Elisenda de Montcada fundadora del Real Monasterio de Santa María de Pedralbes

Elisenda de Montcada pertenecía a un importante linaje catalán. Por línea paterna era hija de Pedro II de Montcada y de Abarca, y por línea materna de Elisenda de Pinós. Pedro II fue barón de Aitona, Serós, Soses y senescal real. Por su parte Elisenda de Pinós, era hija de Galceran IV, barón de Pinós y de Esclaramunda de Canet, señora de la Guàrdia de Ripollés. Se desconoce exactamente la fecha de nacimiento de Elisenda, aunque los historiadores creen que fue en 1292 ya que cuando se casó con Jaime II, tenía alrededor de unos treinta años.(1)

Elisenda de Montcada. Detalle del sepulcro bifaz. Iglesia del Real Monasterio de Santa Maria de Pedralbes


A la muerte de Pedro II de Montcada le sucede como heredero el hermano de Elisenda, Ot I el Vell quien hereda las baronías de Aitona, Mequinensa, Llagostera, Seròs, Caldes de Malavella y Soses. Desde el 1312 formó parte del consejo de Jaime II y en 1313, fue nombrado mayordomo real. Ot de Montcada ostentó cargos importantes no solo bajo el reinado de Jaime II, sino también bajo los reinados de Alfonso el Benigno y Pedro el Ceremonioso.

La elección de Elisenda como esposa, posiblemente responde a una cuestión de sentimiento patriótico y de exaltación frente a la conquista de Cerdeña.(2) Este sentimiento se vería reforzado por la sensación de fracaso en relación con sus matrimonios anteriores.(3) Elisenda de Montcada pertenecía a la alta nobleza catalana y su familia mantenía una buena relación con Jaime II. Algunos de sus miembros ejercieron el cargo de senescales durante generaciones, además de los intereses que unían al rey jaime II con Ot de Montcada.(4) Seguramente su influencia debió ser una cuestión decisiva en la elección de su hermana como futura reina.(5) Todos estos factores contribuyeron a inclinar la balanza a favor de Elisenda.

El deseo del rey de contraer matrimonio con Elisenda una vez viudo de María de Chipre en setiembre de 1322, se materializa por primera vez en una carta fechada el 13 de octubre de 1322. Aunque el nombre de la elegida no aparece en dicha carta, el rey solicita al obispo de Tusculà que interceda a su favor ante el papa Juan XXII, a fin de obtener la dispensa necesaria para casarse, ya que existía un grado de consanguinidad con la futura esposa.(6) No conoceremos el nombre de la futura reina hasta el mes de noviembre, cuando Jaime II informa a su emisario y confesor Pedro de Portell mediante correo a Aviñón, que la elegida es Elisenda de Montcada.

Real Monasterio de Santa María de Pedralbes, Barcelona.

La ceremonia nupcial tuvo lugar el 25 de diciembre de 1322 en Tarragona, tal vez en la capilla del castillo del rey o en la misma catedral y estuvo oficiada por el arzobispo Ximena de Luna.(7) Una vez casada Elisenda fijará su residencia en el Palacio Real Mayor de Barcelona, habiendo obtenido como dote de su hermano Ot, las propiedades de Mequinesa i Seròs. El rey por su parte le concederá la donación de diversos objectos pertenecientes a la Cambra Reial.(8) También dispuso del uso del sello, del cual el platero Tuchio de Siena se encargó de preparar la matriz.(9) Una parte importante de los objetos que recibió del rey, debieron acompañarla durante su retiro en Pedralbes. Los inventarios redactados a la muerte de la reina, permiten conocer sus pertenencias, y aproximarnos a cómo debió desarrollarse gran parte de su vida.(10)

Palau Reial Major de Barcelona. Lugar de residencia elegido por Elisenda de Montcada después de contraer matrimonio con Jaime II
Palau Reial Major de Barcelona a principios de siglo XX. Foto Rovira

Elisenda de Montcada favoreció a las órdenes mendicantes y ejerció un cierto nepotismo, promocionando a miembros de su clan especialmente, a sus hermanos Ot i Gastó, así como a su sobrino Guillem Ramon, hijo del primero.(11) El profundo sentimiento religioso fue un rasgo importante de su personalidad, que además compartió con el monarca.
Al enviudar en 1327, entró en el monasterio de clarisas que ella misma había fundado para su retiro espiritual en Pedralbes, pero sin realizar nunca votos de clausura ni renunciar a intervenir en los principales acontecimientos de la corte. Fijó su residencia en un palacio anexo al monasterio que a petición suya, había de ser demolido a su muerte. Pero parece que no fue así y este espacio se localiza en la zona del antiguo noviciado, en el ángulo noroeste del monasterio y ocupaba además una parte del dormitorio de las monjas, más una estancia en el lado oeste, así como otros espacios en la planta del claustro.(12) Durante los treinta y siete años que residió en Pedralbes, participó activamente de la vida dentro de la comunidad religiosa, y ejerció su influencia para favorecer el monasterio mediante la obtención de privilegios y donaciones.

El Monasterio de Pedralbes conserva los corporales y «animetes» de la reina que según la tradición, fueron realizados por Elisenda de Montcada. Las religiosas ocupaban gran parte de su tiempo en tareas de bordado de tejidos preciosos como los que muestra la fotografía. Estas obras quedaban en posesión del monasterio. Trabajo realizado sobre tela de lino, puntas en hilo de oro, granates y perlas. Siglo XIV
Reproducción del libro de defunciones (original en restauración) en donde se anotaban las defunciones de las religiosas así como las diversas donaciones efectuadas en beneficio de la comunidad monástica. Siglos XIV y XV. Real Monasterio de Santa María de Pedralbes

Elisenda de Montcada murió el 19 de julio de 1364 en el monasterio de Santa María de Pedralbes y fue enterrada en el sepulcro bifaz que ella misma mandó construir, y que se encuentra adosado al muro de separación entre el presbiterio de la iglesia y la zona del claustro.

Vista frontal desde el altar mayor del sepulcro bifaz de la reina Elisenda de Montcada el cual, ha experimentado diversas trasformaciones a lo largo de los siglos
Restos de pintura mural que formaban parte de un tapiz negro. Obra realizada probablemente con motivo de la muerte de la reina Elisenda. Siglo XIV. Real Monasterio de Santa María de Pedralbes

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Referencias

(1) CASTELLANO- TRESSERA, Anna. Pedralbes a l´Edat Mitjana. Història d´un monestir femení, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1998 p. 30
(2) Así lo constata el historiador Martínez Ferrando. Ibidem, p. 31
(3) Antes de contraer nupcias con Elisenda de Montcada, Jaime II estuvo casado con Isabel de Castilla, (esta unión nunca se hizo del todo efectiva), con Blanca de Anjou y con María de Chipre. Ibidem, p. 31, nota 16
(4) Ibidem, p. 31
(5) ESPAÑOL I BELTRÁN, Francesca. «Un cert perfil d´Elisenda de Montcada» en Elisenda de Montcada una reina lleidatana i la fundació del Reial Monestir de Pedralbes, Lleida, Publicacions dels Amics de la Seu Vella, 1997, p. 15
(6) Ibidem, p. 16
(7) Ibidem, p. 19 – 20
(8) CASTELLANO TRESSERA, Anna. Pedralbes a l´Edat Mitjana…, op. cit., p. 33
(9) ESPAÑOL I BELTRÁN, Francesca. «Un cert perfil …», op. cit., p. 19
(10) CASTELLANO-TRESSERA, Anna. «El projecte fundacional del Monestir de Santa Maria de Pedralbes i el palau de la reina Elisenda de Montcada a través de dos inventaris del 1364» en Anuario de Estudios Medievales, Barcelona, 44/1, (gener-juny), 2014, p. 103 – 139
(11) ESPAÑOL I BELTRÁN, Francesca. «Un cert perfil …», op. cit., p. 20
12) CASTELLANO – TRESSERA, Anna. Pedralbes a l´Edat Mitjana…, op. cit., p. 34 – 35

BIBLIOGRAFÍA

CASTELLANO-TRESSERA, Anna. «El projecte fundacional del Monestir de Santa Maria de Pedralbes i el palau de la reina Elisenda de Montcada a través de dos inventaris del 1364» en Anuario de Estudios Medievales, Barcelona, 44/1, (gener-juny), 2014, p. 103 – 139
CASTELLANO- TRESSERA, Anna. Pedralbes a l´Edat Mitjana. Història d´un monestir femení, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1998
ESPAÑOL I BELTRÁN, Francesca. «Un cert perfil d´Elisenda de Montcada» en Elisenda de Montcada una reina lleidatana i la fundació del Reial Monestir de Pedralbes, Lleida, Publicacions dels Amics de la Seu Vella, 1997, p. 11 – 37

Las colecciones reales españolas antes del reinado de Felipe IV

Durante el siglo XVII se produjo un giro importante en el mundo del coleccionismo. El estudio de la evolución de las colecciones nos permite constatar el cambio de preferencias que culminará en la colección de Felipe IV. El objetivo de este artículo es introducir el panorama del coleccionismo real antes de su reinado, lo que equivale a decir con anterioridad al siglo XVII.

Los Austrias fueron plenamente conscientes de la importancia del arte como medio de propaganda política y valoraron especialmente, la pintura veneciana del Alto Renacimiento. Obras de Veronese, Tiziano o Tintoreto, empezarán a proliferar dentro de las colecciones reales. Para el estudio de estas colecciones debemos remitirnos a los inventarios conservados en el Archivo de Simancas y en el Palacio Real de Madrid. En los documentos encontramos inventariado tanto escultura, como tapices, libros (incunables y miniados), joyas, armas y muebles. Los inventarios redactados durante el siglo XVI incluían además objetos curiosos, que reafirman la idea del gusto por lo exótico. Pero a medida que avanza el siglo, será la pintura la que irá ganando protagonismo dentro de las colecciones.

En el siglo XIX don Pedro Madrazo estudió los inventarios reales. En los catálogos del Prado que empieza a redactar en 1843 y también en la edición de 1872, ya indica la procedencia de las piezas basándose en estos inventarios reales. En 1884 publica Viaje…por las colecciones de cuadros de los reyes de España partiendo de la documentación procedente de los archivos.(1) Por otro lado Francisco Javier Sánchez Cantón director del Museo del Prado, estudió y transcribió los inventarios de las colecciones reales de Felipe II.(2)

Si nos remontamos hasta el inventario de los bienes de la reina Isabel la Católica, encontramos documentado gran cantidad de pintura sobre todo de carácter devocional, retratos y temas profanos, además de libros y tapices. A pesar de documentarse pintura, estos inventarios no aportan información sobra la autoría de las obras. A su muerte en 1504, muchas de ellas se dispersaron durante las almonedas. La mayoría de las obras registradas en los inventarios del siglo XV así como las inventariadas a la muerte de la reina Isabel, se perdieron. Cuando un monarca fallecía y a fin de quedar a bien con Dios, era necesario liquidar todas sus deudas con los acreedores, razón por la cual se realizaban las almonedas. El nuevo monarca podía participar si lo deseaba, rescatando obras de su interés es decir, las obras no pasaban directamente a formar parte del patrimonio de la corona.

La colección de Carlos V (1500-1558) la encontramos inventariada en el Archivo de Simancas. El emperador la enriqueció especialmente con obras de Tiziano quien además, trabajó a su servicio. Con Carlos V se inicia el protagonismo del retrato en las colecciones reales.

Tenemos el inventario del Palacio del Pardo del año 1564 relativo a la colección de Felipe II (1527-1598), publicado por Sánchez Cantón en 1934. (3) Además de la publicación también por Cantón, de dos volúmenes con los Bienes muebles que pertenecieron a Felipe II como ya he mencionado más arriba.

Felipe II reinó desde 1555 hasta su muerte en 1598. Sabemos que poseyó importantes obras ejecutadas por Tiziano y que el maestro seguirá trabajando para él después de la muerte del emperador Carlos V. Felipe II fue el propietario de las grandes colecciones de pintura que se encontraban en los Reales Sitios. Se contabilizaban obras de devoción, ubicadas entre el Escorial y el Alcázar, en donde también se exponían cuadros de temática mitológica. En el Pardo, encontramos la Venus del Pardo de Tiziano, obra conocida también como Júpiter y Antíope. En el mismo palacio hay una serie de pinturas murales realizadas por Gaspar Becerra sobre el tema Historia de Perseo, así como una importante galería de retratos.

La Venus del Pardo o Júpiter y Antíopie de Tiziano, 1551. Museo del Louvre. Internet dominio público
Monasterio de El Escorial por Michel Ange Houasse, c. 1722. El monasterio se convirtió en una de las sedes de gran parte de las colecciones reales. Internet dominio público

El retrato de género se mantendrá vigente como ya había sucedido durante el reinado anterior. Hay que destacar las Poesías de Tiziano, además de obras de temática religiosa que se ubicarán en El Escorial. Algunas de las pinturas que figuran en los inventarios son: El entierro de Cristo (1559), El rapto de Europa (1560), La oración en el huerto (1560), Magdalena (1561), dos versiones de Santa Margarita (1552 y 1555), que se ubicaran en El Escorial y en El Pardo respectivamente, La religión socorrida por España, Felipe II después de la batalla de Lepanto ofrece al cielo al infante Don Fernando (c. 1575), San Juan Bautista (obra que llega a El Escorial en 1577). A parte de la importante aportación de Tiziano, llegarán a El Escorial obras de maestros italianos, españoles y neerlandeses. Lamentablemente gran parte de estas obras desaparecieron durante la Guerra de la Independencia.(4)

Felipe II después de la Batalla de Lepanto, ofrece al cielo al infante Don Fernando, Tiziano, c. 1575. Museo Prado, Madrid. Internet dominio público

María de Hungría, (1505- 1558) hermana del emperador Carlos V, sucedió a Margarita de Austria como gobernadora de los Países Bajos. Durante su estancia en Flandes, había adquirido muchas obras de arte sobretodo pintura, que acabó formando parte de la colección real. Gracias al inventario de sus bienes conocemos que su colección se componía tanto obras de devoción, como de retratos. Concretamente poseía un total de cuarenta y dos retratos, a más de una escultura en mármol conocida como Madama Leonor. Muchos de estos retratos eran obra de Tiziano, otros de Antonio Moro como El rey de Portugal, La cristianísima reina de Francia la dama Leonor, El rey don Juan de Portugal y La infanta doña María de Portugal. También figuraban obras de Francisco de Holanda, como La reina de Portugal doña Catalina, además de El matrimonio Arnolfini de Jan van Eyck obra inventariada con el nº 39:

Una tabla grande, con dos puertas que se cierra y en ella, un hombre e una mujer, que se toman las manos, con un espejo en que se muestran los dichos hombre e mujer, y en las puertas las armas de don Diego de Guevara, hecha por Juanes de Hec, año 1431 (5)

Otras obras inventariadas son El descendimiento de Van der Weyden, el Retrato ecuestre de Carlos V, y un retrato de Felipe II.

El matrimonio Arnolfini de Jan van Eyck, 1434. National Gallery de Londres. Internet dominio público

Felipe III (1578- 1621) sucedió a su padre en 1598. El nuevo monarca heredó una gran colección. En 1601 la corte se trasladó a Valladolid en donde residirá hasta 1606. El primer ministro el duque de Lerma, vendió al rey el Palacio de la Ribera y lo hizo decorar con una importante colección de pintura, en donde la galería baixa contenía ciento y unos retratos de emperadores, todos ellos obra de Caducho. Además se encontraba el Retrato del duque de Mantua de Rubens, el Retrato ecuestre del duque de Lerma también de Rubens, y obras atribuidas a Tiziano. En el resto de la finca se encontraban retratos, pintura alegórica, mitológica, histórica, obras de Bassano, Veronés, Sánchez Coello, Pantoja de la Cruz, Antonio Moro, Carducho, Blas de Prado y El Bosco. La colección reflejaba el gusto por la pintura veneciana, por la escuela realista flamenca del norte, del norte de Italia y española. A partir de 1653 la mayoría de estos cuadros que se encontraban en el Palacio de la Ribera, pasarán a formar parte de la decoración del Buen Retiro.

Palacio del Buen Retiro, obra atribuida a Jusepe Leonardo, 1637. Internet dominio público

El retrato seguirá siendo un género plenamente en alza y la colección se verá enriquecida gracias a las almonedas de bienes de su esposa Margarita, más otras obras que el mismo monarca se encargará de adquirir. Con Felipe III se inicia un cambio en el gusto que supone un mayor interés por la pintura, tal y como se puede apreciar ya en las colecciones de Valladolid y del Pardo. Aun así, no desaparecen del todo los objetos exóticos que había coleccionado su padre. En la Galería del Cierzo en el Real Alcázar, exponía los retratos de los reyes de Portugal, junto con mapas y diversas pinturas. Durante los primeros años del siglo XVII el gusto por lo exótico no había desaparecido completamente, y son un buen testimonio las descripciones que nos proporciona González Dávida en su obra Teatro de las Grandezas de Madrid, al hablar de las decoraciones del Alcázar en 1623. A pesar de ello la colección de Felipe III ya muestra signos de un creciente interés por la pintura. (6)
Valladolid se convirtió en centro artístico después del traslado de la corte la cual, se ajustaba a las características de las cortes del barroco. Rubens visitó Valladolid durante su primer viaje a España, y se percató de que cada vez las colecciones mostraban un mayor interés por la pintura, así como el bajo nivel de la escuela española. La visita de Rubens significó el inicio del reconocimiento del barroco internacional, a pintores y coleccionistas españoles. Rubens pinta en este periodo el Retrato del duque de Lerma, Heráclito y Demócrito más otros retratos. Es interesante destacar que una vez acabadas las obras y restauradas aquellas que precisaban una intervención, es el mismo Rubens quien se encarga de exponerlas situando cada uno de ellos a su luz y en sitio a propósito para poderlos ver. (7) Rubens fue el pintor preferido de la corte española y lo seguirá siendo también en tiempos de Felipe IV. El gusto español experimentaba un cambio y la política y el coleccionismo, irán de la mano. En este aspecto hay que destacar la importancia de la figura de Lerma, como posteriormente lo será la de Olivares. Así mismo la tendencia hacia el barroco, conduce a que las obras abandonen progresivamente el gabinete, para pasar a ubicarse según un determinado criterio expositivo, dentro de las galerías con una clara voluntad de ostentación.

No podemos dejar de mencionar el Palacio del Pardo y su galería de retratos. Nos ha llegado una descripción de Agote de Molina del 1582, publicada en Discurso sobre el Libro de Monteria […] que incluye Descripción del Bosque y Casa Real del Pardo en donde se cita toda una relación de los retratos de la galería. (8) Lamentablemente esta se destruyó en un incendio en 1604 pero fue estudiada por Kusche y otros autores. (9)

En El Pardo el rey ubicó la mayor parte de su colección. En 1608 consiguió hacerse con pinturas y obras de arte de la colección del duque de Mansfield, que se situaron en el Pardo. Un año más tarde se hizo enviar allí obras procedentes de Flandes, más otras del cargo del guardajoyas, entre las que se encontraban pinturas de El Bosco, La religión socorrida por España de Tiziano, retratos, obra religiosa y escenas de género. Se conoce además como estaba dispuesta la colección: en una de las salas principales, se exponía el retrato ecuestre de Carlos V de Tiziano. En la misma sala se encontraban obras de El Bosco, once retratos de Bartolomés González, además de vistas y alegorías. En la sala de la antecámara ubicó la Venus dormida con un sátiro de Tiziano, junto con tablas flamencas y en la sala de la audiencia, La religión socorrida por España, una obra mitológica, un retrato de Carlos V con espada, un díptico de El Bosco además de pintura flamenca.

Retrato ecuestre de Carlos V también conocido como Carlos V en la batalla de Mühlberg de Tiziano, 1548. Museo del Prado, Madrid. Internet dominio público

Las obras de tipo religioso tenían un sentido devocional mientras que los retratos, constituían un medio de propaganda de la familia real.

A la muerte de Felipe III se redactó el correspondiente inventario en donde se describían las piezas del Guardajoyas y entre éstas, formaban parte los ornamentos del Oratorio de la flor de Lis. Del 1623 se conserva otro inventario que cita los cuadros que tenía Felipe II y que se retiraron para construir el dormitorio del Infante Don Carlos, hermano de Felipe IV. Aquí ya aparecen dos Tizianos que actualmente se encuentran en el Prado: Ecce Homo y La Dolorosa. Ambas obras decoraban en 1636 la Librería de Felipe IV en la Torre Dorada.

Los inventarios permiten reseguir la evolución de las colecciones reales. Esta evolución se verá reflejada en un mayor interés por la pintura, que ya empezamos a constatar en la colección de Felipe III, en detrimento de los gabinetes de curiosidades, cámaras de las maravillas y gusto por lo exótico. Progresivamente la galería de retratos dará paso a una galería de pinturas de temática religiosa, que evolucionará hacia una mayor presencia de obras de tema profano. Esta tendencia que culminará en el siglo XVII, tuvo sus repercusiones en relación a los criterios expositivos. De la exposición íntima en gabinetes, se pasará a la exposición pública en grandes espacios: las galerías. Todos estos cambios y tendencias, los veremos reflejados en las grandes colecciones de Felipe IV.

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Referencias

(1) MADRAZO, Pedro. Viaje artístico de tres siglos por las colecciones de cuadros de los reyes de España: desde Isabel la Católica hasta la formación del Real Museo del Prado de Madrid, Barcelona, Biblioteca Arte y Letras, 1884
(2) SANCHEZ CANTON, Francisco Javier. Inventarios reales: bienes muebles que pertenecieron a Felipe II, Madrid, Real Academia de la Historia, 1956-1959
(3) SANCHEZ CANTON, Francisco Javier. «Primer inventario del Palacio del Pardo (1564)», en Archivo español de Arte y Arqueología, tomo 10, nº 28, Centro de Estudios Históricos para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, 1934, p. 69 – 76
(4) Lo que sobrevivió pasó posteriormente a formar parte del Museo del Prado
(5) VVAA. Tras el Centenario de Felipe IV. Jornadas de Iconografía y Coleccionismo, Madrid, FUNDACIÓN UNIVERSITARIA ESPAÑOLA, 2006, p. 83
(6) GONZÁLEZ DÁVILA, Gil. Teatro de las grandezas de la villa de Madrid Corte de los Reyes Católicos de España, Madrid, Thomas Iunti, 1623
(7) CHECA, Fernando; MORÁN, Miguel. El coleccionismo en España. De la cámara de las maravillas a la galería de pinturas, Madrid, Cátedra, 1985, p. 226
(8) MOLINA, Argote. Discurso sobre el Libro de Monteria, Sevilla, Andrea Pescioni, 1582
(9) El Palacio de Liria conserva un informe completo sobre los daños provocados por el incendio

BIBLIOGRAFÍA

BROWN, Jonathan. El Triunfo de la Pintura. Sobre el coleccionismo cortesano en el siglo XVII, Madrid, Editorial Nerea, S.A., 1995.
CHECA, Fernando; MORÁN, Miguel. El coleccionismo en España. De la cámara de las maravillas a la galería de pinturas, Madrid, Cátedra, 1985
GONZÁLEZ DÁVILA, Gil. Teatro de las grandezas de la villa de Madrid Corte de los Reyes Católicos de España, Madrid, Thomas Iunti, 1623
MADRAZO, Pedro. Viaje artístico de tres siglos por las colecciones de cuadros de los reyes de España: desde Isabel la Católica hasta la formación del Real Museo del Prado de Madrid, Barcelona, Biblioteca Arte y Letras, 1884
MOLINA, Argote. Discurso sobre el Libro de Monteria, Sevilla, Andrea Pescioni, 1582
SANCHEZ CANTON, Francisco Javier. «Primer inventario del Palacio del Pardo (1564)», en Archivo español de arte y arqueología, tomo 10, nº 28, Centro de Estudios Históricos para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, 1934, p. 69 – 76
SANCHEZ CANTON, Francisco Javier. Inventarios reales : bienes muebles que pertenecieron a Felipe II, Madrid, Real Academia de la Historia, 1956-1959
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VVAA. Tras el Centenario de Felipe IV. Jornadas de Iconografía y Coleccionismo, Madrid, FUNDACIÓN UNIVERSITARIA ESPAÑOLA, 2006

Louise O´Murphy, el erotismo de François Boucher

En este artículo gira en torno a una obra paradigmática de la pintura rococó: Odalisca rubia. Su autor el pintor francés François Boucher, fue el artista que tal vez mejor supo reflejar el ideal galante y erótico que más tarde, se vincularía con el gusto decadente del Antiguo Régimen.

Odalisca rubia (primera versión), François Boucher, 1751. Wallraf-Richartz-Museum, Colonia. Internet dominio público

Al igual que ocurre con la Odalisca Morena cuya modelo ha suscitado dudas acerca de su identidad, la Odalisca rubia ha planteado cierto debate en torno a la joven que posó reclinada sobre el diván. En general se acepta como modelo a Marie Louise O´Murphy y aunque en diversas ocasiones se habla de «retrato» para referirse a esta obra, prefiero no interpretarlo como tal en un sentido estricto. Boucher solo se propuso plasmar un ideal de erotismo a través de una de sus modelos.

Louise O´Murphi o la Belle Morphise nació en Ruán en 1737 en el seno de una familia muy humilde de origen irlandés, y era la pequeña de cinco hermanas: Margueritte, Brigitte, Madeline y Victoire. Al enviudar, madame Marguerite Hicky se trasladó a París con sus hijas en donde abrió una parada de venta de ropa de segunda mano, en la Place du Palais Royal. Además de la ropa usada madame Hicky también aprovechaba para vender la virtud de sus hijas. Dos de ellas, Madeline y Victoire, fueron actrices de la Ópera Cómica de París en donde posiblemente la pequeña Louise, estableció contacto entre 1750 o 1751 con el pintor François Boucher. Este se encargaba de realizar los decorados del teatro y Louise se convirtió al igual que su hermana Victoire, en una de las modelos del pintor.

En 1752 conoció a Giacomo Casanova quien relata en sus memorias la relación que mantuvo con la menor de las O´Murphy. Al año siguiente Louise se convirtió en amante no oficial del rey Luis XV. (1) Sobre cómo llegó a la corte es algo que no esta claro. Si creemos al marqués de Argenson fue a través de Lebel, valet de chambre y proveedor habitual des plaisirs du Roi, quien la presentó al rey aunque Casanova se adjudica el mérito de haberla introducido en el lecho real. Mientras la Belle Morphise fue la amante de Luis XV, residió en el famoso Parc aux Cerfs. (2) De su relación con el rey nació una hija, mademoiselle de Saint-Antoine de Saint-André que fue separada de su madre nada más nacer. Un año más tarde la bella O´Murphy perdió el favor real a causa de una intriga y en 1755, se le arregló un matrimonio ventajoso con un oficial de infantería llamado Jacques de Beaufranchet, señor de Ayat, de Beaumont y de Grandmont. De esta unión nacerán dos hijos: Louise Charlotte Antoinette Françoise que morirá sin haber cumplido siquiera los tres años, y Louis-Charles-Antoine. La Morphise enviudó en 1757 y dos años más tarde, contrajo nuevas nupcias con François-Nicolas Le Normant, Conde de Flaghac, un hombre relacionado con Charles Guillaume Le Normant d’Étiolles, marido de la marquesa de Pompadour. De su unión con Flagahc nacerá una hija, Marguerite Victoire. Flaghac murió en 1783 en la batalla de Rossbach dejando a Louise nuevamente viuda.

A pesar de su vinculación con la monarquía, la O´Murphy consiguió sobrevivir a los sangrientos años de la Revolución. En 1795 se casó de nuevo esta vez, con Louis-Philippe Dumont, diputado de la Convención Nacional del Departamento de Calvados. Esta unión estaba condenada a durar poco y el matrimonio se divorció tres años después.

La que un día fuera una de las modelos más célebres de Boucher, relacionada con Giacomo Casanova y ex amante de Luis XV, falleció en 1814 a los 77 años. Sus restos reposan en el cementerio de Père Lachaise.

Odalisca rubia (segunda versión) François Boucher, 1752. Alte Pinakothek, Munich. Internet dominio público

En relación a la Odalisca rubia, damos paso una vez más a Giacomo Casanova quien se otorga el mérito de su creación. El veneciano relata el origen de la obra de la siguiente manera. A través de su amigo el abogado al Parlamento de París Claude Patu, conoció a la joven Victorie O´Murphy, notable fille galante, modelo de Boucher y actriz de la Ópera Cómica. Victore quien por aquella época vivía con su hermana Louise, mantenía una relación amorosa con Patu y este, invitó a su amigo a cenar a casa de su amante. Después de la cena y siempre según la versión del veneciano, Casanova se quedó a solas con la pequeña Louise y fue entonces cuando le pidió que se quitara la ropa, porque deseaba verla desnuda. Al parecer le gustó tanto lo que vio, que no dudó en hacerla retratar desnuda por un pintor alemán. Casanova nos facilita la descripción de este «retrato» que coincide con la Odalisca rubia de François Boucher a excepción de la posición de la cabeza que el veneciano, la refiere en posición de tres cuartos y no de perfil. (3)

La Odalisca rubia muestra efectivamente a una joven de perfil, desnuda, recostada boca abajo sobre un sofá llamado «a la turca», mientras desata o anuda la cinta azul de su trenza. Tal acto tenía en la época connotaciones eróticas. (4) Las telas sobre el sofá están desordenadas y en la segunda versión de la obra, aparece un quemador incienso en la parte inferior izquierda. La fidelidad con que el pintor reprodujo el sofá, ha permitido incluso identificar que fue construido por Nicolas Heurtaut, maestro activo en París entre 1742-1771. (5)

Siguiendo la versión de Casanova parece que cuando Patu vio el retrato quedó tan complacido, que solicitó una copia. Casanova deseoso de satisfacer a su amigo encargó reproducir la obra. La historia sigue tomando un aire rocambolesco… el «pintor alemán» de quien Casanova no desvela el nombre, mantenía contactos en la corte y decidió sacar provecho de su trabajo mostrando el cuadro a un doméstico del rey llamado François Balligant de Saint-Quentin. Este conocedor de los gustos del monarca, lo enseñó al rey quien no se conformó con una copia sino que expresó su deseo de conocer a la modelo. Quentin solicitó al pintor ver el original y este, se apresuró a ponerse en contacto con Casanova quien aprovechó la ocasión para introducir a la joven Louise en la corte. La pregunta que nos surge es ¿quién podría haber sido este pintor alemán? Para responder a la pregunta debemos considerar a los pintores alemanes activos en París en 1751. Se ha propuesto a John Anton Peters, copista de Boucher (6) pero personalmente estoy de acuerdo con el autor Desmond Clarke, cuando afirma que el pintor alemán no es otro que François Boucher. Muy probablemente Casanova mezcló en su relato realidad y ficción. Además no hay que pasar por alto un dato importante y es que existe un desfase cronológico de un año, entre la realización de la primera versión de la Odalisca y el primer encuentro con mademoiselle O´Murphy. Este desfase no lo podemos atribuir de ninguna manera a la mala memoria del veneciano.(7) Casanova conoció a Louise en 1752, pero la primera versión de la Odalisca se realizó un año antes.

A mi parecer la historia del inspector Meunier nos acerca más a los hechos. Meunier escribe en su informe policial del 8 de mayo de 1753 que la más joven de las Morfi, sirvió de modelo para la pintura de Boucher quien la representó desnuda y dió o vendió el cuadro al Monsieur de Vandières, hermano de la marquesa de Pompadour. Cuando el rey vio la pintura, quiso saber si el pintor había favorecido a la modelo y para comprobarlo, hizo llamar a la más joven de las O´Murphi. Después del encuentro manifestó que la joven era mejor que el retrato. (8)

Dibujo preparatorio para la Odalisca rubia, François Boucher. Internet dominio público
Grabado de Demarteau basado en la Odalisca rubia de François Boucher, 1761. Internet dominio público

En general se acepta que Louise O´Murphy posó para la Odalisca rubia. Aun así algunos autores como Alastair Laing, Pierre Rosenberg o George Brunel, cuestionan esta identidad. Bajo mi punto de vista creo que efectivamente se trata de la Belle Morphise ya que la documentación parece acreditarlo. Otro asunto es que se trate de un retrato en el sentido que le dio Casanova y que el relato del veneciano, sea absolutamente fiable. Boucher fue uno de los pintores que más idealizó a sus modelos, incluso cuando se proponía realizar un retrato oficial. En la Odalisca, el pintor quiso plasmar una imagen erótica sin individualizar los rasgos de la modelo. Casanova en sus memorias describe a la joven Louise como rubia, de ojos azules y de piel muy blanca. (9) Sin embargo el inspector Meusnier en sus informes la describe morena, bien formada y de rostro fino. (10) En la cárcel de Sainte Pélagie en donde estuvo encarcelada durante la Revolución, se la describe con una mujer de rostro ovalado, mentón redondo, frente baja y nariz aquilina.(11) A excepción del relato facilitado por Casanova, sería difícil hacer encajar a la demás descripciones en la joven que posó para el cuadro de Boucher.

La Salida del Sol de François Boucher, 1753, The Wallace Collection, Londres. Pierre de Nolhac reconoce en las nereidas, a la misma modelo que posó para la Odalisca. Internet dominio público
La Puesta de Sol, François Boucher, 1752, The Wallace Collection, Londres. Reconocemos a la Belle O´Murphy en la nereida del ángulo inferior derecho. Internet dominio público

La Belle O´Murphy fue también modelo de Fragonard, de Deshayes, de Baudouin y de Joseph Marie Vien. Este último la utilizó para representar a la Virgen en la obra La Visitación, pintada a inicios de 1753 para la iglesia parroquial de Crécy. Nadie podría reconocer en la esbelta figura de la Virgen María a la voluptuosa muchacha del cuadro de Boucher. Sin embargo el pintor aseguró que la tomó como modelo. La Visitación se expuso en Versalles, en el salón de madame Pompadour y en este caso el parecido con la modelo tuvo que ser certero porque la marquesa, creyó reconocer en las facciones de la virgen María a la joven que había visto en el Parc aux Cerfs. Intrigada, interrogó al pintor acerca de la identidad de la modelo. Ante el apuro Vien respondió con evasivas que no acabaron de convencer a la marquesa.(12)

Venus consolando al Amor, François Boucher, 1751. National Gallery of Art, Washigton. Aunque en alguna ocasión se ha mencionado que tras esta Venus se esconde la identidad de la marquesa de Pompadour, me aventuro a proponer a la Belle Morphise como modelo. El carjac esta sujeto a una cinta azul parecida a la que anuda o desanuda la joven Odalisca. Internet dominio público
Júpiter y Callisto, François Boucher, 1760. Wallace Collection, Londres. Desmond Clark reconoce a la joven Louise O´Murphy en la figura de Callisto. Internet dominio público
Venus (Louise O´Murphy?) y Marte sorprendidos por Vulcano, François Boucher, 1754. Wallace Collection, Londres. Internet dominio público

Todos los pintores idealizaban a sus modelos las cuales, se transformaban según el rol que interpretaban en la pintura, y según el pincel que las plasmaba sobre la tela. A pesar de esta idealización, Pierre de Nolhac reconoce a la Belle Morphise en las nereidas que aparecen en La Puesta de Sol y La Salida del Sol, ambas en la Wallace Collection de Londres. Desmond Clarke la reconoce entre otras obras en la Venus y Marte sorprendidos por Vulcano, en El Juicio de Paris, en Júpiter y Callisto y en la Venus y cupido, todas ellas en la Wallace de Londres. Por mi parte me aventuro a identificarla en la joven Venus que aparece en La toilette de Venus (Metropolitan Museum of Art, Nueva York) y en Venus consolando al Amor (National Gallery of Art, Washigton). Ambas telas formaban pendant y fueron realizadas en 1751 por encargo de madame Pompadour para su residencia de Bellevue. Incluso se pueden identificar diversos elementos comunes en estas obras y en la Odalisca rubia como son el quemador de incienso o la cinta azul. Podría muy bien ser que Boucher hubiera utilizado a la misma modelo para realizar ambas obras que además poseen la misma cronología que la primera versión de la Odalisca. Pero estas identificaciones no dejan de ser meras hipótesis basadas en criterios subjetivos. En los casos citados, la identidad de la modelo no era relevante para el pintor porque no se trataba de realizar verdaderos retratos. En la Odalisca la documentación nos permite ir un poco más allá e identificar a la modelo como la pequeña O´Murphy. De no ser por esta circunstancia difícilmente podríamos conocer la identidad de la joven que yace sobre el diván, porque lo que pretendía el pintor era crear una imagen que exaltara los sentidos y no ejecutar un retrato. Efectivamente cumplió con su objetivo y no dudo que en esta obra, mademoiselle O´Murphi encarnó mejor que nadie el erotismo de François Boucher.

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Referencias

(1) Louise O´Murphy fue lo que se denomina una petite maîtresse, una amante no oficial. El título de amante oficial, maîtresse en titre, era reconocido y aceptado. Mientras la O´Murphy permaneció en Versalles, la amante oficial fue la marquesa de Pompadour. Todas las amantes oficiales debían ser presentadas en la corte. Como condición tenían que estar casadas, pertenecer a la nobleza y contar además con una dama de la corte que aceptara actuar como madrina en la ceremonia. Así se entiende el escándalo que provocó la presentación de madame de Pompadour la cual, procedía de la alta burguesía pero no de la nobleza. Y qué decir tiene de madame du Barry, que ejerció la prostitución bajo la tutela de su amante el conde Jean Baptiste du Barry. Su presentación en la corte se convirtió en un asunto de estado, dando pie a situaciones absolutamente rocambolescas.
(2) El Parc aux Cerfs era una casita situada en un barrio de Versalles, en la esquina de las calles de Tournelles y Saint Mérédic. Allí eran alojadas las mujeres reclutadas para satisfacer las necesidades sexuales de Luis XV. Normalmente eran muy jóvenes, en algunos casos casi niñas. El Parc aux Cerfs cerrará sus puertas en 1771 a petición de Madame du Barry.
(3) Elle était couchée sur le ventre, s´appuyant des bras et du sein sur un oreiller et tenant la tête tournée comme si elle avait été couchée aux trois quars sur le dos. CASANOVA, Giacomo. Casanova à Paris, ses séjours racontés par lui-même avec notes additions et commentaires de Gaston Capon, Paris, Jean Schemit, Libraire, 1913, p. 100
(4) PASCAL, Camille. Le goût dur roi. Louis et Marie-Louise O´Murphy, Paris, Perrin, 2006, p. 69
(5) Ibidem, p. 272 – 273 nota 41
(6) Ibidem, p. 68
(7) Casanova relata en sus memorias que conoció a Victoire en la feria de Saint Laurent la cual, permanecía abierta del 30 de junio al 25 de agosto. El encuentro entre ambos tuvo lugar en julio de 1752 cuando ella trabajaba de actriz en la Ópera Cómica desde mayo de ese mismo año. CASANOVA, Giacomo. Casanova à Paris… op. cit., p. 107 nota 1
(8) El inspector de policía Jean Meunier era el encargado de elaborar los informes sobre aquellas mujeres que ejercían la prostitución. Las hermanas O´Murphy formaban parte de este colectivo y sus nombres aparecen con frecuencia en los informes del inspector. Jean Meunier, 8 Mayo de 1753. Estos informes se conservan en la Biblioteca del Arsenal. Jean Meunier, 8 mai 1753. Biblioteca del Arsenal, Paris, Bastille 10234, Cahieres de Meunier
(9) Blanche comme un lis, Hélène avait tout ce que la nature et l´art des peintres peuvent réunir de plus beau. La beauté de ses traits avait quelque chose de si suave qu´elle portait à l´âme un sentiment indéfinissable de bonheur, un calme délicieux. Elle était blonde, et cependant ses beaux yeux bleus avaient tot le brillant des plus beaux yeux noirs. CASANOVA, Giacomo. Casanova à Paris … op. cit, p. 109 – 110
(10) Louison avait 14 ans, était bien faite, de taille à devenir grande, le visage fin, un peu long cependant, brune comme ses soeurs, et du plus joli minois du monde, très formée pour son âge, nubile depuis quelques mois seulement, elle avait déjà la gorge tentante. Jean Meunier, 12 mai 1753. Biblioteca del Arsenal, Paris, Bastille 10234, Cahieres de Meunier
(11) PASCAL, Camille. Le goût…op. cit., p. 69
(12) Ibidem, p. 77-78

BIBLIOGRAFÍA

ANANOFF, Alexandre; WILDENSTEIN Daniel. L´opera completa di Boucher, Milano, Rizzoli Editore, 1980
BRUNEL, Georges. Boucher, Paris, Flammarion, 1986
Cahieres de Meunier, Biblioteca del Arsenal, Paris, Bastille 10234
CASANOVA, Giacomo. Casanova à Paris, ses séjours racontés par lui-même avec notes additions et commentaires de Gaston Capon, Paris, Jean Schemit, Libraire, 1913, p. 107- 114
CLARKE, Desmond. Louison. The life and loves of Marie Louise O´Murphy, Belfast, Blackstaff Press, 1979
LAING, Altair. «Chronology and Boucher´s Prize -Winning Pupils» en Boucher, New York, Paris, The Metropolitan Museum of Art, Réunion des Musées Nationaux, 1986-1987, p. 15 – 40
LAING, Altair. «The Search of an Idiom» en Boucher, New York, Paris, The Metropolitan Museum of Art, Réunion des Musées Nationaux, 1986-1987, p. 56 – 72
LAING, Altair. «Catalogue of Paintings» en Boucher, New York, Paris, The Metropolitan Museum of Art, Réunion des Musées Nationaux, 1986-1987, p. 90-324
LEVRON, Jacques. Vida y costumbres. La corte de Versalles, Buenos Aires, Javier Vergara Editor, S.A., 1991
PASCAL, Camille. Le goût dur roi. Louis et Marie-Louise O´Murphy, Paris, Perrin, 2006
ROSENBERG, Pierre.»The Mysterious Beginnings of the Young Boucher», en Boucher, New York, Paris, The Metropolitan Museum of Art, Réunion des Musées Nationaux, 1986-1987, p. 41 – 55
ROSSI PINELLI, Orietta. Boucher, Art Dossier, Firenza, Giunti, 1997
T.W. Gaethgens et J. Lugand. Joseph Marie Vien. Peintre du roi (1716-1809), Paris, ARTHENA, 1988, p. 304 – 305

La iconografía de la Virgen de Montserrat desde sus orígenes, hasta el siglo XV. Una imagen de devoción

El presente post trata acerca de la iconografía de Nuestra Señora de Montserrat durante la Edad Media, de como los artistas medievales representaban la imagen románica que se venera en el monasterio de Santa Maria de Montserrat.

Contexto histórico en el que se desarrolla la iconografía montserratina medieval

La primera noticia que tenemos de Montserrat se encuentra en un documento relativo a una acta de donación del conde Wifredo el Velloso, dirigido al monasterio de Ripoll y datado el 20 de abril del año 888. Este documento no se refiere a la imagen de la Virgen sino a la montaña. (1) En él se nombran unas iglesias situadas en la montaña de Montserrat aunque no nos dice cuáles son. No será hasta el año 982 cuando en otro documento en donde se confirman las posesiones de Ripoll, se nombrarán específicamente a estas iglesias: Santa Maria y Sant Iscle (en la cima de la montaña de Montserrat), Sant Pere y Sant Martí (al pie de la montaña). De estas cuatro pequeñas iglesias solo han sobrevivido dos: Santa Maria (actual monasterio de Montserrat) y Sant Iscle (situado en el mismo jardín del monasterio. (2)

Habrá que esperar hasta tiempos del abad Oliba, concretamente entre el 1025 y el 1035, para que unos pocos monjes procedentes del monasterio de Ripoll se establezcan en Montserrat bajo la dependencia del monasterio de Ripoll.(3) Durante el abaciado de Oliba, Montserrat recibió un gran impulso llevándose a cabo importantes reformas entre ellas, la construcción de una nueva iglesia de estilo románico.

El monasterio se mantuvo bajo la dependencia de Ripoll hasta el 1410 cuando logró independizarse gracias al Papa Benito XIII. Pero a partir de 1493 y con Fernando el Católico, el monasterio pasará a depender directamente de la Congregación benedictina de Valladolid, San Benito el Real. Esta anexión es la consecuencia de un deseo de reforma en el seno de la orden benedictina, que aspiraba al ideal de vida en común y que será el origen de numerosos conflictos. A ello habría que añadir la abolición de los abades comendatarios.(4) El 10 de marzo del 1479 Juan de Peralta fue nombrado abad comendatario (1483-1493) a pesar de que residía en el monasterio. Peralta era favorable a la reforma y deseaba tomar como modelo a la Congregación de Santa Justina de Pádua. Por su parte, el rey Fernando el Católico consideraba muy importante la reforma de Montserrat ya que podía incentivar a otros monasterios del reino a reformarse. (5) El abad Peralta obtuvo el permiso del papa a pesar de que topó con la resistencia de la misma Congregación de Santa Justina, que se negaba a actuar como guía. El siguiente paso fue solicitar ayuda al monarca. Entre las peticiones de Peralta se incluía el traspaso de monjes de Valladolid a Montserrat, a fin de que sirvieran de ejemplo. Los monjes castellanos aceptaron pero con la condición de que Montserrat quedara bajo su dependencia. Los Reyes Católicos accedieron y consiguieron del papa Alejandro VI la bula de anexión, firmada el 19 de marzo de 1493. Así pues Montserrat quedó bajo la dependencia de San Benito de Valladolid desde donde se enviaron catorce monjes los cuales, tomaron posesión el 28 de junio de 1493. Fue escogido como prior por el Capítulo, García Jiménez de Cisneros (1493- 1510).

Dentro de esta introducción al contexto histórico no se puede omitir la implantación de la imprenta que tanta relevancia tuvo en la difusión y promoción de Montserrat. Cisneros inició tratos con Joan Luscher y la imprenta empezó a funcionar en Montserrat el 4 de febrero de 1499.

Iconografía de la Virgen de Montserrat durante la Edad Media

Durante el periodo que abarca desde los orígenes del monasterio hasta finales del siglo XV, todas las imágenes de la Virgen de Montserrat la representan a través de una iconografía muy alejada de la talla románica. La razón de este alejamiento hay que buscarlo en que el objetivo de los artistas no era representar la realidad tal y como la veían, sino realizar una imagen de devoción.(6) Por eso durante ese periodo las representaciones nos la mostrarán a través de diversos modelos iconográficos: sentada entre unas montañas que pretenden reproducir sin ninguna fidelidad el paisaje de Montserrat, o con el pelo largo y suelto, sosteniendo al Niño en el regazo el cual, acostumbra a estar de pie serrando las montañas con una sierra de carpintero. La podemos encontrar vistiendo túnica roja, manto azul y con las carnaciones siempre blancas, sentada sobre una sierra, o entronizada según el modelo tradicional pero en ningún caso, reproduciendo fielmente la imagen románica. Además hay que añadir que es muy posible que la talla estuviera vestida con ropajes añadidos, tal y como solía hacerse desde los siglos XIV y XV con algunas imágenes. (7) Por tanto la Virgen de Montserrat quedaba “escondida” bajo la indumentaria. Aún asi, no había ninguna intención de representarla con fidelidad.

Entre los primeros ejemplos que nos han llegado contamos con un fragmento escultórico datado de finales del siglo XII y con las Las Cantigas de Santa María de Alfonso X El Sabio de finales del siglo XIII. El relieve escultórico al que nos referimos y que se encuentra actualmente en el Museo de Montserrat, nos muestra a una Virgen de estilo románico sentada en majestad. No se sabe con certeza si este fragmento proviene del mismo santuario de Montserrat. Hipotéticamente se cree que podría haber estado ubicado en la galilea del templo románico ya que por un documento datado el 1303 o 1306, se sabe que había allí una Natividad. (8) En cuanto a Las Cantigas, éstas narran seis milagros de la Virgen de Montserrat la cual, se halla representada mediante una iconografía alejada de la talla románica venerada en el santuario.

No se puede dejar de mencionar el Llibre Vermell de Montserrat que contiene dos imágenes de la virgen aunque como apunta el historiador Francesc Xavier Altés i Aguiló, hay que diferenciar entre las ilustraciones más antiguas del códice que datan del 1399-1400 y las que se refieren al jubileo anual de la Porciúncula.(9) La ilustración que representa a una Virgen recibiendo unos peregrinos frente una iglesia, no tiene porque representar necesariamente a la Virgen de Montserrat.(10) En cualquier caso se trata de una imagen absolutamente idealizada. La otra ilustración pertenece a la parte del códice realizado ya entrado el siglo XV y representa la confirmación de la Cofradía de Montserrat. En este caso no hay duda de que nos encontramos frente a La Moreneta pero nuevamente, esta imagen no se corresponde con el original románico.(11)

Virgen con los peregrinos, jubileo anual de la Porciúncula, 1399-1400. Llibre vermell de Montserrat, folio CXXXIII v. Biblioteca de Montserrat

Destacamos un par más de ejemplos dentro del ámbito pictórico. El primero se refiere al panel central del Tríptico de Aquí Terme ejecutado por Bartolomé Bermejo alrededor de 1484 para el comerciante Francesco della Chiesa. Esta espléndida virgen de Montserrat está representada con unas carnaciones blanquísimas, sentada sobre una sierra de carpintero y frente a un paisaje que difícilmente podríamos relacionar con el de Montserrat. El segundo ejemplo nos llama la atención por tratarse de una Virgen lactante. Esta imagen forma parte del Retablo de la Virgen de Montserrat de la iglesia parroquial de Alfajarín, Zaragoza. El retablo fue realizado entre 1480/90 por Bernat Martín y una vez más, nos encontramos frente una imagen de la virgen de Montserrat que nada tiene que ver con la talla románica.

Panel central del tríptico de Santa María de Montserrat en Acqui Terme, finales siglo XV. Retablo encargado al pintor Bartolomé Bermejo por el comerciante Francesco della Chiesa, a quien vemos arrodillado junto a la virgen como donante. Internet dominio público

No quiero pasar por alto un ámbito a menudo tristemente olvidado. Me refiero a la medallística, rama de la numismática y de la cual conservamos testimonios interesantes. Los ejemplos más antiguos se remontan al siglo XV aunque sabemos de la existencia durante el XIV, de las llamadas ensenyes i senyals de plom i estany las cuales eran adquiridas por los peregrinos durante las romerías al santuario.(12) La insignia de peregrino más antigua que se conserva corresponde a la primera mitad del siglo XV. La iconografía de esta pequeña pieza representa una imagen que de ninguna manera la podríamos identificar con la Virgen de Montserrat sino fuera por las cartelas laterales y por su atributo característico: se halla sentada sobre una sierra.

Insignia de peregrino de plomo y estaño. SANTA MAR, AD MOSER. Nuestra Señora de Montserrat, primera mitad del siglo XV. Se trata de la insignia de peregrino montserratina más antigua que se conoce. Procedencia de la imagen: BALAGUER, Anna M. “La medallística montserratina dels segles XV, XVI i XVII. Catalogació i justificació cronologica”, en Acta Numismàtica, 27, Barcelona, Cymys, 1997, p. 201

En medallística se conservan otros ejemplos del siglo XV en donde la virgen se encuentra una vez más sentada sobre la sierra entre las inconfundibles montañas, aunque sin representarlas fielmente. En estas piezas la Virgen sostiene al Niño el cual, está serrando la montaña. En alguna insignia conservada aparece una estrella de seis puntas y lámparas votivas a ambos lados de la virgen lo que sugiere, junto con la forma de la insignia, que podría tratarse de la representación de una pequeña capilla. (13)

Las imágenes de la Virgen de Montserrat durante la Edad Media no la representan según la talla románica venerada en el santuario porque este no era el objetivo. El objetivo era mostrar una imagen de devoción que fuera bella, y que se ajustara a las convenciones de la época. No existía la necesidad de individualizar la imagen. En algunos casos sí nos encontramos con la intención de hacerla reconocible mediante la inclusión de las características montañas pero aun así, éstas no reproducen fielmente la orografía del lugar. Hay que tener en cuenta que la mayoría de las veces el artista no conocía de primera mano la talla del santuario y no había puesto un pie en el monasterio, tan solo recibía las indicaciones del promotor. No será hasta el último tercio del siglo XVI que se producirá un punto de inflexión en la iconografía montserratina y por primera vez, primará la voluntad de representar la vera efigie, la imagen románica que se halla en el santuario.

Post registrado bajo licencia Safe Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International (CC BY-NC-SA 4.0) y publicado el día 9 noviembre 2018

Referencias

(1) Según el p. Laplana el primer documento que nombra a la imagen de la Virgen de Montserrat data del siglo XIV y XV y es el Llibre Vermell de Montserrat (Libro Rojo de Montserrat). Aún así, la talla románica es muy anterior. Los expertos la datan del último tercio del siglo XII. Ver LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra sum. Iconografia de Santa Maria de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1995, p. 20
(2) LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra …, op. cit., p. 15
(3) LAPLANA, J. de C. Montserrat Mil Anys d´Art i Història, Barcelona, Angle Editorial, 2001, p. 20
(4) Los abades comendatarios son aquellos que no residen en el monasterio
(5) LAPLANA, J. de C. Montserrat Mil Anys… op. cit., p. 70
(6) ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat i la seva morenor a través de la documentació i de la història”, en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 119
(7) LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra…, op. cit., p. 24
(8) ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat…”, op. cit., p. 104. Ver también LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra…, op. cit., p. 54 – 55
35
(9) Indulgencia plenaria. Folio XXXr
(10) ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat…”, op. cit., p. 119
(11) Folio CXXXIII v.
(12) BALAGUER, Anna M. “La medallística montserratina dels segles XV, XVI i XVII. Catalogació i justificació cronologica”, en Acta Numismàtica, 27, Barcelona, Cymys, 1997, p. 186
(13) Ibidem, p. 187 – 193; 210 – 211; 213

BIBLIOGRAFÍA

ALBAREDA, A. Història de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1977, (1931)
ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La Santa Imatge de Montserrat i la seva morenor a través de la documentació i de la història”, en La imatge de la Mare de Déu de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003, p. 93- 179
ALTÉS I AGUILÓ, F.X. “La impremta i el llibre a Montserrat. Segles XV-XIX”, en Montserrat. Cinc cents anys de Publicacions 1499- 1999, Barcelona, Departament de Cultura, 1999, p. 11-42
BALAGUER, Anna M. “La medallística montserratina dels segles XV, XVI i XVII. Catalogació i justificació cronologica”, en Acta Numismàtica, 27, Barcelona, Cymys, 1997, p. 185-226
LAPLANA, J. de C. i MACIÀ, T. Nigra sum. Iconografia de Santa Maria de Montserrat, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1995
LAPLANA, J. de C. Montserrat Mil Anys d´Art i Història, Barcelona, Angle Editorial, 2001
MIRALPEIX MESTRES, Marta. “Sobre l´Estampa de la Confraria de la cambra angelical de la gloriosa Verge Maria de Montserrat”, en Dovella, Hivern 2010, Manresa, Centre d´Estudis del Bages, 2010, p. 14- 19