inhumaciones se convirtieran en un asunto de salud pública, y no exclusivo del ámbito eclesiástico. Progresivamente la figura del médico tomará mayor protagonismo poniendo fin al monopolio que la Iglesia había ejercido durante siglos en materia funeraria. La relevancia del facultativo se verá materializada en los reglamentos que exigirán en función de número de habitantes de cada población, la construcción en los nuevos recintos funerarios de una sala de autopsias y un depósito de cadáveres. Las superficies antes ocupadas por los cementerios parroquiales, las llamadas sagreres, se convertirán progresivamente y a lo largo del siglo XIX en espacios públicos, en las actuales plazas junto a las iglesias parroquiales. Torroella de Montgrí seguirá las directrices de este plan urbanístico transformando su antiguo cementerio parroquial, situado al amparo de la iglesia de Sant Genís y junto al Palau Lo Mirador, en espacio público.

El nuevo cementerio de Torroella de Montgrí: una temprana construcción extramuros en el camino de Ullà

Torroella de Montgrí fue junto con Palafrugell (1816) (5), Figueres (1817) (6) y Girona (1809), (7) uno de los primeros municipios de la provincia en contar con un nuevo recinto funerario construido extramuros y por tanto, uno de los primeros municipios en acogerse a la legislación vigente en materia funeraria figurando entre las primeras poblaciones que se ajustarán a la prohibición de enterrar a sus difuntos dentro del núcleo urbano.

Cementerio municipal de Torroella de Montgrí (Baix Empordà, Girona) situado en la C/. Josep Carner. Acceso a la zona más antigua del recinto inaugurada en 1817. La necrópolis quedaba alejada del núcleo urbano tal como disponía la Real Cédula de 1787. El cementerio se halla al noroeste de la población y para acceder a él, se debe cruzar la actual Avenida Lluís Companys y dejar atrás la que fuera la antigua muralla que rodeaba la villa medieval

El emplazamiento del nuevo recinto se sitúa frente a la capilla del Roser siguiendo las disposiciones de la Cédula Carolina de 1787 que dictaminaba que los nuevos recintos funerarios, aprovecharan como capillas los edificios religiosos situados fuera de la población.

Es necesario aclarar que no estaba permitida la inhumación en un nuevo recinto funerario hasta que éste no estuviera consagrado esto es, hasta que el correspondiente representante de la Iglesia no lo hubiera bendecido. El nuevo cementerio de Torroella no fue una excepción y el acto de bendición del campo santo que permitió dar sepultura en su interior, se llevó a cabo el 30 de septiembre de 1817. Recuperamos aquí un texto de Josep Riera i Torrent publicado en el Llibre de la Festa Major de Torroella de Montgrí del año 1993 y que hace referencia a las defunciones habidas poco antes de la consagración del nuevo recinto. (8) La interesante documentación sacada a la luz por el autor, fue extraída del Libro de Óbitos de la parroquia y nos habla del procedimiento de sepultura previo al acto de bendición del nuevo campo santo. El día 6 de septiembre de 1817 falleció en Torroella de Montgrí Francisco Tauler que fue sepultado en la capilla de Nostra Sra. del Roser frente al cementerio, ya que éste aún no había sido bendecido. Se trataba de una inhumación de carácter temporal porque Francisco Tauler, debía ser enterrado de manera definitiva en el nuevo recinto tan pronto como éste hubiera sido consagrado. Todos los fallecidos con anterioridad al acto de bendición, fueron sepultados de manera provisional en la capilla del Roser.(9) Otro ejemplo lo hallamos en Thersa Rotllant natural de Vilacolum, quien fallecía el 27 de septiembre de 1817 y al igual que Francisco Tauler, recibió sepultura provisional en la capilla:

A son Cadaver se ha enterrat en la capella del Roser per donarlos a ella y los mes, que sigan enterrats, per donarlos Sepultura Iglca (Iglesiastica) en los Sementiri del Campo Santo, luego que siga beneït (10) 

El cementerio de Torroella de Montgrí se emplaza en un lugar privilegiado, a los pies del macizo del Montgrí y frente a la capilla del Roser, una construcción de inicios del siglo XVI que ha funcionado como capilla del recinto funerario
Capilla del Roser frente al cementerio municipal lugar de inhumación temporal de todos aquellos que habían fallecido antes de la bendición del nuevo campo santo o Sementiri nou (cementerio nuevo)

El Acta de bendición del cementerio redactada en el obituario de la parroquia de Torroella de Montgrí fue recogida por Josep Riera:

El dia trente de Setembre de mil vuit cens diset certifico yo baix firmant, per comissió del Sr. V. G. y Go. vas benehir ab la assistencia de la Rt Comunitat el Campo Santo, o el Sementiri nou qe es a devant de una capella del Roser de Fora. Vde. Dalmau Sagrista Econo y si han posat tots los Albats, que morien desde el 12 de Sete  (11) 

Una vez consagrado el nuevo recinto se inhumarán en él no solo los habitantes de Torroella, sino también los de L´Estartit y los de otras poblaciones como queda patente en la antes citada Thersa Rotllant, natural de Vilacolum (Alt Empordà, Girona). Aclaramos que los albats a los que menciona el texto y que fueron enterrados en el nuevo cementerio tras la consagración, hacen referencia a los recién nacidos, los niños/as que habían fallecido sin tener aún uso de la razón y por consiguiente, quedaban libres del pecado original. Recibían ahora definitiva sepultura en lo sementiri nou todos aquellos albats finados desde el día 12 de septiembre y que no habían podido ser inhumados en el nuevo recinto.

El autor Josep Vert i Planas en su obra El Temple parroquial de Sant Genís, Torroella de Montgrí añade que en 1817 es decir, el mismo año de la consagración del recinto, se trasladaron los restos del cementerio antiguo (el parroquial situado junto a la iglesia de Sant Genís) al nuevo cementerio emplazado en el camino de Ullà. (12)  Suponemos que el traslado de cadáveres y restos humanos no debió de diferir mucho del efectuado ese mismo año en Palafrugell (Baix Empordà, Girona) y en donde se constata, una clara voluntad por preservar los intereses higiénico-sanitarios. Atendiendo al ejemplo de Palafrugell que no hacía más que seguir las recomendaciones en dicha materia, el traslado de los cuerpos, despojos humanos y monda del cementerio parroquial de Sant Genís hasta el nuevo recinto situado extramuros, debió realizarse bien entrada la noche buscando el momento de menor temperatura para mejorar las condiciones higiénicas. Los cuerpos y restos en diferente estado de descomposición se transportaban en parihuelas y tapados con mantas o sábanas hasta el nuevo cementerio. Por razones profilácticas y para favorecer el ascenso de los vapores mefíticos y miasmas, se debieron de encender fuegos en parrillas elevadas durante todo el trayecto. Una vez en el nuevo recinto la monda de cuerpos se depositó en grandes hoyos previamente cavados para tal fin. (13)

El autor Josep Riera saca a la luz otro dato de interés esta vez, relativo al cierre temporal del recinto en 1818 por no hallarse en condiciones de recibir nuevas inhumaciones. Falleció en Torroella de Montgrí el dia 27 noviembre 1818 Genis Polit quien tras haber recibido los correspondientes sacramentos de la parroquia de Sant Genís, fue sepultado al día siguiente en la capilla del Roser y no en el nuevo campo santo. A partir de ahora los cadáveres serán enterrados de nuevo en el cementerio parroquial, en el cementerio de Santa Anna de L´Estartit y en el del Hospital. No se realizará otra inhumación en el nuevo campo santo hasta 1830, año en que el recinto se encontrará nuevamente operativo. Hay que puntualizar que los habitantes de L´Estartit seguirán sepultándose en el cementerio de Santa Anna a pesar de la reapertura del recinto de Torroella.(14)

Con el nacimiento de los cementerios emplazados lejos del núcleo de población y gestionados por los ayuntamientos, se iniciará un cambio de mentalidad en relación a la muerte que culminará con la finalización del monopolio ejercido por la Iglesia en materia funeraria. Enterrar a un difunto no solo era una cuestión religiosa sino principalmente, de salud pública e higiene.

División sectorial del recinto

Torroella de Montgrí cuenta con un recinto funerario de dimensiones modestas y cuyo atractivo radica en su sencillez, en el encalado de sus muros, hipogeos y nichos capaces de reflejar esa luz del Mediterráneo tan especial y característica. Presenta además un emplazamiento privilegiado a los pies del macizo del Montgrí, en la comarca del Baix Empordà (Girona). El cementerio de Torroella conserva su carácter rural lo cual le confiere un encanto muy especial. Las nicherías dispuestas a lo largo y ancho de los muros y bloques y con no más de cuatro pisos de altura, guardan entre si cierta uniformidad lo que otorga al recinto unidad de conjunto, sin elementos de dudoso gusto ni estridencias. Algunos de ellos incluyen el retrato del difunto dentro de un pequeño marco oval.

La actual necrópolis es el resultado de diversas ampliaciones y mejoras llevadas a cabo a fin de satisfacer las necesidades de un municipio en expansión. La totalidad del recinto (zona antigua más ampliaciones) presenta una superficie marcadamente rectangular dividida en tres sectores bien diferenciados: la parte más antigua esto es, la inaugurada en 1817, una zona que se prolonga a poniente e iniciada con la primera expansión del recinto a principios del siglo XX y un tercer sector, que discurre paralelo al anterior y cuyo muro de cierre se extiende a lo largo de la calle Josep Carner. Esta zona corresponde a las últimas ampliaciones efectuadas en el recinto.

  • La zona más antigua es claramente identificable: el acceso principal se abre al primitivo núcleo de planta rectangular en el cual, se impone la nueva tipología arquitectónica predominante en el ámbito mediterráneo.(15) Rodeado por nichos en todos los muros perimetrales de cierre este modelo de planta permitía una organización jerárquica y racional del espacio, que es deudora por un lado de la influencia del cementerio de Pisa construido en 1277 por Giovanni di Simone y por otra, de la de los antiguos carnarios existentes en el interior de las poblaciones. (16)

El muro que cerraba la primera necrópolis por la zona de poniente cuenta en la actualidad con tres accesos, que dan paso a la ampliación efectuada a principios del siglo XX.

Dos vías principales atraviesan la superficie de norte a sur y de este a oeste formando una cruz. En la intersección se encuentra la única sepultura monumental de todo el recinto: el panteón de la familia Huguet. Su emplazamiento en el centro del recinto y sobre el eje principal desde el acceso al recinto, marca claramente la jerarquización del espacio destinado a las inhumaciones. A mano izquierda y según se accede al recinto, se localiza una segunda sepultura de menor envergadura, compuesta por una gran lápida rodeada por una reja de hierro forjado y de la que no he podido identificar hasta día de hoy a quién pertenece. Los dos caminos principales dividen el recinto en cuatro zonas cuadrangulares de parterres, atravesados en diagonal por un camino secundario. En el sector Sureste se encuentra desde el año 2010 un cinerario de tres metros cúbicos en forma de pirámide, construida en acero llamado el Jardí del Repòs (Jardín del Reposo).

El aspecto de jardín ordenado que presenta en la actualidad el primitivo núcleo funerario seguramente poco tiene que ver con su apariencia originaria, que se hallaría más próxima a las imágenes decimonónicas de cementerios que nos dejó el pintor Modest Urgell. Contamos con un testimonio excepcional, el pintor José María Mascort (1890 – 1947) quien nos dejó cinco obras que representan el cementerio y la capilla del Roser, antes de la primera ampliación del recinto. (17) En todas ellas distinguimos un cementerio de modestas dimensiones, emplazado en un paisaje lleno de encanto, y con sus muros de cierre encalados sobre los que asoman los inconfundibles cipreses.

Acceso principal desde la parte interior del recinto y que da paso al sector más antiguo del cementerio
Panteón de la familia Huguet situado en el centro del primer núcleo funerario. El grupo de nichos que discurre tras el panteón, corresponde al límite del recinto hasta principios del siglo XX cuando tuvo lugar la ampliación del cementerio. A mano izquierda se distingue el pequeño acceso que se abre paso a dicha la ampliación
Tumba situada a mano derecha del panteón Huguet. Al fondo se distingue el cierre perimetral por la zona sur que aprovecha el grosor del muro para albergar el conjunto de nicherías
Jardí del Repòs en un extremo del sector más antiguo del recinto. Cinerario construido en el año 2010
  • El segundo sector al que me he referido eso es, el iniciado con la expansión del recinto a principios del siglo XX, ocupa una extensión que se prolonga a poniente y se divide en tres calles longitudinales y tres transversales. El muro de contención por la cara norte discurre trazando una ligera diagonal respecto a la calle Josep Carner. Entre la última calle transversal y el muro de cierre al final del recinto (en dirección a Ullà), se forma un área de superficie casi cuadrada a cuya mano derecha se halla un acceso especial para vehículos. 
Uno de los tres accesos que da paso a la ampliación efectuada a principios del siglo XIX. La calle longitudinal se prolonga a poniente del recinto primitivo. El edificio que vemos al fondo de la imagen forma parte del vecino municipio de Ullà
Calle transversal que forma parte de la ampliación acaecida a principios del siglo pasado. Al fondo de la imagen y a mano izquierda, tras la nichería, se hallaba antiguamente una zona destinada a las inhumaciones comunitarias. Al fondo vemos el tanatorio, edificio inaugurado en 2010 y en último término, el macizo del Montgrí coronado por el castillo homónimo
Sepultura de Vicenç Bou Geli . Ilustre personalidad, en «Vicentet» nació en Torroella de Montgrí en 1885 y falleció en 1962 en su villa natal. Reconocido y aclamado músico y compositor de sardanas, formó parte de la cobla Els Montgrins y compuso obras tan conocidas como Torroella vila vella, Pescadors bons catalans, Girona aimada o Angelina
Entre la última calle transversal y el muro de cierre, llegamos al final del recinto
Zona de acceso destinada a vehículos situada en el sector occidental del cementerio. El espacio comprendido entre las nicherías y el muro de cierre que vemos al fondo de la imagen, corresponde a la última ampliación del recinto

En 2014 – 2015 la empresa concesionaria llevó a cabo una importante mejora que abarcó la casi totalidad del recinto y que consistió en arreglar las paredes de los nichos que se hallaban en mal estado. Mémora realiza además trabajos rutinarios de mantenimiento como son la limpieza de la fachada o el rebozado de los nichos.

Sector que corresponde a la última ampliación del recinto. Al fondo a mano derecha los 56 nuevos nichos construidos en dos bloques por Mémora, la empresa concesionaria. En último término se distingue el acceso adaptado para vehículos desde la calle Josep Carner
Última ampliación vista desde la entrada al cementerio habilitada para el acceso a vehículos desde la calle Josep Carner. Las nuevas nicherías se distinguen a mano izquierda de la foto
Las últimas ampliaciones se aprecian claramente a lo largo del muro de cierre que discurre paralelo a la calle Josep Carner. En la imagen el sector más antiguo corresponde al muro encalado. Justo en este punto se cerraba el antiguo cementerio de 1817 por la zona de poniente

En este artículo he querido acercarme a Torroella de Montgrí, un lugar muy querido por mi y poner en valor a un recinto funerario poco conocido y modesto, destacando sus particularidades y valor histórico. Como reflejo de la ciudad de los vivos, los cementerios municipales se hallan estrechamente ligados a la comunidad a la pertenecen y suponen además, un fiel testimonio del cambio de mentalidad experimentado por la sociedad en materia funeraria, herencia del pensamiento ilustrado de finales del siglo XVIII.

Quiero dedicar este post a todos los habitantes de Torroella de Montgrí que han encontrado reposo en este recinto funerario pero muy especialmente, a cuatro de ellos…

Texto y fotografías registrado en Safe Creative Commons Attribution-NoDerivatives 4.0 International (CC BY-NC-ND 4.0). Dicha licencia autoriza la utilización del texto e imágenes sin fines comerciales ni modificaciones, y citando siempre la autoría.

Referencias

(1) En la actualidad el antiguo convento de Sant Agustí acoge diversos equipamientos municipales

(2) Se desconoce el año de inauguración del cementerio parroquial de Santa Anna pero dado que en el Catastro del año 1757 l´Estartit ya constaba como pueblo, es de suponer que el recinto se hallaría en funcionamiento. En 1790 se documenta una pequeña iglesia y una capilla bajo la advocación de Santa Maria del Mar. El obituario parroquial de Torroella de Montgrí recoge la primera inhumación en lo sementiri del Estartit el 28 de junio de 1821. Aun así estamos seguros que el recinto data del siglo anterior cuando L´Estartit se constituyó como población alrededor de la iglesia de Santa Anna. La distancia que separa dicha población del cementerio parroquial de Torroella de Montgrí es de más de 6 km lo cual, nos plantea la necesidad de un recinto funerario en L´Estartit que evitara el recorrer una distancia que en aquella época, era considerable. Este pequeño cementerio adjunto a la iglesia parroquial se utilizó hasta 1870 cuando se inauguró el cementerio actual situado en la calle Cementiri junto a la carretera de Torroella. AUDIVERT, Marcel-lí. L´Estartit i les Medes. Biografia d´un poble de la Costa Brava, Granollers, Editorial Montblanc-Martin, 1971, p. 39; 51; 55: 311

(3) SANTOJA, Jose Luís. “La construcción de cementerios extramuros: un aspecto de la lucha contra la mortalidad en el Antiguo Régimen” en Revista de Historia Moderna nº 17, 1998-1999, p. 34

(4) GRAU i  FERRANDO, Dolors. Cementiris i sepelis, (Quaderns de la Revista Girona nº 103. Sèrie, Guies nº 42, Girona, Diputació de Girona, Caixa de Girona, 2002, p. 30

(5) Ibidem, .p 31. El recinto de 1816 se encontraba en el Paratge dels Forns pero posteriormente en 1885, se construyó el actual cementerio en la Avinguda de Catalunya, 58

(6) Ibidem, p. 32

(7) Ibidem, p. 31. En relación al recinto que se construyó junto al monasterio de Sant Daniel.

(8) RIERA i TORRENT, Josep. «El cementiri del Campo Santo » en Llibre de la Festa Major de Torroella de Montgrí, 1993, p. 47 – 49

(9) Libro de óbitos de la parroquia de Torroella de Montgrí. Documentación recogida por el autor RIERA i TORRENT, Josep en «El cementiri del Campo Santo » en Llibre de la Festa Major de Torroella de Montgrí, 1993, p. 47

(10) Libro de óbitos de la parroquia de Torroella de Montgrí. Documentación recogida por Josep Riera i Torrent p. 47- 48

(11) Libro de óbitos de la parroquia de Torroella de Montgrí. Documentación recogida por  Josep Riera, p. 48

(12) VERT i PLANAS, Josep. El Temple Parroquial de Sant Genís, (monografies montgrinenques nº 4), Torroella de Montgrí, Museu del Mongrí, Centre d´Estudis i Arxiu- Ajuntament de Torroella de Montgrí, 1984, p. 98

(13) Serie de Correspondencia del Archivo Municipal de Palafrugell. Información recogida por GRAU i  FERRANDO, Dolors. Cementiris…op. cit., p. 31

(14) RIERA i TORRENT, Josep. «El cementiri …» op. cit., p. 49

(15) BERMEJO LORENZO, Carmen. Arte y Arquitectura Funeraria. Los cementerios de Asturias, Cantabria y Vizcaya (1787 – 1936), Oviedo, Universidad de Oviedo, 1998, p. 47

(16) Ibidem, p. 48

(17) Estas obras son: Capella del Roser (Colección particular), La capella del Roser (Colección Viñas), La capella del Roser del cementiri de Torroella de Montgrí (Fundació Mascort), Vista de l´església de Sant Genís des del cementiri (Fundació Mascort), Església de Sant Genís (Fundació Mascort). Esta última se trata de un dibujo apunte realizado al pastel para la obra Vista de l´església de Sant Genís des del cementiri . Ver CREIXELL I CABEZA, Rosa M. José María Mascort. La força del paisatge, Torroella de Montgrí, Fundació Mascort, 2009, p. 53, 138, 140, 151 y 162

BIBLIOGRAFÍA

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SANTOJA, Jose Luís. “La construcción de cementerios extramuros: un aspecto de la lucha contra la mortalidad en el Antiguo Régimen”, en Revista de Historia Moderna nº 17, 1998-1999

VERT i PLANAS, Josep. El Temple Parroquial de Sant Genís, (monografies montgrinenques nº 4), Torroella de Montgrí, Museu del Mongrí, Centre d´Estudis i Arxiu- Ajuntament de Torroella de Montgrí, 1984

Recursos electrónicos

Cementiri de Torroella de Montgrí [en línea]. El Punt Avui + [consulta: 25 julio 2020]. Disponible en: http://www.elpuntavui.cat/article/111732-cementiri-de-torroella-de-montgri.html

El grup Mémora inaugura un nou tanatori a Torroella de Montgrí [en línea]. VilaWeb [consulta: 10 agosto 2020]. Disponible en: https://www.vilaweb.cat/ep/ultima-hora/3750618/20100702/grup-memora-inaugura-tanatori-torroella-montgri-girona.html

Marie Antoniette, Louis XVI con sus hijos en el Madame Tussaud´s de Londres: posibles referentes visuales. Una revisión del relato oficial

Dentro del conjunto de retratos modelados en París a finales del siglo XVIII y que forman parte del conjunto de figuras históricas en el Madame Tussaud´s de Londres, se halla el grupo conocido como La Famila Real Francesa (The Late French Royal Family). Dicho grupo se compone del retrato de Louis XVI, Marie Antoniette y sus dos hijos, Marie Thérèse y Louis Charles. En los catálogosMemorias de Mme. Tussaud se afirma que este grupo, fue modelado del natural por la propia Marie. En algunas fuentes se incluye que actuó como asistente de Philippe Curtius en la realización de las obras mientras que en otras, apuntan a Marie como única autora. La datación del grupo oscila según los textos consultados entre 1787 y 1790. Así mismo la documentación procedente de Mme. Tussaud´s afirma que estas cuatro figuras estuvieron expuestas en el Petit Trianon de Versalles y que además, estaban destinadas como regalo para el sultán de Misore (Mysuru) Tippoo Sahib.

Como la mayoría de las afirmaciones de Marie Tussaud hay que tomar la información con mucha precaución. Creo que el relato oficial sustentado por las fuentes procedentes de Mme. Tussaud´s, merece ser revisado a fin de ofrecer una visión más crítica y objetiva. Sobre esta cuestión versa la presente entrada centrándose exclusivamente en los posibles referentes visuales que pudieron utilizarse para realizar este grupo. Dejo para un futuro post la cuestión cronológica y de autoría.

Marie Antoinette con sus hijos, Mademe Tussaud´s, Londres. Imagen tomada antes del incendio de 1925. Internet dominio público

Para empezar sería necesario aclarar qué significa «modelados del natural» (taken from life, après nature en los textos originales). Existen dos posibilidades: mediante la obtención de una impresión del rostro, o a partir de un dibujo realizado en una sesión de pose del modelo. Durante años se expuso en el Madame Tussaud´s de Londres una recreación del momento en que Marie realizaba apuntes del grupo, paso previo a la obtención de los retratos en cera. Dicha escena sugiere que no se obtuvo una impresión del rostro o que los dibujos suponían un proceso más antes o después de la obtención del mismo. Una práctica común consistía en realizar esbozos del modelo antes de abordar el retrato definitivo pero Marie en sus Memorias, asegura que utilizaba moldes obtenidos directamente del rostro del retratado. Acerca de este laborioso proceso, abundan las anécdotas más o menos rocambolescas relacionadas con la obtención de moldes faciales. Sí bien Marie siempre afirmó que obtuvo permiso de la familia real para realizar sus retratos en cera, veo más probable que si éstos se realizaron del natural, Marie y Curtius debieron ser testigos presenciales de las muchas ocasiones en que la familia real se dejaba ver en los actos públicos como por ejemplo, en las comidas que tenían lugar en Versalles. Cualquier persona que respetara las normas del decoro podía asistir como espectador y es posible que Marie y Curtius, tomaran apuntes del natural durante las mismas. Por otra parte no existe ninguna prueba documental que pueda atestiguar que efectivamente Marie Tussaud residió en Versalles, ni tampoco que fuera tutora de la princesa Elizabeth. Así pues las supuestas relaciones de Marie con la familia real, deben tomarse con suma cautela.

No se puede pasar por alto que otro de los referentes visuales para la ejecución de la Familia Real Francesa podía haber sido una adaptación del grupo Le Grand Couvert. A inicios de la década de 1780 Curtius abrió una nueva exposición, el célebre Salon de Cire ubicado en Palais Royal, cuya máxima atracción era el tableau modelado c. 1783, que escenificaba precisamente el ritual de comidas públicas de la familia real. Tomando como punto de partida los modelos de Le Gran Couvert, Curtius y Marie podían haberlos adaptado para reconvertirlos en los retratos de Louis XVI y Marie Antoniette. No era un secreto que Curtius adaptaba y transformaba las figuras según sus intereses. En relación a la reutilización de las figuras de cera, hay que citar el testimonio de François  Marie Mayeur de Saint Paul. (1)

Curtius Salon de Cire, Le Grand Couvert, c. 1783. Internet dominio público

Tanto si se obtuvieron moldes del rostro como si se utilizaron esbozos obtenidos mediante el acceso visual a sus modelos, los retratos resultantes pueden ser considerados del natural. Sin embargo creo que no podría considerarse así si el referente hubieran sido los retratos contemporáneos que tanto Curtius como Marie podían haber visto en el Salon del Louvre, aunque estos retratos sí pudieran considerarse del natural por haber sido realizados mediante la concesión de las correspondientes sesiones de pose. La figura de Marie Antoinette me remite al célebre retrato que Élisabeth Vigée Lebrun realizó en 1787 y que estuvo expuesto en el Salon del Louvre ese mismo año. Incluso la puesta en escena con la reina sentada entre sus dos hijos, el tipo de asiento, la indumentaria parece acercarnos al cuadro de Mme. Vigée. La composición triangular también es cercana a la obra de 1787. Sabemos que en tiempos de Marie Tussaud las figuras que componen el grupo de la familia real, se vistieron y expusieron al visitante tal y como aparecen en las fotografías de 1905. Además contamos con un retrato de Marie a la edad de 85 años realizado por Paul Fischer  en donde las figuras, aparecen al fondo a mano derecha. Los catálogos antiguos corroboran la indumentaria original del grupo según atestigua John T. Tussauds. Louis XVI viste el traje de la orden del Sant Spirit y la reina, un vestido muy similar al que aparece en el retrato de 1787. Algún catálogo menciona que originariamente el vestido fue confeccionado por Rose Bertín, la célebre modista de la reina Marie Antoniette. No sabemos si este dato es cierto pero sí sabemos que el vestido de la obra de Mme. Vigée, fue efectivamente confeccionado por Mme. Bertín. Bajo mi punto de vista creo que la figura de la reina con sus hijos tuvo como punto de partida la obra de Mme. Vigée la cual, estuvo expuesta en el Salon y por tanto, tanto Marie como Curtius tuvieron fácil acceso a la misma.

Marie Tussaud a la edad de 85 años retratada por Paul Fischer. Al fondo y a mano derecha, el grupo de La Familia Real Francesa. Internet dominio público

En cuanto a Louis XVI a mi parecer, dos podrían haber sido las obras tomadas como referentes : Louis XVI en ropa de coronación por Antoine François Callet, 1789 expuesto en el Louvre aquel mismo año y Louis XVI realizado por el mismo autor en 1786.

Marie Antoniette con sus hijos por Élisabeth Louise Vigée Lebrun, 1787. Internet dominio público
Louis XVI en ropa de coronación por Antoine François Callet, 1789 en el salon del Louvre en 1789. Palacio de Versailles, París. Internet dominio público

Más difícil de determinar son las figuras de Marie Thérèse y Louis Charles. Es posible que Marie Tussaud se hubiera inspirado también en la obra Maria Antoniette con sus hijos para realizar la figura de Madame Royal. Nacida en 1778 contaba con nueve años en 1787. Un dato que me llama la atención: en el catálogo de 1842 se afirma que todas las figuras del grupo fueron realizadas del natural pero extrañamente, no aparece la de Madame Royal por lo que cabe suponer que al menos ese año, su retrato no figuraba en la exposición.(2)

La figura de Louis Charles plantea un problema cronológico si el grupo fue modelado en 1787 como afirman algunas fuentes, ya que contaba solo con dos años de edad y a juzgar por la figura que aparece en el tableau, sin duda se trata de un niño de mayor edad. Es por ello que el grupo de la familia real francesa habría que datarse con posterioridad a 1787. No puedo determinar cuál fue el modelo que utilizó Marie para realizar la figura de Louis Charles. Personalmente encuentro un cierto parecido con el busto que Louis Pierre Deseine realizó en 1790 y que se halla en el Musée de la Révolution Française (Vizille), así como otro que el mismo artista ejecutó a finales de la década de 1780 y que se encuentra en el palacio de Versalles en el Cabinet de la meridiénne. Pero ello no me autoriza a afirmar que se basó en algunos de estos dos retratos para realizar su modelo en cera. De entre todas las figuras que tanto Marie Tussaud como Philippe Curtius afirmaban que se habían realizado a partir de la obtención de un molde facial, se hace difícil determinar cuáles realmente se modelaron siguiendo este procedimiento que a excepción de los retratos post mortem, precisan necesariamente del consentimiento de retratado. Que sepamos no se conocen fuentes contemporáneas que corroboren la versión de Marie Tussaud según la cual estos modelos, se realizaron del natural aunque ello no implica necesariamente que no fuera así. Sin embargo las afirmaciones de Marie hay que tomarlas con precaución ya que existen demasiados vacíos documentales y contradicciones que dificultan la credibilidad de su relato. Sea o no un grupo modelado del natural, lo cierto es que La Familia Real Francesa acompañó a Marie cuando ésta se trasladó a Gran Bretaña en 1802 para exponer sus figuras de cera. No cabe duda de que se trataba de un grupo que despertó la curiosidad entre una audiencia ansiosa por conocer el aspecto físico de la desdichada familia real en una época, en que no existía la fotografía y en que las exposiciones de retratos de cera constituían uno de los medios con los que contaba el gran público para acercarse a las personalidades más atrayentes del momento. Que el grupo fue un éxito lo demuestra el hecho de que Marie lo conservó hasta el final de sus días y sus descendientes, lo conservaron entre las figuras que formaban parte de la exposición permanente. En la actualidad aún podemos admirar La Familia Real Francesa en el Madame Tussaud´s de Londres como uno de los pocos testimonios de modelos realizados a finales del siglo XVIII. (3)

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Referencias

(1) MAYEUR de SAINT PAUL, François Marie. Tableau de nouveau Palais Royale, Paris, 1788 p. 99-101

(2) Biographycal and Descriptive Sketches of the Distinguished Characters which compose the Unrivalled Exhibition of Madame Tussaud and Sons, London G. Cole, 7, Carteret Street, Westminster, 1842, p. 25 – 26

(3) Hay que aclarar que no existe en la actualidad ninguna figura del siglo XVIII en el museo Madame Tussaud´s. A parte del gran incendio de 1925 que destruyó prácticamente toda la exposición, las figuras se van remodelando a partir de moldes antiguos que en el caso de La Familia Real Francesa, no podemos precisar la antigüedad de los mismos

BIBLIOGRAFÍA

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DANINOS, Andrea. Une révolution en cire: Francesco Orso et les Cabinets de figures en France, France, Officina Libraria Editions, 2015

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TUSSAUD, John Theodore. The Romance of Madame Tussaud, London, Odhams Press, 1921

Von KOTZEBUE, August , Meine Flucht nach Paris im Winter 1790, Salzwasser-Verlag GmbH, 2012

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El sepulcro de Pere el Gran en el monasterio de Santes Creus. Una vía de entrada del gótico radiante en los territorios de la Corona de Aragón

El sepulcro de Pere el Gran se encuentra en el monasterio de Santes Creus (Tarragona). Se trata de una obra excepcional que como subraya la Dra. Francesca Español, en el momento de su realización, no contaba con precedentes en el territorio de la Corona de Aragón. Este monumento funerario representaba la vanguardia y supuso una vía de entrada del gótico radiante. No hay duda de que su artífice el maestro Bartomeu de Girona y el equipo que trabajaba bajo su dirección, estaba familiarizado con el arte septentrional desconocido a finales del siglo XIII e inicios del XIV (1291-1300) en los territorios de la Corona Aragón. Como apunta Francesca Español, estos modelos que suponían las vanguardias, llegaron con más de cincuenta años de retraso con respecto al reino de Castilla.

Sepulcro de Pere el Gran en el monasterio de Santes Creus, Tarragona

El Císter y Santes Creus

El Monasterio de Santes Creus pertenece a la orden del Císter y nació como filial de la Gran Selva. Fue fundado en 1150 por Guillem Ramón de Montcada, cuando cedió unos terrenos en Cerdanyola del Vallès para la construcción de un cenobio. Sin embargo esta ubicación no resultó adecuada y la comunidad se trasladó a Ancosa (Penedès) en 1155. Una vez más la condiciones no eran las idóneas y en 1160 gracias a una nueva intervención de los Montcada, recibieron una donación de tierras en Santes Creus. Las obras del nuevo cenobio no se iniciarán hasta 1174.

El Císter surgió como protesta contra la opulencia de Cluny  por considerar que contradecía a las reglas del monaquismo proclamadas por san Benito de Núrsia. Aclarar que el Císter y Cluny son órdenes distintas aunque regidas por la misma regla (benedictina). El Císter supone una reforma, un intento por retomar el origen de la vida monacal tal y como la concibió su fundador (san Benito). Este rigor y austeridad propia de la reforma cistercense impactó en la creación artística que no produjo prácticamente figuración al menos, en los inicios de su fundación cuya realización se ciñe tan solo a motivos geométricos y vegetales. No se puede hablar de estilo, la producción artística del Císter se traduce en una estética basada en la austeridad, pero no existen unas formas propias del Císter. Su influencia llegó hasta Borgoña coincidiendo cronológicamente con el periodo de transición entre el románico y el gótico. La influencia que recibió el movimiento reformista vino determinada por las directrices marcadas por Bernardo de Claravall: iglesias de cruz latina y ábside rectangular, utilización de bóveda de crucería, absoluto rechazo a la altura y profundidad, semejante altura de las naves laterales respecto a la central y ausencia de triforios y arbotantes.(1) Las formas artísticas que caracterizan el Císter que encontramos en Cataluña suponen la continuidad del románico catalán y éste fue en gran medida, paralelo al románico borgoñón.(2) Es importante destacar el papel pionero que ejerció la arquitectura del Císter en Cataluña en relación a la utilización de arcos diafragma los cuales, se convirtieron en fórmulas genuinas del gótico catalán.(3)

Características generales del gótico radiante: un hito técnico

Con anterioridad a 1230/40 los arquitectos se preocuparon por alzar los edificios y lo conseguirán gracias al uso de arbotantes y contrafuertes. Alcanzada la perfección técnica tras la construcción de la catedral de Chartres que se alcanza hasta una altura de 36 m., la más alta jamás construida hasta entonces, los arquitectos se centrarán en la ornamentación y tracería. A finales del siglo XIII el interés por la ornamentación ya supera el interés por incrementar la altura de los edificios. Su aparición en París, centro cultural europeo, lo vincula al impulso de la monarquía promovido por Luis IX (1226- 1270). El gótico radiante se trata pues de un estilo vinculado a la capital francesa y a la esfera áulica. Su nombre deriva de los radios de los rosetones que aparecen en las fachadas occidentales y transeptos. (fachadas norte y sur) de las catedrales. Gracias al uso de contrafuertes y arbotantes el peso de la cubierta ya no descarga sobre el muro. Ello permite la progresiva obertura de los muros, aligerando el edificio. Progresivamente las tracerías ganarán protagonismo así como la proliferación de vitrales de colores permitiendo la entrada de claridad en el interior de los edificios. En este sentido no hay que olvidar el fuerte componente simbólico de la luz en la arquitectura gótica.

El sepulcro de Pere el Gran. El arte como vía de prestigio

El monumento funerario de Pere el Gran se halla ubicado en el crucero de la iglesia del monasterio, en lado del Evangelio. El templo se inició en 1174 abriéndose al culto en 1211. Presenta planta basilical de tres naves, bóveda de crucería y cuyas naves laterales presentan la mitad de altura que la central.(5) La cabecera de forma cuadrada, incluye dos absidiolas a cada lado (también cuadradas) y sobre el crucero, se alza el gran cimborio construido entre 1314 y 1347 según el estilo del gótico florido.(6)

Jaume II el Just encargó al maestro Bartomeu de Girona la construcción de un sepulcro destinado a alojar los restos de su padre, Pere el Gran. Este encargo supondría una vía de entrada del gótico radiante francés en los territorios de la Corona de Aragón.(7) No sabemos si Bartomeu era efectivamente natural de Girona pero sí sabemos que conocía bien el arte septentrional. El maestro intervino en la realización de la fachada de la catedral de Tarragona en donde la Dra. Francesca Español, observa evidentes diferencias estilísticas entre ambas obras. Estas diferencias las atribuye principalmente al hecho de que Bartomeu, dirigía a un equipo de artífices con diferentes estilos aunque por encima de ellos, predominara el del maestro encargado de coordinar la obra.(8) Es posible además que algunos de sus colaboradores tal vez se formaran en el Llenguadoc, interviniendo en alguna de las obras promovidas por el rey Luís IX.(9)

Tras la muerte del primogénito Alfons el Liberal en 1291, Jaume II el Just regresaba a los territorios catalanes procedente de Sicilia. Su estancia en tierras sicilianas le permitió conocer de primera mano los sepulcros de la familia imperial de los Hohenstaufen realizados en pórfido. Este material de color púrpura solo se extraía de las canteras del Alto Egipto y al cerrarse éstas en época romana, el pórfido tan solo podía ser reutilizado. Se trata de un material que únicamente se lo podían permitir monarcas o emperadores y fue reutilizado para la construcción de los panteones de los reyes normandos. La elección del pórfido destinado a la construcción de un sepulcro para alojar los restos de su padre, era pues una cuestión de prestigio además de la vinculación del color púrpura, con la esfera áulica. Pere el Gran había fallecido en 1258 y se encontraba sepultado en Santes Creus aunque se desconoce la ubicación exacta de esta primera inhumación dentro de la iglesia.(10) El 18 de abril de 1295 Jaume II escribe al maestro Bartomeu de Girona para solicitar su presencia durante el traslado del cuerpo al nuevo sepulcro, y para que se asegurara que se le situaba con los pies en dirección al altar mayor.(11) 

Inspirado por los sepulcros sicilianos, Jaume II lleva consigo el material de pórfido y le especifica a Bartomeu de Girona que debe utilizarlo para la construcción del sepulcro real. El maestro, familiarizado con el gótico radiante, ejecuta un monumento que provocó un gran impacto por tratarse de la vanguardia del momento. Como destaca la Dra. Español, en los funerales de estado estaban presentes todos los representantes jerárquicos del reino y por tanto, los potenciales clientes podían admirar el nuevo sepulcro. Estas grandes familias nobiliarias que se sentían en igualdad de condiciones que el difunto en territorio catalán, podían ambicionar un sepulcro monumental. En Castilla y Francia la tipología de sepulcro monumental ya era conocida pero no así en los territorios de la Corona de Aragón. Estamos hablando pues del arte como vía de prestigio.

El proceso de ejecución del sepulcro transcurrió de 1291 a 1302 con la elección de un material estrechamente vinculado a la esfera áulica: antigua bañera romana de pórfido, usada como sarcófago. Nunca antes se había visto nada parecido en los territorios de la Corona de Aragón. El perfil redondeado de la bañera era inédito en la época y lo seguirá siendo después.(12)

Como sarcófago se reutilizó una bañera romana de pórfido

El sarcófago funcionaba como un relicario basado claramente en un modelo de orfebrería(13) con la representación en la parte superior de los apóstoles, la Virgen, san Benito de Núrsia y san Bernardo de Claravall.

Cubierta del sepulcro a modo de relicario de orfrebrería que aloja las imágenes de los apóstoles, la Virgen, san Bernardo de Claravall y san Benito de Nursia. La pieza ovalada bajo la cubierta, es de calcárea numulítica extraída de las canteras de Girona

El monumento incluye la estructura del baldaquino de claro contenido simbólico, a semejanza de los sepulcros de los Hohenstaufen. El diseño de las columnas era absolutamente pionero en Cataluña.(14) Estas junto con la pieza ovalada situada entre el sarcófago y cubierta, estaban realizadas en piedra numulítica extraída de las canteras cercanas a Girona cuya explotación, se remonta a la época romana.(15)

La parte escultórica y arquitectónica se llevó a cabo entre 1295 y 1302 momento en el que se trasladó el cuerpo al interior del sepulcro.(16) Los motivos decorativos de los capiteles eran igualmente inéditos en Cataluña(17) con referentes en el gótico radiante francés. Como destaca la Dra. Francesca Español, en algunos casos incluso se trata de verdaderas réplicas de los capiteles que decoran la Sainte Chapelle de París como por ejemplo, las aves picoteando las uvas entre hojas de parra. La tracería apunta igualmente al gótico radiante. El repertorio ornamental propio del gótico septentrional que se halla sobre la zona inferior de la cubierta del sepulcro, consiste en una representación a base de hojas de hiedra, parra y máscaras. Francesca Español destaca que este tipo de decoración, se encuentra también presente en la Tour de Constance de Aigues Mortes, c. 1242 y tendrá repercusión en el Reino de Mallorca a finales del siglo XIII.(18)

Capiteles del baldaquino que reproducen exactamente los que hallamos en la Sainte Chapelle de París. Este tipo de capiteles eran inéditos en Cataluña
Repertorio ornamental propio del gótico septentrional y que la Dra. Español identifica también en la Tour de Constance de Aigues Mortes. Se trata de hojas de parra y hiedra que surgen del interior de la boca de un personaje y es una de las variantes de la masque feuilli (green-man). (19)

La policromía se llevó a cabo una vez finalizada la parte escultórica y arquitectónica y corrió a cargo de Andreu de la Torre de Lérida.(20)

Policromía en los capiteles y en el interior de la cubierta del sepulcro representando un cielo estrellado

El sepulcro de Pere el Gran se trata sin duda de un monumento excepcional que no contaba con precedentes en el momento de su realización en los territorios de la Corona de Aragón.

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Referencias

(1) FUGUET SANS, Joan; PLAZA ARQUÉ, Carme. El Císter. El patrimoni dels monestirs catalans a la Corona d´Aragó, Barcelona, Rafael Dalmau Editor, 1998, p. 35

(2) Ibidem, p. 35

(3) Ibidem, p.  36

(4) ESPAÑOL BERTRAN, Francesca. El Gòtic Català, Barcelona, Angle Editorial, 2002, p. 49 – 59

(5) FUGUET SANS, Joan; PLAZA ARQUÉ, Carme. El Císter…, op. cit., p. 79

(6) Ibidem, p. 80

(7)  ESPAÑOL BERTRAN, Francesca. «L´art al servei de Jaume II: els mausoleus dinàstics i el claustre de Santes Creus portaveus àulics» en Lambard. Estudis d´art medieval, vol. XXII, 2011, p. 165

(8) ESPAÑOL BERTRAN, Francesca. El Gòtic …, op. cit., p. 44

(9) ESPAÑOL BERTRAN, Francesca. «L´art al servei…», op. cit., p. 187

(10) Ibidem, p. 181 nota 54

(11) Los encargados de trasladar el cuerpo hasta el nuevo sepulcro eran los monjes. Ibidem, p. 182

(12) Ibidem, p. 186

(13) Ibidem, p. 186

(14) Ibidem, p. 186

(15) Entre los clientes y artífices y debido a su dureza, también se le denominaba marbre blau (mármol azul). Ibidem, p. 187

(16) Ibidem, p. 185

(17) Ibidem, p. 186

(18) Ibidem, p.  188

(19) Ibidem, p. 188

(20) Ibidem, p. 185

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