Retrato de la reina Marie Antoniette por Jean Baptiste André Gautier d´Agoty

En 1775 el pintor Jean- Baptiste-André Gautier d´Agoty recibió el encargo de realizar un retrato del natural de la reina Marie Antoniette, en traje de aparato. Se trataba de un retrato oficial destinado a la corte de Viena y en donde el rostro de la reina, aparece representado con un alto grado de idealización. Desde que Marie Antoniette se convirtiera en delfina de Francia en 1770, su efigie fue reproducida en innumerables ocasiones por los más renombrados artistas de la época. Por desgracia muchos de estos retratos desaparecieron víctimas del furor revolucionario y tan solo los conocemos a través de copias o grabados.

Para la realización del retrato oficial, la reina posó en la Gran Cámara de Versalles. Su figura ocupa el espacio central inundando literalmente la obra gracias a la representación de un espectacular vestido azul cuya falda de considerable anchura, se halla parcialmente cubierta en el lado derecho por el manto de armiño decorado con las flores de lis. La anchura de la falda venía determinada por la dimensión del panier que en el retrato de Marie Antoniette, es muy voluminoso. El volumen y dimensión del panier variaba según la moda y el rango de quien lo vestía. Cabe la posibilidad de que este vestido hubiera sido diseñado por la célebre Rose Bertin quien desde 1774, ostentaba el cargo de modista de la reina. En relación a les habits de court , estos no experimentaron cambios notables desde su creación en 1670 y a lo largo del siglo XVIII, se limitaron a incluir elementos procedentes de los antiguos trajes de corte. (1)

El peinado de la reina se prolonga verticalmente, empolvado y rematado por una sarta de perlas y una pluma de avestruz sujeta por un aigriette de diamantes. Largos bucles de cabello enlazados en sartas de perlas caen sobre sus hombros hasta la altura del pecho.

La iluminación de la obra se genera a partir de un potente haz de luz que penetra por la izquierda e impacta directamente sobre la figura de la reina, creando un interesante contraste cromático entre las gamas de tonos azules, carmesí  y terrosas.

En primer término y a mano derecha destaca un sillón y a mano izquierda, un pliant. Ambos muebles de estilo Louis XV se realizaron en 1739 para el cabinet de la pendule de Louis XV, y aparecen citados en L´Inventaire des meubles du Garde-Meuble de la Couronne existants à Versailles datado de 1776. Esta inclusión del mobiliario en el retrato de la reina no se trata de una licencia del artista, ya que tanto el sillón como el pliant, le fueron prestados al pintor para incluirlo en la obra. Así lo hizo constar el oficial del Guarda-Mueble en el número de registro de inventario 2962 bajo la entrada: Nº un fauteuil et 1 pliant preté  à M. Dagoty peintre pour un tableau pour la Reine. (2)

Como retrato oficial vinculado a la realeza, incluye el globo terrestre, las flores de lis, el perfil del monarca sostenido por Minerva, la corona y el manto de armiño. El retrato de aparato o cortesano representa al modelo en la misma postura que adopta durante las audiencias públicas y la medida de la efigie, suele ser a tamaño natural. Los retratos oficiales cumplían dos funciones: la sustitutiva y la informativa. Como sustitutiva implicaba que el estar frente al retrato, suponía lo mismo que estar personalmente frente al retratado. Por esta razón en la mayoría de los casos el retrato se realizaba a tamaño natural y en postura de audiencia, a fin de confundir realidad y ficción. En cuanto a la función informativa, el retrato oficial se realizaba para dar a conocer algún acontecimiento relevante que tenía lugar dentro de la corte. En el caso que nos ocupa el retrato encargado a Gautier d´Agoty, tenía función de «informar» a la corte austríaca que desde 1774 la hija de la emperatriz María Teresa, ocupaba el trono de Francia.

Marie Antoniette por Jean- Baptiste-André Gautier d´Agoty 1775. Óleo sobre tela. Dimensiones: 1,60 x 1,28 m. (inv. 8061). Musée National des Chateaux de Versailles et de Trianon. Internet dominio público

Una vez finalizado el retrato, se colgó en la Galeria de los Espejos el 27 julio 1775.(3) La obra no tuvo buena acogida y se retiró rápidamente. Aunque todos los artistas filtraban a sus modelos a través de su estilo, se consideró que d´Agoty no habia sabido captar el parecido de la soberana. Mme. Campan, dama de compañía de Marie Antoniette, dijo a propósito de la obra y su creador:

Les plus misérables artistes étaient admis a l´honneur de la peindre; on exposa dans la galerie de Versailles un tableau en pied représentant Marie-Antoniette dans toute sa pompe royale. Ce tableau destiné à la Cour de Vienne et peint par un homme qui ne mérite pas d´être nomé révolta tous les gens de goût (4)

El retrato tampoco complació a la soberana que no se sentía representada en él aunque lo conservó hasta 1777 cuando se lo ofreció al príncipe Georg Adam von Starhemberg. En 1954 pasó a formar parte de la colección del Chateau de Versailles como donación del comandante Paul-Louis Weiller (5)

Jean-Baptiste-André Gautier d´Agoty

Jean-Baptiste-André Gautier d´Agoty (París 1740 – id. 1786) procedía de una familia de grabadores. Su padre Jacques Fabien Gautier (Marsella 1711- París 1785) había expuesto en 1779 en el Salon de la Correspondance, un esbozo del natural de la reina. (6) Su contribución al grabado consistió en añadir una cuarta plancha (la correspondiente al color negro), a la técnica inventada por Jacob-Christoph Leblond con quien Jacques Fabien había trabajado en su taller como asistente, y al que sustituyó a su muerte en 1741. Además de esta aportación, obtuvo reconocimiento como grabador de modelos anatómicos, reconocimiento que le valió ser nombrado anatomista pensionado del rey y miembro de l´Académie des sciencies & belles-lettres de Dijon.

Jean Baptiste recibió el apodo de Gautier Fils tras el nacimiento de su hermano Gautier l´Aine o Gautier Major. (7) Fue Chevalier de l´orde de saint Jean-de Latran por lo que era conocido también como el Caballero Dagoty. Ocupó el cargo de pintor de historia de la reina tras destacar en una de las exposiciones de la Académie de Saint-Luc cuando representó a la Marie Antoniette (entonces delfina), rescatando a un hombre herido por un ciervo durante una cacería en Achères en 1773. La corte pronto se hizo eco de este hecho que ponía de manifiesto la caridad de la joven delfina.(8)

Grabados

El grabado como técnica que permite reproducir en serie, fue un método eficaz para la difusión de las obras. Con esta voluntad el retrato de la reina contó con diversas impresiones y entre ellas cabe destacar, la realizada por Louis -Charles Gautier d´Agoty, uno de los cuatro hermanos del artista el cual presentó su grabado a Marie Antoniette en octubre de 1776.(9) El mismo artista se encargó de grabar otro retrato de la soberana realizado a partir de una obra cuyo autor fue probablemente su padre, Jacques Fabien Gautier d´Agoty. Este grabado de formato oval, gozó de cierto éxito comercial (10)

Grabado realizado por Louis Charles Gautier d´ Agoty en 1776 a partir del retrato oficial de la reina ejecutado por Jean Baptiste en 1775. Internet dominio público

En 1777 Jean François Janinet grabó el retrato de d´Agoty aunque sin reproducir la figura de la reina de cuerpo entero como aparece en la obra original, sino que se trata de una imagen de medio cuerpo, de formato oval y en donde no aparecen las manos. La impresión consta de dos hojas. Una de ellas cumple la función de marco al más puro estilo rococó mediante un tromple d´oeil que incluye el efecto de mármol, hojas de laurel y guirlandas de rosas. En la parte superior, la representación de un carcarç surgiendo bajo una corona laureada. En la zona inferior figura la siguiente inscripción: Marie Ante. d´Autriche Reine de France et de Navarre junto con un blasón con las armas de la reina.

Retrato de la reina Marie Antoniette realizado en 1777 por François Janinet a partir del original ejecutado por Jean Baptiste André Gautier d´Agoty. Internet dominio público

Aunque el retrato de Marie Antoniette realizado por Jean- Baptiste-André Gautier d´Agoty no tuvo una buena acogida por considerarse que no reproducía con fidelidad el parecido de la reina y por tanto, no cumplió con las expectativas del encargo, esta obra pone de manifiesto la capacidad de los artistas para idealizar a sus modelos y presentarlos al mundo según los cánones de belleza imperantes en la época. En el caso que nos ocupa además, para mostrar a la soberana según las convenciones y atributos iconográficos vinculados a la representación de la realeza y que naturalmente, se esperaba que ostentara una reina de Francia.

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Referencias

(1) CHRISMAN-CAMPBELL, Kimberly. «Le grand habit et la mode en France au XVIIIe siècle» en Fastes de Cour et ceremonies royales. Le costume de cour en Europe 1650 – 1800, Chateau de Versailles (31 mars – 28 juin 2009), Paris, Edition de la Réunion des musées nationaux, 2009, p. 222

(2) CARLIER, Yves. «Peinture et mobilier, remarque sur un tableau de Gautier – Dagoty, << Marie-Antoniette en grand habit de cour>>» en Versalia. Revue de la Société des Amis de Versailles, nº 15, 2012, p. 42

(3) SALMON, Xavier. «La reine et son image» en Marie-Antoniette, Galeries Nationales du Grand Palais (15 mars –  30 juin 2008), Paris, Edition de la Réunion des musées nationaux, 2008 p. 140 

(4) Ibidem,  p. 140

(5) Ibidem,  p. 140

(6) BLANC, Olivier. «Marie Antoniette» en Portraits de femmes. Artistes et mòdeles à l´époque de Marie- Antoniette, Paris, Éditions Didier CARPENTIER, 2006, p. 121, nota 229 . Ver también JEFFARES, Neil. Gautier Dagoy, Jacques Fabien en Dictionary of pastellist before 1800. Disponible en : http://www.pastellists.com/Articles/GautierDagotyJsF.pdf 

(7) SALMON, Xavier. «La reine…», op. cit., p.  140

(8) BLANC, Olivier. «Marie Antoniette…», op. cit., p. 121

(9) Ibidem, p. 124, nota 231 

(10) Para una imagen del retrato realizado por Jacques Fabien Gautier d´Agoty ver BLANC, Olivier. «Marie Antoniette…», op. cit., p. 124. Aclarar que este retrato está igualmente atribuido a su hijo Jean Baptiste André Gautier d´Agoty

BIBLIOGRAFÍA

BLANC, Olivier. «Marie Antoniette» en Portraits de femmes. Artistes et mòdeles à l´époque de Marie- Antoniette, Paris, Éditions Didier CARPENTIER, 2006, p. 95 – 175

CARLIER, Yves. «Peinture et mobilier, remarque sur un tableau de Gautier – Dagoty, << Marie-Antoniette en grand habit de cour>>» en Versalia. Revue de la Société des Amis de Versailles, nº 15, 2012, p. 41 – 44

CHRISMAN-CAMPBELL, Kimberly. «Le grand habit et la mode en France au XVIIIe siècle» en Fastes de Cour et ceremonies royales. Le costume de cour en Europe 1650 – 1800, Chateau de Versailles (31 mars – 28 juin 2009), Paris, Edition de la Réunion des musées nationaux, 2009, p. 222 – 225

FURIÓ, Vicenç. El Arte del Grabado Antiguo. Obras de la Colección Furió, Barcelona, Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona, 2014, p. 192

SALMON, Xavier. «La reine et son image» en Marie-Antoniette, Galeries Nationales du Grand Palais (15 mars –  30 juin 2008), Paris, Edition de la Réunion des musées nationaux, 2008 p. 140

Recursos electrónicos

JEFFARES, Neil. Gautier Dagoy, Jacques Fabien [en línea]. Dictionary of pastellist before 1800 [consulta, 10 julio 2021]. Disponible en : http://www.pastellists.com/Articles/GautierDagotyJsF.pdf

La colección de Felipe IV en el Palacio del Buen Retiro. El Salón de los Reinos: un espacio de propaganda política para la monarquía española

Felipe IV fue uno de los principales coleccionistas del siglo XVII. Su extensa colección se hallaba repartida entre El Alcázar de Madrid, la Torre de la Parada, San Lorenzo de El Escorial y el palacio de El Buen Retiro de Madrid. Este último se planteó como una residencia de ocio que en 1631, surgió como ampliación al Cuarto Real anexo al Monasterio de San Jerónimo, al este de la ciudad de Madrid.  A la finalización de la obra principal siguieron otras intervenciones hasta que en 1633, el Buen Retiro era ya una construcción de dimensiones considerables. El Conde Duque de Olivares, Gobernador de la Plaza desde 1630, encargó al arquitecto Carbonell que ampliara el antiguo apartamento real del monasterio donde desde el siglo XV, se celebraban las ceremonias de Juramento del Príncipe de Asturias, heredero de la Corona. En 1632 empezaron las obras para la transformación del conjunto monástico en un palacio de ocio y escenario de las artes que se conocerá como El Buen Retiro.

Palacio del Buen Retiro, obra atribuida a Jusepe Leonardo, 1637. Internet dominio público

Fue el mismo Conde-Duque el encargado de su decoración a través de agentes y embajadores en Italia y Flandes. La mayoría de las obras que pasaron a decorar El Retiro se encargaron teniendo en cuenta su ubicación en espacios muy concretos del palacio.

El embajador español en Roma Don Manuel de Moura, Marqués de Castel Rodrigo, encargó unas cincuenta obras de paisajes a maestros tan renombrados como Claude Lorraine (Paisaje con la Magdalena, Museo del Prado) o Nicolás Poussin (Paisaje con San Jerónimo, Museo del Prado). En Flandes el agente era el mismo hermano del rey, don Fernando, quien había sido nombrado gobernador de los Países Bajos en 1634. Muchas de las pinturas que se destinaron a la decoración de El Buen Retiro fueron también encargos a ayudantes y colaboradores de Rubens en Amberes. La principal obra del pintor flamenco fue  El juicio de Paris. Otros artistas que contribuyeron en el proyecto de decoración del nuevo espacio fueron: Frans Snyders y Paul de Vos quienes se encargaron de ilustrar las Fábulas de Esopo. Pero el palacio también contó con la representación de artistas españoles entre ellos, Diego Velázquez. Concretamente se tiene noticia de que el 28 de noviembre de 1633 se le abonó al pintor sevillano la suma de 250 ducados, en concepto de tres obras una de ellas atribuida a Tintoretto. Al año siguiente se le efectuó un nuevo pago en concepto de dieciocho obras destinadas a la decoración de El Retiro. Dos de estas pinturas mencionadas eran del propio Velázquez y fueron realizadas durante su estancia en Italia: La Fragua de Vulcano y La túnica de José.

En 1640 el palacio contaba con aproximadamente unas ochocientas obras de diferente temática todas ellas de gran calidad, que habían pasado a engrosar la colección real.

El Salón de los Reinos 1634 – 1635

Inaugurado el 28 abril de 1635 este espacio se conocía como el Salón Grande y durante todo el siglo XVII, fue el centro del ceremonial político y festivo del palacio de El Buen Retiro. Se trataba del Salón de Comedias y de Gala destinado a acoger las recepciones importantes. Era uno de los ámbitos más destacados desde el punto de vista de la representación política y donde la voluntad de ostentación, glorificación y exaltación de la monarquía española fue muy evidente. Dicha tendencia marcó todo el programa iconográfico de la decoración. Se trataba pues de un espacio de propaganda política que acogerá el Salón del Trono cuando El Retiro se convierta en Palacio Real. El Salón de los Reinos albergó el programa de propaganda imperial más importante de la corona hispánica. Durante años acogió el Museo del Ejército llegándose a plantear la posibilidad de restituir la decoración original. Finalmente el proyecto no se llevó a cabo por cuestiones económicas. El que fuera un espacio dedicado a la glorificación de la figura de Felipe IV, es ahora un área destinada a acoger exposiciones temporales.

El edificio se encargó a Alonso Carbonell y a Juan B. Crescenzio, Marqués de la Torre y superintendente de las obras reales. El Salón de los Reinos estaba situado en el centro del piso principal del ala norte de El Retiro, en donde se construyó una galería de 34,6 m de longitud x 10 m anchura x 8 de altura, con una sala en cada extremo y paramentos con veinte ventanas para facilitar la entrada de abundante luz natural. Mientras que el resto del palacio albergaba pinturas flamencas e italianas, este salón acogió obras de artistas españoles del momento desplegando un programa iconográfico destinado a enaltecer y glorificar la monarquía de los Habsburgo. El programa iconográfico seguramente fue ideado por el propio Conde Duque de Olivares con el asesoramiento del poeta sevillano Francisco de Rioja, Juan B. Crescenzio , Juan Bautista Maino, profesor de dibujo del monarca y contó además con el apoyo de Diego Velázquez.

El techo de la sala se decoró con arabescos y grutescos dorados y en las lunetas de la vuelta, los veinticuatro escudos de los reinos que formaban parte de la monarquía española de aquí en nombre de Salón de los Reinos como se conoce este espacio desde el siglo XVIII. Los muros decorados con tres series de pinturas, marcan un eje ideológico: serie de los trabajos de Hércules, serie de las victorias militares y serie de retratos ecuestres. Estas tres series pretendían expresar el poder, la virtud y la legitimidad de Felipe IV como soberano de la Corona Hispánica.

En las paredes norte y sur se ubicaron doce lienzos que exaltaban las victorias de los ejércitos de Felipe IV. Sobre las cinco puertas-ventana se colocaron diez cuadros más pequeños de Zurbarán, que representaban las gestas de Hércules fundador legendario de la monarquía española. En los muros este y oeste colgaban cinco retratos ecuestres de Velázquez que representaban a Felipe III, su esposa, Felipe IV e Isabel de Borbón y el Infante Baltasar Carlos. Estas figuras simbolizan la continuidad de la dinastía. Los cuadros se pintaron durante el año 1634 y se hallaban finalizados para la inauguración del salón.

No sabemos el orden exacto de las pinturas ni la ubicación. Se han realizado diversas hipótesis la primera de las cuales, fue planteada por Jonathan Brown y John Elliot. (1) La última corresponde a la propuesta de reconstrucción de la disposición de las pinturas del Salón de los Reinos en el siglo XVII, según José Alvarez Lopera que es la se presenta a continuación.(2)

Muros norte y sur:

1.- Jusepe Leonardo. Socorro de Brisach

2.- Antonio de Pereda. Socorro de Génova

3.- Velázquez. La rendición de Breda

4.- Jusepe Leonardo. Rendición de Jülich

5.- Juan Bautista Maino. Recuperación de Bahía

6.- Francisco de Zurbarán. Defensa de Cádiz

7.- Félix Castelo. Recuperación de San Cristóbal

8.- Eugenio Cajés. Recuperación de San Juan de Puerto Rico

9.- Vicente Carducho. Expugnación de Rheinfelden

10.- Vicente Carducho. Socorro de la plaza de Constanza

11.- Vicente Carducho. Batalla de Fleurus

12.- Eugenio Cajés. Recuperación de San Martín (obra perdida)

Trabajos de Hércules de Francisco de Zurbarán:

1.- El León de Nemea

2.- La hidra de Lerma

3.- El jabalí de Erimanto

4.- Hércules desviando el río Alfeo

5.- El toro de Creta

6.- Hércules separa los montes Calpe y Abyla

7.- Muerte del rey Gerión

8.- Gigante Anteo

9.- Hércules y el Cerbero

10.- Muerte de Hércules

En el muro oeste:

1.- Velázquez. Retrato ecuestre de Felipe IV

2.- Velázquez. Retrato ecuestre de la reina Isabel de Borbón

3.- Velázquez. Infante Baltasar Carlos

En el muro este:

1.- Velázquez. Retrato ecuestre de Felipe III

2.- Velázquez. Retrato ecuestre de la reina Margarita de Austria

Felipe IV como un nuevo Hércules

La elección de Hércules no era aleatoria. En el siglo XVII este héroe mitológico era considerado como un ejemplo de virtud y fortaleza. Durante el XVI se le relacionó con la figura del príncipe mientras que en la Antigüedad, se le vinculaba con Augusto. Existía además una clara asociación del semidiós con Carlos V: el emblema del emperador entre las dos columnas de Hércules estableció la relación entre el soberano moderno, y el héroe del mundo antiguo.(3) Con el tiempo  la representación de Hércules se convirtió en un tópico en la decoración de los palacios. Así mismo muchos soberanos afirmaban ser sus descendientes y los reyes españoles en particular por su relación con uno de los doce trabajos: los bueyes de Gerión. Este episodio parece ser que tuvo lugar en las costas del sur de España. Por tanto encontramos a Hércules como símbolo de los Habsburgo.

Existe un documento fechado en junio de 1634 que relaciona a Zurbarán con los doce cuadros que representan los trabajos de Hércules. Sin embargo por el pago e inventario de 1701 se conoce que finalmente solo se realizaron diez, probablemente respondiendo al hecho de que su lugar de ubicación se hallaba sobre las diez ventanas. El encargo se materializó en la representación de siete trabajos mayores y dos de menores más otro, que representa la muerte del héroe. Además dos de las obras de Zurbarán relacionan a Hércules directamente con el reino de España. Nos referimos a Hércules separando los montes Calpe y Abyla trabajo vinculado con la creación del Estrecho de Gibraltar y que alude a las Columnas de Hércules como símbolo de los Habsburgo, y Muerte del rey Gerión en donde la acción se desarrolla en las costas españolas. De esta manera a través de las obras se reafirmaba la descendencia del semidiós vinculándola a la corona española. Dejando aparte el tema de la Muerte de Hércules, también de connotaciones dinásticas, las otras escenas lo muestran como conquistador y ganador sobre la discordia política, discordia que Felipe IV era capaz de sofocar con la ayuda de su primer ministro el Conde Duque de Olivares. Para la Dra. Silvia Canalda estas obras no pretenden mostrar los doce trabajos. Las pinturas son diez y no doce. Para la historiadora, las obras de Zurbarán no representarían los doce trabajos porque éstos, ya habían sido escenificados en los cuadros de batallas sinó que pretenderían ofrecer un retrato metafórico del monarca como un nuevo Hércules y se eligieron, bajo dos criterios: los episodios más conocidos y los que tienen una conexión con el reino de España. 

Las obras de Zurbarán no tuvieron una buena acogida ya que el pintor destacaba en la representación de figuras estáticas o en actitud visionaria pero no de figuras en movimiento. Para su realización recurrió a dos series de grabados: la serie de Cornelis Cort a partir de los dibujos de F. Floris, y la serie de Jans Beham. Como las obras debían mostrarse a gran altura, Zurbarán intensificó el claroscuro para facilitar una mejor comprensión a distancia por parte del observador.

Así el programa iconográfico no quedaba libre de intenciones: Hércules y Anteo, Hércules y el toro de Creta, Hércules y el jabalí de Erimanto, Hércules y el león de Nemea, Hércules y la hidra de Lerma, Hércules y el CerberoHércules desviando el rio Alfeo pretendían expresar la virtud asociando a Felipe IV con el héroe mitológico.

Los cuadros de victorias militares como enaltecimiento a la política militar española

Los cuadros de batallas también tenían una clara intencionalidad: mostrar las doce victorias militares de los ejércitos españoles en tiempos de Felipe IV. Lo que se pretendía era mostrar que la corona hispánica pasaba por buen momento lo cual era totalmente falso y al mismo tiempo, realizar un ejercicio de propaganda política. Se datan en 1634 y 1635. De todos ellos solo La recuperación de San Martín no ha llegado hasta nosotros.

Los conflictos de la monarquía tenían su origen en la herejía y en las diferentes revueltas y según opinaba el Conde Duque de Olivares, se hacía necesario revertir esta dinámica. Ocho fueron las batallas que tuvieron lugar en la década de los años veinte y el resto, en la década siguiente. En este sentido los triunfos del 1625 se podían utilizar como argumentos para las obras con efecto propagandístico. Además permitían vincularse a la historia escrita, la historia real de los hechos de las victorias obtenidas por Olivares y el rey reflejadas en El sitio de Breda de Calderón o El Brasil restituido de Lope de Vega.  En total  se realizaron doce victorias de las cuales cinco, se relacionaban directamente con hechos acaecidos en 1625: La rendición de Breda de Velázquez, La recuperación de Bahía de Juan Bautista Maino,  El socorro de Génova de Antonio de Pereda, La defensa de Cádiz de Zurbarán, La recuperación de Puerto Rico de Eugenio Cajés. En cuanto a la obra La recuperación de San Cristóbal de Félix Castelo, se la puede relacionar con otra victoria de la década de 1620. El resto de victorias representadas están vinculadas con los hechos que tuvieron lugar en 1633, año en que se ideó el programa decorativo de El Salón de los Reinos. Este hecho lleva a plantear que Olivares quería representar el año 1633 como un annus mirabilis (4) al igual que había ocurrido con el 1625. Pero estaba en juego el prestigio militar de España ya que en aquel momento, existían diversos movimientos de oposición a la política de Olivares a quien se le responsabilizaba directamente de la desastrosa situación y del descenso del prestigio militar español.  En realidad se estaban solemnizando batallas que no supusieron el final del conflicto armado. El ideólogo debió de ser Francisco de Rioja, sevillano de la Congregación de Estudiosos, bibliotecario del rey aunque naturalmente, también debió participar Olivares. En todas las batallas se representa la autoridad política y militar mediante un minucioso ejercicio de retratística. Los doce capitanes representados eran favorables a Olivares y este hecho no era casual. Los pintores encargados de escenificar dichas batallas debían afrontar el reto de realizar unas obras de gran formato que no contaban con una tradición figurativa.

Vemos que los cuadros de batallas tenían la función de enaltecer el poder y la gloria de Felipe IV naturalmente con la ayuda de su primer ministro. También podían significar un mensaje para el futuro si se conectaban con el esquema decorativo global de todo el conjunto. Cabe establecer una relación con la Unión de Armas, proyecto de Olivares que pretendía fortalecer la monarquía uniendo los diferentes reinos diseminados bajo el fuero de Castilla y terminar así con la monarquía compuesta. En el techo del salón se representan los veinticuatro escudos de los reinos sometidos a vasallaje por Felipe IV. Si un espectador contemplaba los escudos y posteriormente bajaba la vista, se encontraría con Hércules, ejemplo de la lucha por la defensa de los reinos contra la herejía y la revuelta. Para terminar, el visitante contemplaba las escenas de batallas que ejemplificaban la defensa del imperio por parte del monarca. La elección de estas batallas, la representación de los comandantes y sus respectivos subordinados, la relación con el esquema decorativo, es lo que ha llevado a plantear la hipótesis de que el programa decorativo fue ideado por Olivares con la ayuda de Velázquez y Francisco Rioja, amigo del conde-duque. Rioja era una personalidad con suficiente bagaje cultural como para proponer un programa iconográfico de esta envergadura en donde se pretendía enfatizar en la defensa de la religión y del régimen ya que Olivares, contaba con fuertes opositores a su política desde la misma corte. La iconografía estaba destinada a aplastar esta oposición. Seguramente el trabajo de ubicar y determinar el formato recayó en Velázquez.

Los retratos ecuestres como legitimación dinástica

La galería de retratos tenía la función de legitimar la dinastía. En la pared este Felipe III y Margarita de Austria padres de Felipe IV. En la oeste Felipe IV y su primera esposa Isabel de Borbón y entre los dos, el que fuera heredero al trono en aquel momento: el príncipe Baltasar Carlos.

El Salón de los Reinos se planteó como un espacio de propaganda política destinado a glorificar la dinastía de los Habsburgo y a enaltecer la figura de Felipe IV enfatizando su virtud, valor y legitimándolo como soberano de la corona española.

Artículo registrado en Safe Creative Commons Attribution-NoDerivatives 4.0 International (CC BY-NC-ND 4.0). Esta licencia autoriza la utilización íntegra del texto sin fines comerciales ni modificaciones y citando siempre la autoría

Referencias

(1) BROWN, Jonathan; ELLIOT, J.H. Un palacio para el rey. El Buen Retiro y la corte de Felipe IV, Madrid, Alianza Editorial S.A., 1988, p. 205 – 257 

(2) Ver ÁLVAREZ LOPERA, José. «La reconstitución del Salón de Reinos. Estado y replanteamiento de la cuestión» en El Palacio del Rey Planeta: Felipe IV y el Buen Retiro, Madrid, Museo del Prado, 2005, p. 91 – 111

(3) BROWN, Jonathan; ELLIOT, J.H. Un palacio op. cit., p. 162.

(4) Ibidem, p. 173

BIBLIOGRAFÍA

BLASCO, Carmen. El Palacio del Buen Retiro de Madrid. Un proyecto hacia el pasado. Madrid, FUNDACION CULTURAL COAM, 2001

BROWN, Jonathan; ELLIOT, J.H. Un palacio para el rey. El Buen Retiro y la corte de Felipe IV, Madrid, Alianza Editorial S.A., 1988

BROWN, Jonathan. Velázquez pintor y cortesano, Madrid, Alianza Editorial, S.A., 2009

BROWN, Jonathan. El Triunfo de la Pintura. Sobre el coleccionismo cortesano en el siglo XVII, Madrid, Editorial Nerea, S.A., 1995

MORÁN TURINA, Miguel; SÁNCHEZ QUEVEDO, Isabel. Velázquez. Catálogo completo, Madrid, Ediciones Akal, S.A., 1999

VVAA. Tras el Centenario de Felipe IV. Jornadas de Iconografia y Coleccionismo, Madrid, FUNDACIÓN UNIVERSITARIA ESPAÑOLA, 2006

VVAA. Zurbarán, Madrid, Ministerio de Cultura/Banco Bilbao Vizcaya, 1988

VVAA. El Palacio del Rey Planeta. Felipe IV y el Buen Retiro, Madrid, Museo del Prado, Ed. Turner, 2005

Los Beatos. Introducción, atribución a Beato de Liébana y fuentes del primer Beato

Se conoce por Beatos a una serie de códices de gran tamaño que contienen un comentario del Apocalipsis. El primer Beato se publicó por primera vez en el año 776 pero este primer texto, no ha llegado hasta nosotros y solo lo conocemos a través de copias. En total se conservan veinticinco ejemplares o fragmentos procedentes de los scriptorium monásticos, y abarcan un periodo cronológico que transcurre desde finales del siglo IX, hasta mediados del XIII. El Beato más antiguo que se conserva es el Fragmento de Cirueña (fragmento 4) custodiado en la Biblioteca del Monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos. Los expertos lo datan de finales del siglo IX e ilustra el siguiente texto: Y cuando hubo abierto el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que fueron muertos por la palabra de Dios y por ratificar su testimonio (…). (Apoc. VI, 9-11) (1)

El Beato tuvo una gran repercusión durante la Edad Media. Destinados a los monasterios, estos códices se leían durante la Cuaresma dentro de las prácticas de la liturgia hispana. Durante los treinta o cuarenta primeros años del siglo X, su producción empezó a incrementar ya que se debieron dar las condiciones necesarias para ello. (2)

Apertura del quinto sello (Apoc. VI, 9-11). Beato de Cirueña (fragmento 4) siglo X. Biblioteca del Monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos. Se trata del ejemplar más antiguo que se conoce. Internet dominio público

Si bien es cierto que un Beato contiene un comentario al Apocalipsis, desde el siglo X se trata de algo más que un comentario al texto de San Juan ya que se le añadieron otros textos con sus correspondientes imágenes, así como imágenes sin soporte de texto.

Contenido general de los Beatos (3):

1.- Prólogo general
2.- Comentario resumido del Apocalipsis
3.- Comentario del Apocalipsis
4.- Comentario de San Jerónimo al profeta Daniel
5.- Texto de las afinidades y grados de parentesco (De adfinitatibus et gradibus)
6.- Definiciones de códice
7.- Tablas genealógicas de personajes bíblicos

Estos siete puntos no se encuentran en todos los códices. Lo que siempre se halla presente es el comentario al Apocalipsis. Por ejemplo el comentario resumido del Apocalipsis aparece en el Beato de Berlín.(4) Las Tablas genealógicas de personajes bíblicos solo se hallan en algunos Beatos. El Texto de las afinidades y grados de parentesco solamente se encuentra en un grupo de Beatos. Según Luis Vázquez de Parga parece que el Beato original no contenía el comentario de San Jerónimo a Daniel, aunque este texto debió unirse muy pronto. También en fecha temprana se debieron de incorporar las Tablas genealógicas.(5)

El comentario del Apocalipsis sí formaba parte del texto inicial. Éste se compone de doce libros que empiezan presentando una Storia (perícopa del texto de la Vulgata) y posteriormente, dan paso a la explanatio en donde se exponen las aclaraciones de cada versículo. Las explicaciones van engarzadas de tal forma que sobre un versículo, se ensamblan diversas interpretaciones o exégesis de escritores anteriores, unidas por yuxtaposición o mediante la técnica del mosaico que consiste en combinar distintas explicaciones. El mosaico se utiliza sobre todo para explicaciones alegóricas.(6)

Existen dos grupos de Beatos con sus correspondientes ramificaciones. Las primeras copias de ambos grupos aparecen en el Reino de León. (7) Los textos tardíos se diferencian mucho de los primeros ya que aun tratándose de copias, éstas evolucionaron sustancialmente.

1º.- A este grupo pertenecen los Beatos más antiguos. Proceden directamente del comentario original y se ciñen a ilustraciones relativas al Apocalipsis colocadas tras las Storiae. Las imágenes se encuentran localizadas junto al texto

2º.- Aparecen a partir del siglo X coincidiendo con el incremento de Beatos. A parte de las ilustraciones al Apocalipsis, se suman otras que se refieren a otros pasajes de la Biblia, como las escenas del comentario al Libro de David por San Jerónimo

Se acepta que el autor del primer Beato fue el monje Beato de Liébana. Aun así los Beatos son textos anónimos, ninguno de ellos está firmado. Sin embargo el primer Beato aunque no se ha conservado, ha sido atribuido a Beato de Liébana. Dicha atribución la realizó el historiador del siglo XVI Ambrosio de Morales, en base a la dedicatoria a Eterio, obispo de Osma, que se hallaba en el prefacio de algunos ejemplares junto con el nombre de Beato.(8) Para el catedrático de Filología Latina de la Universidad de Sevilla Juan Gil, no cabe duda acerca de esta autoría. (9) Aun así el medievalista Manuel Díaz Díaz cree que es más acertado añadir «atribuido a«, a pesar de que reconoce que efectivamente no existen muchas posibilidades de que el autor no fuera otro que el monje de Liébana.(10)
Se conoce poco acerca de la vida de Beato. Se sabe que vivió durante la segunda mitad siglo VIII en el monasterio de Liébana, en el reino de Asturias y que fue presbítero y milenarista (11) convencido de que el fin del mundo, tendría lugar en el año 800. Beato se relacionó con la corte del rey Silo y mantuvo correspondencia regular con Eterio, obispo de Osma. Fue contrario al Adopcionismo y por ello sostuvo una fuerte controversia con Elipando, metropolitano de Toledo, en relación al conflicto adopcionista en donde se consideraba la independencia de la Iglesia del Norte con respecto a la Metropolitana situada en tierras musulmanas.

Acerca de las fuentes usadas para componer el Beato, Beato de Liébana utilizó textos de escritores antiguos tal vez como arma contra la jerarquía toledana (12), ya que empleó textos referentes a un conflicto religioso en el Norte de África, que quizá le permitieran establecer un paralelismo a su situación actual. (13) Estos textos componían una edición africana de la antigua versión latina del Apocalipsis y Beato trasladó a su comentario la serie de ilustraciones que figuraban en este Apocalipsis africano.(14) Dicho texto se trataría en realidad de una copia temprana de un manuscrito cuyo autor fue el norteafricano y donatista de la iglesia del norte de África, Ticonio (muerto c. 400 d. C.). Lo que conocería Beato fue esta copia. El texto de Ticonio era muy conocido y los contactos entre la Península Ibérica y el norte de África, propiciarían su difusión en el Reino de Asturias.(15) El manuscrito de Ticonio fue de capital importancia para la creación del códice, ya que representa la principal fuente en la que se basó Beato para redactar su comentario.

Beato de Fernando I y doña Sancha. Mediados siglo XI. La Cosecha y la Vendimia. Apocalipsis, XIV, 14-20. Facundo (Facundus), para Fernando I de Castilla y León y doña Sancha. Biblioteca Nacional de Madrid. Ms Vit.14.2, f°209. Internet dominio público

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Referencias

(1) La Sagrada Biblia traducida de la Vulgata latina teniendo en cuenta los textos originales por el P. José Miquel Petisco y publicada por Sr. D. Félix Torres Amat. Sexta edición, Madrid Apostolado de la Prensa, S.A., 1956
(2) YARZA, Joaquín. Beato de Liébana. Manuscritos iluminados, Barcelona, Moleiro Editor, 1998, p. 73
(3) DÍAZ y DÍAZ, Manuel. «El texto de los Beatos» en Los Beatos, Madrid, Biblioteca Nacional de Madrid, Ministerio de Cultura (catálogo exposición junio – septiembre 1986), 1986, p. 9
(4) Ibidem, p. 9
(5) VÁZQUEZ de PARGA, Luís. «Beato de Liébana y los Beatos» en Los Beatos, Madrid, Biblioteca Nacional de Madrid, Ministerio de Cultura (catálogo exposición junio – septiembre 1986), 1986, p. 6
(6) DÍAZ y DÍAZ, Manuel. «El texto …», op. cit., p. 14
(7) WILLIAMS, John. «Las pinturas del Comentario» en Los Beatos, Madrid, Biblioteca Nacional de Madrid, Ministerio de Cultura (catálogo exposición junio – septiembre 1986), 1986, p. 21
(8) VÁZQUEZ de PARGA, Luís. «Beato de Liébana…», op. cit., p. 6
(9) Ibidem, p. 6
(10) Ibidem, p. 6
(11) Ibidem, p. 4
(12) YARZA, Joaquín. «El siglo X: mozárabes y repoblación» en Arte y Arquitectura en España 500 – 1250, Madrid, Ediciones Cátedra, 1981, p. 109
(13) Ibidem, p. 109
(14) WILLIAMS, John. «Las pinturas …», op. cit., p. 19
(15) YARZA, Joaquín. Beato de Liébana…, op. cit. p. 47

BIBLIOGRAFÍA

DÍAZ y DÍAZ, Manuel. «El texto de los Beatos» en Los Beatos, Madrid, Biblioteca Nacional de Madrid, Ministerio de Cultura (catálogo exposición junio – septiembre 1986), 1986, p. 9 – 17
La Biblia
VÁZQUEZ de PARGA, Luís. «Beato de Liébana y los Beatos» en Los Beatos, Madrid, Biblioteca Nacional de Madrid, Ministerio de Cultura (catálogo exposición junio – septiembre 1986), 1986, p. 3 – 7
WILLIAMS, John. «Las pinturas del Comentario» en Los Beatos, Madrid, Biblioteca Nacional de Madrid, Ministerio de Cultura (catálogo exposición junio – septiembre 1986), 1986, p. 17 – 21
YARZA, Joaquín. «El siglo X: mozárabes y repoblación» en Arte y Arquitectura en España 500 – 1250, Madrid, Ediciones Cátedra, 1981, p. 91 – 122
YARZA, Joaquín. Beato de Liébana. Manuscritos iluminados, Barcelona, Moleiro Editor, 1998

La Morfina, Santiago Rusiñol 1894

La morfina o La morfinómana es una obra del pintor Santiago Rusiñol realizada en 1894 que representa a una mujer acostada en una cama, bajo los efectos de la droga. Se trata de una pintura que se enmarca dentro de la etapa simbolista del autor y que podemos admirar en el Museu del Cau Ferrat de Sitges.

La Morfina, 1894. Óleo sobre tela firmado en ángulo inferior derecho Santiago Rusiñol. Dimensiones: 87,5 x 115 cm. Museu Cau Ferrat de Sitges (Consorci del Patrimoni de Sitges). Internet dominio público

La representación de las morphinées forma parte del repertorio iconográfico de finales del siglo XIX y principios del XX:  La morphinomane de Vittorio Corcos (1899), Les morphinées de George Moreau de Tours (1891),  Morphine Addicts de Paul-Albert Besnard (1887), La morphine de Albert Matignon (1905), La Morphinomane de Eugène Grasset (1897) representada en pleno acto de inyectarse la droga. La angustia que se refleja su rostro y la crispación de las manos, denotan el desasosiego de quien precisa con urgencia una dosis, mientras se inyecta frenéticamente el alcaloide en el muslo izquierdo. Todas ellas encarnan los hábitos de una sociedad decadente que como apunta la Dra. Irene Gras en su artículo sobre las imágenes de la morfinomanía en la Barcelona del 1900, en el ámbito catalán tan solo Santiago Rusiñol y Hermend Anglada Camarassa se atrevieron a mostrar. (1) Las figuras espectrales y cadavéricas de La droga (1901-1903) y La Morfinómana (1902) de Anglada Camarassa sin duda no dejan indiferente al espectador.

La morphinomanie, la enfermedad de moda de la fin de siècle

La morfina es un opiáceo utilizado como analésico y narcótico obtenido a partir de de la savia que exuda la cápsula verde de la amapola, la adormidera (Papaver somniferum). (2) Sin bien el opio ya era conocido desde Antigüedad, la morfina como primer alcaloide activo extraído del opio no apareció hasta principios del siglo XIX. Su descubrimiento en 1804 se debe al farmacéutico alemán Friedrich Sertürner (1783-1841) y merced a sus propiedades narcóticas, la bautizó con el nombre de morfina, morphium, en honor al dios Morfeo. Fue el mismo Sertürner bajo Sertürner and Company quien en 1817, la comercializó con fines terapéuticos. (3)

En 1853 el Dr. Alexandre Wood (1817 – 1884) creador de la aguja hipodérmica empezó a administrar morfina por vía intravenosa, facilitando así su rápida asimilación por el organismo. Aunque quien verdaderamente extendió su uso fue el Dr. Charles Pravaz (1791 – 1853), introductor en Francia de la inyección con jeringa a la que bautizó con su apellido. Como señala la Dra. Gras, la Pravaz precursora de la jeringa actual, alcanzó gran popularidad por su fácil manejo y reducido tamaño.

La morfina presenta un alto poder de adicción desarrollando rápida tolerancia y dependencia psicológica. (4)Su uso recreativo se incrementó notablemente durante el siglo XIX y fue ampliamente administrada durante la Guerra Civil de Estados Unidos y posteriormente, en la Guerra Franco – Prusiana. Las agresivas campañas lanzadas por la industria farmacéutica contribuyeron a extender su consumo entre la población europea.

Entre 1875 – 1900 la morfina llegó tanto a la alta sociedad como a las clases intelectuales y su consumo, se generalizó de tal modo que se crearon clubs de morfinómanos. En Francia donde su uso recreativo se hallaba más extendido, las mujeres hacían cola esperando para ser inyectadas (5) y las adictas, acudían prestas a sus joyeros para adquirir sus jeringuillas en forma de piezas realizadas en oro y adornadas con rubíes y diamantes. Progresivamente la morfina se extendió a todas las clases sociales y como destaca la Dra. Gras, su consumo no llevaba implícito el componente de marginalidad asociado a la drogodependencia. Las damas de la alta sociedad ocultaban su jeringuilla en los manguitos y ya nadie se sorprendía de que durante las reuniones, los invitados abandonaban la estancia para inyectarse su dosis. En París los más notorios morfinómanos se inyectaban en público. La adicción era considerada de buen tono hasta el extremo de que ciertos adictos, llevaban la aguja de oro inyectada de forma permanente bajo un apósito. (6)

La adicción a la morfina no fue ajena a Santiago Rusiñol. Su dependencia se inició a finales de 1898 a raíz de una caída que sufrió durante su primera estancia en París, y que le provocó una lesión renal que no fue debidamente atendida. Como consecuencia se originó un proceso de necrosis agudizándose el dolor durante un viaje que realizó a Málaga a inicios de 1896 y que solo el alcaloide conseguía aliviar. Ese mismo año y tras una estancia en Montserrat, el malestar le resultaba tan insoportable que los médicos le aconsejaron acudir a un balneario de La Garriga. No hallando mejora alguna en el tratamiento, recurrió de nuevo a la droga. Las consecuencias devastadoras de  la morfina hacían mella en el artista quien finalmente aconsejado por su médico, decidió internarse en el Sanatorio del doctor Paul Sollier en Boulogne- sur- Seine para someterse a una cura de desmorfinización. Acompañado por su mujer Lluïsa Denís, su hija y su amigo Ramon Casas, ingresó en el mismo sanatorio en donde había sido tratado su hermano Albert Rusiñol. Pero a pesar del estricto tratamiento al que fue sometido, Rusiñol no consiguió superar su adicción. Ni siquiera cuando el Dr. Pagés decidió extirparle el riñón necrótico, intervención que puso punto y final al intenso dolor que lo había precipitado al consumo de morfina, Rusiñol no pudo dejar atrás su adicción. La jeringuilla ya oxidada que llevaba en el bolsillo siguió acompañándole allí donde fuera, inyectándose en público a través de la ropa en cafés y teatros. (7)

Rusiñol se mostró ambiguo respecto a los efectos de la morfina. Para la Dra. Irene Gras esta ambigüedad queda patente en sus escritos La casa del silenci (1900) en donde el autor narra su experiencia como interno en el sanatorio del doctor Sollier, y en El morfiníac (1905) relato protagonizado por un escritor adicto que encuentra en la morfina, la fuente de inspiración necesaria para conducirlo a la creación literaria.

Rusiñol y el Simbolismo

Con la introducción del naturalismo pictórico en Cataluña por parte de Ramon Casas y Santiago Rusiñol, se produjo un progresivo desplazamiento del academicismo. (8) El historiador del arte Eliseu Trenc aclara que aunque ambos pintores fueron seguidores del naturalismo francés que rompía con el arte académico en cuanto a temas, formalmente no existió tal ruptura ya que aún no habían incorporado a su producción la técnica impresionista. (9)

Rusiñol se formó con el discípulo de Fortuny el pintor Tomàs Moragas y posteriormente, experimentó una fuerte influencia de la Escola d´Olot y del Impresionismo sobre todo en cuanto a los encuadres, tratamiento atmosférico y temática. En 1894 a raíz de su estancia en Italia, inicia su etapa simbolista que se manifiesta tanto por los temas como por la carga espiritual de sus obras. Otros artistas recibirán también la influencia del Simbolismo merced a la corriente literaria que llegó a Cataluña con la obra La Intrusa de Maurice Maeterlinck  representada por primera vez en el teatro en el Cau Ferrat de Sitges durante la segunda fiesta modernista en 1893. El Simbolismo pictórico catalán bebió del Simbolismo literario cuyos temas giraban en torno a la melancolía, el subconsciente, los sueños y en el caso particular de Raymon Casellas, temas de tendencia bucólico-mística. Ya en 1889 cuando Rusiñol llegó a París, el Simbolismo se estaba extendiendo por el ambiente artístico parisino y el artista no pasó por alto la producción de Puvis de Chavannes y de Eugène Carrière. A la influencia del simbolismo franco -belga se añade la de los Prerrafaelitas ingleses y retomará al igual que ellos, el arte de los maestros italianos anteriores a Rafael. (10)

Rusiñol junto con Raimon Casellas fue uno de los grandes teóricos del simbolismo franco-belga en Cataluña. Sus obras literarias Oraciones, Hojas de vida, El jardín abandonado y sus pinturas, que reflejan mujeres solitarias, enfermas o perdidas en ensoñaciones así como la representación de los jardines de España, forman parte del Simbolismo catalán. (11)

Stéphanie Nantas una modelo para La morfina y Réverie

En 1894 Rusiñol pintó un lienzo en donde una joven sostiene un pequeño objeto entre las manos difícil de identificar. En París esta pintura se titulaba Le réveil pero en Barcelona, fue conocida por Réverie. Posteriormente al entrar a formar parte del Cau Ferrat, se la rebautizó como La medalla por asociación con el pequeño objeto dorado y brillante que la mujer parece sostener entre manos. Tal vez el nuevo título se lo otorgó Miquel Utrillo o el propio Rusiñol.  Para la Dra. Isabel Coll este pequeño objeto brillante podría tratarse de una jeringa de oro que la retratada sujetaría antes de inyectarse la morfina y por ello, rebautizó la obra como Abans de prendre l´alcaloide (Antes de tomar el alcaloide). (12)

Réverie (Antes de tomar el alcaloide), 1894. Óleo sobre tela firmado en el ángulo inferior derecho Santiago Rusiñol. Dimensiones: 79 x 98 cm. Museu Cau Ferrat de Sitges. (Consorci del Patrimoni de Sitges). Internet dominio público

Las escenas representadas en La morfina y en Antes de tomar el alcaloide posiblemente reflejan una habitación del apartamento nº 53 del Quai Bourbon que Rusiñol compartía con el crítico de arte Josep Maria Jordà y los pintores  Ignacio Zuloaga y Pablo de Uranga, durante su la tercera estancia en París. Según la escritora y licenciada en Filología Vinyet Panyella, en ambos casos se trata de la misma modelo, la joven Stéphanie Nantas quien habría llegado enferma al estudio del pintor y éste le propondría reflejar su estado con una fuerza dramática adecuada al título de la obra. (13) Efectivamente la mujer representada en ambas obras parece ser la misma joven morena, delgada y de aspecto enfermizo que posó para Rusiñol en La señorita Stèphanie Nantas, La novela romántica, Figura femenina y Un romance en donde aparece tocando el piano junto a su amigo el compositor Erik Satie. Probablemente fue el músico quien la introdujo al pintor. La joven no posó únicamente para Rusiñol y aunque Ramon Casas prefería utilizar a una muchacha pelirroja asidua al Moulin de la Galette llamada Madeleine Boisguillaime, también inmortalizó a la Nantas en La institutriz (1892). A pesar de que se la considera como la modelo de La morfina y Antes de tomar el alcaloide, el historiador Josep de C. Laplana en su biografía sobre Santiago Rusiñol cree que se trata de otra modelo. (14)

En 1894 ambas pinturas se expusieron en la Sala Parés. Tal y como apunta Irene Gras, se trataba de una provocación ya que el tema no había sido presentado en Barcelona. Además el público estaba al corriente de los problemas de adicción del autor.

Influencias a nivel compositivo, formal y estilístico

Raimon Casellas en su artículo  publicado en La Vanguardia describió la obra como «la morfinomaniaca, tendida en el lecho presa de ansioso sopor, y con el afilado rostro hundido en la almohada y la crispada mano agarrando las sábanas, en convulsa contracción. (15) Efectivamente llama la atención las manos agarrotadas de largos y finos dedos, las mismas manos que vemos representadas en La señorita Stèphanie Nantas. Para la Dra. Isabel Coll estas manos evidencian la influencia de la obra de El Greco Magdalena penitente mientras que el color amarillo de la sábana, reflejaría un eco del San Pedro. (16) Ambas pinturas pertenecían a Rusiñol quien las adquirió justamente en 1894.

Sobre el color amarillo el Dr. Alfredo Buzzi afirma que simboliza la enfermedad (17) pero yo me atrevo a añadir que podría simbolizar también los efectos de la morfina ya que en La casa del silenci, el propio Rusiñol los asocia claramente a este color.

Comprem´en els malalts, qu´aquelles hores de calma pero de calma enganyadora de la casa del silenci, les donava la Morfina; qu´aquella grogor macabre la portava la Morfina; qu´aquella febre nerviosa que fins feia tremolar á les mateixes parets blanques, veníe de la Morfina; que era Ella, la que apagave la vida, la que daba esgarrifors, la que amb els seus dits de Marquesa i dorades ongles d´arpia, escanyave á la quieta, á n´ls estranys suicides de la casa del silenci (18)

En relación a cuestiones estilísticas, la Dra. Gras recoge la impresión de López Fernández quien relaciona la posición de la mujer que aparece en La Morfina, con la del Gran ataque histérico en Les Demoniques de l´art (1887)de Charcot. Concretamente se refiere al période épileptoide. Así mismo se hace eco de la relación a nivel formal que establece López de Prado entre la obra de Edward Munch Dagen derpaº (1894-95), y La morfina aunque bajo el punto de vista de la Dra. Coll el tratamiento del tema que nos presenta Rusiñol, responde a una escena de carácter más intimista.

A nivel compositivo la Dra. Isabel Coll establece paralelismos con la obra Bruges-la-Morte de Georges Rodenbach realizada por Fernand Khnopff. (19)

Con la recreación de una morfinómana Rusiñol se colocaba junto con Anglada Camarassa, a la cabeza de los artistas catalanes que atrevieron a mostrar el tema a una escandalizada sociedad burguesa. Así mismo La morfina puede considerarse como una de las obras cumbre del Simbolismo pictórico catalán.

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REFERENCIAS

(1) En este post se mencionará con frecuencia el artículo de la Dra. Gras. Cuando sea citada se entenderá que la referencia corresponde a dicho artículo que por otra parte, ya ha sido incluido en el hipervínculo

(2) No todo el género Papaver se utiliza para la producción de opio y morfina. La típica amapola silvestre de color rojo de flor pequeña y tan común en nuestros campos, la Papaver rhoeas,  nada tiene que ver con la producción del alcaloide. Tan solo la especie somniferum interviene en la fabricación de opio, morfina y heroína

(3) BUZZI, E. Alfredo. » La morfina  (Santiago Rusiñol, 1894)»  en DMMD Revista diagnóstico año 5, nº. 15, Buenos Aires, Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, 2011, p. 38

(4) Ibidem, p. 38

(5) Ibidem, p. 39

(6) ESCOHOTADO, A. Historia General de las drogas, Madrid, Espasa Calpe, 2008, p. 430. Ver Irene Gras

(7) LAPLANA, J. DE C. Santiago Rusiñol: el pintor, l´home, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1995, p. 229. Información recogida en el artículo de la Dra. Irene Gras

(8) TRENC, Eliseu. «Rusiñol y la pintura europea», Université de Reims, p. 117 (PDF)

(9 ) Ibidem, p. 117

(10) Ibidem, p. 112

(11) Ibidem, p. 117

(12) COLL, Isabel. Rusiñol i la pintura europea, Sitges, Consorci del Patrimoni de Sitges, 2006 p.  119

(13) PANYELLA, Vinyet. Paisatges i escenaris de Santiago Rusiñol (Paris, Sitges, Granada), Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2000, p. 200. Ver Irene Gras

(14) LAPLANA, J. DE C. Santiago Rusiñol…, op. cit., p. 226

(15) CASELLAS, Raimon. «Crónica de Arte. Exposición Rusiñol» en La Vanguardia, 21 octubre 1894  y VVAA. Santiago Rusiñol (1861 – 1931), Barcelona, Museu d´Art Modern de Barcelona (octubre 1997 – gener 1998), 1997, p. 192

(16) COLL Isabel. El Greco i la seva influència en les obres del Museu Cau Ferrat, Sitges, Consorci del Patrimoni de Sitges, 1999, fitxa 22 s/p. Información recogida en el artículo de la Dra. Gras

(17) BUZZI, E. Alfredo. » La morfina…», op. cit., p. 41

(18) RUSIÑOL, S. «La casa del silenci» en Pèl & Ploma, I, Barcelona, 1901, p. 106

(19) COLL, Isabel. Rusiñol…, op. cit., p. 121. Ver Irene Gras

BIBLIOGRAFÍA

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LAPLANA, J. DE C. Santiago Rusiñol: el pintor, l´home, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1995

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