Las colecciones reales españolas antes del reinado de Felipe IV

Durante el siglo XVII se produjo un giro importante en el mundo del coleccionismo. El estudio de la evolución de las colecciones nos permite constatar el cambio de preferencias que culminará en la colección de Felipe IV. El objetivo de este artículo es introducir el panorama del coleccionismo real antes de su reinado, lo que equivale a decir con anterioridad al siglo XVII.

Los Austrias fueron plenamente conscientes de la importancia del arte como medio de propaganda política y valoraron especialmente, la pintura veneciana del Alto Renacimiento. Obras de Veronese, Tiziano o Tintoreto, empezarán a proliferar dentro de las colecciones reales. Para el estudio de estas colecciones debemos remitirnos a los inventarios conservados en el Archivo de Simancas y en el Palacio Real de Madrid. En los documentos encontramos inventariado tanto escultura, como tapices, libros (incunables y miniados), joyas, armas y muebles. Los inventarios redactados durante el siglo XVI incluían además objetos curiosos, que reafirman la idea del gusto por lo exótico. Pero a medida que avanza el siglo, será la pintura la que irá ganando protagonismo dentro de las colecciones.

En el siglo XIX don Pedro Madrazo estudió los inventarios reales. En los catálogos del Prado que empieza a redactar en 1843 y también en la edición de 1872, ya indica la procedencia de las piezas basándose en estos inventarios reales. En 1884 publica Viaje…por las colecciones de cuadros de los reyes de España partiendo de la documentación procedente de los archivos.(1) Por otro lado Francisco Javier Sánchez Cantón director del Museo del Prado, estudió y transcribió los inventarios de las colecciones reales de Felipe II.(2)

Si nos remontamos hasta el inventario de los bienes de la reina Isabel la Católica, encontramos documentado gran cantidad de pintura sobre todo de carácter devocional, retratos y temas profanos, además de libros y tapices. A pesar de documentarse pintura, estos inventarios no aportan información sobra la autoría de las obras. A su muerte en 1504, muchas de ellas se dispersaron durante las almonedas. La mayoría de las obras registradas en los inventarios del siglo XV así como las inventariadas a la muerte de la reina Isabel, se perdieron. Cuando un monarca fallecía y a fin de quedar a bien con Dios, era necesario liquidar todas sus deudas con los acreedores, razón por la cual se realizaban las almonedas. El nuevo monarca podía participar si lo deseaba, rescatando obras de su interés es decir, las obras no pasaban directamente a formar parte del patrimonio de la corona.

La colección de Carlos V (1500-1558) la encontramos inventariada en el Archivo de Simancas. El emperador la enriqueció especialmente con obras de Tiziano quien además, trabajó a su servicio. Con Carlos V se inicia el protagonismo del retrato en las colecciones reales.

Tenemos el inventario del Palacio del Pardo del año 1564 relativo a la colección de Felipe II (1527-1598), publicado por Sánchez Cantón en 1934. (3) Además de la publicación también por Cantón, de dos volúmenes con los Bienes muebles que pertenecieron a Felipe II como ya he mencionado más arriba.

Felipe II reinó desde 1555 hasta su muerte en 1598. Sabemos que poseyó importantes obras ejecutadas por Tiziano y que el maestro seguirá trabajando para él después de la muerte del emperador Carlos V. Felipe II fue el propietario de las grandes colecciones de pintura que se encontraban en los Reales Sitios. Se contabilizaban obras de devoción, ubicadas entre el Escorial y el Alcázar, en donde también se exponían cuadros de temática mitológica. En el Pardo, encontramos la Venus del Pardo de Tiziano, obra conocida también como Júpiter y Antíope. En el mismo palacio hay una serie de pinturas murales realizadas por Gaspar Becerra sobre el tema Historia de Perseo, así como una importante galería de retratos.

La Venus del Pardo o Júpiter y Antíopie de Tiziano, 1551. Museo del Louvre. Internet dominio público
Monasterio de El Escorial por Michel Ange Houasse, c. 1722. El monasterio se convirtió en una de las sedes de gran parte de las colecciones reales. Internet dominio público

El retrato de género se mantendrá vigente como ya había sucedido durante el reinado anterior. Hay que destacar las Poesías de Tiziano, además de obras de temática religiosa que se ubicarán en El Escorial. Algunas de las pinturas que figuran en los inventarios son: El entierro de Cristo (1559), El rapto de Europa (1560), La oración en el huerto (1560), Magdalena (1561), dos versiones de Santa Margarita (1552 y 1555), que se ubicaran en El Escorial y en El Pardo respectivamente, La religión socorrida por España, Felipe II después de la batalla de Lepanto ofrece al cielo al infante Don Fernando (c. 1575), San Juan Bautista (obra que llega a El Escorial en 1577). A parte de la importante aportación de Tiziano, llegarán a El Escorial obras de maestros italianos, españoles y neerlandeses. Lamentablemente gran parte de estas obras desaparecieron durante la Guerra de la Independencia.(4)

Felipe II después de la Batalla de Lepanto, ofrece al cielo al infante Don Fernando, Tiziano, c. 1575. Museo Prado, Madrid. Internet dominio público

María de Hungría, (1505- 1558) hermana del emperador Carlos V, sucedió a Margarita de Austria como gobernadora de los Países Bajos. Durante su estancia en Flandes, había adquirido muchas obras de arte sobretodo pintura, que acabó formando parte de la colección real. Gracias al inventario de sus bienes conocemos que su colección se componía tanto obras de devoción, como de retratos. Concretamente poseía un total de cuarenta y dos retratos, a más de una escultura en mármol conocida como Madama Leonor. Muchos de estos retratos eran obra de Tiziano, otros de Antonio Moro como El rey de Portugal, La cristianísima reina de Francia la dama Leonor, El rey don Juan de Portugal y La infanta doña María de Portugal. También figuraban obras de Francisco de Holanda, como La reina de Portugal doña Catalina, además de El matrimonio Arnolfini de Jan van Eyck obra inventariada con el nº 39:

Una tabla grande, con dos puertas que se cierra y en ella, un hombre e una mujer, que se toman las manos, con un espejo en que se muestran los dichos hombre e mujer, y en las puertas las armas de don Diego de Guevara, hecha por Juanes de Hec, año 1431 (5)

Otras obras inventariadas son El descendimiento de Van der Weyden, el Retrato ecuestre de Carlos V, y un retrato de Felipe II.

El matrimonio Arnolfini de Jan van Eyck, 1434. National Gallery de Londres. Internet dominio público

Felipe III (1578- 1621) sucedió a su padre en 1598. El nuevo monarca heredó una gran colección. En 1601 la corte se trasladó a Valladolid en donde residirá hasta 1606. El primer ministro el duque de Lerma, vendió al rey el Palacio de la Ribera y lo hizo decorar con una importante colección de pintura, en donde la galería baixa contenía ciento y unos retratos de emperadores, todos ellos obra de Caducho. Además se encontraba el Retrato del duque de Mantua de Rubens, el Retrato ecuestre del duque de Lerma también de Rubens, y obras atribuidas a Tiziano. En el resto de la finca se encontraban retratos, pintura alegórica, mitológica, histórica, obras de Bassano, Veronés, Sánchez Coello, Pantoja de la Cruz, Antonio Moro, Carducho, Blas de Prado y El Bosco. La colección reflejaba el gusto por la pintura veneciana, por la escuela realista flamenca del norte, del norte de Italia y española. A partir de 1653 la mayoría de estos cuadros que se encontraban en el Palacio de la Ribera, pasarán a formar parte de la decoración del Buen Retiro.

Palacio del Buen Retiro, obra atribuida a Jusepe Leonardo, 1637. Internet dominio público

El retrato seguirá siendo un género plenamente en alza y la colección se verá enriquecida gracias a las almonedas de bienes de su esposa Margarita, más otras obras que el mismo monarca se encargará de adquirir. Con Felipe III se inicia un cambio en el gusto que supone un mayor interés por la pintura, tal y como se puede apreciar ya en las colecciones de Valladolid y del Pardo. Aun así, no desaparecen del todo los objetos exóticos que había coleccionado su padre. En la Galería del Cierzo en el Real Alcázar, exponía los retratos de los reyes de Portugal, junto con mapas y diversas pinturas. Durante los primeros años del siglo XVII el gusto por lo exótico no había desaparecido completamente, y son un buen testimonio las descripciones que nos proporciona González Dávida en su obra Teatro de las Grandezas de Madrid, al hablar de las decoraciones del Alcázar en 1623. A pesar de ello la colección de Felipe III ya muestra signos de un creciente interés por la pintura. (6)
Valladolid se convirtió en centro artístico después del traslado de la corte la cual, se ajustaba a las características de las cortes del barroco. Rubens visitó Valladolid durante su primer viaje a España, y se percató de que cada vez las colecciones mostraban un mayor interés por la pintura, así como el bajo nivel de la escuela española. La visita de Rubens significó el inicio del reconocimiento del barroco internacional, a pintores y coleccionistas españoles. Rubens pinta en este periodo el Retrato del duque de Lerma, Heráclito y Demócrito más otros retratos. Es interesante destacar que una vez acabadas las obras y restauradas aquellas que precisaban una intervención, es el mismo Rubens quien se encarga de exponerlas situando cada uno de ellos a su luz y en sitio a propósito para poderlos ver. (7) Rubens fue el pintor preferido de la corte española y lo seguirá siendo también en tiempos de Felipe IV. El gusto español experimentaba un cambio y la política y el coleccionismo, irán de la mano. En este aspecto hay que destacar la importancia de la figura de Lerma, como posteriormente lo será la de Olivares. Así mismo la tendencia hacia el barroco, conduce a que las obras abandonen progresivamente el gabinete, para pasar a ubicarse según un determinado criterio expositivo, dentro de las galerías con una clara voluntad de ostentación.

No podemos dejar de mencionar el Palacio del Pardo y su galería de retratos. Nos ha llegado una descripción de Agote de Molina del 1582, publicada en Discurso sobre el Libro de Monteria […] que incluye Descripción del Bosque y Casa Real del Pardo en donde se cita toda una relación de los retratos de la galería. (8) Lamentablemente esta se destruyó en un incendio en 1604 pero fue estudiada por Kusche y otros autores. (9)

En El Pardo el rey ubicó la mayor parte de su colección. En 1608 consiguió hacerse con pinturas y obras de arte de la colección del duque de Mansfield, que se situaron en el Pardo. Un año más tarde se hizo enviar allí obras procedentes de Flandes, más otras del cargo del guardajoyas, entre las que se encontraban pinturas de El Bosco, La religión socorrida por España de Tiziano, retratos, obra religiosa y escenas de género. Se conoce además como estaba dispuesta la colección: en una de las salas principales, se exponía el retrato ecuestre de Carlos V de Tiziano. En la misma sala se encontraban obras de El Bosco, once retratos de Bartolomés González, además de vistas y alegorías. En la sala de la antecámara ubicó la Venus dormida con un sátiro de Tiziano, junto con tablas flamencas y en la sala de la audiencia, La religión socorrida por España, una obra mitológica, un retrato de Carlos V con espada, un díptico de El Bosco además de pintura flamenca.

Retrato ecuestre de Carlos V también conocido como Carlos V en la batalla de Mühlberg de Tiziano, 1548. Museo del Prado, Madrid. Internet dominio público

Las obras de tipo religioso tenían un sentido devocional mientras que los retratos, constituían un medio de propaganda de la familia real.

A la muerte de Felipe III se redactó el correspondiente inventario en donde se describían las piezas del Guardajoyas y entre éstas, formaban parte los ornamentos del Oratorio de la flor de Lis. Del 1623 se conserva otro inventario que cita los cuadros que tenía Felipe II y que se retiraron para construir el dormitorio del Infante Don Carlos, hermano de Felipe IV. Aquí ya aparecen dos Tizianos que actualmente se encuentran en el Prado: Ecce Homo y La Dolorosa. Ambas obras decoraban en 1636 la Librería de Felipe IV en la Torre Dorada.

Los inventarios permiten reseguir la evolución de las colecciones reales. Esta evolución se verá reflejada en un mayor interés por la pintura, que ya empezamos a constatar en la colección de Felipe III, en detrimento de los gabinetes de curiosidades, cámaras de las maravillas y gusto por lo exótico. Progresivamente la galería de retratos dará paso a una galería de pinturas de temática religiosa, que evolucionará hacia una mayor presencia de obras de tema profano. Esta tendencia que culminará en el siglo XVII, tuvo sus repercusiones en relación a los criterios expositivos. De la exposición íntima en gabinetes, se pasará a la exposición pública en grandes espacios: las galerías. Todos estos cambios y tendencias, los veremos reflejados en las grandes colecciones de Felipe IV.

Post registrado bajo licencia Safe Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International (CC BY-NC-SA 4.0). Este artículo ya había sido publicado en mi anterior blog el día 23 de noviembre 2018

Referencias

(1) MADRAZO, Pedro. Viaje artístico de tres siglos por las colecciones de cuadros de los reyes de España: desde Isabel la Católica hasta la formación del Real Museo del Prado de Madrid, Barcelona, Biblioteca Arte y Letras, 1884
(2) SANCHEZ CANTON, Francisco Javier. Inventarios reales: bienes muebles que pertenecieron a Felipe II, Madrid, Real Academia de la Historia, 1956-1959
(3) SANCHEZ CANTON, Francisco Javier. «Primer inventario del Palacio del Pardo (1564)», en Archivo español de Arte y Arqueología, tomo 10, nº 28, Centro de Estudios Históricos para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, 1934, p. 69 – 76
(4) Lo que sobrevivió pasó posteriormente a formar parte del Museo del Prado
(5) VVAA. Tras el Centenario de Felipe IV. Jornadas de Iconografía y Coleccionismo, Madrid, FUNDACIÓN UNIVERSITARIA ESPAÑOLA, 2006, p. 83
(6) GONZÁLEZ DÁVILA, Gil. Teatro de las grandezas de la villa de Madrid Corte de los Reyes Católicos de España, Madrid, Thomas Iunti, 1623
(7) CHECA, Fernando; MORÁN, Miguel. El coleccionismo en España. De la cámara de las maravillas a la galería de pinturas, Madrid, Cátedra, 1985, p. 226
(8) MOLINA, Argote. Discurso sobre el Libro de Monteria, Sevilla, Andrea Pescioni, 1582
(9) El Palacio de Liria conserva un informe completo sobre los daños provocados por el incendio

BIBLIOGRAFÍA

BROWN, Jonathan. El Triunfo de la Pintura. Sobre el coleccionismo cortesano en el siglo XVII, Madrid, Editorial Nerea, S.A., 1995.
CHECA, Fernando; MORÁN, Miguel. El coleccionismo en España. De la cámara de las maravillas a la galería de pinturas, Madrid, Cátedra, 1985
GONZÁLEZ DÁVILA, Gil. Teatro de las grandezas de la villa de Madrid Corte de los Reyes Católicos de España, Madrid, Thomas Iunti, 1623
MADRAZO, Pedro. Viaje artístico de tres siglos por las colecciones de cuadros de los reyes de España: desde Isabel la Católica hasta la formación del Real Museo del Prado de Madrid, Barcelona, Biblioteca Arte y Letras, 1884
MOLINA, Argote. Discurso sobre el Libro de Monteria, Sevilla, Andrea Pescioni, 1582
SANCHEZ CANTON, Francisco Javier. «Primer inventario del Palacio del Pardo (1564)», en Archivo español de arte y arqueología, tomo 10, nº 28, Centro de Estudios Históricos para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, 1934, p. 69 – 76
SANCHEZ CANTON, Francisco Javier. Inventarios reales : bienes muebles que pertenecieron a Felipe II, Madrid, Real Academia de la Historia, 1956-1959
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VVAA. Tras el Centenario de Felipe IV. Jornadas de Iconografía y Coleccionismo, Madrid, FUNDACIÓN UNIVERSITARIA ESPAÑOLA, 2006