Louise O´Murphy, el erotismo de François Boucher

En este artículo gira en torno a una obra paradigmática de la pintura rococó: Odalisca rubia. Su autor el pintor francés François Boucher, fue el artista que tal vez mejor supo reflejar el ideal galante y erótico que más tarde, se vincularía con el gusto decadente del Antiguo Régimen.

Odalisca rubia (primera versión), François Boucher, 1751. Wallraf-Richartz-Museum, Colonia. Internet dominio público

Al igual que ocurre con la Odalisca Morena cuya modelo ha suscitado dudas acerca de su identidad, la Odalisca rubia ha planteado cierto debate en torno a la joven que posó reclinada sobre el diván. En general se acepta como modelo a Marie Louise O´Murphy y aunque en diversas ocasiones se habla de «retrato» para referirse a esta obra, prefiero no interpretarlo como tal en un sentido estricto. Boucher solo se propuso plasmar un ideal de erotismo a través de una de sus modelos.

Louise O´Murphi o la Belle Morphise nació en Ruán en 1737 en el seno de una familia muy humilde de origen irlandés, y era la pequeña de cinco hermanas: Margueritte, Brigitte, Madeline y Victoire. Al enviudar, madame Marguerite Hicky se trasladó a París con sus hijas en donde abrió una parada de venta de ropa de segunda mano, en la Place du Palais Royal. Además de la ropa usada madame Hicky también aprovechaba para vender la virtud de sus hijas. Dos de ellas, Madeline y Victoire, fueron actrices de la Ópera Cómica de París en donde posiblemente la pequeña Louise, estableció contacto entre 1750 o 1751 con el pintor François Boucher. Este se encargaba de realizar los decorados del teatro y Louise se convirtió al igual que su hermana Victoire, en una de las modelos del pintor.

En 1752 conoció a Giacomo Casanova quien relata en sus memorias la relación que mantuvo con la menor de las O´Murphy. Al año siguiente Louise se convirtió en amante no oficial del rey Luis XV. (1) Sobre cómo llegó a la corte es algo que no esta claro. Si creemos al marqués de Argenson fue a través de Lebel, valet de chambre y proveedor habitual des plaisirs du Roi, quien la presentó al rey aunque Casanova se adjudica el mérito de haberla introducido en el lecho real. Mientras la Belle Morphise fue la amante de Luis XV, residió en el famoso Parc aux Cerfs. (2) De su relación con el rey nació una hija, mademoiselle de Saint-Antoine de Saint-André que fue separada de su madre nada más nacer. Un año más tarde la bella O´Murphy perdió el favor real a causa de una intriga y en 1755, se le arregló un matrimonio ventajoso con un oficial de infantería llamado Jacques de Beaufranchet, señor de Ayat, de Beaumont y de Grandmont. De esta unión nacerán dos hijos: Louise Charlotte Antoinette Françoise que morirá sin haber cumplido siquiera los tres años, y Louis-Charles-Antoine. La Morphise enviudó en 1757 y dos años más tarde, contrajo nuevas nupcias con François-Nicolas Le Normant, Conde de Flaghac, un hombre relacionado con Charles Guillaume Le Normant d’Étiolles, marido de la marquesa de Pompadour. De su unión con Flagahc nacerá una hija, Marguerite Victoire. Flaghac murió en 1783 en la batalla de Rossbach dejando a Louise nuevamente viuda.

A pesar de su vinculación con la monarquía, la O´Murphy consiguió sobrevivir a los sangrientos años de la Revolución. En 1795 se casó de nuevo esta vez, con Louis-Philippe Dumont, diputado de la Convención Nacional del Departamento de Calvados. Esta unión estaba condenada a durar poco y el matrimonio se divorció tres años después.

La que un día fuera una de las modelos más célebres de Boucher, relacionada con Giacomo Casanova y ex amante de Luis XV, falleció en 1814 a los 77 años. Sus restos reposan en el cementerio de Père Lachaise.

Odalisca rubia (segunda versión) François Boucher, 1752. Alte Pinakothek, Munich. Internet dominio público

En relación a la Odalisca rubia, damos paso una vez más a Giacomo Casanova quien se otorga el mérito de su creación. El veneciano relata el origen de la obra de la siguiente manera. A través de su amigo el abogado al Parlamento de París Claude Patu, conoció a la joven Victorie O´Murphy, notable fille galante, modelo de Boucher y actriz de la Ópera Cómica. Victore quien por aquella época vivía con su hermana Louise, mantenía una relación amorosa con Patu y este, invitó a su amigo a cenar a casa de su amante. Después de la cena y siempre según la versión del veneciano, Casanova se quedó a solas con la pequeña Louise y fue entonces cuando le pidió que se quitara la ropa, porque deseaba verla desnuda. Al parecer le gustó tanto lo que vio, que no dudó en hacerla retratar desnuda por un pintor alemán. Casanova nos facilita la descripción de este «retrato» que coincide con la Odalisca rubia de François Boucher a excepción de la posición de la cabeza que el veneciano, la refiere en posición de tres cuartos y no de perfil. (3)

La Odalisca rubia muestra efectivamente a una joven de perfil, desnuda, recostada boca abajo sobre un sofá llamado «a la turca», mientras desata o anuda la cinta azul de su trenza. Tal acto tenía en la época connotaciones eróticas. (4) Las telas sobre el sofá están desordenadas y en la segunda versión de la obra, aparece un quemador incienso en la parte inferior izquierda. La fidelidad con que el pintor reprodujo el sofá, ha permitido incluso identificar que fue construido por Nicolas Heurtaut, maestro activo en París entre 1742-1771. (5)

Siguiendo la versión de Casanova parece que cuando Patu vio el retrato quedó tan complacido, que solicitó una copia. Casanova deseoso de satisfacer a su amigo encargó reproducir la obra. La historia sigue tomando un aire rocambolesco… el «pintor alemán» de quien Casanova no desvela el nombre, mantenía contactos en la corte y decidió sacar provecho de su trabajo mostrando el cuadro a un doméstico del rey llamado François Balligant de Saint-Quentin. Este conocedor de los gustos del monarca, lo enseñó al rey quien no se conformó con una copia sino que expresó su deseo de conocer a la modelo. Quentin solicitó al pintor ver el original y este, se apresuró a ponerse en contacto con Casanova quien aprovechó la ocasión para introducir a la joven Louise en la corte. La pregunta que nos surge es ¿quién podría haber sido este pintor alemán? Para responder a la pregunta debemos considerar a los pintores alemanes activos en París en 1751. Se ha propuesto a John Anton Peters, copista de Boucher (6) pero personalmente estoy de acuerdo con el autor Desmond Clarke, cuando afirma que el pintor alemán no es otro que François Boucher. Muy probablemente Casanova mezcló en su relato realidad y ficción. Además no hay que pasar por alto un dato importante y es que existe un desfase cronológico de un año, entre la realización de la primera versión de la Odalisca y el primer encuentro con mademoiselle O´Murphy. Este desfase no lo podemos atribuir de ninguna manera a la mala memoria del veneciano.(7) Casanova conoció a Louise en 1752, pero la primera versión de la Odalisca se realizó un año antes.

A mi parecer la historia del inspector Meunier nos acerca más a los hechos. Meunier escribe en su informe policial del 8 de mayo de 1753 que la más joven de las Morfi, sirvió de modelo para la pintura de Boucher quien la representó desnuda y dió o vendió el cuadro al Monsieur de Vandières, hermano de la marquesa de Pompadour. Cuando el rey vio la pintura, quiso saber si el pintor había favorecido a la modelo y para comprobarlo, hizo llamar a la más joven de las O´Murphi. Después del encuentro manifestó que la joven era mejor que el retrato. (8)

Dibujo preparatorio para la Odalisca rubia, François Boucher. Internet dominio público
Grabado de Demarteau basado en la Odalisca rubia de François Boucher, 1761. Internet dominio público

En general se acepta que Louise O´Murphy posó para la Odalisca rubia. Aun así algunos autores como Alastair Laing, Pierre Rosenberg o George Brunel, cuestionan esta identidad. Bajo mi punto de vista creo que efectivamente se trata de la Belle Morphise ya que la documentación parece acreditarlo. Otro asunto es que se trate de un retrato en el sentido que le dio Casanova y que el relato del veneciano, sea absolutamente fiable. Boucher fue uno de los pintores que más idealizó a sus modelos, incluso cuando se proponía realizar un retrato oficial. En la Odalisca, el pintor quiso plasmar una imagen erótica sin individualizar los rasgos de la modelo. Casanova en sus memorias describe a la joven Louise como rubia, de ojos azules y de piel muy blanca. (9) Sin embargo el inspector Meusnier en sus informes la describe morena, bien formada y de rostro fino. (10) En la cárcel de Sainte Pélagie en donde estuvo encarcelada durante la Revolución, se la describe con una mujer de rostro ovalado, mentón redondo, frente baja y nariz aquilina.(11) A excepción del relato facilitado por Casanova, sería difícil hacer encajar a la demás descripciones en la joven que posó para el cuadro de Boucher.

La Salida del Sol de François Boucher, 1753, The Wallace Collection, Londres. Pierre de Nolhac reconoce en las nereidas, a la misma modelo que posó para la Odalisca. Internet dominio público
La Puesta de Sol, François Boucher, 1752, The Wallace Collection, Londres. Reconocemos a la Belle O´Murphy en la nereida del ángulo inferior derecho. Internet dominio público

La Belle O´Murphy fue también modelo de Fragonard, de Deshayes, de Baudouin y de Joseph Marie Vien. Este último la utilizó para representar a la Virgen en la obra La Visitación, pintada a inicios de 1753 para la iglesia parroquial de Crécy. Nadie podría reconocer en la esbelta figura de la Virgen María a la voluptuosa muchacha del cuadro de Boucher. Sin embargo el pintor aseguró que la tomó como modelo. La Visitación se expuso en Versalles, en el salón de madame Pompadour y en este caso el parecido con la modelo tuvo que ser certero porque la marquesa, creyó reconocer en las facciones de la virgen María a la joven que había visto en el Parc aux Cerfs. Intrigada, interrogó al pintor acerca de la identidad de la modelo. Ante el apuro Vien respondió con evasivas que no acabaron de convencer a la marquesa.(12)

Venus consolando al Amor, François Boucher, 1751. National Gallery of Art, Washigton. Aunque en alguna ocasión se ha mencionado que tras esta Venus se esconde la identidad de la marquesa de Pompadour, me aventuro a proponer a la Belle Morphise como modelo. El carjac esta sujeto a una cinta azul parecida a la que anuda o desanuda la joven Odalisca. Internet dominio público
Júpiter y Callisto, François Boucher, 1760. Wallace Collection, Londres. Desmond Clark reconoce a la joven Louise O´Murphy en la figura de Callisto. Internet dominio público
Venus (Louise O´Murphy?) y Marte sorprendidos por Vulcano, François Boucher, 1754. Wallace Collection, Londres. Internet dominio público

Todos los pintores idealizaban a sus modelos las cuales, se transformaban según el rol que interpretaban en la pintura, y según el pincel que las plasmaba sobre la tela. A pesar de esta idealización, Pierre de Nolhac reconoce a la Belle Morphise en las nereidas que aparecen en La Puesta de Sol y La Salida del Sol, ambas en la Wallace Collection de Londres. Desmond Clarke la reconoce entre otras obras en la Venus y Marte sorprendidos por Vulcano, en El Juicio de Paris, en Júpiter y Callisto y en la Venus y cupido, todas ellas en la Wallace de Londres. Por mi parte me aventuro a identificarla en la joven Venus que aparece en La toilette de Venus (Metropolitan Museum of Art, Nueva York) y en Venus consolando al Amor (National Gallery of Art, Washigton). Ambas telas formaban pendant y fueron realizadas en 1751 por encargo de madame Pompadour para su residencia de Bellevue. Incluso se pueden identificar diversos elementos comunes en estas obras y en la Odalisca rubia como son el quemador de incienso o la cinta azul. Podría muy bien ser que Boucher hubiera utilizado a la misma modelo para realizar ambas obras que además poseen la misma cronología que la primera versión de la Odalisca. Pero estas identificaciones no dejan de ser meras hipótesis basadas en criterios subjetivos. En los casos citados, la identidad de la modelo no era relevante para el pintor porque no se trataba de realizar verdaderos retratos. En la Odalisca la documentación nos permite ir un poco más allá e identificar a la modelo como la pequeña O´Murphy. De no ser por esta circunstancia difícilmente podríamos conocer la identidad de la joven que yace sobre el diván, porque lo que pretendía el pintor era crear una imagen que exaltara los sentidos y no ejecutar un retrato. Efectivamente cumplió con su objetivo y no dudo que en esta obra, mademoiselle O´Murphi encarnó mejor que nadie el erotismo de François Boucher.

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Referencias

(1) Louise O´Murphy fue lo que se denomina una petite maîtresse, una amante no oficial. El título de amante oficial, maîtresse en titre, era reconocido y aceptado. Mientras la O´Murphy permaneció en Versalles, la amante oficial fue la marquesa de Pompadour. Todas las amantes oficiales debían ser presentadas en la corte. Como condición tenían que estar casadas, pertenecer a la nobleza y contar además con una dama de la corte que aceptara actuar como madrina en la ceremonia. Así se entiende el escándalo que provocó la presentación de madame de Pompadour la cual, procedía de la alta burguesía pero no de la nobleza. Y qué decir tiene de madame du Barry, que ejerció la prostitución bajo la tutela de su amante el conde Jean Baptiste du Barry. Su presentación en la corte se convirtió en un asunto de estado, dando pie a situaciones absolutamente rocambolescas.
(2) El Parc aux Cerfs era una casita situada en un barrio de Versalles, en la esquina de las calles de Tournelles y Saint Mérédic. Allí eran alojadas las mujeres reclutadas para satisfacer las necesidades sexuales de Luis XV. Normalmente eran muy jóvenes, en algunos casos casi niñas. El Parc aux Cerfs cerrará sus puertas en 1771 a petición de Madame du Barry.
(3) Elle était couchée sur le ventre, s´appuyant des bras et du sein sur un oreiller et tenant la tête tournée comme si elle avait été couchée aux trois quars sur le dos. CASANOVA, Giacomo. Casanova à Paris, ses séjours racontés par lui-même avec notes additions et commentaires de Gaston Capon, Paris, Jean Schemit, Libraire, 1913, p. 100
(4) PASCAL, Camille. Le goût dur roi. Louis et Marie-Louise O´Murphy, Paris, Perrin, 2006, p. 69
(5) Ibidem, p. 272 – 273 nota 41
(6) Ibidem, p. 68
(7) Casanova relata en sus memorias que conoció a Victoire en la feria de Saint Laurent la cual, permanecía abierta del 30 de junio al 25 de agosto. El encuentro entre ambos tuvo lugar en julio de 1752 cuando ella trabajaba de actriz en la Ópera Cómica desde mayo de ese mismo año. CASANOVA, Giacomo. Casanova à Paris… op. cit., p. 107 nota 1
(8) El inspector de policía Jean Meunier era el encargado de elaborar los informes sobre aquellas mujeres que ejercían la prostitución. Las hermanas O´Murphy formaban parte de este colectivo y sus nombres aparecen con frecuencia en los informes del inspector. Jean Meunier, 8 Mayo de 1753. Estos informes se conservan en la Biblioteca del Arsenal. Jean Meunier, 8 mai 1753. Biblioteca del Arsenal, Paris, Bastille 10234, Cahieres de Meunier
(9) Blanche comme un lis, Hélène avait tout ce que la nature et l´art des peintres peuvent réunir de plus beau. La beauté de ses traits avait quelque chose de si suave qu´elle portait à l´âme un sentiment indéfinissable de bonheur, un calme délicieux. Elle était blonde, et cependant ses beaux yeux bleus avaient tot le brillant des plus beaux yeux noirs. CASANOVA, Giacomo. Casanova à Paris … op. cit, p. 109 – 110
(10) Louison avait 14 ans, était bien faite, de taille à devenir grande, le visage fin, un peu long cependant, brune comme ses soeurs, et du plus joli minois du monde, très formée pour son âge, nubile depuis quelques mois seulement, elle avait déjà la gorge tentante. Jean Meunier, 12 mai 1753. Biblioteca del Arsenal, Paris, Bastille 10234, Cahieres de Meunier
(11) PASCAL, Camille. Le goût…op. cit., p. 69
(12) Ibidem, p. 77-78

BIBLIOGRAFÍA

ANANOFF, Alexandre; WILDENSTEIN Daniel. L´opera completa di Boucher, Milano, Rizzoli Editore, 1980
BRUNEL, Georges. Boucher, Paris, Flammarion, 1986
Cahieres de Meunier, Biblioteca del Arsenal, Paris, Bastille 10234
CASANOVA, Giacomo. Casanova à Paris, ses séjours racontés par lui-même avec notes additions et commentaires de Gaston Capon, Paris, Jean Schemit, Libraire, 1913, p. 107- 114
CLARKE, Desmond. Louison. The life and loves of Marie Louise O´Murphy, Belfast, Blackstaff Press, 1979
LAING, Altair. «Chronology and Boucher´s Prize -Winning Pupils» en Boucher, New York, Paris, The Metropolitan Museum of Art, Réunion des Musées Nationaux, 1986-1987, p. 15 – 40
LAING, Altair. «The Search of an Idiom» en Boucher, New York, Paris, The Metropolitan Museum of Art, Réunion des Musées Nationaux, 1986-1987, p. 56 – 72
LAING, Altair. «Catalogue of Paintings» en Boucher, New York, Paris, The Metropolitan Museum of Art, Réunion des Musées Nationaux, 1986-1987, p. 90-324
LEVRON, Jacques. Vida y costumbres. La corte de Versalles, Buenos Aires, Javier Vergara Editor, S.A., 1991
PASCAL, Camille. Le goût dur roi. Louis et Marie-Louise O´Murphy, Paris, Perrin, 2006
ROSENBERG, Pierre.»The Mysterious Beginnings of the Young Boucher», en Boucher, New York, Paris, The Metropolitan Museum of Art, Réunion des Musées Nationaux, 1986-1987, p. 41 – 55
ROSSI PINELLI, Orietta. Boucher, Art Dossier, Firenza, Giunti, 1997
T.W. Gaethgens et J. Lugand. Joseph Marie Vien. Peintre du roi (1716-1809), Paris, ARTHENA, 1988, p. 304 – 305

La iconografía de la Virgen de Montserrat desde sus orígenes, hasta el siglo XV. Una imagen de devoción

El presente post trata acerca de la iconografía de Nuestra Señora de Montserrat durante la Edad Media, de como los artistas medievales representaban la imagen románica que se venera en el monasterio de Santa Maria de Montserrat.

Contexto histórico en el que se desarrolla la iconografía montserratina medieval

La primera noticia que tenemos de Montserrat se encuentra en un documento relativo a una acta de donación del conde Wifredo el Velloso, dirigido al monasterio de Ripoll y datado el 20 de abril del año 888. Este documento no se refiere a la imagen de la Virgen sino a la montaña. (1) En él se nombran unas iglesias situadas en la montaña de Montserrat aunque no nos dice cuáles son. No será hasta el año 982 cuando en otro documento en donde se confirman las posesiones de Ripoll, se nombrarán específicamente a estas iglesias: Santa Maria y Sant Iscle (en la cima de la montaña de Montserrat), Sant Pere y Sant Martí (al pie de la montaña). De estas cuatro pequeñas iglesias solo han sobrevivido dos: Santa Maria (actual monasterio de Montserrat) y Sant Iscle (situado en el mismo jardín del monasterio. (2)

Habrá que esperar hasta tiempos del abad Oliba, concretamente entre el 1025 y el 1035, para que unos pocos monjes procedentes del monasterio de Ripoll se establezcan en Montserrat bajo la dependencia del monasterio de Ripoll.(3) Durante el abaciado de Oliba, Montserrat recibió un gran impulso llevándose a cabo importantes reformas entre ellas, la construcción de una nueva iglesia de estilo románico.

El monasterio se mantuvo bajo la dependencia de Ripoll hasta el 1410 cuando logró independizarse gracias al Papa Benito XIII. Pero a partir de 1493 y con Fernando el Católico, el monasterio pasará a depender directamente de la Congregación benedictina de Valladolid, San Benito el Real. Esta anexión es la consecuencia de un deseo de reforma en el seno de la orden benedictina, que aspiraba al ideal de vida en común y que será el origen de numerosos conflictos. A ello habría que añadir la abolición de los abades comendatarios.(4) El 10 de marzo del 1479 Juan de Peralta fue nombrado abad comendatario (1483-1493) a pesar de que residía en el monasterio. Peralta era favorable a la reforma y deseaba tomar como modelo a la Congregación de Santa Justina de Pádua. Por su parte, el rey Fernando el Católico consideraba muy importante la reforma de Montserrat ya que podía incentivar a otros monasterios del reino a reformarse. (5) El abad Peralta obtuvo el permiso del papa a pesar de que topó con la resistencia de la misma Congregación de Santa Justina, que se negaba a actuar como guía. El siguiente paso fue solicitar ayuda al monarca. Entre las peticiones de Peralta se incluía el traspaso de monjes de Valladolid a Montserrat, a fin de que sirvieran de ejemplo. Los monjes castellanos aceptaron pero con la condición de que Montserrat quedara bajo su dependencia. Los Reyes Católicos accedieron y consiguieron del papa Alejandro VI la bula de anexión, firmada el 19 de marzo de 1493. Así pues Montserrat quedó bajo la dependencia de San Benito de Valladolid desde donde se enviaron catorce monjes los cuales, tomaron posesión el 28 de junio de 1493. Fue escogido como prior por el Capítulo, García Jiménez de Cisneros (1493- 1510).

Dentro de esta introducción al contexto histórico no se puede omitir la implantación de la imprenta que tanta relevancia tuvo en la difusión y promoción de Montserrat. Cisneros inició tratos con Joan Luscher y la imprenta empezó a funcionar en Montserrat el 4 de febrero de 1499.

Iconografía de la Virgen de Montserrat durante la Edad Media

Durante el periodo que abarca desde los orígenes del monasterio hasta finales del siglo XV, todas las imágenes de la Virgen de Montserrat la representan a través de una iconografía muy alejada de la talla románica. La razón de este alejamiento hay que buscarlo en que el objetivo de los artistas no era representar la realidad tal y como la veían, sino realizar una imagen de devoción.(6) Por eso durante ese periodo las representaciones nos la mostrarán a través de diversos modelos iconográficos: sentada entre unas montañas que pretenden reproducir sin ninguna fidelidad el paisaje de Montserrat, o con el pelo largo y suelto, sosteniendo al Niño en el regazo el cual, acostumbra a estar de pie serrando las montañas con una sierra de carpintero. La podemos encontrar vistiendo túnica roja, manto azul y con las carnaciones siempre blancas, sentada sobre una sierra, o entronizada según el modelo tradicional pero en ningún caso, reproduciendo fielmente la imagen románica. Además hay que añadir que es muy posible que la talla estuviera vestida con ropajes añadidos, tal y como solía hacerse desde los siglos XIV y XV con algunas imágenes. (7) Por tanto la Virgen de Montserrat quedaba “escondida” bajo la indumentaria. Aún asi, no había ninguna intención de representarla con fidelidad.

Entre los primeros ejemplos que nos han llegado contamos con un fragmento escultórico datado de finales del siglo XII y con las Las Cantigas de Santa María de Alfonso X El Sabio de finales del siglo XIII. El relieve escultórico al que nos referimos y que se encuentra actualmente en el Museo de Montserrat, nos muestra a una Virgen de estilo románico sentada en majestad. No se sabe con certeza si este fragmento proviene del mismo santuario de Montserrat. Hipotéticamente se cree que podría haber estado ubicado en la galilea del templo románico ya que por un documento datado el 1303 o 1306, se sabe que había allí una Natividad. (8) En cuanto a Las Cantigas, éstas narran seis milagros de la Virgen de Montserrat la cual, se halla representada mediante una iconografía alejada de la talla románica venerada en el santuario.

No se puede dejar de mencionar el Llibre Vermell de Montserrat que contiene dos imágenes de la virgen aunque como apunta el historiador Francesc Xavier Altés i Aguiló, hay que diferenciar entre las ilustraciones más antiguas del códice que datan del 1399-1400 y las que se refieren al jubileo anual de la Porciúncula.(9) La ilustración que representa a una Virgen recibiendo unos peregrinos frente una iglesia, no tiene porque representar necesariamente a la Virgen de Montserrat.(10) En cualquier caso se trata de una imagen absolutamente idealizada. La otra ilustración pertenece a la parte del códice realizado ya entrado el siglo XV y representa la confirmación de la Cofradía de Montserrat. En este caso no hay duda de que nos encontramos frente a La Moreneta pero nuevamente, esta imagen no se corresponde con el original románico.(11)

Virgen con los peregrinos, jubileo anual de la Porciúncula, 1399-1400. Llibre vermell de Montserrat, folio CXXXIII v. Biblioteca de Montserrat

Destacamos un par más de ejemplos dentro del ámbito pictórico. El primero se refiere al panel central del Tríptico de Aquí Terme ejecutado por Bartolomé Bermejo alrededor de 1484 para el comerciante Francesco della Chiesa. Esta espléndida virgen de Montserrat está representada con unas carnaciones blanquísimas, sentada sobre una sierra de carpintero y frente a un paisaje que difícilmente podríamos relacionar con el de Montserrat. El segundo ejemplo nos llama la atención por tratarse de una Virgen lactante. Esta imagen forma parte del Retablo de la Virgen de Montserrat de la iglesia parroquial de Alfajarín, Zaragoza. El retablo fue realizado entre 1480/90 por Bernat Martín y una vez más, nos encontramos frente una imagen de la virgen de Montserrat que nada tiene que ver con la talla románica.

Panel central del tríptico de Santa María de Montserrat en Acqui Terme, finales siglo XV. Retablo encargado al pintor Bartolomé Bermejo por el comerciante Francesco della Chiesa, a quien vemos arrodillado junto a la virgen como donante. Internet dominio público

No quiero pasar por alto un ámbito a menudo tristemente olvidado. Me refiero a la medallística, rama de la numismática y de la cual conservamos testimonios interesantes. Los ejemplos más antiguos se remontan al siglo XV aunque sabemos de la existencia durante el XIV, de las llamadas ensenyes i senyals de plom i estany las cuales eran adquiridas por los peregrinos durante las romerías al santuario.(12) La insignia de peregrino más antigua que se conserva corresponde a la primera mitad del siglo XV. La iconografía de esta pequeña pieza representa una imagen que de ninguna manera la podríamos identificar con la Virgen de Montserrat sino fuera por las cartelas laterales y por su atributo característico: se halla sentada sobre una sierra.

Insignia de peregrino de plomo y estaño. SANTA MAR, AD MOSER. Nuestra Señora de Montserrat, primera mitad del siglo XV. Se trata de la insignia de peregrino montserratina más antigua que se conoce. Procedencia de la imagen: BALAGUER, Anna M. “La medallística montserratina dels segles XV, XVI i XVII. Catalogació i justificació cronologica”, en Acta Numismàtica, 27, Barcelona, Cymys, 1997, p. 201

En medallística se conservan otros ejemplos del siglo XV en donde la virgen se encuentra una vez más sentada sobre la sierra entre las inconfundibles montañas, aunque sin representarlas fielmente. En estas piezas la Virgen sostiene al Niño el cual, está serrando la montaña. En alguna insignia conservada aparece una estrella de seis puntas y lámparas votivas a ambos lados de la virgen lo que sugiere, junto con la forma de la insignia, que podría tratarse de la representación de una pequeña capilla. (13)

Las imágenes de la Virgen de Montserrat durante la Edad Media no la representan según la talla románica venerada en el santuario porque este no era el objetivo. El objetivo era mostrar una imagen de devoción que fuera bella, y que se ajustara a las convenciones de la época. No existía la necesidad de individualizar la imagen. En algunos casos sí nos encontramos con la intención de hacerla reconocible mediante la inclusión de las características montañas pero aun así, éstas no reproducen fielmente la orografía del lugar. Hay que tener en cuenta que la mayoría de las veces el artista no conocía de primera mano la talla del santuario y no había puesto un pie en el monasterio, tan solo recibía las indicaciones del promotor. No será hasta el último tercio del siglo XVI que se producirá un punto de inflexión en la iconografía montserratina y por primera vez, primará la voluntad de representar la vera efigie, la imagen románica que se halla en el santuario.

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Referencias

(1) Según el p. Laplana el primer documento que nombra a la imagen de la Virgen de Montserrat data del siglo XIV y XV y es el Llibre Vermell de Montserrat (Libro Rojo de Montserrat). Aún así, la talla románica es muy anterior. Los expertos la datan del último tercio del siglo XII. Ver LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra sum. Iconografia de Santa Maria de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1995, p. 20
(2) LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra …, op. cit., p. 15
(3) LAPLANA, J. de C. Montserrat Mil Anys d´Art i Història, Barcelona, Angle Editorial, 2001, p. 20
(4) Los abades comendatarios son aquellos que no residen en el monasterio
(5) LAPLANA, J. de C. Montserrat Mil Anys… op. cit., p. 70
(6) ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat i la seva morenor a través de la documentació i de la història”, en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 119
(7) LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra…, op. cit., p. 24
(8) ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat…”, op. cit., p. 104. Ver también LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra…, op. cit., p. 54 – 55
35
(9) Indulgencia plenaria. Folio XXXr
(10) ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat…”, op. cit., p. 119
(11) Folio CXXXIII v.
(12) BALAGUER, Anna M. “La medallística montserratina dels segles XV, XVI i XVII. Catalogació i justificació cronologica”, en Acta Numismàtica, 27, Barcelona, Cymys, 1997, p. 186
(13) Ibidem, p. 187 – 193; 210 – 211; 213

BIBLIOGRAFÍA

ALBAREDA, A. Història de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1977, (1931)
ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat i la seva morenor a través de la documentació i de la història”, en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 93- 179
ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La impremta i el llibre a Montserrat. Segles XV-XIX”, en Montserrat. Cinc cents anys de Publicacions 1499- 1999, Barcelona, Departament de Cultura, 1999, p. 11-42
BALAGUER, Anna M. “La medallística montserratina dels segles XV, XVI i XVII. Catalogació i justificació cronologica”, en Acta Numismàtica, 27, Barcelona, Cymys, 1997, p. 185-226
LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra sum. Iconografia de Santa Maria de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1995
LAPLANA, J. de C. Montserrat Mil Anys d´Art i Història, Barcelona, Angle Editorial, 2001
MIRALPEIX MESTRES, Marta. “Sobre l´Estampa de la Confraria de la cambra angelical de la gloriosa Verge Maria de Montserrat”, en Dovella, Hivern 2010, Manresa, Centre d´Estudis del Bages, 2010, p. 14- 19


La secularización de los cementerios y su contribución a la creación de una sociedad moderna

Antes de la construcción de los cementerios tal y como los conocemos actualmente, los difuntos procedentes de los estamentos sociales más elevados se enterraban dentro de las iglesias. El resto de la población que era la mayoría, lo hacía en las fosas o cementerios parroquiales que se encontraban alrededor de los edificios religiosos. Las inhumaciones tenían lugar siempre en el suelo y solo marcadas por una cruz en aquellas más recientes. (1) La costumbre de enterrar alrededor de un centro religioso era muy primitiva. Se insistía en la necesidad de ser enterrado cerca del edificio religioso por diversas razones entre ellas, por el paralelismo entre la fe y Dios así como por la proximidad física después de la muerte. En otras palabras estar enterrado junto a una iglesia, suponía estar más cerca de Dios. Otra de las razones que se alegaba se sustentaba en el hecho de que los familiares tendrían más presente a sus difuntos y por tanto rezarían más por ellos, si veían con frecuencia sus sepulturas esto es, cada vez que acudieran a la iglesia. Y tanto mejor si los encomendaban al santo titular de la misma. Por último era necesario enterrarse junto a un edifico religioso por razones profilácticas, de protección: los demonios no podían aproximarse a las iglesias. (2) Estas creencias fuertemente arraigadas entre la población, perdurarán durante siglos. De hecho no será hasta mediados del siglo XVIII que los antiguos cementerios parroquiales empezarán a ser cuestionados por razones de insalubridad. Este cuestionamiento tuvo su origen en Francia en donde las corrientes higienistas de mediados de siglo, planteaban la necesidad de enterrar a los difuntos alejados de los núcleos de población. En 1776 Luís XVI prohíbe los entierros dentro de los núcleos urbanos y posteriormente, ordena la destrucción del Cementerio de los Inocentes. (3) Esta tendencia se extenderá y generalizará por toda Europa.

España seguirá el modelo francés y en 1784 Carlos III prohíbe las inhumaciones dentro de los edificios religiosos, a excepción de algunos casos y dictamina además la construcción de los recintos funerarios fuera de las poblaciones. (4) Esta medida quedará ratificada el 3 de abril de 1787 mediante Real Cédula. (5)

El cambio de actitud vino propiciado por un violento brote de peste que tres años antes había asolado la villa de Pasajes de San Juan (Guipúzcoa), y que se atribuyó a los cadáveres enterrados en la parroquia. Carlos III solicitó al Consejo de Castilla que meditara sobre la insalubridad de los entierros y el Consejo consultó con la Academia de Historia la cual, aconsejó seguir ejemplo de Francia en materia funeraria. Entre las medidas adoptadas se encontraba la construcción en 1785 de un cementerio en el Real Sitio de la Granja de San Ildefonso. Este recinto funerario será el primer cementerio civil conservado en nuestro país. Entre tanto se continuarán elaborando leyes en materia de entierros mientras que la Real Academia de San Fernando de Madrid, encargaba diversos proyectos para la construcción de nuevos recintos funerarios.

Con la desaparición de los cementerios parroquiales y el nacimiento de los cementerios modernos, secularizados, gestionados por los municipios, constatamos un cambio importantísimo en la concepción de lo que había supuesto hasta el momento la cuestión de los entierros. A partir de ahora y por primera vez inhumar a un difunto no será solo un asunto de carácter religioso, sino también de carácter higiénico, de salud pública. Esta innovación impulsará necesariamente un cambio progresivo en la mentalidad de la sociedad, que no será fácil de asumir. A ello habría que añadir que los consistorios y el poder religioso, no estaban llamados a entenderse.

En Barcelona y siguiendo las corrientes higienistas, los médicos insistirán en la necesidad de alejar a los cementerios de la población. Ante esta insistencia el obispo de Barcelona Josep Climent i Avinet (1706-1781), decidió en 1775 es decir, diez años antes de la construcción del cementerio de San Ildefonso y ocho antes de la ratificación, construir el primer cementerio extramuros, en un terreno situado en Sant Martí de Provençals. El Cementerio del Bisbe Climent como se conocía popularmente, fue uno de los primeros cementerios de Europa construido fuera de las murallas. (6) No deja de sorprender que una iniciativa tan progresista naciera de un obispo. Por su modernidad el proyecto topó con el rechazo de la población que no podía concebir ni aceptar, el tener que enterrar a sus muertos lejos de la ciudad y de un centro religioso. El nuevo cementerio no tuvo una buena acogida y con el transcurso de los años, el recinto quedó abandonado y destruido por las tropas napoleónicas. Sobre sus restos se edificará en 1819 el cementerio de Poblenou , un recinto de estilo neoclásico, proyectado por el arquitecto italiano Antonio Ginesi. Se trata del primer cementerio municipal de Barcelona.

Fachada del Cementerio de Poblenou conocido también como cementerio del Este según proyecto de Antonio Ginesi, 1818. Se trata del primer recinto funerario municipal de Barcelona

Los cementerios municipales contarán con una serie de reglamentaciones que regirán su buen funcionamiento. Aunque cada ayuntamiento redactará su propio reglamento, éstos compartían necesariamente unos puntos en común a fin de ajustarse a la ley vigente. Los primeros reglamentos se basarán en la Cédula Carolina del 3 de abril de 1787 (7) la cual contemplaba las competencias de cada ayuntamiento en materia de horarios de apertura, derechos eclesiásticos, tarifas de las inhumaciones y condiciones higiénicas (8) así como las obligaciones y derechos de los usuarios y trabajadores del cementerio además del uso y cuidado de las diferentes dependencias que conformaban cada recinto funerario. Los responsables de la gestión de los derechos de sepultura y política mortuoria, eran los correspondientes ayuntamientos y la Iglesia solo tenía competencia en cuestiones relacionadas con el culto. (9)

El tema de la salud pública era un asunto prioritario como queda reflejado en los distintos reglamentos. Éstos obligaban a que los cementerios se construyeran en espacios que contaran con suficiente ventilación a fin de facilitar la degradación de los cadáveres. Así mismo la distancia a la que se habían de construir respecto a la población, estaba en función del número de habitantes en la época de la inauguración de cada recinto. Se contemplaba además la necesidad de una buena comunicación entre el cementerio y la población.

El área reservada a los entierros tenía que estar necesariamente al aire libre y contar con espacio suficiente como para asumir el número de entierros realizados durante un año. (10) Era necesario además reservar un espacio para los entierros de pobres e indigentes y otro para las inhumaciones no católicas. Éstas debían estar separadas del recinto católico mediante un muro y una puerta de acceso propia. (11) Con la desvinculación de la Iglesia se empiezan a prohibir los entierros en nichos, alegando que retardaba la descomposición de los cadáveres, se saturaba la atmósfera y además impedían llevar a cabo correctamente el duelo. (12). Aún así en Cataluña las inhumaciones en nichos seguirán siendo frecuentes. (13) Los reglamentos exigían que cada recinto funerario contara con un osario, una fosa común, un habitáculo para el encargado del cementerio y un depósito de cadáveres o sala de autopsias.(14) Constatamos pues como la figura de médico, va adquiriendo cada vez más protagonismo en un ámbito que hasta el momento era monopolio de la Iglesia.

Progresivamente y durante la segunda mitad del siglo XIX, los antiguos cementerios parroquiales se transforman en espacios urbanizados convirtiéndose en plazas y espacios
públicos contiguos a las iglesias y catedrales. El cambio será muy progresivo y no ausente de controversia porque entre otras cuestiones, la Iglesia se negaba a renunciar al control que durante tantos siglos había ejercido en materia funeraria. La necesidad de enterrar a los difuntos lejos de las poblaciones nos puede parecer obvia hoy en día, pero en aquel momento era una cuestión totalmente ajena a la mentalidad de la época y sin duda, provocaba no poca inquietud entre la población. Los feligreses veían con ansiedad enterrar a los muertos lejos de sus hogares y del amparo de un centro religioso. Las creencias que habían perdurado siglos, impregnaban fuertemente en una población todavía anclada en el pasado. Solo muy lentamente que la sociedad irá aceptando la transformación y asumiéndola como un proceso inevitable.

El cambio en la concepción de los cementerios constituye un indicador del paso de una sociedad todavía anclada en el pasado, hacia una sociedad moderna. De los cementerios parroquiales al amparo de los centros religiosos y gestionados por la Iglesia, pasamos a unos cementerios alejados de los núcleos urbanos, gestionados por los ayuntamientos y en donde por primera vez, priman los intereses de salud pública sobre los intereses religiosos. Los cementerios municipales son una de las características de la ciudad moderna, un síntoma claro del cambio de mentalidad en una sociedad.

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Referencias

(1) MARTÍ I LÓPEZ, Elisa. El Cementiri de Montjuïc. Sommis de Barcelona, Barcelona, Ajuntament de Barcelona/Cementiris de Barcelona, S.A., 2008, p. 24
(2) RIERA, Carme. Els cementiris de Barcelona, Barcelona, Edhasa, 1981, p. XXIII
(3) Ibidem, p. XXIX
(4) SANTOJA, Jose Luís. “La construcción de cementerios extramuros: un aspecto de la lucha contra la mortalidad en el Antiguo Régimen”, en Revista de Historia Moderna nº 17, 1998-1999, p. 34
(5) RIERA, Carme. Els cementiris…, op. cit., p. XXXI, XXXII
(6) MARTÍ I LÓPEZ, Elisa. El Cementiri de Montjuïc…, op. cit., p. 26
(7) FERNÁNDEZ ALVÁREZ, Ana. “El Cementiri de Sant Nicolau: un disseny urbanístic original i únic a Catalunya”, en Recerques, sin fecha, p. 175
(8) En el caso de Cataluña estas condiciones partían de las recomendaciones publicadas a finales del siglo XVIII por la Reial Acadèmia de Medicina i Cirugia de Catalunya. Ibidem, p. 176
(9) Real Cédula del 8 de abril de 1833. Ibidem, p. 175
(10) Se tomaba como estadística la serie de cinco años y calculando dos cadáveres por sepultura y un periodo de consumición del cuerpo de tres años. Ibidem, p. 175
(11) Real Orden del 17 de junio de 1871. Ibidem, p. 175
(12) Real Orden 8 de mayo de 1868 ratificada por la ley de 8 abril de 1886. Ibidem, p. 175.
(13) Incluso con el tiempo llegará a considerarse un símbolo de estatus social reforzado por el hecho de que a los condenados, no se les permitía la inhumación en nichos. En ellos se inhumaran principalmente las familias procedentes de la pequeña burguesía, los menestrales, a diferencia de las clases más humildes que seguían enterrándose en la fosa. Por tanto la inhumación en estos casos era siempre en el suelo. Esta circunstancia conllevará a valorar el nicho como forma de entierro de prestigio. CATALÀ I BOVER, Lídia; MARÍN I SILVESTRE, Maria Isabel; MARTÍ I LÓPEZ, Elisa. Barcelona a través dels seus cementiris. Un passeig pel cementiri de Poble Nou, Barcelona, Ajuntament de Barcelona/Cementiris de Barcelona, S.A. 2004, p. 91 – 92
(14) FERNÁNDEZ ALVÁREZ, Ana. “El Cementiri de Sant Nicolau…”, op. cit., p. 175

BIBLIOGRAFÍA

BAILS, Benito. Pruebas de ser contrario a la práctica de todas las naciones y a la disciplina eclesiástica y perjudicial a la salud de los vivos enterrar a los difuntos en las iglesias y poblados, Madrid, Joaquin Ibarra, 1785

CATALÀ I BOVER, Lídia; MARÍN I SILVESTRE, Maria Isabel; MARTÍ I LÓPEZ, Elisa. Barcelona a través dels seus cementiris. Un passeig pel cementiri de Poble Nou, Barcelona, Ajuntament de Barcelona/Cementiris de Barcelona, S.A. 2004
FERNÁNDEZ ALVÁREZ, Ana. “El Cementiri de Sant Nicolau: un disseny urbanístic original i únic a Catalunya”, en Recerques, sin fecha
MARTÍ I LÓPEZ, Elisa. El Cementiri de Montjuïc. Sommis de Barcelona, Barcelona, Ajuntament de Barcelona/Cementiris de Barcelona, S.A., 2008
RIERA, Carme. Els cementiris de Barcelona, Barcelona, Edhasa, 1981
SANTOJA, Jose Luís. “La construcción de cementerios extramuros: un aspecto de la lucha contra la mortalidad en el Antiguo Régimen”, en Revista de Historia Moderna nº 17, 1998-1999

El origen de Madame Tussaud´s (c. 1770 – 1802). Reinterpretando la leyenda

Este post se centra en los orígenes de Madame Tussaud´s concretamente, en el periodo que abarca la segunda mitad del siglo XVIII. Pero antes de abordar directamente la cuestión hay que aclarar dos puntos importantes. En primer lugar puntualizar que actualmente no existe en Madame Tussaud´s ningún retrato original conservado del siglo XVIII y expuesto al público. Las figuras que nos remiten al siglo XVIII son en realidad actuales pero modeladas a partir de aquellos retratos del XVIII, utilizando moldes muy antiguos. Las figuras de Madame Tussaud´s se van «remodelando» a partir del mismo molde. Periódicamente se retiran de la exposición, se modelan de nuevo, se les cambia la indumentaria e incluso el atrezzo y se vuelven a exponer. En segundo lugar hay que mencionar que algunas de las imágenes que aparecen en el presente artículo, fueron tomadas antes del incendio de 1925 que destruyó completamente el Museo Madame Tussaud´s de Londres. El fuego arrasó prácticamente con todas las figuras muchas de ellas de gran valor histórico. (1)

Comúnmente se afirma que Madame Tussaud´s tiene su origen en Berna, Suiza cuando en 1758 el doctor Philippe Christopher Curtius realizaba modelos anatómicos y miniaturas en cera para una clientela aristocrática. Estos encargos muchos de ellos de temática erótica, eran muy populares en la época. La tipología de retratos de perfil en miniatura fue muy solicitada. En 1761, el príncipe Conti, primo del rey Lluis XV de Francia, está realizando un tour por Europa y a su paso por Berna, visita el estudio del doctor Curtius. Impresionado por el talento del médico suizo, el príncipe le propone trasladarse a París bajo su protección. Curtius acepta el reto y abandona su ciudad natal, para instalarse en el Hotel d´Allegrè en la elegante Rue de St. Honoré de París. Allí seguirá trabajando para la aristocracia la cual se convertirá en su principal clientela hasta la Revolución. En 1767 y una vez consolidada su posición, Curtius pide a su antigua ama de llaves madame Grosholtz, que se traslade París para reincorporarse a su servicio. La señora Grosholtz viuda desde hacia años, se dirige a París acompañada de su hija de seis años de nombre Marie, aunque la historia la conocerá como Madame Tussaud.

Parte de esta historia comúnmente aceptada no se encuentra documentalmente sustentada. El primer documento que nombra a Philippe Curtius data de 1759 y se refiere a él como comerciante de profesión.(2) Muy probablemente la imagen de un médico realizando modelos anatómicos frente a un maravillado príncipe Conti forma parte de una leyenda, dirigida a forjar una exitosa estrategia de márketing. Creo que la historia de Madame Tussaud´s debería ser replanteada contrastándola con otros documentos contemporáneos a los cuales se les debería otorgar mayor relevancia. Algunos autores han empezado a cuestionar y reinterpretar el mito de Madame Tussaud´s, ofreciendo una visión más crítica del relato comúnmente aceptado. Aun así la leyenda oficial sigue estando muy arraigada.

Philippe Curtius con el uniforme de la Guardia Nacional c. 1790. Gilles Louis Chrètien. Bibliothèque Nationale, Paris. Perfil realizado mediante el Physiognotrace. Se trata de un invento de Chrètien que permitía retratar fielmente la silueta del perfil. Biblioteca Nacional de París

Se desconoce exactamente el año en que Curtius se estableció en París pero probablemente fue alrededor de 1770.(3) De sus inicios en la capital francesa no se conoce mucho a excepción de que seguía trabajando en la realización de pequeños retratos en cera y tal vez, llegara a realizar el de Louis XV y el de la reina Maria Leszcynska.(4) Estos primeros retratos consistían en miniaturas de perfil en cera coloreada, enmarcados y protegidos por un cristal. El Journal encyclopédique de 1777 lo sitúa viviendo en la Rue de Bondi y no en el Hotel d´Allegrè bajo la protección del príncipe Conti. Aun así hay que matizar que la Rue de Bondi se encontraba próxima al citado Hotel d´Allegrè.(5)

Retratos de Louis XVI (izquierda) y del duque de Orleans (derecha) modelados del natural poco antes de la Revolución Francesa. Esta pequeña obra fue uno de los pocos ejemplos conservados del trabajo en miniatura realizado por Philippe Curtius. Desgraciadamente desapareció durante el gran incendio de 1925. Internet dominio público

Con la llegada de la pequeña Marie Grosholtz a París, Curtius decidió tomarla como alumna convirtiéndose así en su maestro y mentor.(6) Marie demostró poseer desde el principio un interés y aptitudes más que notables para aprender la técnica del modelado.

Marie Grosholtz en 1778 a la edad de 17 años. Litografía de F. Hervé a partir de un retrato desaparecido de autor anónimo. Frontispicio Madame Tussaud’s Memoirs and Reminiscences

Las fechas y los años son confusos pero tal vez alrededor de 1776(7) Curtius empezó a modelar los primeros retratos a tamaño natural tanto bustos como de cuerpo entero. Parece que la cuestión económica motivó este interés por realizar figuras de gran formato. Según el testimonio de un contemporáneo, el dramaturgo François-Marie Mayeur de Saint-Paul, Curtius aprendió la técnica de un artista llamado Sylvestre quien regentaba sin mucho éxito, un cabinet de figuras de cera en el Boulevard.(8) El testimonio de Mayeur de Saint-Paul me parece sumamente significativo y revelador. Otras fuentes además de Mayeur de Saint-Paul identifican a Curtius como alumno de Sylvestre.(9) Es posible que entre las primeras figuras realizadas por Curtius a tamaño natural, se encontrara el retrato de la condesa du Barry última amante de Luis XV. El modelo que se encuentra ahora expuesto en Madame Tussaud´s y que se conoce como el retrato de Madame du Barry (Sleeping Beauty) representa según los antiguos catálogos de la exposición, a Émilie de Sainte Amaranthe

Alrededor del 1776 Curtius abrió por primera vez al público dos exposiciones. Una, en la feria de Saint – Laurent y la otra en la de Saint – Germain. En ambas incluía además de los retratos de cera, un gabinete de curiosidades. Curtius hombre hábil para los negocios, no tardó en abrir otra exposición esta vez en el nº 20 del Boulevard du Temple, donde además tenía su residencia y taller. En esta exposición ubicará la Caverne des Grands, precursora de la famosa Cámara de los Horrores. Allí expondrá los retratos de ladrones, ajusticiados y personajes de los bajos fondos de la sociedad francesa. Durante la Revolución exhibirá con gran éxito las cabezas modeladas en cera de los guillotinados, efigies de asesinos y las escenas más macabras de la Revolución.

No hay duda de que Curtius fue un hombre de gran talento tanto en lo que se refiere a los negocios como en el ámbito artístico. En 1778 fue aceptado en la Académie de Saint-Luc y numerosos testimonios contemporáneos, dieron fe del asombroso parecido de sus figuras con los modelos originales.

Philippe Curtius, autorretrato en cera modelado en la década de 1780. Museo Carnavalet, París. Este busto se encontraba expuesto probablemente en el 20 Boulevard du Temple. Se trata efectivamente de un original del siglo XVIII y tal vez uno de los pocos testimonios conservados del trabajo de Curtius, sino el único, que ha llegado intacto hasta nosotros. El autorretrato entró a formar parte de la colección de Carnavalet gracias a una donación particular

A principios de la década de 1780 Curtius abrió otra exposición, esta vez de aire aristocrático, el famoso Salon de Cire en Palais Royal y cuya máxima atracción se centraba en el tableau modelado c. 1783, Le Grand Couvert. Este tableau escenificaba el ritual de comidas públicas de la familia real y para ello, se había cuidado al máximo todos los detalles para recrear el ambiente de Versalles. Si nos fijamos en los grabados contemporáneos que reproducen el interior del Salon de Cire, nos percataremos de que las figuras se encontraban separadas del público por una balaustrada. Ahora bien en función de la modalidad de entrada, se permitía a los visitantes la posibilidad de circular entre las figuras.(10)

Los retratos en cera se podían realizar a partir de una impresión del rostro sobre un molde de escayola. Curtius y Marie insistían mucho en que sus figuras eran retratos tomados del natural. Ya he mencionado que según el testimonio de François-Marie Mayeur de Saint-Paul, Curtius aprendió la técnica del maestro Sylvestre quien según el mismo testimonio, fue el primero en desarrollarla.(11) Una vez más Mayeur de Saint-Paul nos revela el procedimiento llevado a cabo por Sylvestre para realizar estos sorprendentes modelos. La obtención de una impresión del rostro se iniciaba colocando dos cañas de plumas de ave en las fosas nasales del modelo y otras dos, en la comisura de los labios. Acto seguido aplicaba aceite sobre el rostro y procedía a extender una fina capa de escayola sobre el mismo. Una vez seca se retiraba obteniendo así una impresión perfecta del rostro. Posteriormente Sylvestre vertía cera sobre este molde para conseguir un «positivo» del modelo. La parte final consistía en colorear la cera e insertar unos ojos del mismo color que el original.(12)

En cuanto a los cuerpos de las figuras, éstos no eran como los actuales (13) sino que se fabricaban en piel rellena de paja y las extremidades, talladas en madera policromada. Las manos también se modelaban en cera siguiendo un proceso análogo al de las cabezas. Por tanto los antiguos retratos no eran exactamente como los actuales. Una vez la figura quedaba lista, el vestuario escondía estratégicamente los miembros de madera y el cuerpo de piel. Era muy importante la iluminación, la recreación de los ambientes y la puesta en escena para que el efecto final fuera impresionante. Todo el proceso de creación del retrato requería de mucha paciencia tanto por parte del modelo, como del artista. En una época en que no existía la fotografía, los retratos de cera se podían considerar como uno de los medios más fieles para conocer el aspecto físico de una persona.

Las figuras se actualizaban constantemente. Aquellas personalidades que ya no eran actualidad se sustituían por otras. Para ello Curtius se valía de un procedimiento muy poco ortodoxo pero que sin duda, tuvo que ahorrarle mucho trabajo y dinero. Las figuras eran reutilizadas. Las cabezas tenían un orificio a la altura de hueso occipital, estratégicamente escondido bajo la peluca por donde era posible introducir la mano. A través de esta cavidad oculta se podían retirar los ojos de cristal y sustituirlos por otros de otro color acorde con el nuevo modelo. Las pelucas, barbas y bigotes se retiraban y se cambiaban por otras y finalmente la figura se volvía a vestir de acuerdo con el nuevo personaje. En general el público no era consciente de este hábil engaño y seguía fascinado antes las nuevas personalidades expuestas en el Salon de Cire. Esto era así porque en realidad la mayoría de los visitantes, no conocía el verdadero aspecto físico de los personajes allí representados.(14) Curtius era ante todo un hombre de negocios con una visión muy clara de como rentabilizar al máximo su inversión.

Voltaire. Modelo realizado en 1778 por Philippe Curtius. Imagen tomada antes del incendio de 1925. Internet dominio público
Curtius Salon de Cire grabado de Jean B. Dambrun, c. 1786. Biblioteca Nacional de París. Gabinete de Estampas, París
Curtius Salon de Cire, Le Grand Couvert, c. 1783. Internet dominio público

Durante los años previos a la Revolución, Curtius se relacionó con importantes personalidades del momento como Rousseau, Voltaire, Franklin. No solo se hicieron retratar por él, sino que también eran comensales habituales en la mesa del doctor. De Franklin sabemos que durante su estancia en París, visitó el taller de Curtius y se interesó por su trabajo. Se hizo retratar por él en diversas ocasiones y también le encargó retratos- miniatura de importantes hombres de estado. El retrato que se encuentra actualmente expuesto en el Madame Tussaud´s de Londres data de 1783 . Documentos contemporáneos nos dan noticia de que en su residencia de Market Street en Filadelfia, Franklin poseía diversas miniaturas procedentes del taller de Curtius. (15)

Retrato de Bejamin Franklin modelado del natural en 1783. Imagen tomada antes del incendio de 1925. Internet dominio público

Según relata Marie en sus Memorias escritas en 1838, en 1780 se convirtió en maestra de modelado de la princesa Elizabeth, hermana de Louis XVI, y se trasladó aquel mismo año a vivir a Versalles en donde permaneció hasta el 1789. Lo cierto es que no existe ningún documento en los archivos de Versalles que la nombre, ni tampoco ninguna referencia testimonial que pudiera dar fe de su presencia en el palacio durante los años en los que supuestamente vivió en compañía de Madame Elizabeth. Por tanto hay que tomar este dato con mucha precaución (16) ya que probablemente forma parte de la leyenda. De lo que no se puede dudar es que de aquellos años, surgieron una serie de retratos relacionados con personajes de la corte como Louis XVI, Marie Antoinette y sus hijos, La princesa de Lamballe, Madame Elizabeth o El sultán Tipoo Saib, entre otros. No se puede asegurar que los retratos del rey y la reina con sus hijos estuvieran expuestos por un tiempo en el Petit Trianon de Versalles como se afirma en los catálogos antiguos. Según el catálogo más antiguo conservado que data de 1803, los retratos de la familia real fueron modelados del natural por Philippe Curtius a petición de la misma familia real para presentarlos como obsequio al sultán Tipoo Saib. Aun así parece que las figuras permanecieron en posesión de Curtius quien durante la Revolución, tuvo la precaución de esconderlas hasta que fueron trasladadas a Inglaterra. (17) De este periodo también se conserva en el MET de Nueva York una miniatura que muestra el retrato de perfil de Louis XVI atribuida a Philippe Curtius.

Retrato en miniatura de Louis XVI atribuido a Philippe Curtius, c. 1785-1790. The MET, Nueva York. Internet dominio público
Marie Antoinette con sus hijos, figuras modeladas del natural en 1790. Estos retratos estuvieron un tiempo expuestos en el Petit Trianon de Versalles. Aparecen en los catálogos más antiguos como modeladas del natural por Curtius. Imagen tomada antes del incendio de 1925. Internet dominio público

En 1786 mientras Marie permanecía en Versalles, Curtius decidió cerrar la exposición de Palais Royal y trasladar todas las figuras al nº 20 del Boulevard du Temple. Al estallar la Revolución y siempre según el testimonio de Marie, Curtius la hizo regresar a París donde el ambiente hacía presagiar la tormenta. El 12 de julio de 1789 un grupo de manifestantes dirigidos por Camille Desmoulins, irrumpió en el Salon de Cire para llevarse los bustos de Necker y del duque de Orleans y exhibirlos durante la manifestación que tenía lugar con motivo de la dimisión de Necker, como Director General de Finanzas. El manifestante que llevaba el busto de Orleans fue herido por una bayoneta durante el tumulto y el que llevaba el de Necker, lo asesinaron en la Plaza de Vendôme. Aquella noche Curtius pudo recuperar el busto de Orleans casi intacto y seis días más tarde un miembro de la Guardia Suiza, le devolvió el de Necker con el pelo chamuscado y la cara lacerada. (18)

Philippe Curtius se implicó directamente en la Revolución y su exposición se convirtió en un centro de atracción importante. Fue miembro del Club de los Jacobinos y participó en la toma de la Bastilla. Ahora sus amigos serán Danton, David, Mirabeau, Fouché, Robespierre, Marat y los retratos que llenaran su exposición y que realizará en estrecha colaboración con Marie, serán los de los revolucionarios que sustituirán rápidamente a las antiguas figuras de nobles y aristócratas del Antiguo Régimen. Fue durante los años de la Revolución cuando empezó a modelar y exponer en La Caverne des Grands Voleurs, las cabezas de los guillotinados. Curtius acudía personalmente al cementerio para sacar los moldes pero no sabemos a ciencia cierta que Marie también lo hiciera. Como en casos anteriores no existe documento alguno que lo pruebe. Si sabemos que un amigo de Curtius, Pierre François Palloy, en diciembre de 1793 había quedado fuertemente impresionado por la figura que su amigo había modelado de la cabeza guillotinada de madame du Barry. El parecido era tan asombroso porque Curtius acudía personalmente al cementerio de La Madeleine para sacar los moldes directamente de las cabezas para posteriomente, modelar las figuras y exponerlas en La Caverne des Grands Voleurs en el Boulevar du Temple. El escritor Favrolles también corrobora esta versión y añade que Curtius obtuvo permiso para sacar el molde de la cabeza de la condesa du Barry y que lo hizo en el mismo cementerio. La cabeza en cera de la última favorita de Louis XV se encontraba efectivamente expuesta en el Boulevard du Temple. (19)

Gouage de Lesueur que representa a Camile Desmoulins (sobre el pedestal) y a los manifestantes con los bustos de Nécker y Orleans. Museo Carnavalet, París

Según relata Marie en sus Memorias, ella y su madre estuvieron encarceladas en la prisión de La Force acusadas de simpatizar con la monarquía. Solo gracias a las influencias de Curtius lograron salvarse de la guillotina. Pero una vez más el relato es confuso. Marie asegura haber estado encarcelada con Josefina de Beauharnais pero ésta, estuvo en la prisión de Les Carmes y no en La Force. Como en otras ocasiones no existe documentación que pueda atestiguar que Marie estuviera encarcelada en La Force o en Les Carmes. (20) Quiero aclarar que el hecho de que no exista documentación, no implica necesariamente que un suceso no haya tenido lugar. Pero en el caso de Madame Tussaud la falta de documentación que atestigüe los hechos, ser repite en demasiadas ocasiones.

Cabeza guillotinada de Maximilien Robespierre modelada por Marie Tussaud a partir de una impresión del rostro tomada justo después de la ejecución. Imagen tomada antes del incendio de 1925. Internet dominio público. Aunque su origen es confuso, lo cierto es que esta cabeza formaba parte de la exposición a finales del siglo XVIII y estuvo expuesta en la Caverne des Grands Voleurs en el nº 20 del Boulevard du Temple. Internet dominio público
Cabeza guillotinada de Marie Antoinette modelada por Marie Tussaud en 1793 a partir de una impresión directa del rostro, realizada justo después de la decapitación. Imagen tomada antes del incendio de 1925. Esta cabeza así como la de Louis XVI, no aparece en el catálogo más antiguo que se conserva y que data del año 1803. Este catálogo fue publicado en Edimburgo por tanto, Marie no se las llevó consigo cuando se trasladó a Inglaterra en 1802. La cabeza de la reina así como la del rey, no aparecerán en la exposición y de manera inexplicable hasta 1865. Internet dominio público


Curtius falleció en 1794 dejando a Marie como única heredera de todos sus bienes. A lo largo de 30 años, había acumulado una buena cantidad de bienes entre ganancias procedentes de las exposiciones, objetos de arte y propiedades, pero esta herencia se encontraba en un estado caótico. Curtius había testado aquel mismo año porque presentía que no le quedaba mucho tiempo. Marie siempre sostuvo que lo habían envenenado, aunque no se pudo demostrar nunca. Incluso solicitó la autopsia pero no hallaron restos de veneno y en el acta de defunción, consta que Philippe Curtius murió por causas naturales. En cualquier caso fue un personaje enigmático y en cierta forma oscuro. Artista de gran talento, capaz de reproducir magistralmente la anatomía humana, poseía además un sexto sentido para los negocios. A pesar de haberse relacionado con la aristocracia, supo desvincularse oportunamente de sus relaciones con el Antiguo Régimen convirtiéndose en un republicano convencido. Superviviente durante los difíciles años de la Revolución, consiguió salvar su cabeza y la de los que vivían bajo su protección.

Sin el apoyo de Curtius, Marie supo que tenía que continuar sola y tirar adelante el negocio. Un año más tarde contrajo matrimonio con François Tussaud un ingeniero civil de Maçon, que había trabajado durante un tiempo para Curtius. Francia atravesaba momentos complicados y la economía se resentía cada vez más. Marie ahora convertida ya en madame Tussaud, tenía de hacer frente a diversos pagos y el negocio no marchaba bien. Los problemas financieros obligaron a François Tussaud a permanecer algunos meses de 1796 en Inglaterra, para exhibir Curtius Gran Gabinete de Curiosidades en donde además de las figuras, también se exponían diversas reliquias de la Revolución y otras curiosidades.

Ese mismo año nació el primer hijo de Marie, una niña que murió prematuramente. Dos años más tarde nació el segundo hijo, Joseph y en 1800 el tercero, Francis Tussaud. Siguiendo la política marcada por su tío, Marie continuó trabajando en nuevos modelos para la exposición a fin de mantenerla actualizada. Será durante estos años previos a 1802 que modelará el retrato de Napoleón Bonaparte. Pero a pesar de mantener renovada la exposición con nuevas personalidades, los tiempos seguían siendo muy difíciles en Francia. Tal vez era el momento de plantearse exhibir en Inglaterra los modelos más célebres de la exposición….

Reinterpretando la leyenda sobre los orígenes de Madame Tussaud´s en base a considerar otras fuentes ajenas a las oficiales, se puede establecer que Philippe Curtius fue en realidad un comerciante alemán, establecido en París alrededor de 1770. El relato que lo sitúa como médico en Berna realizando modelos anatómicos forma parte de la leyenda, como también el hecho de que fuera visitado en su estudio por el príncipe Conti en 1761 y que éste lo tomara bajo su protección.

Si bien Curtius conocía el arte de la ceroplástica, no fue hasta que estableció contacto con el artista Sylvestre que aprendió a modelar bustos y figuras a tamaño natural. Esto debió ocurrir alrededor de 1776 aproximadamente. La posibilidad de poder realizar modelos de gran tamaño a parte de las miniaturas (las de temática erótica eran las que mayor ganancia le reportaban), le ofreció la oportunidad de ampliar sus negocio. Ya en 1777 se lo sitúa residiendo en la Rue de Bondi y realizando bustos a tamaño real. Su talento es ampliamente reconocido.

En relación a Marie Tussaud, sabemos que aprendió la técnica de la ceroplástica gracias a su «tio» Philippe Curtius. Sobre su estancia en Versalles como maestra de modelaje de Madame Elizabeth, creo que se trata de un relato creado con el objetivo de fomentar el prestigio y la fama de la artista. No existe ningún documento que la sitúe en Versalles durante los casi diez años que residió en el palacio. Así mismo tomo con mucha precaución la versión que aparece en sus memorias según la cual los revolucionarios le llevaban las cabezas recién guillotinadas, para que procediera a extraer el molde. Si bien estas cabezas existieron y algunas existen aún, opino que se obtuvieron con finalidades lucrativas para ser expuestas en la Caverne des Grands Voleurs.

También tomo con mucha precaución su encarcelamiento en la prisión de La Force. Su relato presenta importantes contradicciones con los hechos probados documentalmente.

El replanteamiento del mito sobre los orígenes de Madame Tussaud´s no pretende de ningún modo restar mérito a sus fundadores. Philippe Curtius y Marie Tussaud fueron sin lugar a duda unos artistas extraordinarios, con una clara visión sobre cómo rentabilizar y explotar su negocio. Estoy absolutamente convencida de que su fama es bien merecida.

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Referencias

(1) La causa del incendio fue probablemente un fallo en el sistema eléctrico. De las 467 figuras existentes solo se pudieron salvar 171 la mayoría de las cuales, se encontraban en la Cámara de los Horrores que al igual que el almacén donde se guardaban los moldes, se encontraba en el sótano del edificio. Gracias a que el fuego no llegó al almacén, se pudieron reconstruir gran parte de las figuras perdidas y Madame Tussaud´s abrió de nuevo las puertas en 1928. CHAPMAN, Pauline; LESLIE, Anita. Madame Tussaud. Waxworker Extraordinary, London Hutchison & Co., 1978, p. 186-187
(2) DANINOS, Andrea. Une révolution en cire: Francesco Orso et les cabinets de figures en France, France, Officina Libraria Editions, 2015, p. 17
(3) HEULHARD, Alphonse. La Foire Saint Laurent, Paris, Alphonse Lemerre, 1878, p. 147
(4) Ambos desaparecidos durante el gran incendio de 1925. TUSSAUD, John Theodore. The Romance of Madame Tussaud, London, Odhams Press, 1921, p. 18
(5) Journal encyclopédique, Diciembre 1777, p. 537- 538

(6) Se ha especulado acerca de la verdadera relación entre Marie Grosholtz y Philippe Curtius. Ella se refería a él como “tío” y no hay evidencias de que se tratara de su padre. La futura madame Tussaud nació en Estrasburgo en 1761 y fue bautizada en la antigua iglesia de St. Peter el 7 de diciembre de 1761. Marie consta como la hija póstuma de un soldado de Frankfurt llamado Joseph Grosholtz. CHAPMAN, Pauline; LESLIE, Anita. Madame Tussaud. Waxworkerop. cit., p. 15
(7) TUSSAUD, John Theodore. The Romance … op. cit., p. 22
(8) Un nommé Sylvestre, Sculpteur ingénieux, imagina le premier le moyen de faire un portrait ressemblant. (…) Le nommé Curtius apprit du pauvre Sylvestre, qui avoit mal fait les affaires aux Boulevards òu il s´étoit établi, la manière de faire ces portraits ressemblants. Plus fins o plus adroit que Sylvestre, il imagina de former un cabinet deces figures: il trouva de l´argent à interêt, & le hafard voulut qu´il n´en fut pas la dupe. MAYEUR de SAINT-PAUL, François-Marie. Tableau du nouveau Palais-Royal, Paris, Chez Maradan, Libraire, 1788, p. 96-97

(9) Les Chroniques du Palais-Royal, 1860, p. 282
(10) BERRIDGE, Kate. Madame Tussaud. A Life in Wax, New York, HarperCollin Publishers, 2006, p. 26 – 28
(11) Entendemos que se refiere en relación a Curtius ya que la técnica de impresión de un rostro para obtener un molde, se conoce desde la Antigüedad
(12) Il (Sylvestre) fourroit deus petits tubes de plumes dans les narines, deux pareils aux deux coins de la bouche; il vous frottoit la figure avec una espèce d´huile, & alors y couloit un plâtre très-fin. La plâtre donnoit le creux de la ressemblance; il couloit de la cire dans ce creux, & à la coup sûr les formes rendues étoient conformes à la nature. Il donnoit ensuite un coloris à ces têtes, & en ajoutant dans les orbites, des yeux pareils aux originaux, les bustes étoient parfaitement ressemblans. MAYEUR de SAINT PAUL, François Marie. Tableau de nouveau… op. cit., p. 96 – 97
(13) Los cuerpos actuales están fabricados con fibra de vidrio
(14) MAYEUR de SAINT PAUL, François Marie. Tableau de nouveau… op. cit., p. 99-101
(15) TUSSAUD, John Theodore. The Romance … op. cit., p. 25
(16) BERRIDGE, Kate. Madame Tussaud. A Life… op. cit., p. 73
(17) Este catálogo se conserva en el Victoria & Albert Museum de Londres. Biographycal Sketches of the Characters Composing the Cabinet of Composition Figures, Executed by the Celebrated Curtius of Paris and his Successor, Edinbugh, Denoban and Company, 1803, p. 34 – 35. El catálogo se puede consultar en línia en: https://books.google.co.uk/books?id=PiUJAQAAIAAJ&printsec=frontcover#v=onepage&q&f=false
(18) CHAPMAN, Pauline; LESLIE, Anita. Madame Tussaud. Waxworker… op. cit., p. 41-42
(19) BERRIDGE, Kate. Madame Tussaud. A Life… op. cit., p. 152-153
(20) Ibidem, p. 157-158

BIBLIOGRAFÍA

BERRIDGE, Kate. Madame Tussaud. A Life in Wax, New York, HarperCollin Publishers, 2006
Biographycal Sketches of the Characters Composing the Cabinet of Composition Figures, Executed by the Celebrated Curtius of Paris and his Successor, Edinbugh, Denoban and Company, 1803
CHAPMAN, Pauline; LESLIE, Anita. Madame Tussaud. Waxworker Extraordinary, London Hutchison & Co., 1978
DANINOS, Andrea. Une révolution en cire: Francesco Orso et les Cabinets de figures en France, France, Officina Libraria Editions, 2015
HEULHARD, Alphonse. La Foire Saint Laurent, Paris, Alphonse Lemerre, 1878, p. 147- 148
Journal encyclopédique, Diciembre 1777, p. 537 – 538
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MAYEUR de SAINT PAUL, François Marie. Tableau de nouveau Palais Royale, Paris, 1788
PILBEAM, Pamela. Madame Tussaud and the history of the waxworks, London, New York, Hambledon and London, 2003
TUSSAUD, Marie. Madame Tussaud’s Memoirs and Reminiscences of France: Forming an Abridged History of the French Revolution, London, Francis Hervé, 1838
TUSSAUD, Marie. Memoirs of Madame Tussaud, her eventful history, London, New York, George Routledge and Sons, 1878
TUSSAUD, John Theodore. The Romance of Madame Tussaud, London, Odhams Press, 1921